Capítulo 1 - Marituga

Las órdenes de Skullivar fueron claras, conseguir el jarrón costase lo que costase. Golden Bones ya había comenzado a pensar que si volvía a fracasar, seguramente el amo de los esqueletos se desharía de él por todos los fracasos hasta el momento. Todos causados por la misma persona y esa persona era nada más y nada menos que Zak Storm.

Para su suerte, sabía dónde empezar la búsqueda del jarrón. Tan solo había un sitio en Marituga relacionado con la magia y ese lugar era la tienda de Sassaffras. No llevaba ningún doblón encima, pero seguro que podrían llegar a un pequeño 'acuerdo'.

- General, Marituga ya está a la vista – Le informó uno de los esqueletos que manejaban los radares del barco –

- ¡Preparen el Demoniac para emerger a la superficie! – Ordenó al resto de la tripulación, debido a que en esos momentos el barco iba bajo al agua –.

Todos los esqueletos obedecieron las normas de su superior. La nave comenzó a subir a la superficie y se estacionó cerca de los muelles de la isla. Golden Bones salió del barco acompañado por escuadrón de esqueletos, ya que el resto se quedo en el barco.

Al ir yendo por las calles, mucha gente comenzó a correr de nuevo hacia sus casas y los encargados de los puestos se agacharon para meterse debajo de la mesa de este. No tardaron mucho en llegar a su destino.

Se quedó parado delante de la puerta y dio unos ligeros golpes en está para que la especializada con la magia le abriese. Al pasar unos segundos, Sassaffras abrió la puerta y al ver a Golden Bones, rápidamente la cerró.

- Lo siento, está cerrada – Dijo a través de la puerta intentando no mostrar su miedo –

- Está bien, lo haremos por las malas entonces – Al decir esto, se dio la vuelta para mirar a su escuadrón - ¡Tirar la puerta abajo! – Les ordenó mientras apuntaba a la puerta. Los esqueletos asintieron –

- ¡ESPERA! – Gritó la hechicera de nuevo a través de la puerta. Los esqueletos se quedaron quietos. Escucharon al abrir de una cerradura, para después ver como la del pelo gris abría la puerta – No me puedo permitir pagar el arreglo de la puerta... – Sassaffras se echó a un lado –

- Quedaos aquí – Les indicó a sus esqueletos y estos le hicieron caso –.

El general pasó adentro del edificio y la de ojos marrones cerró la puerta a su paso. Se giró para mirar a Golden Bones, el cual ya había bajado hasta la tienda. Este comenzó a buscar sin ningún cuidado lo que venía a buscar.

- ¡Hey! ¡Hey! – Le dijo la anciana mientras se acercaba a intentar salvar las cosas que este iba tirando. El esqueleto la miró – Ten más cuidado, si lo rompes, lo pagas – Le dijo está - ¿Qué buscas? – Dijo mientras dejaba las cosas que tenía en la mesa –

- El jarrón de Calíope – Le dijo serio el general. Sassafras abrió los ojos como platos y rió nerviosamente –

- ¿El jarrón de Calíope? – Siguió con su risa nerviosa – Pero si eso es tan solo un mito – Al decir esto, Bones perdió la paciencia y acercó su garfio hasta la garganta de la anciana amenazándola –

- No me puedo permitir perder el tiempo – Seguía con el mismo tono serio de antes, pudo ver como la hechicera tragó saliva –

- Vale, vale... - Le dijo intentando mantener la calma. Golden Bones retiró su garfio –.

Sassafras comenzó a rebuscar en las estanterías, mientras sentía la mirada del esqueleto clavada en ella. Agarró un jarrón de color marrón hecho de arcilla, con unos dibujos de serpientes haciendo espirales. Las asas también eran ese animal.

Lo llevó hasta la mesa y lo puso en ella. El general levantó la tapa, para comprobar si el polvo estaba dentro del recipiente y efectivamente. Más de la mitad estaba llenó con un polvo de color rojo. Golden Bones iba a coger el jarrón, pero la de pelo gris lo evitó

- Nada en esta vida es gratis... - Le dijo sin soltar el jarrón. Pero sin ningún problema, el esqueleto se lo quitó –

- Yo ya no estoy en "está vida" – Le dijo a la hechicera mientras subía las escaleras con el jarrón en su mano y garfio –.

Salió del edificio, para encontrarse a varios de los esqueletos que le acompañaban en el suelo e incluso algunos divididos en partes.

- Bonito jarrón, Bones – Le dijo una voz desde los cielos, la cual reconoció al instante. Una tabla de color rojo pasó a toda velocidad, dejando en el suelo a quién ya se esperaba encontrar – Pero aunque sea bonito, tampoco vale la pena robarlo, ¿no crees? – El general frunció el ceño –

- Zak Storm... - Susurró entre dientes –.

[Notas de autora]

Perdón que fuera tan corto, pero quería reservar la acción para el siguiente capítulo. ¡Espero que disfrutéis del capítulo ^^!

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