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Con el primer descanso entre clase y clase ya se han acordado las bebidas que se llevaran a la fiesta. En el segundo descanso, la música y el hinchable con forma de unicornio que piensan llevar un grupo de amigos del dueño de la casa. Todo esto sucede rodeando la mesa de Jimin, quien con cada hora que pasa le agobia más la idea de la fiesta. Y cuando llega el tercero y un chico con el que no ha hablado nunca empieza a recoger dinero para aquellos que quieran pastillas, el rubio no puede más y se levanta, saliendo del aula para despejarse y sin que la gente repare en su ausencia. Alguien se sienta en el hueco que ha dejado en su silla y prosiguen la conversación.
- ¿Estás bien? —una voz amiga se asoma por su hombro. Alza la vista, pues está sentado en el suelo del pasillo, junto a la pared, y se encuentra con los ojos preocupados de Taehyung, quien no tarda en tomar asiento a su lado. — He visto cómo te marchabas.
- Hacía mucho calor ahí dentro —el más bajo sonríe intentando no preocupar a su compañero, y parece que funciona, porque su rostro se relaja. — ¿Siguen planeando tu fiesta?
- ¡Sí, y va a ser genial, estoy alucinando! ¿Has escuchado lo del unicornio? —Jimin asiente sonriente por la emoción de su amigo, aunque él mismo no pueda experimentarla. — ¿Verdad que es genial? —Vuelve a asentir y Taehyung baja el ritmo, ladeando ligeramente la cabeza mientras mira extrañado a su amigo. — No parece que te parezca tan genial...
- Estoy cansado, Tae.
- ¿No vas a venir a la fiesta? —pregunta preocupado. El castaño hace un puchero, pero de forma inconsciente, pues puede leer lo que las facciones de su amigo quieren decir. — No pareces contento...
- ¿Y qué parezco, Tae? —pregunta con una agria expresión el más bajo, intentando alzar sus comisuras inútilmente. — Parezco un fracasado, eso parezco.
- No iba a decir eso —su amigo frunce el ceño y previo aviso, comienza a acariciarle cariñosamente la cabeza. Jimin sonríe débilmente y se apega a él, apoyándose en su hombro. Le viene perfecto puesto que Taehyung es bastante más alto que él. — Pensaba en que pareces triste.
- Estoy triste.
- ¿Quieres hablar de ello? —el rubio niega — ¿Quieres ir a la fiesta? — esta vez se encoge de hombros sin mucha emoción y arrima más a su amigo, como si fuera completamente vulnerable en esos momentos. — ¿Quieres un abrazo? —termina preguntando débilmente, inseguro de también obtener un rechazo, pero la respuesta termina en un leve asentimiento y no tarda ni medio segundo en estrujar al más pequeño entre los brazos. — ¿Seguro que no quieres hablar de ello?
- Seguro, Tae —sonríe amablemente y vuelve a dejar un espacio entre ambos, pero parece más animado. Se siente mejor incluso, aunque la excusa que da, no deja muy tranquilo al castaño. —No es nada, estoy un poco cansado y me duele la cabeza.
- ¿Quieres que llame a un profesor?
Justo en ese momento, Yoongi, quien ya ha empezado su clase en el aula de en frente, les ve por la ventana. De hecho, lleva un rato observándoles, unos minutos tan solo, pero la escena que divisa tampoco le deja un buen sabor de boca. Pide disculpas a sus alumnos y se ausenta un momento, para la inminente alegría de estos que prefiere ignorar.
- ¿Pasa algo? —pregunta acercándose a la pareja de alumnos. Taehyung mira a su amigo, preocupado, y luego al profesor sin saber muy bien que responder. Jimin se limita a apartar a vista de forma brusca. Incluso esa actitud tan fría sorprende a su amigo.
- Jimin no se encuentra muy bien, profesor —explica finalmente el castaño. El mencionado no tarda ni medio segundo en girarse y acribillarle con los ojos. — Creo que está malo.
- ¿Estas enfermo? —Yoongi se inclina, colocándose en cuclillas y acerca su mano a la frente del alumno, quien se aparta, pero con más disimulo esta vez, más no pasa desapercibido a ojos del adulto, quien siente ese gesto como una patada en el estómago. — ¿Tienes fiebre? —Jimin aparta la vista y se encoge de hombros, desesperándole por momentos. Finalmente, el adulto señala la clase y se dirige al más alto hablando. — Voy a llevar a tu compañero a la enfermería, tú vuelve al aula.
Y al instante siguiente, para lamento del menor, se encuentran de nuevo solos. Este se pone en pie sin mirar al profesor y comienza a andar con fuertes pisadas. No parece enfermo, ahora parece enfadado. Y es que lo está. Y Yoongi siente como todo vuelve a escapársele de las manos. No puede consentir esa actitud en un alumno, pero puede entenderla perfectamente si es en Park Jimin, sobre todo cuando es culpa suya.
- No me toques sin mi permiso —declara de repente el rubio unos pasos después de que el mayor consiga alcanzarle. Yoongi tensa la mandíbula, sintiendo una rabia inexplicable, pero esforzándose lo máximo por controlarla y mantener la paciencia. — Y tampoco necesito que me acompañes.
- Tú compañero ha dich-
- ¡Da igual lo que él diga! —tras decir eso se hace un silencio sepulcral en los pasillos. Ambos saben que ha cruzado la línea, pero el adulto siente demasiada responsabilidad como para echárselo en cara y Jimin demasiada indignación. Se limitan a permanecer callados y retomar el camino en silencio.
Llegan a la enfermería, en la cual hay un alumno tumbado en la camilla. Parece dormido y probablemente no esté ni enfermo, pero ambos lo prefieren dormido y ninguno hace nada al respecto. Jimin se sienta en una silla y Yoongi se pone a rebuscar entre los medicamentos del armario.
- Solo me preocupo, ya lo sabes —declara lo más serio posible, terminando por sacar un sobre de té y agitarlo un par de veces — Espera un momento — ordena antes de salir por la puerta. A Jimin no le da tiempo a responder, y se limita a esperar sentado, balanceando los pies que no le llegan al suelo y observando con curiosidad al alumno dormido, quien suelta un inesperado ronquido y le asusta. Cuando el mayor vuelve a la sala, Jimin está cerrando la cortina que rodea la camilla. Frunce el ceño y vuelve a sentarse en su silla, agarrando con las dos manos la taza que le tiende su profesor. — Ten cuidado que quema.
- ¡Ish! —se queja en voz baja tras sentir como le arde la lengua. Deja la taza sobre un estante y baja la vista, incómodo y sin saber que hacer o decir a continuación. Cuando vuelve a levantar la cabeza, el adulto esta mirándole fijamente. — Puedes irte ya si quieres.
- Puedo esperar.
- Tú clase estará esperando —parece que va a seguir hablando, pero un ronquido procedente del otro lado de la camilla, le interrumpe, dejando a los dos en tensión un par de segundos. — Deberías irte —Yoongi le mira apenado porque tiene toda la razón, pero no quiere aceptarla. — No tienes que preocuparte por mí.
- Soy tu profesor y como adulto teng-
- No quiero que te preocupes por mí —declara tajante el más pequeño, mirándole fijamente a los ojos. Yoongi se muerde el interior de la mejilla, buscando la forma de no perder los nervios, puesto que no se lo está poniendo nada fácil. — Déjame solo, por favor.
- Si necesitas algo llama a algún profesor —termina declarando el mayor poniendo el mayor esfuerzo en solo pronunciar esas palabras.
- Estoy bien, solo necesito un rato a solas —el enfado sigue presente, pero su actitud es mucho más suave que momentos antes. Ahora hay más decepción y tristeza en su mirada que rabia, y Yoongi no sabe si prefiere esta o la anterior. — Estaré bien —consigue pronunciar, e incluso eleva ligeramente una de sus comisuras al tiempo que coge la taza y le da un trago. Sigue caliente, pero bebible. — Vuelve a tu clase.
Yoongi le mira, pone una mueca y termina asintiendo. Los dos dicen mucho menos de lo que piensan, y un tercer ronquido en la sala es lo último que se escucha antes de que el adulto abandone la sala y el alumno se quede sentado con la taza en las manos, mirando a la nada.
Al final Jimin no puede terminarse la taza porque es incapaz de dar un trago mientras llora.
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