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El infantil tono de llamada de Jimin resuena por toda la habitación y una mano que sale de entre las sábanas, lo coge y arrastra con ella al interior de las mantas. Suena una especie de gruñido y luego el móvil vuelve a ser dejado sobre la mesilla.

- ¡Bungkoog te está llamando! —exclama la voz bajo las sábanas. A pesar de que es completamente de noche y la única luz proviene de la luna y e extremadamente tenue, sigue siendo demasiado para el pelinegro, quien se esconde en la oscuridad que le produce su opaco edredón.

- Deja de hacer como que no te sabes su nombre —el rubio sale del baño secándose el pelo con una toalla. Da una suave patada al bulto de la cama y coge directamente sus móvil, el cual efectivamente está vibrando con el nombre de su mejor amigo en la pantalla. — ¡Jungkook, qué hay!

- ¿Se puede saber por qué me acaba de mandar un mensaje tu madre diciéndome que te has olvidado la mochila con apuntes en tu casa?

- Ah... —Jimin mira a la persona que sigue en la cama y está asomándose entre las sábanas, riéndose mientras cubre su boca. Rueda los ojos e intenta centrarse en la conversación. — ¿Quizás porque le he dicho que te iba a ayudar esta noche a preparar tus exámenes?

- Pues no te veo ayudándome a nada.

- Porque estoy en casa de Yoo- —inmediatamente se interrumpe, acostumbrado a tenerlo que mantener en secreto. Más, es Jungkook, y sería una tontería seguir escondiéndole cosas que además ya sabe. — de Yoongi.

- ¿Habéis vuelto? —Jimin suspira y mira al adulto. Se sienta junto a él en la cama y este empieza a acariciarle la espalda, abandonando su refugio entre las sábanas. — no lo sé, la verdad. Pero me quedaré aquí esta noche, así que cúbreme por favor.

- Ya sabes lo que opino de todo esto.

- Sí, pero por favor —hace un puchero que el contrario no puede ver, pero lo imagina. La voz de Jimin es completamente expresiva. — mañana te ayudaré de verdad con los exámenes, lo prometo.

- ¿Y qué le digo ahora a tu madre?

- Yo que sé, cualquier cosa —Yoongi deja un beso en su hombro, empezando a incorporarse, y Jimin sonríe, pero no se gira, aún pendiente del teléfono. — que ya he cogido todo lo necesario o que tenemos los apuntes en internet...

- Si me pilla, me voy a enfadar contigo.

- No te va a pillar y no te vas a enfadar conmigo —hace el sonido de varios besos junto al micrófono y se deja caer encima del pelinegro, quien estaba abrazándole por la espalda. Terminan los dos tumbados en la cama, pero no suelta aún el móvil. — ¿Necesitas algo más?

- ...

- ¿Jungkook?

- No, no —escucha un suspiro y una breve mueca de preocupación invade la cara del rubio, pero no le da tiempo a decir nada, por lo que deja pasar el tema y sigue escuchando a su amigo. — Mañana te veo entonces.

- Eres el mejor —deja otro beso en el teléfono y sonríe — te quiero mucho.

La llamada finaliza y el silencio vuelve a invadir el cuarto. Deja el móvil en la mesilla y se tumba de nuevo sobre su profesor, o mejor dicho, ex profesor, el cual le rodea con ambos brazos y deja un beso en el vientre del menor cuando este se sienta sobre él.

- ¿A quién quieres más?

- ¿Ah?

- ¿A quién quieres más? —repite el mayor — ¿A él o a mí?

- ¿Qué a quien quiero más entre Jungkook y tú? —Yoongi asiente y Jimin suelta una carcajada que no puede controlar, y de hecho, tampoco la habría controlado de haber podido. Era la pregunta más estúpida que escuchaba en mucho tiempo. — A Jungkook, obviamente —Yoongi frunce el ceño y el rubio deja un beso en las arrugas que se forman en su frente. — quiero a Jungkook más que a nadie, es mi mejor amigo, lo siento.

- Le querrás más que a nadie —sujeta al menor mientras se incorpora, levantándose ligeramente y apoyándose en las almohadas que hay amontonadas en el cabecero de la cama. — pero yo me llevo la mejor parte.

- ¿Tu crees? —Yoongi asiente y Jimin se inclina para besarle, sonriendo entre medias. Ambos vuelven a sentir como ese peso que llevaban estas últimas semanas arrastrando, se había soltado. Aunque a cambio venían otro tipo de preocupaciones, pero al menos podían cargarlas juntos. — Por cierto —el adulto se incorpora, prestándole atención, pero no suelta su cintura, que tiene rodeada con los brazos. — ¿se enfadó mucho el jefe de estudios cuando dimitiste?

- No —Yoongi ríe y niega — le dije que era por problemas personales. Y además, creo que se moría por ir al viaje y le di la excusa necesaria.

- Ahora tengo menos trescientas ganas de ese viaje de clase —hace un puchero y se abraza al mayor, enterrando la cara en su pecho y mojándole con el pelo aún húmedo de la ducha. — quiero quedarme todo el tiempo posible contigo.

- Entonces, no vayas al viaje y vente conmigo —Jimin le mira de reojo, intentando descubrir si habla en serio o tan solo bromea. — podemos hacer nuestro propio viaje —parece que habla en serio, y tan en serio que hasta podría asegurar que no se le acaba de ocurrir la idea. — yo te abonaré el dinero que te costó lo de clase y les dirás a tus padres que se ha cancelado.

- ¿Qué se ha cancelado?

- O cualquier cosa que se te ocurra —rueda de improviso y deja al menor debajo suya, mojando las finas sábanas de la cama. Aún no suelta la cintura de este, le sujeta con delicadeza, sin apoyar su peso sobre él. — Ya pensaremos en algo.

- Mmmm... —el menor no parece muy convencido, pero tampoco se atreve a negarse. Realmente quiere pasar tiempo con Min Yoongi, sobretodo después de haber desperdiciado tanto tras la pelea. — No sé si sería lo más adecuado... si alguien se entera...

- Si alguien se entera da igual porque ya no soy tu profesor —deja un beso en su cuello, seguido de otro y otro más —no tengo que cumplir normas o esconder nada. Puedo incluso llevarte a Francia y mandarle una postal a la directora firmada por los dos.

- ¿A Francia? —inconscientemente la mirada del menor se ilumina.

- ¿Te gustaría? —pregunta feliz de ver la emoción en el rostro del rubio, quien asiente timidamente. — Entonces a Francia iremos. Mucho mejor que un lago con sanguijuelas.

- Mucho mejor que un lago lleno de oro —habla pero el mayor no le escucha adecuadamente, pues se está distrayendo besando cada centímetro del cuerpo del menor. Huele a menta, porque ha usado su champú, y aún tiene gotitas pequeñas de agua por todo el cuerpo que no tarda en limpiar con su propia lengua.— Pero necesitaré un permiso o un visado o algo para viajar tan lejos...

- Yo me encargo de todo.

- Y una maleta más grande, que la mía se la dejamos a mis primos hace un mes y no parece que vayan a devolverla...

- Yo me encargo —otro beso en el cuello, luego en la clavícula y sigue por su hombro izquierdo. El adulto casi siente hasta ganas de comérselo, que reprime con suaves mordiscos.

- Y dinero, aunque tengo un poco ahorrado. Y una cámara decente para hacer fotos, y algo para entretenerme en el avión y no ponerme a pensar las probabilidades que hay de tener un accidente, y... —el mayor le interrumpe, besándole en los labios. Comienza con suavidad, pero no tardan en entrar en escena las lenguas, y lo que podía ser discreto, coge un morbo que enturbia cualquier pensamiento del rubio.

Cuando se separan, Jimin tiene los ojos acuosos y ni recuerda de qué estaba hablando antes. Solo quiere coger aire y seguir besando al chico de ojos oscuros que le mira desde arriba, relamiéndose de una forma extremadamente excitante.

- Yo me encargo de todo, Jimin —acaricia su mejilla lentamente y deja un suave beso en el lugar del último roce. — ¿está claro? — el rubio asiente, ligeramente apabullado por la escena. Traga saliva y asiente de nuevo. Está maravillado.

- Yoongi, me gustas mucho.

El adulto ríe vagamente y se pasa la mano por el pelo, antes de volverse a acercar al menor. Se inclina sobre su oído y muerde suavemente el lóbulo de este antes de añadir.

- Yo te quiero. 

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