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Yoongi se ajusta el cuello de la camisa por séptima vez en los últimos diez minutos. Ni siquiera tiene un lugar donde reflejarse, tan solo está sentado en el sofá del salón de su casa, mirando videos en el móvil mientras espera a que Jimin salga del baño.

- ¿Estás seguro de esto? —pregunta cuando sale por la puerta, perfectamente arreglado e impecable. No puede dejar de pensar en lo guapo que es mientras intenta mantener la molestia en su rostro, más le es imposible cuando el menor se acerca e inclina para dejar un beso en sus labios. — Voy a tomarme eso como un 'no'.

- Vas a tomártelo como un 'todo irá perfecto y lo pasaremos genial' —responde sonriente. Agarra las mejillas del mayor, mirándole desde arriba, y las estruja infantilmente. Vuelve a sonreír, pero la expresión de Yoongi sigue siendo la misma, solo que con la cara aplastada. — Oh, vamos. Va a estar bien, te lo prometo.

- No deberías prometer cosas que está fuera de tu alcance.

- Fuiste tú quien me prometió primero darme lo que pidiera —deja un último beso en la punta de la nariz del mayor y se marcha a la cocina, directo a servirse un vaso de agua.

- ¡Pensé que me pedirías pendientes o un videojuego! —exclama el mayor, aún desde el sofá, esperando la vuelta del rubio, quien aparece también con un vaso de agua para él. Se lo tiende, pero no se sienta a su lado. — Esto es una locura.

- No haberme gritado.

- No te grité —Jimin le mira alzando una ceja y él aparta la mirada, frotándose la nuca con ligera vergüenza. — Solo te alcé la voz.

- Lo que sea —rueda los ojos y se termina el vaso de un trago — di lo que quieras pero vamos a salir ya. No quiero hacer esperar a Jungkook y Taehyung.

- Parezco un autobús escolar —se pone en pie y también vacía su vaso con un solo trago. No le gusta el alcohol, pero después de probar la insípida agua, sabe que esa noche tendrá que aportar algo de licor a su cuerpo para poderla soportar. — ¿No pueden ir ellos solos?

- Sí —Jimin agarra su abrigo y le tiende uno negro que hay en la percha a Yoongi — Igual que también puedes llevarles tú —el pelinegro se acerca para ponerse el abrigo de mala gana al tiempo que suspira, resignado. Salen por la puerta y una vez en el ascensor, ambos se reflejan en el cristal. Jimin observa a Yoongi, quien mira su propio reflejo casi con compasión. — Ey — le abraza por la espalda y deja un beso en la mejilla, observando la escena reflejada en el cristal con una sonrisa. — si resulta ser tan horrible como dices, prometo compensarte yo esta vez.

Yoongi no responde, pero esboza una leve sonrisa, y cuando salen del ascensor, ya está dirigiéndose más decidido hasta su coche perfectamente aparcado en el estrecho cubículo que le proporciona su plaza de garaje.

El trayecto hasta casa de Jungkook es bastante animado. Ambos conversan y bromean. Incluso tienen la música de la radio puesta de fondo, y antes de llegar al edificio, el mayor casi se ha olvidado de cual es el plan de esa noche. Más no tarda en recordarlo cuando mientras está besándose con Jimin dentro del coche, unos toques en el cristal de su lado los interrumpen. Frunce el ceño y se gira para toparse con la gran sonrisa de aquel niño que tanto de quicio consigue sacarle.

Suelta una especie de gruñido y Jimin traga saliva, rezando para sus adentros que todo vaya tan bien como tiene planeado. Cuando sus dos amigos entran a los asientos de atrás, Yoongi ya ha quitado la música, y no espera ni medio segundo a que se abrochen los cinturones antes de arrancar el coche. Ni siquiera él mismo, siendo conductor, lo lleva puesto.

- Hola profesor Min —saluda el mayor de los recién llegados, agitando la mano y sonriendo desde los asientos traseros. Jimin no puede evitar mirar de reojo a su novio, encontrándose con la reacción que esperaba, una cara de desagrado que podría partir la carretera en dos. — Muchas gracias por llevarnos.

- Tae, no hace falta que le llames así —interviene el rubio con una amable sonrisa. Jungkook se ríe por el fondo y este le fulmina con la mirada. — Tú deja de reírte, me prometiste que dejarías el hacha por hoy.

- ¿Qué hacha?

- Sabes a lo que me refiero.

- Quizás simplemente es un ignorante y realmente no lo sabe —murmura el adulto de los cuatro, justo en el momento que se hace silencio, consiguiendo que todos los presentes escuchen cada palabra. Ahora es a él a quien fulmina Jimin, por lo que se mantiene en silencio y sigue conduciendo como si nada hubiera pasado. — Por cierto, acaba de decirme Hoseok que ya ha llegado al sitio.

- ¿En serio? —Jimin agarra el móvil del mayor y pone la contraseña que ya se sabe de memoria. — Voy a decirle que mande fotos de la sala.

- ¿Quién es Hoseok? —pregunta Taehyung por el fondo, también alzándose hacia los asientos de delante para poder echar un vistazo al móvil que Jimin tiene en las manos.

- Un amigo de Yoongi.

- ¿Van a venir mas viej-... —el rubio se gira de inmediato hacia Jungkook y su mirada es como un cuchillo que le corta la frase antes de poder siquiera acabarla. — no importa.

- ¡Bien, más gente!

- Esa es la actitud, Tae —Jimin termina buscando el local en internet y se pone a ver fotos del sitio con Taehyung a su espalda, soltando 'wow' y 'oh' al mismo tiempo. Yoongi y Jungkook permanecen callados todo lo que sigue de trayecto, hasta que en un momento, el mayor decide volver a encender la radio y es esta la que termina hablando por ellos.

Después de media hora de incomodidad para la mitad de los presentes en el coche, finalmente llegan al gran local en el que Hoseok les está esperando en la entrada. Pueden verle apoyado en el mostrador de dentro, con una camisa morada y unos pantalones negros ceñidos que solo se pone en ocasiones especiales. Solo ese detalle consigue crispar a Yoongi.

- Olvídate de ligar con ninguno —murmura nada más está frente a él, fingiendo un abrazo para saludarle. — Sé lo que pretendes y me voy a cabrear mucho.

- Yo también me alegro de verte amigo —exclama con exagerada emoción — y fuiste tú quien me pidió el favor —Yoongi va a responder, pero su compañero se adelanta antes de que pueda hablar y acerca al grupo de más jóvenes, estrechándoles la mano. — ¡Hola Jimin, me alegro de verte! —Jungkook también se presenta con discreción y cuando llega al tercero del grupo, se queda quieto un par de segundos y luego suelta una carcajada. — Pero si a ti ya te conozco, vaya.

- Tú eres el señor que me ayudó a recoger los libros —responde Taehyung sonriente, estrechándole la mano animado. Jungkook rueda los ojos y Yoongi les mira confundido.

- ¿Os conocéis?

- No exactamente —empieza a explicar el mayor.

- Se me cayeron los libros cuando salía de clase y tu amigo me ayudó a recogerlos —prosigue inocentemente el más joven.

- ¿Y se puede saber qué narices hacías tú por allí? —pregunta Yoongi comenzando a enervarse. Su pareja lo nota y le agarra la mano, acariciándole cariñosamente con el pulgar. — ¿Sabes qué? —Se coloca los dedos en el puente de la nariz y presiona unos segundos antes de añadir con voz más calmada. — No me importa. Ahora vamos a dentro.

- ¿Y la entrada? —pregunta el castaño.

- Ya está todo pagado, no tienes que preocuparte de nada, pequeño —responde Hoseok, consiguiendo que todos menos Taehyung rueden los ojos.

Con ellos guiando el grupo, se dirigen a la sala que tienen reservada.

Es pequeña, pero con espacio suficiente y de sobra para los que son. Una pantalla que ocupa la pared principal y casi todas las demás paredes llenas de espejos. Además hay sillones y dos mesas llenas de fruta y vasitos con botellines de alcohol.

- Así que esto es un karaoke —murmura Jimin sorprendido, grabando videos del lugar y subiéndolos a sus redes sociales.

- Si tanto te interesaba, podría haberte traído yo —murmura su novio en voz baja al oído.

- Deja de comportarte como un amargado y cuida a tu amigo —responde Jimin, acercándose a la mesa y cogiendo un par de uvas que no tarda en llevar directas a la boca. Yoongi alza una ceja extrañado pero antes de hablar, el rubio se adelanta. — Sí, a tu amigo. No conoces a Taehyung. A la mínima que te despistes, se lo come.

- Y escupe sus huesos —interviene Jungkook, apareciendo por detrás y robándole una de las uvas a Jimin, quien le sonríe y agarra del brazo. — ¿Quieres ir a cantar una canción?

- ¡Sí, por favor! —exclama el rubio. Deja un beso en los labios de Yoongi despidiéndose y echa a correr hacia los micrófonos que está perfectamente colocados sobre una de las mesas. — ¡Jungkook, ven y elige tú!

El reclamado borra su sonrisa en los últimos segundosque cruza miradas con el mayor de la sala, pero no se entretiene y sigue lasórdenes de su mejor amigo, yendo directo a cantar tal y como le ha prometido.Mientras tanto Hoseok y Taehyung están jugando a los dados en una mesa, yYoongi no tarda en servirse un enorme vaso de whiskie y sentarse en el sofá,pensando en cómo de larga se le hará esa noche.     

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