T | 15

Hagamos un breve resumen de lo que ha pasado en mi vida estos últimos y malditos seis años.

Mi nombre es Raven Rou, tengo casi 21 años, cuando tenía 15, una perra de sonrisa bonita y con complejo de víctima, me quitó a mi hermano gemelo: Cristopher, además de que obligó a los de la FIL a arrojarme al fuego... La odio con todas mis fuerzas.

Pero, antes de ser carne asada, fui rescatada por el que ahora es conocido como el "cazatalentos". Un idiota engreído al que no le gusta mostrar su cara, se cree muy guapo, creo.

Durante casi dos años, este tipo me entrenó para matar y cazar. ¿A quién? A Reya, o ese era mi punto de vista... Ya que mis primeros objetivos fueron unos simples infectados, pero, no los matamos. El maniático los captura y de ahí, nadie sabe que hace.

Además de eso, me volví "adicta", según el guardia de celda. Ya que no puedo vivir sin los cigarrillos, solo es uno cada tres días ¿Qué tiene de malo?

Hace casi tres años, los niños de 10 años o menos, recibieron una actualización. Que les dieron habilidades únicas y excepcionales o una mierda así. Ahora, los "candidatos" que somos los que fueron entrenados por el "cazatalentos" y ahora se dedican a cazar a estos niños.

No me importan esos mocosos, nada lo hace. Solo hago lo que me piden, ya que si supiera que fue con la maldita de Reya, sin duda iría a matarla. Sin embargo, parece que ella ya se murió... Que bueno.

Pero, algo anda mal conmigo... Además de no ser la misma, cosas extrañas ahora pasan en mis sueños. Ahora odio dormir.

★★★

Raven despertó cayendo a una gran velocidad, apenas pudo reaccionar a lo que le estaba pasando. Cuando de pronto, chocó su espalda contra el suelo.

Fue un golpe brutal, pero no pudo gritar, su voz desapareció. El dolor fue efímero, ya que todo era un sueño.

Se levantó de aquel suelo hecho de piedra, no le costó trabajo reconocer aquel lugar. Que en un principio estaba lleno de vida, agua y una que otra cosa que lo hacía ver "sobrenatural". Aunque, en estos últimos tiempos, estaba muerto. El agua se habia secado, las plantas y enredaderas se marchitaron, las piedras de aquellas ruinas parecían gastadas.

La pelinegra suspiró, después de haber echado un vistazo, empezó a caminar. Todo parecía desmoronarse a su paso, con su joven, pero inexpresivo rostro.

Subió las escaleras, que estaban totalmente oscuras, sin una fuente de luz. Parecían llenas de susurros escalofriantes, que no le producían ni una chispa de miedo a Raven, esta vez, no tropezó con algún escalón.

Los murmullos y susurros la seguían, la luz que ella perseguía desde su infancia, se había ido. Los grandes ventanales que antes estaban pulcros y que daban a un jardín hermoso, se llenaron de polvo, dejando una horrible vista de un desierto de arena negra. Dónde deambulan infectados hechos de sombras, otros que parecían insectos atroces y algunos más que poseían extremidades adicionales, sus llantos podían escucharse desde adentro.

Los labios de Raven gesticularon una frase, que no pudo escucharse.

- Ya cierren la maldita boca -

Ella siguió caminando, hasta toparse con una puerta. La puerta era mucho más grande que ella y eso que Raven media casi dos metros.

Era negra, como todo a su alrededor, solo que está se distinguía por sus acabados finos en color plateado, era demasiado rústica para aquellos tiempos.

Raven sin pensarlo dos veces, giró la manija redonda de color plateado, ya que jamás imaginó, que está vez podría atravesar la puerta.

Una luz blanca dejó cegada por unos segundos a Raven, y al abrir nuevamente sus ojos, se encontró con una escena traumante.

- Ey... Así que tú eres la nueva - Era un grupito de niñas que miraron a Raven con desprecio y algo de asco.

La joven más grande solo podía ver a su niña pequeña siendo víctima de unas abusadoras y unas malditas.

- ¡Sí! Espero que podamos ser amigas - La pequeña Raven era muy entusiasta en sus primeros días en la escuela, le sonrió a las otras niñas y ellas solo se rieron. - ¿Pasa algo? ¿Dije algo mal? -

- Chicos... Ya saben que se hace con los de nuevo ingreso - Una niña de cabello lila que parecía ser la líder, dejó que unos niños más grandes se pusieran delante de la pequeña pelinegra.

- ¿Qué hacen? - Aquella niña fue tomada de los brazos y arrastrada hasta el jardín central, donde fue colgada en el asta bandera de la escuela.

- Démosle una cálida bienvenida a esta fea niña - Uno de los niños habló, prendiendo fuego debajo de las piernas de Raven.

La más grande solo pudo seguir a la multitud de estudiantes que apoyaban a los abusadores y disfrutaban del espectáculo de ver a Raven en llamas.

- ¡BÁJENME DE AQUÍ! - La pequeña niña trataba con todas sus fuerzas zafarse del asta, pero había cuerdas en sus muñecas y tobillos. - DUELE -

Todos los niños empezaron a reírse sin parar, le quemaron la mochila a la de ojos blancos y también todos sus materiales.

La Raven más grande no podía decir nada, las lágrimas corrieron por sus mejillas, intentó escapar de ese horrible recuerdo yendo en retroceso. Pero, solo encontró más burlas.

- ... Otro de los animales extintos más populares en la época del siglo XXI fue el topo, que... - La maestras pasó algunas diapositivas de holograma de algunas imágenes de topos y luego, fue interrumpida.

- ¡¿Ya vieron, chicos?! ¡Raven se parece a esa fea rata! - Aquel niño no paró reírse y sus compañeros se rieron con él.

- ¡Son idénticos! -

Raven pequeña hundió su cabeza en el escritorio y empezó a llorar a mares, sintiendo todos los dedos que la señalaban a sus espaldas.

- ¡Suficiente! ¡Todos van a preparar el almuerzo de dos meses por molestar a su compañera! - Gritó la maestra, poniendo a todo el salón en silencio.

A la salida, la niña con apenas diez años, fue rodeada por sus compañeros de clase, no parecían muy contentos con ella.

- No puedes aguantar ni una pequeña broma - Dijo un niño de cabellos rojos, y unos ojos dorados que miraban con odio a la más pequeña.

- Eres una chillona - Habló otra vez la niña de cabellos lilas que dió la orden para quemar a Raven en el asta bandera.

- Acepta que estas horrible - Otros niños empezaron a acercarse a la de ojos blancos, apretando sus puños y tronando sus dedos.

- No... No me lastimen - Raven murmuró, apretando las cintas de su mochila, retrocediendo unos pasos, pero, los más grandes le bloquearon el paso.

Raven adulta empezó a jadear de miedo, odiaba revivir ese recuerdo. Trató de escapar, pero había barreras invisibles que le prohibían salir, obligando a ver la horrible escena.

- ¡NO! - Raven pequeña, golpeó en la mandíbula con el puño cerrado a uno de los niños más grandes, fue probablemente su peor error.

- Pfft... ¿Te crees fuerte? - Él niño más alto, agarró por los hombros a la pelinegra, luego, la azotó contra el suelo.

- ¡Jajajaja! ¡Vamos, Topo! ¡LEVÁNTATE! - Gritó una persona de la muchedumbre, luego, los otros le siguieron el juego.

- ¡TOPO! ¡TOPO! ¡TOPO! -

- ¡Déjenme salir! - Raven adulta golpeó las barreras invisibles, llorando de pura impotencia, inconcientemente, volvió a sentir todo el dolor físico de ese día.

Una vez tirada en el suelo, las patadas en las costillas de la pequeña niña, empezaron. Otras niñas le empezaron a jalar el cabello, a la pobre la dejaron en su ropa interior.

Los otros niños, le echaron agua helada y pintura sacada de las bodegas. Le cortaron mechones de cabello y por si fuera poco, salieron corriendo cuando los maestros acudieron a las afueras de la escuela.

Cristopher apareció en escena, aún cuando era un niño pequeño, tomó el cuello de la camisa de uno de los niños que molestaban a su hermana y le dió una patada en la entrepierna.

- ¡Te juro que te rompo la cabeza en dos si te atreves a tocar a mi hermana una vez más! - Cristopher apretó los puños y corrió a abrigar a Raven con su chamarra y la abrazó.

El tiempo se paró ahí, la escena se volvió en blanco y negro, Raven adulta se acercó a los dos pequeños. Con una mano, intentó tocar el rostro de Cristopher; pero solo lo atravesó. Dejándola arrodillada frente a los más pequeños, sintiendo nuevamente el dolor de no tener a su hermano menor.

- Creo que llegó la hora de abrir la carta que Cristopher dejó para ti ¿No crees? - Habló una voz dulce y suave, que estaba enfrente de Raven.

- ¿Qué haces aquí? - La pelinegra alzó la mirada y encontró la desagradable vista de Reya, con su sonrisa que mostraba una calidez falsa.

Reya solo pudo reírse ligeramente y estirar su mano, ella podía atravesar las barreras invisibles que Raven no.

- No estás muerta ¿Cierto? - Raven suspiró, aceptando la ayuda para levantarse con algo de fastidio y odio.

- ¿Quieres averiguarlo tú? Puede que no te guste la respuesta -

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