Capítulo 6


— ¡¿Cómo fuiste capaz de dejarme encerrada aquí?! ¡Eres un bruto! ¡No debiste hacerme eso Noah!— Llegué hace apenas unos segundos a la casa, son las seis de la mañana y sólo quiero tirarme a la cama y olvidar la madrugada que pasé. Oliver me había llamado de urgencias pidiendo que lo ayudara por favor con Helena, la chica que lo vuelve loco. No pude negarme, es mi amigo y además teníamos que encargarnos de un tipejo que drogó a la chica. Y no se me ocurrió mejor idea que dejar encerrada a Dimi, ella tenía que decirme todo lo que sabía y cuando le hice aquella pregunta, por la palidez y el nerviosismo que tenía, supe que sabía mucho más. Pero todo se complicó con la llamada de Oliver. El momento perfecto fue cuando intentando evadirme, ella fue al baño con la excusa de que necesitaba ir urgente, obvio que sólo quería huir de mi pregunta. Eso me causó gracia y aproveché para ir junto a ayudar a mi amigo. Total, Dimi podía esperarme aquí, en mi departamento donde estaría segura y cómoda. Sólo que olvidé el detalle de que podría ponerse como una fiera cuando volviera junto a ella.

— Por favor escúchame, tuve una emergencia policial. Deja de golpearme, cálmate y escúchame— intentaba golpearme con sus manos pero sólo lograba moverme un poco cada tanto. Negué sonriendo y sosteniendo sus manos para que dejara de lastimarse.

— ¡¿De qué te ríes?! ¡Suéltame! Te dije que no tengo nada que decirte, no quiero hablar contigo ¡no quiero verte! ¡Eres un estúpido! ¡¿Te atreves a dejarme encerrada y encima te ríes de mi?! Además tengo que ir a trabajar y se me hace tarde, debo pasar por mi casa, asearme, cambiarme y — solté una de sus manos para colocar la mía sobre su boca, para dejará de hablar, provocando que estuviéramos mucho más cerca. Su respiración se volvió agitada y ella quiso alejarse.

— Te voy a soltar ¿de acuerdo? Pero déjame hablar a mí, por favor. Sólo respira despacio— la solté y ella inmediatamente se alejó de mi, fui un estúpido en reaccionar de ese modo. Sobre todo sabiendo su pasado, estoy seguro de que se puso a la defensiva imaginándose algo feo— perdona yo... No debí hacer eso, sólo quería que me escucharas y-

— Por favor sólo llévame a casa, quiero irme Noah— ella me dio la espalda y volví a acercarme queriendo tocarla pero no lo hice. No lo hice porque no quería asustarla de nuevo. Sin embargo, no estoy dispuesto a dejar que se marche sin que sienta que se encuentra bien.

— Por favor primero hablemos, dime lo que sabes Dimi, te lo ruego.

— Si te digo... Si yo te digo todo... Tú sabrás que soy un monstruo— murmuró aún si mirarme a la cara, me acerqué más a ella, haciéndola girar suavemente para luego colocar mis manos sobre su rostro.

— No voy a juzgarte, no pienso hacerlo. Por favor confía en mí Dimi, necesitas dejar el pasado atrás, empezar una nueva vida. Te mereces ser feliz sin miedos, sin dudas, sin rencores ni odio.

— ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que merezco ser feliz? ¿Y si no fuera así? Si sólo me merezco la mierda que me toco vivir, estar anclada a la basura del pasado y no poder avanzar ¿Qué pasa si únicamente me merezco eso?— la abracé temiendo que me rechazara pero no lo hizo, dejé escape un suspiro acariciando su pelo. No encontraba las palabras adecuadas, nunca me había importado ir más allá de los sentimientos ni mucho menos me había detenido a analizar cada acto mío o palabra que dijese.

— Estoy seguro que mereces ser feliz, por favor confía en mí. Si necesitas ayuda o encontrar una solución, la encontraremos juntos. Ya no estás sola, deja esa coraza que te pones para aparentar ser dura y hacerle creer a los demás que nada te importa. Yo sé quién eres en realidad, no tienes que esconderte de mí, ya no más— mis palabras eran sinceras, todo este tiempo que llevo tratándola desde que la conocí, sé está rota por lo ocurrido y sé que es frágil, sigue lastimada por dentro y eso aún tomará tiempo para que sane pero ella no merece seguir así. No merece que su corazón siga sangrando por las heridas del pasado. Se separó de mí, se encontraba dudando, abrió sus labios y volvió cerrarlos.

— No sé... — la guíe hasta el sofá para sentarnos allí, olvidándome completamente de que no había dormido en toda la noche, concentrándome únicamente en ella. Me necesitaba, le di mi palabras y no pienso dar marcha atrás.

— ¿Lo has visto de nuevo?— me refería al desgraciado de su ex y ella lo sabía. Asintió lentamente sin mirarme a los ojos, cerré mis manos en puño conteniéndome para no salir corriendo e ir a buscar a esa rata.

— La primera vez fue... Fue cuando me cuidaste con Margot, por la fiebre alta que tuve. Yo... Yo me hice socia en la compañía donde trabaja— me levanté del sofá llevando una mano sobre la cabeza, intentando controlarme.

— ¿Por qué hiciste eso?

— Porque  creía que estando cerca, conociendo sus movimientos, descubriendo alguna debilidad suya, tal vez... Tal vez así podría acabar con él, hacerlo pagar por el daño que me hizo. Al fin podría vengarme pero cuando él... Cuándo lo tengo cerca no puedo, simplemente no puedo seguir. El miedo me paraliza, mi cuerpo, mi mente reacciona rechazándolo y sólo pienso en querer huir para no verlo nunca más en mi vida. Pero al mismo tiempo quiero matarlo, quiero matarlo con mis propias manos— Dimi estrujaba sus manos mientras me observaba y me decía lo que realmente le estaba pasando. Ella se había cerrado por completo desde aquel día, intenté mucho tiempo, sobre todo en el hospital, que ella me tomara confianza y pudiera decirme todo lo ocurrido sin omitir detalles pero eso nunca pasó. Es por eso que no puedo defraudarla ahora, ella está confiando en mi.

— ¿Cómo supiste dónde encontrarlo? ¿Desde cuando sabes donde se escondía esa maldita rata?

— Cuándo salí del hospital, Margot me ayudó mucho. Ella me consiguió el trabajo en esa cafetería y cada centavo que ganaba lo ahorraba para poder llegar a encontrarlo con el único fin de vengarme. Tiempo después contraté un abogado, necesitaba saber que había pasado con los bienes de mis padres, con sus ahorros, sus empresas. El abogado consiguió que la herencia de mis padres pase a mi nombre pero no pudimos las empresas de papá. Giovanni se encargó de hacer una mala transacción y perdió la compañía. La única compañía que quedaba era la de Biotrov C.o. Era la primera compañía que papá había formado y... Y casi se funde en la banca rota. El abogado me informaba de cada paso que se ejercía. Por eso me asocié a la empresa, quiero recuperar lo que me pertenece, quiero verlo rogando, que suplique perdón. Giovanni no sólo me arrebató a mis padres, sino que también quiso robarme lo que ellos con tanto sacrificio construyeron. Y... y no puedo permitirlo, no lo haré. Por ellos, mis padres, por mi y por... Por ese bebé que perdí por culpa de ellos.

Estaba claro que esa herida tardaría mucho en sanar y siempre derramaría lágrimas de dolor al expresarse. Esas investigaciones debió de encargarse la policía, debo de hacerlo yo. ¡Con un demonio! ¡¿Cómo puedo jurar proteger y cuidar?! Cuando no lo he hecho con Dimi. Me coloqué frente a ella en cuclillas tomando sus manos y mirándola a los ojos.

— Sé que es muy doloroso, que tus heridas aún están abiertas y sobre todo que las secuelas de lo sucedido hacen mellas en ti. Pero quisiera... Necesito que me digas absolutamente todo lo que paso esa noche. Sin omitir ningún sólo detalle, no quiero la versión que has dado ante los demás. Quiero la verdad Dimi.

         *** tiempo más tarde***

— Y... fue cuándo el subió ingresando a la habitación. Vio lo que su amigo me hizo, comenzaron a pelear, forcejearon y el arma que tenían se disparó. Dándome directamente a mí, yo sólo veía sangre, sentía un dolor inexplicable. Ellos simplemente se quedaron estáticos, la habitación comenzó a encenderse, se marcharon y me dejaron... Dejaron que el fuego terminara con lo que se habían propuesto esa noche. Y así fue, esa noche mi alma murió.

Me senté al lado de Dimi, abrazándola. No había dejado de derramar lágrimas en ningún momento. Me había contado todo, absolutamente todo sin saltar ni un solo detalle. Mi cuerpo se había entumecido y la rabia se apoderó de mi queriendo haber sido yo, quién haya castrado al infeliz que encontramos desangrándose. Esto había sido muy agotador e imagino cómo se encuentra ella. Le dije que haríamos una pausa porque no podía verla de ese modo. La llevé hasta la cocina, ella tampoco había desayunado. Improvisé algo rápido para poder ingerir algún alimento, me aseguré de que comiera porque si era por ella no iba a hacerlo. Minutos después la recosté en mi cama y yo me quedé junto con ella, no quería dejarla sola. No después de todo lo que me había confesado de esa noche.

Estaba agotada emocionalmente, se quedó dormida a los pocos minutos de hacerse acostado, dejándome abrazarla mientras permanecía detrás de ella en la cama. Sin saber como el sueño también logro vencerme, quedándome dormido con Dimi.

*** cinco horas después***

Desperté sintiéndome aturdido, por lo general no dormía mucho a causa del trabajo y al darme cuenta de que Dimi seguía durmiendo a mi lado, una sonrisa lánguida se formó en mi rostro. Acaricié su mejilla haciendo a un lado su pelo, se estremeció un poco pero siguió sin despertar. Me levanté con cuidado de no hacer ruido, me dirigí al baño para darme un ducha y despejar mi mente. Dimi me entregó su confianza, después de toda la dificultad que ha pasado, con el miedo aún apoderándose de ella. Confío en alguien más y lo hizo conmigo.

Al salir del baño y luego vestirme, fui a la sala para avisar al comandante que no podía cumplir con el horario normal de trabajo pero luego estaría retomando el horario nocturno. La mañana había pasado volando y aún tengo mucho que hablar con Dimi, necesito que me diga lo que tenía pensado hacer, o que fue lo que hizo con ese bastardo.

De pronto escuché el timbre sonar y me pareció raro porque el portero no suele dejar subir a nadie que yo no lo permita. Me acerqué a la puerta abriéndola para luego encontrarme con Eiza. No recuerdo haber quedado con ella, ni mucho menos haberle dicho que podía venir sin avisarme.

— ¿Qué haces aquí?

— Hola para ti también, no fuiste a trabajar y creí que podías necesitar ayuda.

— Si así fuera, sabes que puedo solo— no importa ser cortante con Eiza, ella sabe perfectamente que lo nuestro es algo casual, sin compromiso ni mucho menos etiquetas. Los compañeros de trabajo ya se imaginan cosas que no son porque ella se ha encargado de eso pero ya no pienso seguirle el juego.

— ¿Almorzamos juntos? ¿Que dices?

— Escucha Eiza, yo...

— ¿Noah? — Dimi salía de la habitación asomándose a la sala con el rostro apenas despabilándose. Cualquiera creería que ella y yo tuvimos algo más íntimo. Eiza la observó con el ceño fruncido para luego negar con una sonrisa amarga.

— Así que por eso no has ido a trabajar... Entiendo, pero al menos pudiste habérmelo dicho ¿no crees? Me hubiese encantado unirme a la fiesta— estaba claro que Eiza sólo quería provocarme, había mal interpretado las cosas y lo único que causó fue incomodar a Dimi. Eso no me gustó en absoluto.

— Lo siento yo... creo que debo irme— Dimi tenía la intención de irse pero no la iba dejar. No, porque me propuse ayudarla y voy a cumplirlo.

— No tienes que disculparte por nada, Eiza ya se iba. Quién está sobrando aquí, es ella.

— ¡Vaya! ¿Ahora te estorbo cariño? No sueles decirme eso, cuando estamos en la cama.

— Suficiente Eiza, te largas o te largas ahora mismo. Sabes que soy de poca paciencia y me molesta que hayas venido cuando ni siquiera habíamos quedado en nada— levanto las manos como rindiéndose sin dejar de sonreír pero estaba seguro que esta mujer me las cobraría por esto. Eiza es vengativa y competitiva, la conocía muy bien.

— De acuerdo, pero sabes que nos estaremos viendo Hollywood— se fue utilizando el maldito mote que Oliver solía decirme. Cerré la puerta encontrándome con la mirada interrogativa de Dimi.

— Puedo explicarte lo ocurrido pero antes tu y yo almorzaremos aunque no quieras— no quería sonar autoritario pero al parecer eso funcionó. Dimi tan sólo asintió con los brazos cruzados y luego pedí comida china para que pudiéramos almorzar.

Antes de que nuestra cómoda llegara, llamé a Oliver para que pudiera cubrirme porque había tenido ese roce con Eiza pero al parecer el estaba ocupado con la mudanza de Helena. Tendré que atenerme a las consecuencias cuando vaya a la comandancia porque estoy seguro de que esa loca no se quedará tranquila. Pero ya luego me preocuparé de ello, por ahora... Ahora mi prioridad era Dimi.


😍 awww este Noah 🙈🥰🙊

¿Que les pareció? Que será que pasará cuando sepa todo? 🙊
Deseo disfruten del capítulo y hasta el próximo corazones!
Los quiero mucho 💐💜

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