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Jimin golpea la ventana del cristal del coche, haciendo ruido para meter más prisa a Min Yoongi, quien se acerca entre las plazas de aparcamiento con pereza, casi arrastrando los pies, detalle que no puede desesperar más al menor.
- ¡Vamos, joder! —El mayor le mira de reojo con desaprobación, pero en esos momentos a Jimin lo que menos le importa es el uso adecuado del lenguaje. Además, está molesto, y no existe mejor manera de expresar la molestia que con tacos. — Jungkook me va a matar, me va a matar...
- Te dije que si nos duchábamos juntos ahorraríamos tiempo —responde el dueño del coche, abriéndolo con la llave y entrando al mismo tiempo que el rubio, quien nada más terminar de abrocharse el cinturón, le fulmina con la mirada. Yoongi sonríe como disculpa y le lanza un beso.
- No es momento para bromas —declara serio. Inmediatamente agarra el móvil y busca la conversación de su amigo, avisándole de que le quedan un par de minutos para llegar. — ¿Cuánto tardamos aproximadamente?
- ¿Dónde tengo que dejarte?
- Te he mandado la ubicación de su casa —responde sin despegar la vista del móvil — cerca de la rotonda que hay por el colegio, más o menos.
- ¿Vais a estar toda la tarde en su casa? —Jimin le mira un instante, pero únicamente para darle a entender que es momento de arrancar el coche. Cuando el mayor suspira y gira la llave, el contrario ya ha vuelto a pegar la vista a la pantalla de su móvil. — ¿Entonces?
- Sí, Yoongi, sí —teclea con tanta rapidez que hasta sus dedos parecen más largos de lo que realmente son — sus padres no están, yo que sé.
- ¿Por qué no salís de fiesta?
- No tenemos ganas.
- La gente de vuestra edad sale de fiesta —el más pequeño le ignora por completo, pero no se da por vencido. — Podrías llevarle a cenar fuera, o invitar al otro de vuestro grupo, el raro.
- ¿Cuánto nos queda? —pregunta de repente, pasando por alto todo lo que acaba de proponerle el pelinegro, quien, tras un largo suspiro, decide dejar el tema. — Hace diez minutos que debería estar allí.
- Pues añade otros diez —Jimin cierra los ojos con frustración e intenta respirar. Inspira y expira varias veces antes de abrirlos. Yoongi rueda los ojos y sigue conduciendo, intentando que el humor de su compañero no le afecte. — No es para tanto, tampoco es que vayáis a algún sitio.
- Las pizzas también están ahí desde hace diez minutos —explica — y además eso da igual, Jungkook me va a matar igualmente. Hace semanas que no quedamos y encima llego tarde.
- Ni que fuera tu novio.
- Peor —vuelve a teclear, pulsando repetidas veces la tecla de un iconito de algún animal adorable. Yoongi lo reconoce perfectamente porque es el que también le manda a él cuando se quiere disculpar. — Es mi mejor amigo.
- Precisamente por eso te va a esperar.
- Precisamente por eso yo no le debería haber hecho esperar —manda un breve audio grabando el sonido de la carretera y finalmente, para alivio de Yoongi, bloquea el móvil y lo deja en su regazo. Aunque por como le mira una vez que lo hace, casi que prefiere tenerlo distraído de nuevo. — Y precisamente tú como novio no deberías hacerme llegar tarde a los sitios. —El pelinegro pasó lentamente la lengua por su labio superior, mirando fijamente la carretera, y muy sutilmente una de sus comisuras se elevó, formando una pequeña y socarrona sonrisa que consiguió sacar al menor de quicio. — ¿Qué? ¿Te hace gracia?
- ¿Novio? —Jimin se sorprende al escuchar esa palabra y aún más al rebobinar y recordar que ha salido de sus propios labios.
- ¿Qué?
- Has dicho novio —el adulto se ríe con la mirada, observando con termura al rubio, quien comienza a sonrojarse por la inesperada situación.
- Lo retiro, entonces —responde apresuradamente. Pasan varios segundos de silencio entre ambos y vuelve a hablar, con la misma precipitación. — O no —Yoongi no le mira, pero le escucha muy atentamente — ¿Debería?
- Si tu quieres, deberías.
Un pitido sobresalta a ambos, que se pegan al respaldo del asiento por el frenazo que da el dueño del volante. Los dos insultan en voz alta, y cuando vuelven a relajarse y recuerdan la conversación que ha sido interrumpida, ninguno sabe cómo comenzarla de nuevo, por lo que se limitan a seguir con el trayecto en silencio.
Los diez minutos se convierten en quince, y cuando están acercándose al destino, la paciencia de Jimin es prácticamente inexistente. No para de recordarle una y otra vez lo mucho que le va a odiar su amigo por llegar tarde y ni siquiera las galletas saladas que Yoongi guarda en la guantera, consiguen apaciguar su enfado. Es una cuenta atrás en la cual no se sabe si van directos a la casa de un amigo suyo o a un ring de boxeo.
- ¡Ahí, ahí es! —presiona el cristal con su índice, señalando una hilera de edificios similares con tonos azules. Yoongi da un brusco volantazo y se cuela en aquella calle que el menor no deja de señalar no un instante, casi hundiendo el vidrio con el dedo. — ¡La tercera, la tercera! ¡No, esa no, la tercera!
- Esa es la cuarta.
- ¡Pues la cuarta, qué importa! —se queja nervioso. Yoongi rueda los ojos pero no dice nada, tan solo se limita a seguir órdenes. — ¡Aparca, aparca! —eso hace y el menor se baja con la misma rapidez con la que había entrado. Cuando Yoongi gira la cabeza, el asiento del copiloto está vacío, y cuando vuelve a girarla, los mullidos nudillos del rubio están golpeando su ventana con impaciencia.
- No hace falta despedirse, que tienes prisa —prefiere no importunar o sacar de quicio más al menor, pues el trayecto ha sido suficiente experiencia para él. Aún así, Jimin permanece de pie junto al coche.
- No es eso —se abrocha el abrigo con nerviosismo y mira hacia un lado, dejando claro que le cuesta soltar las palabras. Yoongi está tan desconcertado que su mente comienza a ponerse en las peores situaciones. — ¿Hablabas en serio?
- ¿Ah?
- Antes —explica — con lo que he dicho de novios y lo que has dicho de que si yo quiero, debería llamarte así y ... —el adulto siente como su cuerpo entero se relaja y con ello hasta la frustración del trayecto desaparece. Jimin tiene las mejillas rojas y no podía estar más adorable. Saca un brazo por la venta y le agarra, haciendo que cruce la línea para poderle besar.
- ¿Quieres que sea tu novio? —el rubio asiente — entonces llámame así a partir de ahora.
Esta vez es el menor quien se inclina hasta sus labios, sonriendo en el trayecto. En ese momento su móvil vibra, devolviéndole a la realidad, y la distancia vuelve a aparecer entre ellos. Se pasa la mano por el pelo con frustración y dirige rápidamente al portal, despidiéndose con la mano de quien acaba de formalizar como pareja. Yoongi permanece un par de segundos observándole, hasta que le ve cruzar el portal. Solo entonces arranca el coche y vuelve a ponerse en camino.
Mientras tanto, Jimin camina a paso rápido hasta el ascensor. Repiquetea su pie contra el suelo repetidas veces mientras espera, y cuando está dentro de él, respira hondo y se mira en el espejo. Llega tarde, pero esas últimas palabras de su novio han creado una sonrisa que no puede desaparecer ni siquiera cuando su amigo le abre la puerta con cara de enfado.
- Llegas tarde — le recrimina nada más le tiene en frente. Jimin piensa en disculparse, pero lo primero que hace es lanzarse a abrazar al más joven de ambos, quien desconcertado con esa respuesta, solo puede cerrar lentamente la puerta y corresponder con cuidado al abrazo, manteniendo el equilibrio de ambos. — ¿Me he perdido algo?
- Perdóname —le estrecha más fuerte un par de segundos más antes de soltarle. Simplemente se siente eufórico y aprecia a su amigo muchísimo en esos momentos, porque aunque sea un mínimo, puede compartir la felicidad que siente con él.
- No importa, sé que estabas con él —se dirigen al salón, donde todo está perfectamente colocado. Hay refrescos, patatas y pizza. Incluso una bolsa con nubes dulces. — Que sepas que he tenido que calentar los trozos dos veces.
- Está perfecta —declara dándole un mordisco y sentándose en el sofá de un salto, con los pies encogidos. Jungkook agarra el mando de la tele y coge sitio a su lado. — ¿Sabías que había quedado con él?
- He visto desde la ventana como te traían en coche —también agarra un trozo y le da un mordisco incluso más grande, casi llegando al borde solo con él. Se limpia con la manga de su camiseta y sigue hablando. Jimin está tan contento que ni siquiera repara en lo cerca que ha estado su amigo de descubrir la identidad de su ahora novio. — No me gusta el color, por cierto.
- No te gusta él.
- Pero me gustas tú —se encoge de hombros y termina la porción de pizza con el tercer mordisco. Jimin sonríe de oreja a oreja y el pelinegro no puede evitar hacer lo mismo al verle. — Tendré que acostumbrarme a ese color, por muy horrible que sea.
- Sobrevivirás —esta vez agarra una bolsa de patatas, que ya está abierta y coge un puñado, metiendo una en la boca del contrario antes de hacer lo mismo con el resto, pero en su propia boca, llenándosela por completo.
- Por cierto, cómo tardabas tanto, he escogido película —agarra un refresco y se lo tiende, para que le sea más fácil tragar. — y es de miedo.
- ¡No, Jungkook! —tose un par de veces, atragantándose con una patata y haciendo que su amigo estalle brevemente en risas. Cuando vuelve a recobrar la compostura, su ceño fruncido resulta más tierno que nunca a ojos del pelinegro. — Sabes que las de miedo no me gustan.
- Es tu castigo por llegar tarde.
- Per-
- Media hora he estado esperando —abre su refresco, haciendo que el chasquido resuene por todo el salón. — dos veces he calentado la pizza —alza un par de dedos que ocupan casi la cara del contrario. El tamaño entre sus manos en inversamente proporcional a la edad que tienen, cosa que siempre ha sacado de quicio al mayor de ambos, y en ese momento no es distinto, aunque no dice nada. — Dos.
- Pero me quedo a dormir —Jungkook intenta picarle la nariz y este le aparta la mano— y estamos solos.
- ¿Y?
- Te he dicho que no me gustan las películas de miedo —responde enfurruñado — y ya he pedido lo siento por llegar tarde.
- Un castigo es un castigo.
- Per-
- ¿Acaso no confías en mí? —Jimin ladea la cabeza desconcertado, planteándose agarrar el mando y hacerse con él hasta el fin de los días. — ¿No me ves capaz de protegerte de un payaso caníbal?
- ¿De eso trata la película? —pregunta nervioso. Ya tiene los pies completamente encogidos en el sofá e inconscientemente se ha arrimado tanto a su amigo que, aunque están discutiendo, ve en él la zona más segura de toda la casa.
- Y solo viéndola vamos a saber cuál es su punto débil —agarra otro trozo y se lo tiende al mayor, quien lo mastica agradecido, pues no quiere moverse ni un centímetro del lugar que ha cogido. Jungkook también agarra un trozo para él y ríe. — Te prometo que será divertida.
- Si no me gusta, la quitas.
- Si no te gusta, la quito —promete, dándole un trago a su refresco. Agarra el mando y pulsa el botón de play.
Jimin, con todo su cuerpo en tensión, no aparta la vista de la pantalla ni un segundo. Pero entonces sale una escena de un colegio, y de inmediato el rostro de Yoongi le viene a la cabeza. Mira a su amigo y sonríe, sintiéndose más relajado.
Es demasiado feliz como para que un payaso caníbal cualquiera le interrumpa su momento.
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Voy a ponerme a dedicar capítulos al azar entre las personas que encuentre entre comentarios y votos (?)
Espero que os esté gustando <3
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