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[...]
Jimin se encontraba caminando por la acera con un compañero de tu trabajo, cuando un coche se detuvo junto a él. Ambos se alejaron unos pasos, sorprendidos y asustados, hasta que el conductor bajó la ventanilla. Era atractivo, y sobre todo, conocido.
- Aquí estás -aunque el rubio intentaba disimularlo, se notaba que está emocionado con la inesperada aparición del adulto, quien llevaba las gafas de sol puestas. - Pregunté a tu encargada y me dijo que acababas de salir.
- Estábamos volviendo a casa -respondió Jimin, intentando integrar a su compañero en la conversación, pues el mayor no parecía tener intención de hacerlo.
- Yo te iba a proponer otro plan -ahora sí que se quitó las gafas y miró fijamente al menor, quien se mordió el labio, angustiado con la situación. Se moría de ganas de subir a ese coche, pero tampoco quería ser un maleducado con su compañero, el cual observaba la escena en silencio. Yoongi no tardó en comprenderlo y suspiró. - Otro día será entonces.
- Otro d-
- Nonono -esa vez era la voz del tercero la que se abría paso en la conversación. Sonreía y negó con las manos mientras los otros dos le miraban.- Vete sin problema, mi casa está aquí al lado.
- ¿Seguro? -Jimin ni se planteó negarse una sola vez. Era por lo que estaba rezando en su cabeza desde que el cristal del coche descendió; una excusa para irse con el mayor.
- Claro -su compañero le dio unas palmadas en el hombro y sonrió amigablemente, quitando cualquier rastro de culpabilidad en el rubio - Te veo mañana.
- Hasta mañana -se despidió también, pero con mucha más rapidez, y no tardo ni medio instante desde que su compañero se giró, para rodear el coche y subir al asiento del copiloto. Se abrochó rápidamente el cinturón y miró al conductor, agarrándose las rodillas ansioso. - ¿Vamos a cenar hoy también?
- Puedo comprarte algo de camino si quieres, pero ese no es el plan -Jimin ladeó la cabeza y Yoongi volvió a colocarse las gafas al tiempo que arrancaba de nuevo el coche. - Pensaba ir con unos amigos a un local de un conocido.
- ¿Un local?
- Un pub pijo -la idea de cenar a solas atraía mucho más al joven, pero después de sopesarlo un par de segundos, era una experiencia que no podía perderse. Ir de fiesta con su profesor rompía cualquier récord que hubiera podido proponerse a principios de vacaciones. - Como me dijiste que estas semanas solo estás de tarde, pensé que te apetecería salir un poco.
- ¿Tú sueles ir a esos sitios? -preguntó el joven extrañado.
- No, no -solo con el tono habría podido saber cuál era la respuesta. - Ni hablar. Demasiado alboroto.
- Ya decía yo.
Más, aunque ninguno estaba cien por cien entusiasmado con la idea de ir de fiesta, los dos terminaron una hora después, entrando por las puertas del luminoso local, no sin antes haber comido un cubo de alitas de pollo por el camino. Y si lo hacían, era más por la presencia del contrario que por la actividad en sí.
No fue agradable para Yoongi requerir de sus contactos para colar al rubio, pues simplemente le recordaba una y otra vez la enorme franja social y moral que le separaban de aquel chico. Mientras le observaba hablar con Jin y dejar su abrigo en el ropero, animadamente, un pequeño flash de advertencia iluminó su mente. Quizás no era tan buena idea como le parecía hacía unas horas, más en ese momento ya era demasiado tarde.
- ¡No me has fallado! -una grave voz a su espalda le sobresaltó, haciéndole perder de vista a su alumno y el conocido dueño del local del que le había hablado, durante unos segundos. Namjoon, el que acababa de hacer aparición sin un mínimo de tacto, le miraba con una botella en la mano y una sonrisa de oreja a oreja. - Sabía que vendrías. Aposté diez pavos con Hoseok.
- He venido acompañado y me marcharé pronto.
- ¿Acompañado? -el pelinegro señaló a Jimin, quien charlaba amistosamente con el dueño del local. - ¿El chico bajito que está con Jin? -asintió - Es guapo. Puede que más guapo que tú, incluso.
- Es menor.
- ¿Es el menor por el que Jin me ha abandonado porque tenía que colar en la fiesta? -Yoongi se encogió de hombros, pues pocas opciones más había. - ¿Y le has traído tú? -rodó los ojos y apartó la vista, intentando ignorar la reveladora mirada de su amigo. Aún él siendo profesor y amante de la literatura, en ese momento reconoció que una mirada decía más que mil palabras.
- No seas malpensado.
- No soy malpensado - el más bajo alzó una ceja - bueno, sí lo soy, pero ahora tan solo me estoy basando en hechos objetivos -rodó los ojos de nuevo y empezó a caminar hacia la barra y su acompañante, quien seguía hablando animadamente con el amigo de Namjoon. - Le has traído a una fiesta y es guapo. Y a ti no te gustan las fiestas.
- Jin, Namjoon no sabe donde están los baños y necesita ayuda -declaró una vez llegó a la barra, ignorando a su amigo y colocándose en medio de el rubio y el mayor, dueño del local, quien miró al mencionado y suspiró como si fuera algo normal en él.
- Eres idiota -fue lo que dijo, pero terminaron marchándose juntos y Namjoon se giró para alzarle el pulgar en señal de agradecimiento.
No recordó que aún seguía acompañado hasta que se giró y encontró al rubio bebiendo algo con tonos azules y burbujas. Frunció el ceño y le quitó el vaso de las manos, observándolo reacio y con curiosidad.
- ¿Qué es esto? -el menor se encogió de hombros pero extendió la mano para que se lo devolviera, lo cual terminó haciendo de mala gana. Después de invitarle, Yoongi no pensaba ser el aguafiestas pedante, y tampoco tenía paciencia para esto. - Confío en que te contro-
- Vamos a bailar -le interrumpió Jimin, aunque quizás es que simplemente no había escuchado bien debido al alto volumen de la música, al contrario que él, quien había entendido perfectamente su oferta y no tardó ni medio segundo en negar con la cabeza. - Oh, vamos -negó una segunda y tercera vez hasta que el menor se dio por vencido. - Como quieras.
Esas fueron las últimas palabras que pronunció antes de salir a la pista e integrarse con la gente, no metiéndose completamente en el interior de tumulto para poder mantener la vista de su profesor. En esa misma canción empezó a bailar con los de su alrededor, terminando entre dos chicas acompañándolas con los pasos de baile más provocativos de la sala, manteniendo la mirada a su profesor en todo momento.
- ¿Quién es? -una voz le sacó de su ensoñación. Giró la cabeza con mucho pesar de no poder seguir disfrutando de las vistas del rubio, pero cuando vio quien era el que le había hablado, una sonrisa inundó su cara.
- ¡Hoseok! -ni se molestó en disimular su emoción, detalle que llamó la atención de Jimin desde la pista de baile, quien les observaba desde la distancia. - Cuánto tiempo.
- Namjoon me dijo que vendrías -el castaño sostenía una copa, la cual le ofreció y Yoongi denegó, como acostumbraba a hacer con el alcohol. - ¿Y bien? -se inclinó sobre la oreja del más bajo para formular la misma pregunta de antes. - ¿Quién es?
- ¿Ah? -siguió la vista de su amigo a la pista hasta encontrarse con Jimin, quien bailaba con un chico nuevo que le doblaba en altura y probablemente edad pero controlaba los movimientos igual de bien. Parecían estar divirtiéndose. - Ah, no le conoces.
- Por eso te pregunto quien es.
- ¿Tú has venido solo? -preguntó Yoongi, girándose de nuevo al recién llegado e intentando a la vez esquivar la pregunta. Por la expresión de resignado que puso su amigo, parecía que había surtido efecto.
- Vine con un par de amigas -respondió con desinterés, por lo que el pelinegro dio por hecho que no debía ser una compañía muy importante. - ¿Y tú cuánto tiempo piensas quedarte por aquí?
- Un par de semanas más. Empiezo el curso en poco y debería ir preparando alguna clase.
- ¿Sigues dando clases? -el mayor asintió - De literatura, supongo -volvió a asentir. Cada frase se la decía al oído para que pudiera escucharla bien bajo la estridente música. - Ya sabes que siempre que quieras, puedes volver a la editorial.
- Estoy bien como profesor -cuando dijo eso la vista se le fue inconscientemente hacia su alumno, quien ya estaba rodeado de personas y con el efecto del alcohol en el cuerpo, bailando digno de alguna película o anuncio. -Me gusta - añadió, saboreando el morbo de pronunciar esa frase en esa concreta situación.
- Quien lo hubiera dicho.
Y tal cual era. Nadie habría dicho que Yoongi terminaría dando clases en un colegio con adolescentes, nadie se lo habría planteado si quiera. Más después de cinco años, sus conocidos ya se habían hecho a la idea y sus nuevos círculos le habían vestido con esa profesión sin problema alguno. Yoongi no era un profesor por vocación, pero sí una persona que sabía adaptarse. Se podía comprobar en ese mismo momento, sentado en la butaca de un pub demasiado ostentoso para su gusto después de haberse pasado la mañana escribiendo tranquilamente en la cala más alejada y solitaria de la zona.
- Se te echa de menos por las oficinas -Yoongi sonrió aunque sabía que eso no era del todo cierto, al menos no por parte de la mayoría de compañeros y jefes. De cualquier manera, le gustó que Hoseok su antiguo compañero se lo dijera, pues sabía que lo decía con sinceridad. - Ahora comparto sección con el lameculos del botas.
- ¿El botas? -Yoongi tuvo que cubrirse la boca para no soltar la mayor carcajada de toda la noche. Hoseok alzó una ceja, pero terminó suspirando. Reprimir las burlas sería inútil, pues hasta él no podía ver la parte positiva de trabajar con uno de los empleador más insoportables de la empresa. - Pensé que le ascendieron.
- Y lo hicieron -el más alto dio un trago a su copa antes de proseguir -pero cambiaron los altos mandos. El jefe se fue y llegó una sustituta que no tardó ni una semana en cambiarlo todo. Hasta ha cambiado el color de las paredes.
- ¿Jefa?
- Las ha pintado de azul, y he de reconocer que son bonitas -suspiró y negó varias veces con la cabeza- más no me compensa en absoluto tener que aguantar al botas. Prefiero trabajar con la iguana de Namjoon y tener las paredes color amarillo fosforito, hablo en serio -dio otro trago que extendió hasta terminarse el cubata por completo -y lo de Namjoon no va con dobles intenciones. Realmente se compró una iguana hace tres meses.
- ¿Una iguana?
- Se llama Azafata -Hoseok rodó los ojos y Yoongi sonrió divertido - ya te puedes imaginar en honor a qué viene el nombre.
Al final la música y la excesiva cantidad de personas casi le terminó resultando agradable a Yoongi, quien hasta terminó disfrutando la conversación hasta olvidarse de todo lo demás. Era cierto que hacía mucho tiempo que no salía con sus amigos, y no recordaba lo bien que le hacía soltarse de vez en cuando hasta esa noche. Mientras veía como su amigo se reía a carcajada limpia solo podía pensar en lo mucho que se alegraba de haber hecho caso a Namjoon y asistir.
- ¿Me pides otra? -la cara de un chico claramente más joven que los dos adultos se coló entre los dos excompañeros. Hoseok, que no le conocía, sonrió con curiosidad mientras estudiaba al joven en silencio, y Yoongi, al que iba dirigido la pregunta, frunció el ceño. - Porfa.
- ¿Otra? -no había pensado en su compañía hasta ese momento, y se sintió culpable por haberse olvidado de él. Después de todo había sido idea suya asistir a la fiesta, y sobre todo, era el responsable de ambos esa noche. - ¿Cuántas has bebido? -colocó un pulgar en la mejilla del rubio y estiró hacia abajo, observándole los ojos - ¿Dónde has estado?
- Por ahí -el menor no insitió respecto a lo de la bebida, principalmente porque su primer objetivo era atraer la atención del mayor, y eso ya lo había conseguido. Había que ser idiota para que pensara que le necesitaba a él en caso de conseguir bebida. Incluso sin su audacia, contando solo con su belleza habría sido capaz de conseguir hasta una botella. - Parecías ocupado, que te lo estabas pasando bien.
- Estaba hablando con un amigo -explicó el pelinegro poniendo una mueca. Seguidamente alzó la mano señalando a su compañero, quien saludó amigablemente a Jimin. Este le devolvió el saludo con una inclinación y se echó unos centímetros atrás para que se integrara más en el grupo, pues le estaba dando la espalda segundos antes. - Este es Hoseok.
- Encantado.
- Encantado -sonrió estrechando sus ojos hasta convertirlos en dos pequeñas líneas, cosa que solía hacer aún cuando iba sobrio. - Yo soy Park Jimin.
- ¿Eres un amigo de Yoongi? -tanto el mencionado como al que iba dirigida la pregunta se miraron, este último sin atreverse a responder. - No me ha hablado nunca de ti.
- Pues verás...
- Es mí... -incluso a Yoongi parecía resistírsele el control de esa situación. Miró a Hoseok y a Jimin varias veces, sin encontrar una mentira adecuada a oídos de su amigo.
- ¡Soy su sobrino! -exclamó de repente el menor, inclinándose sobre la oreja del castaño y fingiendo normalidad. - Encontré un trabajo de verano por la zona y tuve la suerte de que él pasaba aquí también unos días.
- Que coincidencia -Hoseok alzó una ceja mirando a su amigo, quien apartó la vista avergonzado sin poder sostenerle la mirada. Sonrió y negó casi hasta con diversión. Seguidamente se giró de nuevo al pequeño - Un placer entonces, Jimin.
- Lo mismo digo.
- Se está haciendo tarde -esa intervención provino del mayor de los tres. Miró a Jimin y señaló el ropero al fondo antes de darle dos tickets. - Ve allí y recoge tus cosas. Ahora voy a buscarte y te llevo a casa.
- ¡Pero si solo son las... -el mayor le enseñó la pantalla de su móvil y como por arte de magia la confianza en su voz se fue desvaneciendo. -... cuatro y media.
- Espérame allí -repitió con más autoridad dadas las circunstancias. - Yo voy en un minuto.
- Está bien -respondió medio quejándose el menor, siendo consciente de que aunque no quisiera, el mayor solo estaba siendo responsable y él también tenía que actuar como tal si quería que le trataran como a uno. Se giró hacia el castaño y agitó la mano, sonriendo, antes de irse. - ¡Adiós Hoseok!
- ¡Adiós! -Le imitó el mayor, observando como se marchaba entre la gente, y esperando a que lo hiciera por completo para girarse hacia su amigo y sonreír de oreja a oreja. - Con que tú sobrino, eh...
- ... -Yoongi le quitó el vaso y dio un largo trago, arrepintiéndose al instante pero repitiéndolo, pues lo prefería a tener que mirar a su compañía a los ojos.
- Y bueno, Yoongi -Hoseok se inclinó para poderle ver, y el contrario no tuvo escapatoria, aunque la sonrisa de su amigo lo hiciera más llevadero. - ¿Cuándo pensabas decirme que tenías hermanos? -el pelinegro rodó los ojos y el castaño rió a carcajadas, terminando por colocar una mano en el hombro de su amigo para no caerse. - Oh, venga. Dime quién es.
- Me tengo que ir, Jimin está esperándome -se terminó de un trago la tercera copa que le habían renovado a su amigo quien sabía cuando, y zarandeó la cabeza por el amargo sabor, apoyándose en la barra con ambas manos una vez estuvo de pie. Hoseok le miraba, aún esperando una respuesta. Yoongi suspiró y se pasó la mano por el pelo. - Es mi alumno.
- ¿Cómo? -la boca del castaño se abrió como un pozo de incredulidad, más no tuvo tiempo para respuestas. - ¡Oye, no huyas! -exigió mientras veía como su amigo se marchaba y se despedía con la mano sin siquiera mirarle, desapareciendo de la misma forma que lo había hecho el rubio momentos antes. - Hay que ver...
Yoongi tardó nada y menos en encontrarse con Jimin, colocarle una mano en la espalda y salir del local a toda prisa mientras el menor no paraba de mirarle y reírse, en parte por el alcohol que había ingerido y en parte porque era curioso como poco verlo actuar tan formal en ese ambiente, sobre todo después de que hubiera pasado toda la noche de risas con sus amigos.
Llegaron al coche y tras varios intentos del rubio en ponerse el cinturón, arrancaron, no sin antes comprarle un crepe salado que vendían en un puesto por la acera. Cuando vio las manos pringosas del menor agarrar torpemente el aperitivo, Yoongi recordó porque hacía tanto tiempo que no permitía que nadie comiera en su coche, y le sorprendió lo fácil que se la había olvidado todo aquello con Jimin, esta y todas las veces anteriores.
- Toma -aprovechó un semáforo para tenderle dos pañuelos al rubio, quien los agarró y a la milésima de segundo siguiente ya estaban igual de cubiertos de grasa que sus manos. - Por cierto, soy hijo único.
- ¿Ah? -dio otro bocado a su crepe, llenándose aún más la boca. - Yo tengo una hermana -Yoongi se dio por vencido, conservando demasiada poca paciencia para esforzarse en hacerle comprender. Estaba borracho y era un adolescente, y aunque hacía mucho tiempo que no lidiaba con ello, sabía que a veces ni merecía la pena intentarlo. - Es mayor.
- ¿Mayor? ¿Cuánto mayor?
- Como tú más o menos -ladeó la mano en el aire y luego se chupó los dedos rápidamente uno por uno, metiéndose seguidamente el último trozo de comida en la boca y volviéndose a chupar los dedos con esta aún llena. - Brinbadoz.
- Oye, que yo no llego a treinta -le informó con indignación, aunque la menor no parecía importarle mucho. Si quiera se había olvidado del tema de su familia y tan solo se concentraba en disfrutar del rico sabor de su comida ya terminada. Se tiró un eructo y Yoongi rodó los ojos. - Vivías solo me dijiste, ¿no? -Jimin asintió, recostándose contra la puerta y abrazando el cinturón. Antes de que cerrara los ojos, Yoongi ya sabía lo que venía a continuación. - Espero que no ronques...
Y aunque no escuchó palabra de esa frase, en lo que quedó de trayecto no sonó ni un solo ronquido, tan solo la alta respiración del menor y dos frases sin sentido que soltó inesperadamente. Cuando llegaron al bloque de apartamentos del rubio, este seguía completamente inconsciente. Dormía tan plácidamente que a Yoongi le dio pena tener que despertarle, pero lo hizo de todas formas.
- Jimin -al ver que no reaccionaba le dio un toque en el hombro - eh, Jimin -suspiró, resignado, y le desabrochó el cinturón. Luego salió del coche y apareció por la puerta del copiloto, abriéndola y sujetando a este para que no se cayera al suelo. El dormido despertó de inmediato y Yoongi suspiró aliviado, aunque siguió sujetándole. - Ya estamos en tu casa.
- ¿Ya? -preguntó desorientado, mirando con desconcierto a su alrededor. Estaba tan cansado que incluso el mayor empatizó con lo que le costaría llegar solo a su piso.
- Te acompaño, vamos -Jimin asintió sin fuerzas y salió del coche, abrazándose sin pudor al brazo del mayor. Era demasiado tarde, tenía escasas energías y el suficiente alcohol y sueño en su cuerpo como para que no le importara.
Entraron y subieron al ascensor, llegando de inmediato al cuarto piso, donde se alojaba el alumno. Este le tendió las llaves a su profesor y minutos después ambos estaban dentro, esforzándose cada uno lo máximo que podía en no hacer ruido. Lo que a Yoongi le apetecía menos en ese momento era recibir quejas.
Esperó en la cocina mientras el menor se cambiaba de ropa y aprovechó la espera para hacerse un café con total confianza. Se sentía en el derecho de incluso pasar la noche ahí si lo necesitara tan solo por haber tenido que cargar con él toda la vuelta. Más cuando Jimin apareció por la puerta tan solo vestido con una camiseta negra ajustada y el pelo todo despeinado, sus comisuras se elevaron inconscientemente.
- ¿Quieres? -le ofreció de su taza de café y el menor negó, dirigiéndose al fregadero y bebiendo agua directamente del grifo para seguidamente enjuagarse y escupirla en la pila. Yoongi tras ver eso, apartó el café de su vista y decidió que no tenía más apetito. - Bueno, yo me marcho ya.
- Puedes quedarte si quieres -respondió el joven sin excesivo interés, solo pensando en el tiempo que quedaba para fusionarse con su cómodo y enorme colchón. - Hay dos habitaciones más.
- No te preocupes, puedo conducir hasta mi casa -habría respondido lo mismo incluso con súplicas de su alumno, pues aunque estaba disfrutando cada detalle de la escena, no podía dejar de ser consciente de lo poco apropiado que era todo. - Cualquier problema que tengas, llámame.
- Pero no tengo tu nú- -Yoongi agarró una tiza que había junto a una pequeña pizarra verde colgada de la nevera, y escribió su número. Jimin sonrió avergonzado y agachó la cabeza, encogiendo repetidas veces los pequeños dedos de sus pies. - Gracias.
- No te quedes dormido, que mañana trabajas.
- Por la tarde -puntualizó el rubio.
- No te quedes dormido, te repito -en cierto modo se sentía responsable del estado del menor. Era normal. Era un adolescente medio desnudo y borracho, como cualquier otro. Más había sido él quien le había guiado a ello y el cuadro cambiaba completamente, aunque seguiría sin cambiarlo por ningún otro.
Se despidieron y una vez la puerta se cerró, separándolos con varios centímetros de madera, Jimin fue directo a la cama y Yoongi cogió el ascensor, recordando como había estado en ese mismo lugar minutos antes, más con compañía.
- Así que mi sobrino -negó varias veces pero antes de que se cerraran las puertas de metal, terminó sonriendo.
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Que lindo el diente de Jimin en el gif <3
Iba a poneros un gif mío en el hospital pero no me deja :( we, los tengo en instagram anyway. Parecía un trenecito echando humo (?)
Gracias a todas por seguir leyendo, jo.
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