Capítulo 3

Actualidad ...

El hecho de saber que Noah era el sobrino de Mar, me tenía inquieta y mucho. Porque no quisiera que mis planes se vinieran abajo por tenerlo cerca de mí. Podría llegar a sospechar o podría descubrirlo que sería peor.

Debo de ser sumamente cautelosa e ir con pies de plomos, sobre todo para no meter a Mar en problemas. No me perdonaría jamás, si por mi culpa ella llegara a resultar envuelta en todos mis problemas y todas las bajezas que he causado. Esos malditos hombres me llevaron a ser esta mujer que soy ahora, que sólo mantiene los ojos al suelo por ser una mujer sucia y sin sentimientos.

Y no voy a parar hasta verlo a él, arrastrándose, suplicándome perdón, viéndolo llorar lágrimas de sangre. Giovanni me suplicara por su vida, así sea lo último que yo haga en la mía.

— Señorita, disculpe, las instrucciones ya fueron llevadas a cabo. Aquí tiene todos los documentos que la respaldan, puede presentarse la junta corporativa para los socios la conozcan— desperté de mis pensamientos cuando mi abogado ingresó informándome lo que había estado aguardando.

— Gracias, perfecto. Por lo pronto sólo necesito que mi nombre siga en el anonimato. De hecho usaré los documentos que me ha conseguido y ya saben que sólo me podrán contactar con esos datos. Por favor asegúrese de que absolutamente nadie vuelva a llamarme Dimitria Koslov.

— Así será. Permiso.

El abogado se retiró dejándome todos los papeles que necesitaba para llevar a cabo mi plan. De ahora en adelante seré la socia que le recordará todo el daño que hizo en el pasado. Empezare por su empresa y no podrá hacer nada cuándo su dinero se le escape de sus manos. A partir de hoy, soy la socia que se encargará de hacer cenizas su maldito imperio. Y para él cómo para todo el mundo seré, Sandra Sampedro, la mujer que no desearán haber visto jamás.

*** Horas más tarde***

Señorita Sampedro, adelante su oficina está lista.

— Gracias.

— Soy Mariana, seré su secretaria. El señor Duarte me explicó absolutamente todo.

— De acuerdo, si él la contrato, entonces es de confianza. Así que tú serás mi sombra, oídos, vistas y todo lo que necesite cuándo no pueda estar aquí.

— Así será señorita, no se preocupe. Por lo pronto ya le preparé la carpeta de la junta de incorporación. Y si agenda de actividades de todo el día.

— Vaya, creo que Duarte no se equivocó en contarte. Me gusta tu eficiencia, gracias por todo.

— Si se le ofrece algo, estaré aquí en frente. Permiso.

Mariana salió dejándome sola en mi nueva oficina. Había hecho un excelente trabajo, aunque sea de confianza para Duarte, aún no le quitaré el ojo de encima. La tendré a prueba para saber a ciencia cierta si será de mi entera confianza. Y si realmente puedo contar con ella.

Minutos después me armé de valor y salí de mi oficina para iniciar con mi plan. Me reuní con los socios de la empresa, me encontraba un poco nerviosa porque al fin tendría de vuelta a Giovanni de frente. Únicamente lo esperábamos a él, estaba retrasado, los socios no tenían buena referencia y al parecer no estaban de acuerdo con el manejo que ejercía en la empresa. Era mucho lo que tenia a favor para iniciar con el pie derecho aquí.

Cómo no queríamos seguir esperándolo, tomé la iniciativa y me presenté formalmente ante los socios. Siendo así, la única socia mujer en esta empresa. Usaré todas mis artimañas para que estos hombres caigan ante mis encantos y de ese modo tenerlos de mi lado. Estaba por finalizar con mi presentación cuando el susodicho llegó interrumpiendo la sala de reuniones.

— Disculpen la demora, el tráfico es insoportable a esta hora del día.

— La reunión ya estaba por finalizar, la señorita Sampedro, nuestra nueva socia, ya tiene su primera sobre usted. Así que no se preocupe por su retraso Sr. Princigalli— Giovanni dirigió su mirada en mi dirección quedando totalmente estupefacto ante mi presencia. Se podía sentir en la sala de reuniones el sonido de su saliva tragando duramente.

Algunos de los socios ya dejaban vacío sus asientos, despidiéndose, felicitándome por la integración y ofreciéndome sus apoyos. Mientras que Giovanni seguía congelado en su lugar sin emitir ni una sola palabra. Cuando me dirigí hacia la salida de la sala de reuniones, él se me acercó poniéndose frente de mí.

— Es... ¿usted es nuestra nueva socia?

— Así es, y debo suponer que usted es el señor Giovanni Princigalli ¿no es así?

— Si, tú... eres... te pareces a..

— Si me disculpa, debo ponerme al día señor Princigalli— volvió a acercarse a mí sin dejarme pasar nuevamente esta vez llevando su mano a mi brazo izquierdo. Sentí que su tacto me quemaba, quise vomitarle encima pero tuve que reprimirme al máximo para no arruinar mis planes. Tuve que aguantar sus asquerosas manos tocándome.

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Disculpe? Creo que no tiene ningún derecho a tutearme. Tan sólo llego hace un par de minutos, no se presenta correctamente y tiene el descaro de retrasarme poniéndose en camino, con la petulancia de tratarme de tú. ¿Quién se cree usted?

— Di-Disculpe, no quise... Yo, no fue mi intención. Es que usted... Usted se parece mucho a... A alguien que conocí.

— Como bien dijo el socio. Soy la señorita Sampedro. Sandra Sampedro. Ahora si me disculpa, tengo asuntos importantes que tratar— salí lo más rápido que pude de esa sala de reuniones, intentando no caer a medio camino. Mi corazón parecía querer escaparse a la mitad  de mi garganta, con tanta velocidad con la había iniciando a bombear.

Llegué a mi oficina encerrándome en ella, para luego ir directamente al baño. Mi estómago no había podido tolerar con esa presión. Al verlo, al sentirlo así de cerca nuevamente, todos los malditos recuerdos vinieron a mi mente. Y sentada en el piso del baño, prácticamente abrazando el inodoro mientras liberaba a mi estómago y mi cuerpo se esa asquerosa sensación. No podía controlar mis lágrimas desbordadas sobre mi rostro.

Al terminar de estirar la cadena, me quedé un buen tiempo sentada en el suelo, luego de haber calmado mi estómago y haber cesado mi llanto. Tomé valor impulsándome a mi misma a desechar todo lo malo, aunque sea sólo por la siguientes horas. Me levanté, lavé mis dientes, mi rostro y luego me arreglé nuevamente haciendo como si no hubiese pasado absolutamente nada.

Agradezco que mi secretaria no haya pasado en ningún momento y sobre todo que a ningún socio se le haya ocurrido venir junto a mí. Tomé mi bolso para colocarme un poco de maquillaje y de ese modo no se notara mi cara hinchada por el llanto. Los siguientes minutos me enfoqué en dejar completamente en blanco mi mente para poder concentrarme en el trabajo y mi objetivo.

Gracias al cielo no me volví a cruzar en toda la mañana con el infeliz de Giovanni. Y pude ponerme al día con todo lo necesario respeto a la empresa y los manejos financieros. Si todo marcha tal cual mi plan, hasta llegaría a generar el suficiente capital para acabar absolutamente con ese hombre. Con todo lo que me esforzado por ganar durante todos estos años, realmente está bien pero me gustaría poder seguir superándome. Saber que podré tener la certeza absoluta de que aplastaré a Giovanni Princigalli por todos los medios. Lo dejaré atado de manos y pies, no tendrá salvación alguna.

***

Al llegar a casa, siento que el mundo se me vino encima el día de hoy. Mi cuerpo más que nada me lo está haciendo saber, un dolor de cabeza, un poco de fiebre y el estómago aún revuelto. Creía que podía tolerar este reencuentro, que en verdad superaría todos mis miedos y que sería mucho más fuerte de lo que soy. Pero no está pasando eso, al menos no ahora, no hoy.

— Dimi ¿te encuentras bien? Estas muy pálida, mira nada más la cara trae — Mar se acercó a mí tocando mi frente apenas me desplomé encima del sofá— tienes temperatura. Tu no estás nada bien, ahora mismo traeré el termómetro y unos analgésicos.

— Gracias Mar... — la verdad se lo agradecía infinitamente. Sin ella me volvería completamente loca y no sabría como seguir. Al haber ejercido enfermería durante mucho tiempo, Mar sabe siempre que medidas tomar ante cualquier inconveniente con la salud. Gracias al cielo que tengo la oportunidad de tenerla conmigo.
Realmente hoy me siento muy mal, no creo poder soportar con el dolor de cabeza.

— Mi niña despierta, por favor, abre los ojos— escuchaba a lo lejos la voz de Mar, podía sentir su preocupación pero mis ojos no querían abrirse. Sentía que estaba flotando sin embargo al mismo tiempo y contradictoriamente me sentía como si estuviera anclada al fondo del mar.

— Hijo, discúlpame que te haya molestado a estas horas, y hacerte venir hasta aquí. Pero por favor ayúdame a llevarla hasta la cama.

— No te preocupes tía, sabes que puedes llamarme cuando sea y para lo que necesiten.

Podía jurar que hasta estaba escuchando a Noah, el sobrino de Mar. Hasta pude sentirlo, como si me tuviera entre sus brazos protegiéndome, cuidándome. Me sentí segura, tranquila y después de tanto tiempo, después de todos estos años, parecía estar en paz.

— No se veía nada bien cuando llegó, le administraré este remedio para es a fiebre.

— De acuerdo tia, ¿necesitas algo más?

— Si, ayúdame antes a cambiarle de ropa para que pueda descansar cómoda y tranquila. Cuando será el día que esta niña pueda volver sonreír. Ay Dios, ojalá encuentre la felicidad algún día.

— Así será tia, ya lo verás. Me quedaré esta noche con ustedes. Avisaré a mi compañero de guardia.

— ¿Puedes hacer eso?

— Si, no te preocupes. Todo estará bien, la ayudaremos a sanar.

— Muchas gracias cariño. Gracias por tu ayuda.

No era verdad, no podía ser verdad. Tiene que tratarse de un sueño, no creo que Noah este aquí para cuidar de mi. Quería hablar, abrir mis ojos y decirles que estoy bien. Que no necesita de su ayuda pero nada me respondía. Estaba literalmente aplastada. Luego de un largo tiempo, sentí como si todo se normalizara de nuevo.

Podía respirar mejor, ya no sentía frío, el dolor de cabeza había desparecido y el cansancio iba cediendo poco a poco. Ya no supe más si las voces de Mar y Noah eran simplemente un sueño o en verdad había a pasado todo. ya no me preocupaba, simplemente quería sentirme así, libre, segura, tranquila y protegida.

Horas después ...

Mi cama me resultaba realmente cómoda, nunca la había sentido así de placentera. El aire acondicionado parecía estar encendido sin embargo, estaba calientita y podía sentir una leve caricia sobre mi brazo izquierdo. De pronto mi vejiga se encontraba reclamando, no quería moverme de mi lugar pero tuve que abrir mis ojos para poder levantarme e ir al baño.

Cuando abro los ojos me doy cuenta de que no me encuentro sola en mi habitación, sobre todo en mi cama. ¡Estaba abrazando Noah! No era un sueño, el estaba aquí, todo lo que había escuchado había sido real. Me quedé observándolo como si no quisiera mirar absolutamente a nadie más.

— Creo que ya te encuentras mejor ¿no?— me separé automáticamente de su lado, casi levantándome de la cama. Creía que estaba dormido, sus ojos estaban cerrados y respiraba muy tranquilamente que no me había dado cuenta de que en realidad estaba despierto— lo siento, no quise asustarte.

— ¿Qué... ¿qué haces aquí? Es mi cuarto, mi cama, ¿por qué estás aquí?

— Sé que debería darte alguna explicación pero son casi las cuatro de la mañana, linda. Estoy un poco cansado y me gustaría poder dormir.

— Pe-Pero esta es mi cama, es mi habitación. Puedes dormir en la sala— intentaba no subir la voz para no despertar a Mar, ¿quién se creía para tomarse el derecho de dormir conmigo? Me levanté dirigiéndome hacia al baño— espero verte fuera de mi cama al salir del baño.

Ni siquiera tardé cinco minutos y cuando volví, Noah estaba de lado ¡profundamente dormido! No se había movido siquiera un solo milímetro. La verdad no había dormido con ningún otro hombre después de aquel día, tampoco pensaba hacerlo aún con mucho tiempo de terapia. Pero con él, con Noah ... no sentía miedo.
No quería salir corriendo, ni alejarlo de mí. Y eso me molestaba un poco porque juré que nunca más ningún hombre estaría así, conmigo. Resoplé y con mala gana me acerqué al otro lado de la cama destapando un poco las sábanas para poder meterme a dormir.

— No es gracioso Noah, sólo espero que no te pases hacia mi lado— hablaba como si en verdad me fuera a escuchar mientras me metía despacio a la cama— uy, ni siquiera sé por qué hablo si ya estás durmiendo.

Un par de minutos después giré en dirección al rostro de Noah y él colocó su brazo derecho sobre mi cintura, abrazándome dormido. Al principio me quedé completamente inmóvil y tensa. Pero luego el cansancio volvió a ganarme, dejándome llevar por el sueño y quedando completamente dormida, con Noah abrazándome.

Hola corazones!!
Awww este Noah me va a volver loca 😍😍😍 y eso que aún no hace nada 🙈
Espero les haya gustado el capítulo y va dedicado a @nelly DimitrinaLyubchova CoeurMine que son mi inspiración para esta obra! Las quiero chicas ! 💜😘

Quiero agradecer a CynthiaDannot por la hermosa portada! Ella es la genia en crear esa belleza !! 😻
Hasta el próximo capítulo!
Con cariño
Pati 💐

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