34. Беги, кролик, беги! (Capitulo alternativo)
Nota:
No suelo dejar notas, porque las considero inapropiadas y absurdas, pero esta es necesaria: decidí cambiar algunas cosas del capitulo anterior, en especial el final (el secuestro de Tabitah, Chloë, Raquel y Wahr), cuando nuevamente aparezcan las letras negras remarcadas será la parte cambiada. Usted como lector decide con cual capitulo 34 quedarse.
TABITAH.
ACTUALIDAD.
Observé fijamente a las dos chicas inconscientes en la parte trasera del auto. Gyula observaba fijamente el camino, sin prestar atención alguna a nuestras pasajeras. Las heridas de Raquel afortunadamente no eran muy graves, de hecho eran superficiales, con excepción de su intimidad, que sí estaba relativamente herida, se notaba que quien la penetró lo hizo con brusquedad, ocasionando que sangrara.
— Estoy confundida — dije, volviendo a sentarme con la vista al frente, Gyula alzó sus cejas dándome a entender que me escuchaba — ¿Acaso Afrodita no era el lugar donde educaban a las Novias y Novios para su deber conyugal?
Gyula sonrió, negando, aún me sorprendía con la frialdad y naturalidad con la cual actuaba.
— Es una especie de Grimore menos retorcido, venden a las mujeres y hombres allí, únicamente como un juguete sexual o algo similar, claro que algunas se quedan para siempre en Afrodita, también Afrodita es una especie de prostíbulo. Pero, sin duda, las personas en Afrodita son más afortunadas que las de Grimore.
Asentí, observando como poco a poco la nieve caía. Era curioso como un par de kilómetros podía traer la nieve o desaparecerla. Un par de kilómetros hacía la diferencia, entre la libertad y la esclavitud. Gyula parecía concentrado, me sorprendía lo habilidoso que es, no pensé que fuera una máquina de matar, pero al parecer lo juzgue mal.
— ¿Ahora qué?
Gyula parpadeó algo cansado, no físicamente, pero sí mentalmente, conocía esa sensación, esa mirada de querer apagar el cerebro y simplemente no pensar nada más, descansar de las propias voces en tú cabeza que no dejaban de dañar.
— Ahora vamos a encontrarnos con el cuarto testigo, de allí iremos a un hotel en una zona boscosa, allí nos estará esperando quien tiene el poder de acabar con Un Mundo Libre.
Una mirada y sonrisa singular aparecieron en el rostro de Gyula, quien sea que fuera esa persona sin duda alguna tenía el aprecio y admiración de Gyula.
— ¿Y quién es esa persona?
— Su nombre es Allegra.
Respondió, entonando un tono casi músical cuando pronuncio "Allegra".
— ¿Y cómo es tan poderosa?
— ¿Sabes qué, Tabitah? ¿Por qué no cierras la boca un rato? Ya me tienes harto.
Él tenía razón, estaba causando problemas, cuando él era mí salvador y protector.
De repente un movimiento en la parte trasera del auto captó mí atención, me giré y vi a Raquel abriendo lentamente los ojos, parecía aturdida, cansada, el viento helado de la ventana pareció despertarla del todo, mis ojos se llenaron de lágrimas cuando abrió sus ojos por completo, parecía aterrada pero luego sus expresiones faciales cambiaron por una de dolor y consolación. Su mirada lo decía todo, sus enormes ojos me decían lo mucho que estaba agradecida, la chispa de la esperanza era gratificante en sus ojos. Raquel volvía a estar viva.
— Viniste por mí — pronunció en un susurro.
Acaricié su mano con delicadeza.
— Prometí que te sacaría de allí.
— ¡Viniste por mí!
Grito saltando a mis brazos, la abracé con fuerza, era una niña, después de todo, una niña atrapada en el infierno. Besé su mejilla, era tan pequeña, una niñita que no sabía nada ni siquiera de sí misma, no merecía lo que le estaba pasando, pero eso ya no sería necesario, rayos, no, Raquel jamás volvería a sufrir algo así, no lo iba a permitir.
Debido al movimiento de Raquel, la otra chica, Chloë, según me dijo Gyula, también despertó, estaba igual de desconcertada que Raquel, pero pronto pareció entender lo que sucedía, me pareció extraño que Chloë observará de tal manera su cuerpo, específicamente su ropa, como si no estuviera segura de que eso fuera real.
— ¿Ella quién es?
Pregunto Raquel separándose de mí.
— Ella es Chloë Schilling, una chica secuestrada para servir como esclava sexual en Afrodita — dijo Gyula golpeando con sus dedos el volante, de una forma músical.
— ¿Quiénes son ustedes? — pregunto Chloë apartándose en una esquina, luciendo aterrada.
— Yo soy tu salvador, Gyula y las dos chicas a tú lado son de Villanelle, Raquel, la pequeña, también fue una esclava sexual — a pesar de la presentación poco ortodoxa nada parecía quitarle la sonrisa del rostro a Raquel, después de todo estaba a salvo, ya nadie le haría daño y el tener de vuelta esa sensación de seguridad era abrumadoramente feliz, incluso para una pequeña —. Y ella, es Tabitah, creía que Villanelle era perfecto, pero ahora sabe la verdad y...
— ¿A dónde me llevan? — interrumpió Chloë con brusquedad, provocando en Gyula una mueca de disgusto.
— Sí, ¿A dónde? — pregunto Raquel sin perder la sonrisa.
— Vamos a testificar en la corte suprema humanitaria, para poder darle a una persona de gran poder la capacidad de acabar con todas las ciudades libres del mundo y con Un Mundo Libre — respondí, causando una enorme sonrisa en el rostro de Raquel y un brillo confuso de esperanza en el rostro de Chloë.
— ¿Enserio? ¿Vamos a acabar con Un Mundo Libre? — preguntó Raquel esperanzada.
— Sí, su testimonio será más que suficiente para acabar con la secta — respondió Gyula sin observar nada más que la carretera.
A pesar de las explicaciones la angustia en el rostro de Chloë no desaparecía.
— Un Mundo Libre tiene muchísimo poder, ¿Cómo van a acabar con ellos?
Gyula sonrió, esa sonrisa torcida que había aprendido a amar.
— La persona de la cual hablo es increíblemente poderosa, tiene a los dos ejércitos más poderosos de todo el planeta bajo su poder, además, técnicamente es una reina, Zarina, para ser exactos.
— Pero...muchos miembros del gobierno son de Un Mundo Libre, ¿Ella acabará con todos?
Gyula sonrió.
— Chloë, oh, Chloë, mujer de poca fé — se burló Gyula con crudeza —. ¿Saben que sucedió hace cinco años el 21 de noviembre?
— Sí, el atentado al Vaticano.
Respondió Raquel confundida.
— ¿Eso que tiene que ver con esto? — pregunto Chloë, aún sin confiar.
— ¿Quién creen que lo solicito?
Respondió Gyula engreído.
Todas abrimos nuestras bocas con sorpresa, según sé, la iglesia católica es uno de los mayores enemigos de la humanidad o eso me enseñaron en Villanelle, si esa tal Allegra pudo hacer un atentado en contra de ellos era imparable
— ¿Tan poderosa es?
— Sí, Allegra solo quería dar una advertencia, por eso la iglesia católica se ha portado tan bien los últimos años, porque saben que Allegra acabará con ellos. Ustedes podrán irse a vivir una vida tranquila en Alemania, uno de los pocos países libres de la secta, descuiden, viví allí por años, es muy... agradable.
Estaba sorprendida, literalmente su gobierno debe ser muy influyente para que aún mantenga su poder después de declararle la guerra a la iglesia católica.
Gyula sacó su teléfono y empezó a grabar nuestras voces.
— Teniente Gyula Vodja, de la división Alfa del ejército real del imperio de Varela. Entrevista con la testigo 00-4, sobreviviente a la secta "Un Mundo Libre" ¿Cómo llegaste a Villanelle, Raquel? — todas nos miramos sorprendidas entre nosotras, Gyula puso los ojos en blanco y con algo de impaciencia hablo: — si algo llegará a pasar, como que una testigo se acobarde o sea asesinado quiero tener los testimonios para que el ataque no se vea afectado.
Todas asentimos en señal de compresión, mire fijamente a Raquel y sosteniendo su mano dije:
— Si no te sientes lista para hablar, está bien.
— Gracias, Tabitah — respondió Gyula apretando la mandíbula —. Pero es de suma importancia que Raquel hable.
— Pero...esta asustada — proteste, no quería que ella hablara, no en tales condiciones.
— Esta bien, Tabitah — respondió Raquel con una sonrisa, sin soltar mi mano —. Era mi vecino, creí que era mi amigo, era petulante, le hice...unas bromas con el internet, debido a que usaba el internet del departamento de mi hermana, creí que eso lo alejaría, en vez de eso, le guste más — Raquel apretó mi mano, a la vez en que sus ojos, sus ojitos se llenaban de lágrimas —. Yo estaba tan sola. Mamá no tenía tiempo para mi, mi hermana me veía como una molestia, yo solo quería sentirme amada...y él me hizo sentir querida. Luego...— Raquel negó con la cabeza, conteniendo las lagrimas.
— Fuerza, Raquel, fuerza — dijo Gyula observandonos desde el espejo retrovisor —. Necesito que continues.
— Gyula, por favor — rogué yo, ella ya estaba pasando por mucho.
— Puedo hacerlo — rápidamente Raquel se limpió las lágrimas y continuó su relato —. Luego, Mer, una "amiga" — Raquel se cubrió el rostro con desespero, acaricie su espalda, tratando de calmarla —. Ella me llevó a la fiesta, Gerald me convenció y ella me llevó a la fiesta — me mordí la lengua al escuchar el nombre de mi hermano, ¿Él le hizo esto? —, luego me secuestro y violo, pero pronto se aburrió de mi, entonces su padre me usó. Me abuso.
No pude mirar mas a Raquel a los ojos, mi padre y mi hermano, le hicieron muchísimo daño y yo era una culpable indirecta, solo por ser una Kralj. Gyula me observaba con curiosidad, el lo sabia todo, pero permaneció callado, ¿Quien sabe como reaccionaria Raquel al saber que yo era familiar de los hombres que la rompieron?
— Gracias, Raquel — pronunció Gyula con frialdad, parando la grabación y volviendo a empezar a grabar —. Teniente Gyula Vodja, de la división Alfa del ejército real del imperio de Varela. Entrevista con la testigo 00-3, sobreviviente a la secta "Un Mundo Libre" ¿Cómo llegaste a Villanelle, Chloë?
Por un momento quise gritarle, su frialdad era inaudita.
— Yo escape de mí casa...— Chloë pareció dudar por un segundo en continuar, pero contra todo pronóstico continuo con su historia —, fue muy estúpido, yo era joven y rebelde, creía que lo sabía todo...y yo me fui, creí que podría salir adelante sola, pero, ni siquiera tenía un lugar para pasar la noche, fue...muy díficil, tenía hambre y frío, pensé en volver a casa pero era...era ¡Una maldita perra rabiosa! — Chloë se golpeó la cabeza con enojo, ante la atenta mirada de todos, incluido Gyula —. Mí orgullo era demasiado, no quería que mamá y papá supieran que tenían razón, por eso acepté que un hombre me diera comida, fuimos a un motel, pensé que querría sexo y ya, pero después de comer sentí muchísimo sueño, al despertar estaba en Grimore, se...se suponía que me quedaría allí pero al parecer era demasiado bonita como para marchitarme en Grimore y me llevaron a Afrodita, como una prostituta.
— En cierto sentido, tuviste suerte.
Pronunció Gyula con indiferencia.
Me sorprendí su falta de empatía, quise decirle que se callara pero antes de que eso pasará Chloë respondió:
— Sí, he...he escuchado lo que hacen en Grimore. Tuve...tuve muchísima suerte, supongo.
Acepto Chloë con dificultad.
— ¡Cuidado! — gritó Raquel, cuando una figura peluda y pequeña salto hacia el parabrisas.
Gyula no reacciono y solo se detuvo después de que una mancha roja mancho el parabrisas, salimos del auto para inspeccionar que estaba pasando.
— Es un conejo — dije sorprendida.
— ¿No debería estar invernando? — pregunto Raquel.
— No lo sé — respondí, tomando una roca al lado del camino, misma con la cual rompí el cráneo del conejo, hasta que finalmente dejó de moverse.
— ¿Por qué hiciste eso? — pregunto Raquel horrorizada.
— Estaba herido, no iba a sobrevivir en estas condiciones.
Gyula sonrió perversamente.
— Tabitah tiene razón, ese conejo hubiera sido una carga y era más piadoso acabar con el.
— Descuida — le dije abrazando a Raquel —, ahora está en el cielo intergaláctico.
Dije tratando de calmar su ánimo, aunque sinceramente no creía del todo en el cielo intergaláctico.
Conduje por el camino cubierto de nieve, hasta que finalmente llegamos al Real Hotel Harrison, aunque fuera difícil de creer, un hotel de cinco estrellas se ubicaba al lado de un carretera, en medio de las montañas y el bosque. Para cuando llegamos al hotel, las tres estaban dormidas, sus rostros reflejaban tranquilidad y paz, el agotamiento y la angustia estaban grabados en fuego en su piel, pero ahora todo estaba bien, ellas sabían que estaban a salvo. El viento acariciaba suavemente el cabello de Tabitah, cuyo rostro era dulce y pacífico, un extraño dolor llego a mi pecho, ¿Enserio solo la quiero para testificar? No, ya estaba más que claro lo mucho que la quería y deseaba, haría todo en mi poder para darle un nuevo motivo por el cual vivir, incluso si ese motivo era yo. Porque ella se había vuelto mi motivo de vivir, se que sonara poco sano esto, pero después de haber rescatado a quince personas de las ciudades libres y que ninguna quisiera testificar por miedo, pocas cosas me motivaban, de hecho ni siquiera podía pensar en el después, en el mañana, pero desde que conocí a Tabitah he vuelto a pensar en el futuro. Ella me dio un posible futuro a su lado. Una vez detenido el auto, me acerque a ella, le di un suave beso en su mejilla helada.
PARTE CAMBIADA.
Tabitah estaba tan tranquila, que ni siquiera deseé despertarla, en vez de eso desperté a Chloë y Raquel, para que bajarán del auto y a Tabitah la llevé en mis brazos. Para mí sorpresa era un poco pesada, pesé a su figura anatómicamente delgada era un poco pesada, no entendía cómo o porque, ya que su cuerpo era tan delgado que a penas sí se podía considerar sano, sinceramente Tabitah estaba a unos cuantos kilos de la anorexia. Me preocupa su delgadez. Quizás después de esto la lleve con un nutricionista que la haga mejorar ese aspecto de sí misma, porque los demás aspectos de Tabitah eran perfectos, ella era perfecta, ella lo era, al menos para mí.
Bajamos del auto y caminamos hacía el hotel, me sorprendió mucho que nadie viniera corriendo para llevarse el auto al estacionamiento, era usual que hicieran esto en el hotel. Tabitah pareció querer despertar, pero sus párpados no la dejaron, solo los movió un poco pero siguió descansando en los brazos de Morfeo.
De repente un grito me hizo detenerme.
— ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡NO!
Y el sonido de una bala hizo cesar las súplicas de quién quiera que fuese aquella desafortunada persona. Una de las ventanas del hotel se abrió y un francotirador nos apunto.
— Corran...— susurré, apretando a Tabitah en mis brazos —...corran...
— ¡CORRAN! — grito Wahr saltando de una ventana, cayendo en el jardín, para rápidamente correr hacía el bosque.
Apreté a Tabitah contra mi cuerpo mientras tomaba a Raquel con mi mano libre y tiraba de ella hacía el auto, el francotirador disparó varias veces en el auto, cada disparo justo en la batería, hasta hacerlo explotar. Rápidamente cubrí a Tabitah (que para este punto ya estaba despierta y asustada) y a Raquel, Chloë cayó al suelo producto de la explosión y la humedad carretera.
— ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE!
Grité jalando a Tabitah y Raquel, Chloë me seguía muy de cerca. Corrimos directamente al bosque. Varias personas salieron del hotel, huyendo por sus vidas, pero una serie de uniformados los interceptó y asesinó. Los gritos provenientes del hotel eran espantosos, hacían eco en el bosque, pero no sólo se limitaba allí, los uniformados salieron del hotel, todos con una bandera de Un Mundo Libre en el hombro, parecía que nos estuvieran cazando.
— ¿Qué está pasando?
Pregunto Tabitah en un hilo de voz.
No respondí.
Tomé a Raquel y la subí a mí hombro, tomando a Tabitah de la mano y corriendo entre el frondoso bosque, esquivando raíces y rocas por todas partes, usé el cuerpo de Raquel para apartar las ramas que de los árboles, sorprendentemente la niña no se quejó ante los golpes, parecía mortificada del miedo.
— ¡AH!
El grito agudo de Chloë me hizo estremecer, me detuve en seco y la observé: su pie izquierdo yacía dentro de una de las trampas para osos que seguramente alguno de los uniformados había colocado allí con anterioridad, a sabiendas que tal vez intentaríamos huir por el bosque.
Me giré para seguir corriendo, ya tenía su testimonio, llevarla herida sería condenar a todos, todos...incluidos Tabitah.
— ¡No! ¡Por favor! ¡No me dejes! ¡NO ME DEJES! — grito Chloë intentando liberarse de la trampa cuyos dientes metálicos se aferraban a su carne.
— Lo siento, pero no hay opción. Tú sacrificio será recordado.
Dije para tomar firmemente la mano de Tabitah. Chloë gritaba y suplicaba para que no la dejará, tenía su mano extendida, rogando por ayuda.
— ¡No podemos dejarla! — grito Raquel golpeando mí espalda.
— ¡NO HAY ALTERNATIVA! — le grité yo.
— Por favor, Gyula, Chloë nos necesita — suplicó Tabitah, con sus ojos grises llenándose de lágrimas.
La sujeté y besé su frente.
— No.
Sentencie, tirando de Tabitah y dejando a Chloë tras de mí.
— ¡NO! ¡POR FAVOR!
Gritó Chloë mientras nos alejabamos.
— Lo siento.
Susurré, apretando la mano de Tabitah.
— ¡No! — gritó Raquel con su voz chillona.
De repente una sombra masculina paso corriendo a mí lado, me detuve y vi que era Wahr, de alguna manera nos había alcanzado, corrió hacia Chloë y usando una rama seca como palanca libero la pierna de Chloë de la trampa.
— ¡Gracias! ¡GRACIAS! — lloriqueo Chloë intentando ponerse de pie.
Pensé en seguir corriendo, pero Chloë debía tener roto el tobillo. Wahr no era alguien particularmente fuerte, por el contrario, era significativamente débil.
— No me sueltes — dijo Wahr en un vano intento de alzar a Chloë.
— ¿Wahr? — pregunto Tabitah confundida.
— Sí, linda, soy el Iluminado y ayudé a Gyula a entrar a Villanelle, ahora, ¡CORRE!
Wahr no sería capaz de cargar con Chloë, no sin ser atrapados en el intentó.
— ¡MALDICIÓN! — grité corriendo de regreso.
Empuje a Raquel en los brazos de Wahr y alcé a Chloë, mirando a Tabitah.
— ¡Sujetate de mí chaqueta!
Dije apretando los dedos de Tabitah que tronaron al ser empujados con fuerza contra mí espalda. Tabitah obedeció sin quejarse.
Y nuevamente volvimos a correr. No quería perder a ninguno, no quería. Sabía que todos y cada uno de ellos merecía una nueva vida, una mejor, lejos de las falsas doctrinas que les habían enseñado desde el vientre. Merecían vivir.
Pero si debía elegir... Tabitah debía sobrevivir.
No, TIENE que sobrevivir.
Sin importar qué o quién.
Corrimos un poco más. Con el sonido de las botas de los uniformados tras nosotros. De la nada una motocicleta todo terreno nos corto el camino, haciéndome deslizar en la humedad tierra y caer sobre el musgo y el fango de un charco, logré empujar mis manos hacía adelante, colocándolas como amortiguadores para la cabeza de Chloë y a su vez, logré evitar caer sobre ella. Intenté ponerme de pie, pero al alzar la vista nos tenían rodeados.
Los uniformados de Un Mundo Libre nos habían capturado.
— Maldición...— susurré.
Wahr y Raquel se abrazaron, a sabiendas que después de esto no habría un <<después>>, el destino de todos estaba sellado: la muerte.
Me aferré a Tabitah, en un pobre intento de que ni la dañarán, ella temblaba con sus ojos muy abiertos. Chloë se aferró a mí espalda, ocultando su rostro.
— ¿Gyula? — la voz de Tabitah fue tan débil que pensé que iba a morir — ¿Es el fin?
Miré a los uniformados que se acercaban, con sus armas en manos, listos para matarnos, pero yo no iba a morir, no sin luchar.
— No.
Solté a Tabitah y un ágil movimiento logré derribar a uno y sujetar su arma, pero justo cuando la tenía en mis manos me di cuenta que era un arma dactilar, no podría dispararla, no sin la huella digital de su portador, intenté arrancarle el dedo al bastardo pero rápidamente me golpearon y apretando la herida de mí mano me hicieron soltar el arma. En el suelo, sin salida y con la muerte como único destinatario, me aferré a Tabitah.
— ¡NO!
Gritó Raquel, al ser separada de Wahr, un soldado la llevó en sus hombros. A Wahr lo golpearon con una barra metálica hasta dejarlo en la inconsciencia. Chloë intentó sujetarse de mí, enterró sus largas uñas en mí espalda, pero al igual que Raquel finalmente dos uniformados de la llevaron.
— Tienes algo que me pertenece.
Alcé la vista y vi a la persona que menos deseaba ver: Bastián.
Tabitah se estremeció en mis brazos, yo la sujeté más fuerte.
— Sobre mí cadáver.
Bastián sonrió con insuficiencia.
— Okay.
Fue lo último que dijo, dándole la orden a los uniformados de golpearme: su fuerza era increíble, me sujetaron de los hombros mientras me pateaban el rostro y las costillas, apretaron la herida de mí mano hasta hacerla nuevamente sangrar, barras de metal impactan mí piel. Finalmente una patada certera en la mandíbula me hizo soltarla.
La solté...
La dejé ir...
Ellos se la llevaron...
¡Dejé ir a Tabitah!
Rápidamente me arrastre por el suelo sujetando su tobillo. Estaba cubierto de sangre y tierra, ella gritaba, mientras Bastián la alejaba de mí en sus brazos, ¿Por qué no escucho lo que grita?
Uno de los uniformados piso mí cabeza, forzando mí rostro a la tierra y solo pude ver mientras se la llevaban.
La dejé ir...
¡Dejé ir Tabitah!
Justo ese día me juré hacerla feliz, no dejar que nada malo le pasará, ¿Cómo pude fallar de forma tan miserable? ¡Debí luchar más! ¡Que la única forma en que me la quitarán fuera arrancándome los brazos! Un golpe más en la cabeza y todo se volvió negro.
¡No quise hacerlo! ¡Realmente no quise! Pero...estaba tan aturdido y la herida en mi mano era muy dolorosa, tenía miedo de perderla, de perder mi futuro, pero lo hice, la solté, debi aferrarme a ella como nunca y no soltarla incluso si me cortaban la mano. Pero no lo hice.
La deje ir.
Lo último que vi, fue a Tabitah cayendo inconsciente en los brazos de uno de los uniformados, con los gritos de Raquel, Chloë y Wahr de fondo.
Al despertar ya era de noche, todo estaba oscuro y no había ni un solo rastro de Raquel, Chloë o Wahr, mucho menos Tabitah. El bosque estaba completamente oscuro, como si de repente me hubiera quedado ciego, camine hacia el hotel, en busca de algún sobreviviente, para que descubriera que habían asesinado a todo el personal de hotel y huéspedes, no me sorprendía, una de sus leyes era ver como impuros a cualquiera fuera de la secta.
Aún tenía bajo mi poder mi celular, con las grabaciones de los testimonios.
Ahora bien, tenía dos opciones:
1) Correr en busca de Allegra y mostrarle las grabaciones, accionar el ataque y acabar con Un Mundo Libre, arriesgándome a que asesinaran a Tabitah y a los demás en el proceso, además de que tardaría casi tres días en llegar a la siguiente ciudad y no podía usar mi teléfono, ya que no había quedado bastante dañado en el ataque, pero al menos, las grabaciones estaban intactas.
2) O buscar a un grupo de mercenarios en contra de Un Mundo Libre a una ciudad a cuatro horas de aquí e ir en busca de Tabitah y los otros, para regresar en busca de Allegra, además de tenerlos como testimonio vivo de las atrocidades hechas por la secta.
Correr como un conejo asustado o ir tras mi futuro, tras mi razon de no querer morir por el momento.
No fue una decisión tan difícil.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top