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Yoongi sabe que está cruzando los límites cuando deja abandonada a su clase para ir a buscar a Jimin, y sin ningún motivo en concreto, solo por ganas de verle. Sus alumnos, encantados, sacan los móviles y dejan de lado cualquier tema de la clase, y él, con la misma satisfacción, abandona el aula y baja al gimnasio, donde sabe que el que se ha vuelto su alumno preferido, tiene clase.
- ¡Ay, Taehyung, así no que me haces cosquillas! —el rubio se encuentra entre sus compañeros, esperando a su turno. Al parecer tienen que realizar un ejercicio de trepar las cuerdas que cuelgan del techo, pero debido a que únicamente hay tres, mientras el profesor se ocupa de un grupo de alumnos, los restantes se distraen esperando a que les toque, y entre estos últimos está Jimin. — Es como el doble, te lo he dicho.
- No es el doble —rebate su compañero, Taehyung, de quien Yoongi no recuerda el nombre. Ni le interesa. Lo que más llama su atención en esos momentos son que sus manos están rodeando con total confianza el muslo desnudo de su novio adolescente. Aunque lo hace de una forma extraña, como si estuviera midiendo el grosor de este. — Además, ahora tengo más músculo.
- Sigues igual que siempre —intervino otro del grupo, riéndose en voz baja.
Yoongi pierde rápido el interés en la conversación, observando atento al rubio, quien parece brillar entre sus compañeros. Todo lo demás se ve borroso a excepción de él, de su rostro húmedo por el sudor, de su camiseta completamente pegada al cuerpo y los pantalones remangados, dejando a la vista los tonificados muslos que probablemente dupliquen a los de su compañero.
Jimin se echa el pelo hacia atrás y entonces le ve. Yoongi alza una mano sutilmente, saludándole, y la expresión del alumno cambia de sorpresa a emoción. No pierde ni un segundo en alejarse de sus compañeros y pedirle un par de minutos para ir al baño a su profesor, quien se los concede sin hacerle mucho caso. Nadie se percata de la conexión entre ambos, nadie repara en el recién llegado profesor a excepción de ellos.
- ¿Pasa algo? —pregunta el menor preocupado nada más abandonar la sala, pegándose a la pared. Yoongi le agarra de la mano y comprobando que nadie les vea, arrastra al alumno a una clase vacía, la cual cierra con llave por dentro. No es necesario bajar las persianas, porque ya lo están, por lo que invierte ese tiempo en lanzarse a besar al menor, quien a pesar de lo inesperado que le ha resultado, responde a los labios ajenos de muy buena gana. Cuando se separa, no puede dejar de sonreír. — ¿No pasa nada entonces?
- Me apetecía verte —el alumno se sienta sobre una de las mesas y el profesor se coloca entre sus piernas, comenzando a acariciar el tonificado músculo del contrario. Aún está húmedo y aunque Jimin solo piensa en lo mucho que agradecería una ducha en esos momentos, a Yoongi le resulta de lo más excitante. — ¿Vamos luego a mi casa?
- No puedo —pone una mueca y suspira — tengo que terminar un trabajo con varios de clase —agarra la mano del mayor y se pone a juguetear con sus dedos, acariciándolos y moviéndolos como su fueran algo que admirable. — y debería estudiar ahora que tengo tiempo, luego se me acumulan todos los exámenes.
- ... —el primer instinto de Yoongi es insistir, pero solo con ver la expresión del menor, se retracta, e inmediatamente arrepiente de haber tenido deseos tan egoístas. Bastante está cruzando la línea como para encima interponerse en sus estudios. — está bien, supongo.
- ¿Te molesta? —pregunta Jimin haciendo un puchero. Le agarra de la camisa y acerca más a él, dejando un leve beso en sus labios. — Puedo decirles que tengo que ir al médico o inventarme alguna otra excusa...
- Nonono —el adulto niega de inmediato y se pasa la mano por la cabeza con frustración. Precisamente eso es lo que no quiere, ser un obstáculo en la vida de Jimin.— Lo primero son los estudios, mocoso. No voy a ayudarte a escaquearte de ellos —Jimin sonríe y le abraza, pegando la cabeza en su pecho. — Pero claro que me molesta, agh.
- No te quejes tanto, que al menos nos podemos ver todos los días.
- He dejado abandonada a mi clase porque me moría de ganas de estar contigo —ríe amargamente y coloca una mano en la cabeza ajena, acariciando su teñido cabello con cariño. — Soy un profesor pésimo.
- Explicas bien —dice con sinceridad, pero por el tono, ambos saben que ahí no queda todo— pero sí, eres un profesor pésimo.
- ¿Por lo de saltarme clases o por salir con un alumno? —a pesar de que sonríe, se avergüenza en lo más profundo de su cuerpo. Son unas verdades que tiene asumidas, pero no cambian en ningún aspecto, y únicamente se ha resignado a ellas.
- Por suspenderme el año pasado la segunda evaluación —Jimin le mira de reojo y sonríe. Yoongi, quien no se esperaba esa respuesta, siente de nuevo ese alivio y relajación característicos de la mayoría de momentos con el rubio. También eleva sus comisuras y se inclina a dejar un beso en la frente del menor, después se aleja un par de pasos y le tiende una mano para ayudarle a bajar de la mesa. — Aún puedo quedarme un rato más, eh.
- Pero yo no debería —ambos caminan de la mano hasta la puerta. Yoongi saca las llaves de su bolsillo, y se dispone a abrirla, pero un sonido de pasos al otro lado le alerta. Mira a Jimin, quien a pesar de no haber oído nada, se asusta con la expresión del mayor. Este le indica que guarde silencio y se acerca lentamente a una de las ventanas, levantando mínimamente una de las persianas y echando un vistazo al otro lado. Efectivamente divisa a dos profesoras, las cuales se han detenido junto a una pared y parecen estar hablando.
Suspira y vuelve a donde se encuentra el rubio, quien ha comprendido perfectamente la situación sin necesidad de explicación. Ambos permanecen callados, terminando por colocarse junto al ventanal y observar cada cierto tiempo por él.
Los minutos pasan y la paciencia del adulto comienza a desaparecer. Jimin en cambio está bastante tranquilo, sentado sobre una mesa balanceando las piernas. Ha intentado tener contacto con su pareja, pero parece ser que está demasiado estresado para hacerle caso. Aún así, decide acercarse una última vez, arrimándose por la espalda. Acerca sus labios al cuello de este y...
- ¿Está cerrada? —una voz al otro lado de la puerta alerta a los dos, quienes se miran con la tensión por el techo, sin saber que hacer. Rápidamente Yoongi agarra al rubio y se dirige con él hacia el fondo de la clase, intentando mantener el máximo silencio a cada paso. — Solo necesito coger unas cosas, no tardaré nada.
- Aquí tienes mis llaves —la voz de la segunda profesora y el chasquido de metal elevan los nervios, y sin pensarlo dos veces, ambos se esconden bajo la mesa de la profesora. No es un escondite seguro, y mucho menos espacioso. Jimin está entre las piernas del mayor y le mira asustado, casi temblando. El adulto, a pesar de que tiene casi el mismo miedo, deja un beso en su frente y le arrima a él, intentando calmarle. — ¿No lo dejaste en la clase de tercero?
- No busco el archivador, busco las tizas —unos pasos resuenan por todo el aula y los corazones de ambos que se hayan debajo de la mesa, parecen dejar de latir. — Siempre las pierdo y la de secretaría ya está empezando a cogerme manía.
- Prueba en el armario —justo después un chirrido de metal y varias palabras más en las que ni reparan, suenan. Jimin está con la cabeza pegada en el pecho del pelinegro, agarrándole con más fuerza de la necesaria y clavando la vista al suelo. Los pasos vuelven a resonar y cierra los ojos. — Cogeré solo un par esta vez.
- Las vas a volver a perder de todas formas —ambas compañeras se ríen, y el contraste entre la tranquilidad en sus voces y el nerviosismo en la respiración de los dos escondidos, es enorme.
Entre risas, el sonido de los pasos va perdiendo intensidad, y desaparece con el de la puerta cerrándose y las llaves girando y chocando entre sí. Todo vuelve a sumirse en un impoluto silencio, pero la pareja permanece quieta, casi sin respirar. Jimin alza lentamente la cabeza y mira desorientado al mayor, quien es el primero en romper en silencio soltando un insulto en voz baja.
- Deberíamos controlar más las visitas entre clases —murmura el menor, riendo nerviosamente ahora que toda la situación ha pasado. Aún le late el corazón a mil, y no duda en coger la mano del adulto y ponérsela sobre el pecho para que él mismo pueda notarlo. — Mira, casi me muero —bromea, pero Yoongi aún está procesando la situación y no puede ni escucharle. Solo vuelve a la realidad cuando el rubio le agarra de las mejillas y deja un espontáneo beso en sus labios. Cuando comprueba que le hace caso, vuelve a hablar. — ¿Estás bien?
- Ahá —pasa una mano por el rostro del menor y sonríe con tristeza— creo que es hora de volver —Jimin asiente, pero se apega más a él y comienza a besarle el cuello. Yoongi le mira, alzando una ceja y se queda sin reaccionar hasta que el menor lo nota y se detiene.
- ¿Qué? —el adulto sonríe con diversión— ¿Qué pasa?
- ¿Te ha excitado? —Jimin rueda los ojos pero no lo niega, lo que ensancha la sonrisa del mayor. — Me van a despedir por tu culpa.
- Te van a despedir por ser un profesor nefasto —deja un breve beso en sus labios, pero con su mayor esfuerzo, se aleja y gatea hasta salir de la mesa. El pelinegro respira un par de veces antes de seguirle. Ambos se ajustan y recolocan la ropa y caminan en silencio hasta la puerta. Antes de abrir, se miran, y sin poderse contener, estallan en risas. — ¿Estás seguro de que a ti no te ha excitado nada? —el menor agarra el cuello de su camisa con delicadeza y sonríe travieso. El mayor, aunque también ríe, le aparta la mano y niega. — Qué aburrido.
- Estaba demasiado ocupado intentando que no te mearas en los pantalones del miedo.
- ¡Oye! —frunce el ceño, pero tampoco lo niega. Se limita a darle la espalda indignado y agarrar el pomo de la puerta para salir. De nada sirve, pues necesita las llaves del adulto, quien no tarda en introducirlas en el cerrojo, mirando al menor con superioridad.
- Valdría la pena que me despidieran, por cierto —habla más en serio que en broma, pero el menor no lo nota, y cuando le da una palmada en su trasero, se olvida de cualquier detalle. Solamente sonríe y cruza la puerta, girando el rostro para no perderse ni un segundo de su profesor. — Ve a clase, que ya ha pasado un buen rato, anda.
- ¿Tú no vuelves? —Yoongi le mira reprobatoriamente y Jimin rueda los ojos — está bien, está bien, ya me marcho...
- Te llamo esta noche —Jimin asiente por el fondo, y no deja de mirarle hasta que se ve obligado a cruzar una esquina. El mayor permanece de pie, en medio del pasillo, con los brazos cruzados y ahora que su novio no está, la mirada perdida.
Se gira y topa con la puerta de dirección al fondo del pasillo. Comienza a caminar, directa a ella. Incluso sus manos parecen dirigirse al pomo, pero en el último momento su mente recibe un jarro de agua fría y los dedos vuelven a esconderse en el bolsillo de su pantalón. Niega varias veces y pasa de largo, retomando el camino a su clase.
Es un profesor pésimo, pero lo que más le duele es que no puede hacer nada para cambiarlo.
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