Espionaje.
Capítulo 52: Espionaje.
Días después, en el centro comercial...
Faltan tan solo dos semanas para el esperado baile de verano, lo que significa que Piper y sus amigas necesitan un vestido con urgencia.
Como Annabeth y las demás han decidido ignorarla, Piper ha ido con Rachel a comprar los vestidos y accesorios necesarios para el baile.
—Mira este —Rachel toma un vestido naranja—. ¿No te gusta?
Piper arruga la nariz.
—Prefiero otro color.
—¿Para mí o para ti?
—Para ambas. Ese naranja es muy chillón.
—Tienes razón —Rachel lo devuelve—. No va con el baile de verano.
—Ya encontraremos algo adecuado —la anima Piper mirando los cientos de vestidos que tiene esa tienda. Lo suyo no es la moda, pero al menos hace un intento por ayudar.
—Oh, mira —sisea la pelirroja, pero antes de que Piper pueda voltearse a ver qué llamó su atención, Rachel le agarra el brazo y la hace acuclillarse tras un estante, escondiéndose tras varios vestidos de seda.
—¿Qué...?
Antes de que pueda cuestionarla, Piper comprende de qué se ocultan.
—...vestido perfecto —reconocería la voz de Annabeth en cualquier lado.
—¿Por qué nos ocultamos? —pregunta Piper en susurros a Rachel.
—¡Shh! —la manda a callar la otra, poniendo atención a lo que dice Annabeth.
—Cualquier cosa que te pongas seguramente le encantará a tu admirador —dice Calipso alegremente.
—¿Tú crees? —la voz de Annabeth delata cierto escepticismo—. Como sea, quiero un vestido hermoso. Quiero dejarlo boquiabierto.
—Oh, créeme que lo harás —se ríe Thalía—. Lo traes vuelto loco. Hasta con un saco de papas caerá rendido a tus pies.
Todas se ríen, menos Rachel y Piper.
—Por cierto, chicas, Leo me contó algo muy extraño —escuchan decir a Calipso. Su voz parece más cercana—. Dijo que en la fiesta de Silena, Piper lo interrogó sobre un admirador.
—¿Qué? —exclaman las otras.
—¿Por qué no lo dijiste antes? —cuestiona Bianca.
—Lo había olvidado —repone Calipso—. Dice que estaba ebrio, pero lo recuerda bien. Rachel y Percy estaban con Piper durante el cuestionario.
—Que raro —dice Annabeth—. ¿Por qué interrogaron a Leo? ¿Qué puede saber él?
—Eso mismo le pregunté yo —dice Calipso—, pero Leo asegura no tener idea de porqué le preguntaron. Leo ni siquiera sabía de la existencia de los admiradores.
—Pobrecillo —se compadece Zoe—. Ha sido víctima de ese trío... ¿Qué creen que tramen?
—Parece que también quieren desenmascarar al admirador de Annie —dice Thalía.
—Pues no deberían —la voz de Annabeth se escucha molesta—. Mi admirador es solo asunto mío. A ellos no les incumbe en nada. Además, Percy ni debería colaborar. Él odia a mi admirador, tanto que ya ni quiere saber de mí.
—¿Y si te equivocas? —pregunta Bianca—. ¿Y si le gustas todavía a Percy?
—No, que va —niega Annabeth—. Percy me lo dejó claro. Las cosas entre nosotros han acabado... y eso incluye todos los sentimientos.
Rachel y Piper intercambian una mirada antes de ponerse de pie y escabullirse de la tienda.
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