«9»


Esa noche, Na Ra se fue a la cama sintiendo todo su cuerpo temblar, su respiración entrecortada  y el corazón desbordándose de su pecho. No lograba asimilar lo recién vivido.

Él la había besado.

Y peor aún.

Ella había correspondido.

Lentamente perdía la cordura. ¿Cómo iba a encararlo por la mañana después de lo acontecido? No, no podría hacerlo sin sentir las piernas flaquear como gelatina. Sin duda, antes de siquiera dirigirle palabra se desmayaría, se conocía. Dejando de un lado todas esas emociones, pensó en cuanto lo había disfrutado, cuanto le había encantado y como deseaba volver a experimentarlo. Aquel beso la había hecho olvidar por un instante su terrible pasado.

Por otro lado había un chico de cabello castaño que no paraba de maldecirse repetidas veces mentalmente mientras terminaba de cepillar sus dientes. ¿Por qué lo hice? ¿Acaso había utilizado esa vulnerabilidad a su favor? O simplemente lo anhelaba tanto que no pensó en que era correcto.
Si, era eso, no estaba pensando, pero, amaba no pensar. De lo contrario, nunca hubiese tenido el atrevimiento de plantar sus labios contra los de ella.

La noche, se sintió corta cuando ambos lograron conciliar el sueño, y a la mañana siguiente ninguno quería salir de la cama para enfrentarse uno con el otro, pero al final no podía ser así siempre.

Taehyung fue el primero en bajar a la estancia para preparar el desayuno como su costumbre le obligaba, aún el frió estaba presente y quemaba como el agua bendita a un demonio, ni siquiera tener la calefacción prendida ayudaba. ¿Qué diría cuando ella bajase? ¿Tenía que hacer como si nada hubiera pasado? ¿Le diría que se había equivocado y que simplemente cometió un error, aún cuando no lo sentía de esa manera? ¿Esperaría la reacción para actuar en base a ella? ¡Joder! Todas esas preguntan estaban a punto de volverlo loco. Agitó un poco la cabeza y por el momento, decidió sólo enfocarse en preparar un buen desayuno para despejarse.

—Buenos días—habló una voz a sus espaldas haciéndole tensar de inmediato. Había imaginado varios encuentros, pero no uno tan pronto.

Aquel chico, dejó lo que estaba haciendo y giró sobre sus talones para voltear a verle.
«¡Que buena manera de iniciar el día!» Fue lo primero que pensó al mirarla envuelta en esa enorme y pesada cobija, con una coleta alta, un poco despeinada. Entonces, todas esas dudas, todas las preocupaciones que había tenido hace un momento, se disiparon como el humo.

—Buenos días—respondió regalándole una sonrisa.

—¿Necesitas ayuda con algo?—cuestiono y él pudo sentir el nerviosismo en sus palabras.

—No, descuida—le contestó regresando a lo suyo—Siéntate, en un momento estará listo.

Ninguno dijo nada después de eso hasta que todo estuvo listo, tomaron asiento y sólo se dispusieron a desayunar tranquilamente, compartiendo una que otra mirada, sin embargo, la comodidad estaba presente, les gustaba la compañía del otro aún si no había muchas palabras de por medio.

—Na Ra, ¿Sabes? Estuve pensando—se atrevió a hablar el castaño.

—¿Qué estabas pensando?—cuestionó ella curiosa dejando los cubiertos sobre la pequeña mesa.

¿Al fin lo mencionaría? ¿Diría algo acerca de aquel beso?
Porque ella definitivamente no era tan atrevida para hacerlo.

—Aparte de tu tío, ¿No tienes alguna otra persona? ¿Algún familiar? ¿Algún amigo?

Ah. Sólo era eso.
Pensó y no pudo evitar que la desilusión apareciese a flor de piel. ¿Quería que se fuera ya?

—Mmm, familiar, lo cierto es que no lo sé, mi padre y tío eran la única familia que conocía, y ¿Amigos?—de pronto una persona apareció en su cabeza—Tengo una amiga, si.

Seguramente debe haberse vuelto loca de angustia y preocupación por su repentina desaparición. ¡Dios! No había sido consiente de lo mucho que la extrañaba hasta ese momento.

—¡Genial! ¿Has pensado en contactarla? Podrías ir a visitarla—comentó terminando de masticar—Yo te acompañaré si gustas. No lo sé, estuve considerándolo mucho y llegué a la conclusión, de que tal vez eso te haga sentir un poco mejor. Ya sabes, indagar un poco en tu pasado te ayuda a manejar un presente y prepararte para un gran futuro.

Y era cierto. Luego de la sincera conversación con Na Ra, lo estuvo meditando durante un buen rato, buscando cualquier cosa, tratando de asimilar aquello que tanto había esperado escuchar pero que no imagino, fuese tan delicado, y por fin había encontrado una posible respuesta para ayudar a la peli negro. No podía estar más satisfecho.

—Claro, no lo había pensado—le escuchó murmurar.

Y si, no había pasado por su cabeza.
Tal vez el castaño tenía razón, visitar a su mejor amiga no era mala idea, lo necesitaba, era necesario. Claro que cuestiones aparecieron en su cabeza, ¿Qué le diría? ¿Ella ya lo sabría? ¿Querría volver a hablarle? ¿Cómo actuar luego de tal acontecimiento?
Esperaba que ella pudiese ayudarla aunque sea en algo, necesitaba encontrar respuestas a cada una de sus preguntas de una buena vez, o iba a volverse completamente loca.

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