«11»
—Por favor...—le escucha sollozar—Se lo suplico—repite por milésima vez.
Aquel hombre se acomoda la corbata y lanza su cabello hacia atrás, toca su nariz un segundo antes de volver a soltar una patada en el estómago de aquella mujer.
—¡Basta!—suplica la menor viendo el cuerpo de su madre ensangrentado—No le hagan más daño.
El mismo hombre está a punto de golpearla de nuevo cuando repentinamente unos pasos se escuchan a lo lejos. La puerta es abierta en su totalidad y deja asomar a otro hombre de cabello oscuro, más prolijo, más apuesto, mejor vestido. Aquel le da una última calada a su vaper antes de guardárselo en el bolsillo y colocarse unos guantes negros de piel, la chica no puede evitar sentirse aún más intimidada.
—Busco a una chica—dice desabrochándose los botones del su saco color vino—Su...
—Se lo suplicó—le interrumpe.
—Es su turno de hablar ¿De acuerdo?—le reprochó timándole de las mejillas bruscamente el mismo hombre que minutos atrás había golpeado a su madre—No el tuyo, el de él, así que más te vale que cierres la maldita boca o te cortaré la lengua.
Ella simplemente asiente aún más aterrada.
—Oye—menciona entrando de lleno al lugar desinteresado, y hace una seña para que el otro la suelte—Así que tú eres Ha In, encantado de al fin poder conocerte.
—¿Qué es lo que quieres? ¿Qué harás con nosotras?—le pregunta apenas entendible, pues su llanto no le deja expresarse con claridad.
—¿Qué haré?—se cuestiona así mismo casi en un susurro—¿Inicio la guerra o la termino?—comenzó acercándose con pasos lentos—¿Te doy la fuerza de mil héroes o te dejo desprotegido? ¿Me atrapas con una mirada pero ninguna fuerza me obliga a quedarme ¿Qué podré ser?—cuestiona divertido posicionándose frente a su rostro.
—N-no, no lo sé...
—Ofrezco mis mas sinceras disculpas por irrumpir así en su hogar, pero estoy buscando a tu amiga—le menciona separándose de ella, aquel camina hasta su madre y la toma del mentón para corroborar que aún se encuentre con vida.
—¿Amiga? ¿Qué amiga?
Una sonrisa maliciosa se escapa de sus labios, misma que desaparece en cuestión de segundos.
El peli negro, abrió su saco y deslizó un cuchillo de doble filo fuera de él.
—Mira niña, no quieres verme enojado—suelto negando repetidas veces—¿Ustedes quieren verme enojado?
Pregunta cínicamente a sus hombres obteniendo una negación automática de su parte.
—No te conviene verme enojado, así que más te vale hablar ahora, ¿Donde está ella?—vuelve a preguntar.
Pero comienza a perder la paciencia.
—No lo sé.
—¡¿Dónde está!?—grita tomándo a su madre bruscamente del cabello y coloca el cuchillo sobre su cuello —¡Dímelo o te hago un jodido hoyo en medio de la cabeza y a tu madre le corto la maldita garganta!
—Una cabaña—suelta entrecortada su voz.
—¿Qué?
—Na Ra, está viviendo en una cabaña justo a la mitad del bosque, cerca del pueblo de Taean—continúa sin poder dejar de llorar—Vive con un chico, es todo lo que sé. Por favor, ahora suelta a mi madre.
El contrario sonríe mostrándole su perfecta dentadura, y le suelta la cabeza haciéndola azotar al suelo.
—Trae el auto, vamos a Taean—dice caminando a la salida soltando un bufido.
—Si, mi señor.
—Ah, casi lo olvido.
Menciona deteniéndose abruptamente en el marco de la puerta.
—Desháganse de ella—menciona señalando a la mujer—A la chica, metanla al auto. Tenemos alguien a quien visitar.
.
.
.
.
.
.
.
Acostados el uno al lado del otro sobre la cama, la cabeza de Nara se encuentra recostada sobre el brazo del castaño, el la atrae más hacia su pecho, en consecuencia los cabellos de la peli negro le hicieron cosquillas contra sus mejillas, su respiración aún era irregular, el viento azotaba contra las ventanas, y la camisa que ella tenía puesta le quedaba demasiado grande.
Entonces levantó la cabeza y se encontró con sus ojos, sus bellísimos orbes cafés observándola con dulzura, se acercó más a él, su rostro estaba solo a pocos centímetros.
Él se mantuvo mirándola, su cabello castaño y revuelto. Ella abrió medianamente los labios, como para decir algo pero sus palabras se quedaron atoradas en su garganta, los fuertes brazos del muchacho la envolvieron y una conexión eléctrica se produjo entre ellos.
Ella bajó la mirada tímida. Algo irónico en esa situación.
—Estaba pensando NaRa...—susurra aquel casi cerca de su oído.
—¿En que pensabas?—le cuestiona ella.
—Escapemos—soltó llamándola con la mirada—Vayamos a otro lado, a dónde sea esta bien. Podrías empezar una nueva vida lejos de todo tu confuso pasado.
—¿Enserio irías conmigo?—le pregunta tratando de ocultar su sonrisa.
—Contigo yo iría a cualquier lado—responde—Compraríamos una casa, de dos pisos, cerca de la playa, con paredes blancas y ventanas por todas partes para tener una mayor luz. Un balcón que abra paso a la bella vista nocturna, donde nos sentemos y solo nos dispongamos a observarlas.
Su pecho iba a explotar, y el contacto de él sobre sus hombros hacía que allí donde la tocaba, estuviera ardiendo. Su aliento le revolvía la cara. Olía a menta, a tabaco, a él. Un perfume tan embriagador que le dejó la mente en blanco durante unos segundos.
—Te quiero—musitó ella de pronto en voz baja.
—¿Eh?— se limitó a decir con una boba sonrisa formándose en su rostro a los segundos.
—No quiero irme de tu lado, porque te quiero—habló nuevamente regresando su mirada—Así que...escápenos.
Los ojos de él chispearon, y ella se vio sorprendida por la cantidad de sentimientos que se esparcieron sobre ellos.
Amor, ternura, cariño, dulzura.
Taehyung se separó de ella, pareciendo contenerse.
—Mantente alejada —exclamó divertido—Temo que no podré contenerme y voy a hacerte mía otra vez.
—No lo hagas entonces—espetó ella no haciendo caso omiso,m y en un movimiento algo rápido se colocó encima de él—No te contengas
Estaba demasiado extasiada por lo que acababa de suceder, pero si, lo amaba.
Ellos se amaban.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top