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Siempre he tenido el mismo sueño desde que tengo memoria.
Estoy en unas ruinas muy antiguas, hechas de piedra y llenas de musgo por la humedad que emerge del agua en la que floto.
Me toma unos segundos empezar a moverme y nadar hacia la orilla, caminar unos escalones que siempre me hacen resbalar en el mismo lugar.
Miro los alrededores siempre, aunque sea lo mismo una y otra vez, todo es tan oscuro a medida que avanzo.
Pero al final, hay una luz muy brillante. Trato de alcanzarla y termino en una sala llena de luz, ventanales enormes que dan hacia un precioso jardín de flores junto a un estanque.
Enfrente de mí, hay una puerta que lleva a la fuente de la luz que siempre persigo. Pienso que es la salida a ese jardín, pero cuando estoy a punto de entrar, despierto.
La alarma sonó sin cesar molestando el sueño de la pequeña niña de cabello negro. Que parecía tener un relajante trance producido en su mente.
Varios sonidos electrónicos hicieron que se molestará desde los primeros minutos matutinos, como los altavoces de su hermano gemelo o la ruidosa construcción del edificio de al lado.
Con un mal genio, abrió los ojos completamente. Esos ojos blanquecinos que dudaban de que la chica tuviera ceguera y fuera la causa de su apodo en la escuela. Dónde era víctima de algo tan común como el bullying.
Sus padres no estaban en casa, así que no molestó en prepararse el desayuno. Notó el bombardeo de notificaciones de su juego de acción preferido en las imponentes pantallas de holograma desde el aparato incrustado en su esfenoide.
Dio un suspiro y desde las primeras horas entró a ese mundo virtual. Pocas personas estaban conectadas a esa hora y más ese día. Ya que la mayoría estaba en clases.
Al recordar esto, la joven apagó su aparato y se arregló el cabello antes de irse. Su hermano no iría a clases porque supuestamente estaba enfermo.
Cerró la puerta al salir y emprendió su corto viaje a la escuela. Su mochila de hombro solo tenía unas cuantas cosas, como un lápiz digital, unos imanes que para ese tiempo ya eran llamados audífonos, tarjeta para el túnel exprés y unas botas anti gravedad.
Era muy fácil usar los túneles de acceso rápido, ya que solo entrabas a un agujero, caminabas unos cuantos minutos y ya estabas en el lugar deseado.
Pero, por alguna razón, ese día los túneles no estaban fuera de servicio. Todos los que usaban ese medio de transporte estaban molestos, tenían que llegar rápido y fácil a su trabajo, con su familia o a la escuela. Como esa chica de ojos blancos y cabello negro.
- Por Lysandra, es 2994... ¿Estas cosas todavía pasan? - Se quejó la chica mientras regresaba a las afueras de su ciudad.
En el camino, no le quedó más que escuchar música que era un tanto diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar. Consistía en una mezcla de ruidos muy agresivos, rítmicos y pegajosos que podrían fácilmente motivarte a hacer ejercicio descomunalmente, las voces intermitentes dominaban entre una mezcla de japonés y ruso.
El mundo era una completa locura para ese año, los humanos como los conocemos ahora se han extinto, ya que las condiciones climáticas y la agresividad con la flora; sólo ha podido modificar el ritmo de vida.
La inteligencia artificial ha llegado hasta el cerebro humano, nadie sobrevive en el mundo sin una. Cómo todo, hay de diferentes calidades, pero de eso hablaremos después.
El método de vida se ha vuelto tan extraño, necesitas botas anti gravedad para evitar los angostos pasillos que ahora valen una fortuna. Todos tus sueños se pueden hacer realidad en está época.
Se pueden preguntar ¿Por qué alguien con una IA plantada necesita ir a la escuela? Es más ¿Todavía existe la escuela? Lamentablemente, sí. El periodo escolar dura la efímera temporada de 4 años.
Los niños o más bien dicho, Androniños son llevados a este particular periodo a los 10 años, dónde aprenderán cosas bastante simples como lenguaje computacional, robótica, deportes como: Carrera, combate cuerpo a cuerpo (para defensa personal) y expresión de sentimientos. Sí, debido a la IA, los sentimientos y arte son nulos, por lo que se tiene que aprender.
Para así, convertirse en Androhumanos eficientes y talentosos para la nueva sociedad.
Raven Rou estaba en el final de sus estudios académicos, pero, sus compañeros se tomaron muy enserio lo de la expresión de sentimientos.
Todo el mundo la odia, ya que es una niña bastante "desagradable", es de mecha corta, su paciencia es muy corta y por si fuera poco es muy perfeccionista.
A menos a si es juzgada en su escuela, pero la verdad es que es muy tímida y habla muy poco, es un poco torpe, se tropieza en todos lados y siempre se equivoca... Es como si la IA de su cerebro no funcionara correctamente.
Debido a su evidente torpeza y ojos blancos es apodada "Topo", sino hubieran visto la clase de animales extintos jamás hubiera sido apodada así.
No solo porque parece ciega, sino también, porque a los ojos de sus compañeros es considerada una niña fea.
Bueno, los Androhumanos no son para nada feos, son literalmente perfectos. No importa su color de piel o el lugar donde fueron creados (Un dato más, la reproducción sexual ya no existe, es algo innecesario y primitivo según los científicos actuales).
Cómo sea, todos tienes rasgos distintivos que de alguna manera los hacen únicos y bellos, ya sean hombres, mujeres, ambos o ninguno. Los géneros son bastante confusos, depende del Androhumano con el que estés. Aunque realmente eso ya no importa, debido a que la reproducción sexual no existe.
Volviendo a Raven, ella no es como los otros, es considerada fea por una sola cosa "Parece más humana que andro". Y es cierto, está llena de imperfecciones y de errores.
Todo mundo habla de ella a sus espaldas, con su magnífico apodo acompañando.
La verdad es que a ella ya no le importa, no es como s hubiera sacado buenas calificaciones en "expresión de sentimientos", no le dolía ni un poco.
- ¡Raven! - Uno de los amigos de Raven se acercó a ella para abrazarla, un chico de cabellos blancos con rayas negras y rizos rebeldes que siempre le hacía compañía.
- Lio - Ella sonrió y lo abrazó de vuelta, era el típico dúo de los dos raritos de la escuela. Uno era el extrovertido que siempre quería hacer amigos, pero siempre hacia silencios incómodos y la otra era la "chica solitaria" que sacaba pésimas calificaciones, pero era inteligente hasta la punta de los dedos.
- Ayer no te conectaste - Dijo la chica mientras caminaba a su siguiente clase.
- No - Habló Lio algo nervioso y un rubor bastante notorio se definió en su piel blanca (literalmente su piel es blanca como el papel).
- No me digas... ¿Otra vez Elliot? - Preguntó la de ojos blancos mientras revisaba su bandeja de entrada.
- ¡Es que es súper lindo! - Confesó el de cabello blanco aún más sonrojado, se mordió los labios en tan solo pensar en su "compañero".
- Ni siquiera le has dicho que te gusta, además... ¡No entiendo nada de eso! - Manifestó la chica algo molesta, ya que para hablar de sentimientos no era la adecuada.
- Pues claro, reprobaste Expresión - Dijo Lio con un acento de obviedad burda y con los ojos en blanco.
- ¡Cállate! - Gritó avergonzada Raven mientras cerraba las ventanas de holograma negro nítido que estaba enfrente de ella.
- Eres sentimental, aunque no quieras - Agregó el chico inclinándose un poco, cruzado de brazos y mirándola con burla.
Raven se río un poco ante su reacción y al sonar la alarma de cambio de clase, ella se despidió de su amigo para pasar a su salón.
- Nos vemos más tarde Moru - Se despidió Lio presumiendo su japonés de IA.
Ella sonrió acompañada de una risa y volvió a clase, a la cual no le prestó atención. Ya que sus compañeros murmuraban sobre ella.
- Que fea se ve Raven hoy - Dijo una Androniña a una de sus amigas.
Raven solo soltó un suspiro ante esos absurdos y ridículos comentarios, giró la cabeza hacia la ventana, dónde solo encontró el cielo gris y edificios gigantescos que arruinaban la vista. Deseaba que algún día se vieran como los de su sueño.
- ¡Ey, topo! Ve a buscar comida a tu madriguera y no nos molestes - Burló un Androniño de ojos azules que le tiró agua gris a Raven en el almuerzo.
Al no poder detectar esta situación en su sistema artificial, solo frunció el seño y se dió la media vuelta.
- ¡Huye, cobarde! - Gritó el mismo Androniño con una sonrisa de malicia al ver a su víctima huir.
Raven no era tan estúpida como para no saber lo que era ser cobarde, así que con furia se abalanzó contra el Androniño y con sus lecciones del club de combate le dió en la cara con el puño cerrado.
Veía como la sangre color púrpura manchaba en sus puños, era claro que su agresividad sería notoria, ya que, desde infante, amaba las peleas.
Las maestras IA, la separaron de su contrincante y la llevaron a la sala de castigo, un lugar dónde te retiran del mundo un momento a "pensar en las consecuencias de sus actos".
Pero, como se mencionó anteriormente, Raven no entendía nada sobre el remordimiento, la culpa y mucho menos las consecuencias de sus actos.
Casi siempre estaba en ese cuarto, por lo que siempre estaba jugando en su mundo virtual. Dónde era de las mejores jugadoras del mundo.
"WoiRou", el nombre de usuario que había marcado historia dentro del juego, lleno de disparos, acrobacias en el aire, personajes únicos y lo más importante: amigos, cosa que a Raven le costaba mucho trabajo hacer en la vida real.
Todo mundo la conocía dentro de ese mundo, los desarrolladores del juego hasta la patrocinaban, pero en la cruda realidad era solo conocida por "Topo" o Raven, nada más eso.
Justo cuando ella iba a ingresar al juego, las maestras IA la sacaron del cuarto.
- Es hora de ir a casa Raven, tus padres han llamado para que te vayas temprano - Dijo una de ellas con una sonrisa, sus ojos turquesa brillaban y generaban una confianza agradable.
- Uhm, bueno - Respondió Raven con una mueca de extrañeza, tomó sus cosas y partió del instituto.
Al salir de la escuela, Raven recibió una notificación de parte de su madre, un mensaje de texto que decía:
- Ve por Cristopher a la casa y ven a la oficina, no tardes - El mensaje transmitía cierta frialdad, pero para Raven era más bien, un sentimiento de alegría, ya que sus padres estaban muy o siempre ausentes.
Al abrir la ubicación acompañada del mensaje, Raven pasó saliva por la garganta al ver lo lejos que estaba.
El transporte seguía sin funcionar, por lo que corrió lo más rápido que pudo hasta su hogar, subiendo escaleras, trepando muros e imitando su juego de acción. Lo que solo la llevó a rasparse las rodillas y los codos.
Pero, cumplió su primera parte de la misión, ir por Cristopher a casa.
Raven y Christopher eran hermanos gemelos, pero no se parecían en nada, ya que el menor por unos cuantos minutos, tenía el cabello blanco y lacio, ojos negros que reflejaban las sombras, y unas pecas marrones claro que formaban constelaciones desvanecidas por el humo negro que cubría la atmósfera.
- ¡Cristopher! ¡Tenemos que irnos! - Gritó la chica al mismo tiempo que juntaba algunas cosas antes de partir, como comida hídrica, cargadores y algo de códigos monetarios que sus padres siempre guardaban en cualquier parte de la casa.
- ¿Qué sucede? - Preguntó el de ojos negros somnoliento, bajando por las escaleras y con sus imáfonos (Los audífonos que se usan para ese año).
- Mamá y papá nos han dicho que debemos ir hasta su trabajo y eso es lo que haremos - Contestó Raven segura de lo que hacía.
- Guau, eso sí que es inesperado ¿Mamá y papá te han enviado un mensaje? - Volvió a formular otra pregunta, mientras con su pantalla de holograma se cambiaba el vestuario.
Raven dio un suspiro y cuando finalizó de guardar las cosas en su mochila, la colocó en el inventario virtual y miró a Cristopher a los ojos.
- Tampoco es que sean tan malos - Mencionó Raven encogiendo sus hombros ligeramente y soltando una leve carcajada.
- Como quieras - Cristopher se quitó sus imáfonos y caminó hacia la salida acompañado de su hermana gemela.
Se vieron el uno al otro antes de abrir la puerta, el viaje que emprenderían sería bastante largo y cansado, asintieron con la cabeza y avanzaron a la salida.
Sin estar desconcertados del futuro, caminaron las primeras calles de su gran ciudad. Charlando casualmente de su día y conspirando exageradamente sobre los que sus padres tramaban.
*
Todo resultaba extrañamente normal, aunque... Tal vez, desees que todo hubiera quedado así.
Reflexiona un poco sobre lo que haces ¿O acaso eres tan cruel cómo para no pensar en eso?
"Yo... Solo... Deseaba.... Jamás haberte conocido... Quería sacarte de mi cabeza... Pero, cada vez que trataba de olvidar, tú volvías"
"¿Exactamente qué quieres olvidar? "
"No, no quiero olvidar... Quiero asesinarte con todas mis fuerzas"
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