E | 18
La casa de Reya no era muy grande, de hecho era una miniatura. Solo tenía lo que necesitaba, una cocina comedor con una barrita que a ella le gustaba mucho. Una sala en la cual estaba el televisor de holograma con un sillón largo para tres personas, dónde había una manta y unos cojines, ya que debido a sus largas jornadas de trabajo, había veces en las que se quedaba dormida en el sofá.
Una mesita de café con el holograma de unas plantas color rosado en ella, las flores reales costaban una fortuna.
Su recámara, que tenía un escritorio muy pequeño, donde escribía su diario. Una cama doble con mantas blancas y rosa pastel, era una cama suave y cómoda.
En su mismo dormitorio tenía un pequeño baño con una bañera y un lavamanos. A pesar de lo pequeña que era su casa, era muy acojedora y daba la sensación de estar siempre cálido ahí.
Además de que tener una casa bien acomodada ya era una fortuna, en esos tiempos, ya nadie tenía para una casa, ni siquiera para un cuarto.
- Bienvenido a tu nuevo hogar, Mark - Reya dijo, mientras abría la puerta para el pequeño con una sonrisa.
- Woah, tú sí tienes de todo - Mark recorrió toda la casa, descubriendo las recamaras y sus decoraciones. - No se nota que te gusta el rosado -
La chica se rió entre dientes al escuchar las respuestas del pequeño, ella fue a su habitación y se quitó su abrigo color crema. Al mismo tiempo que buscaba ropa de dormir para Mark.
- ¿Quién es ella? - Preguntó el pelinegro, mientras veía fijamente el escritorio de la jóven con curiosidad y duda.
Reya tomó en sus manos una fotografía de holograma de Raven, hace seis años se la había tomado cuando la otra chica no la veía. Era el constante recuerdo de sus errores del pasado, su fracaso y su resentimiento.
- La amiga de la que te había contado - Sonrió la de cabellos blancos, inmediatamente se puso de cuclillas para alcanzar la estatura de Mark y le enseñó la foto con más detalle.
- Tiene una mirada interesante - Dijo a modo de respuesta, sin tocar la fotografía, pero viéndola fijamente.
- Ella era interesante - Con un suspiro, Reya devolvió la foto a su escritorio, parecía sonreír. Aunque, en realidad su tristeza la estaba matando por dentro.
- ¿Qué le pasó? - Preguntó Mark, ladeando su cabeza levemente hacia Reya.
- Se fue - Respondió rápidamente, de sus ojos carmesí brotaron lágrimas, que inmediatamente se quitó de sus mejillas.
★
- La misma falla de siempre, señorita Rei - Habló con una mirada de disgusto, aquella nebulosa que siempre se quejaba del servicio que hacía Reya por las mañanas.
- En un segundo le traigo su crema, señor - Respondió con una sonrisa llena de frustración la joven, mientras servía el café para Lysandra.
- Gracias... Y por un día, deje de ser tan incompetente - Volvió a decir, apartando su taza de café de la vista.
- Y usted deje de ser tan molesto - Murmuró la de cabellos blancos, pero, no sabía que sí la había escuchado.
- ¿Disculpe? -
Toda la sala de juntas se quedó en silencio, la incomodidad recayó sobre todos los demás miembros del consejo, para Reya, solo el peso de perder su trabajo.
- ¿Se ha fijado en su posición, señorita? Usted, solo es una simple camarera - Escupió, en su voz había un toque de veneno que irritaba a Reya. - Yo, sin embargo, soy parte del consejo de la mismísima Lysandra. Mientras usted se da aires de arrogancia en tratar a una nebulosa que busca por su bienestar, la que le da empleo y a la que le debe respeto -
La cara de la joven se puso roja de vergüenza, de coraje y de enojo. Apretaba con todas sus fuerzas la tela de su uniforme de "camarera", sus nudillos se pusieron blancos y su respiración se volvió agitada.
- Con todo respeto, señor Thot, usted no me da empleo, es su altísima Lysandra, que de hecho; usted también está empleado por ella. No encuentro la diferencia entre usted y yo, ambos pertenecemos a la misma raza y su estatus social no le garantiza el poder y respeto que tanto desea - Reya se empezó a desatar, ni siquiera le importaba perder su empleo. - Segundo, usted no garantiza mi seguridad, allá afuera hay mutantes de todo tipo que en las noches, una dama como yo; se siente amenazada de morir uno de estos días por un maldito virus que está ¡desde hace seis putos años! -
- Señorita, cálmese - Habló otra de las nebulosas, pero fue silenciada debido a que la joven le alzó la mano para callarla.
- Nadie es menor que usted, y si fuera así ¡¿Qué va a hacer con los niños que están siendo raptados?! ¡Dígame! - Reya golpeó la mesa con sus dos puños, la nebulosa se sobresaltó y empezó a temblar. - ¡¿Qué hay de "anónimos" que le quitan sus pertenencias a la gente inocente?! ¡Respóndame!... ¡Hay muchísimos problemas que no se han resuelto y casi va a pasar una década de el origen de estos!... Ah, pero claro ¡A la maldita camarera incompetente le hace falta la leche en el perro café!... ¡¿QUIÉN ES MÁS INCOMPETENTE, SEÑOR?! -
Todos los miembros del consejo, incluso Lysandra se quedaron viendo entre sí, apenados por la verdad en las palabras de la jóven.
Luego, Reya se dió la media vuelta y salió de la sala de juntas, azotando la puerta detrás de ella.
- ¡Señorita Rei! - Habló Thot, más que avergonzado que molesto, se levantó de su asiento y trató de alcanzar a la camarera.
Unos segundos después, la puerta se volvió a abrir, los pasos de la de cabellos blancos eran muy fuertes, casi tormentosos, con una tetera metálica en las manos, la joven le quitó la tapa y miró a la nebulosa.
- ¡Aquí tiene su leche, mal nacido! - Con los ojos llenos de furia, lanzó el líquido hirviendo a la cara de la nebulosa.
Lo único que se escuchaba en la sala eran los gritos de dolor de la neubulosa, los pasos de las otras para ir a su ayuda.
- ¡Está despedida! - Gritó Thot, mientras se cubría su rostro quemado con sus huesudas y viejas manos.
- ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! - Contestó llena de frustración y ansiedad, pero estaba contenta de poder salir de ahí.
Reya volvió a azotar la puerta cuando salió, se recargó en ella. No pudo evitar llorar, no le quedaba nada. Y tenía a un niño viviendo con ella, era mucho, no podía, quería rendirse.
- ¡Orie! - Luego, llegó Lio, que rápidamente se acercó a la chica y se puso de cuclillas frente a ella. - ¿Qué pasó? -
- Yo... Exploté... Y estoy despedida - Confesó entre llantos, su mirada estaba hecha un desastre, sus labios rosados estaban húmedos, sus rojizos ojos estaban llenos de lágrimas.
- Ay, Orie - El chico no pudo evitar abrazarla y acariciar su espalda, sabía lo mucho que le costó tener ese trabajo. Para el sueldo miserable que tenía.
- No sé que hacer... Tengo un niño viviendo en mi casa y pronto me van a quitar todo lo que tengo, esas malditas nebulosas no hacen nada más que parlotear en esos ridículos asientos - Sollozó, pero, intentó quitarse sus lágrimas de las mejillas.
- Espera... ¿Tienes un niño? - Preguntó con confusión, retrocedió de su abrazo para ver a la joven. - Te ves muy pequeña para ser mamá -
Reya se quedó atónita ante la reacción del otro joven de cabellos rebeldes y ojos negros, pero, luego se rió a carcajadas, como nunca lo había hecho.
- ¡No, Lio! No es mi hijo, es como... Mi hermanito pequeño - Se rió nuevamente, el brillo en su mirada regresó y miró a los ojos a Lio.
- P-perdón... Yo... Pensé... Olvídalo - Respondió nervioso, para ocultar su vergüenza ayudó a Orie a levantarse del suelo y apartar la mirada. - Pero, puedes contar con mi ayuda para cuidar a ese niño mientras buscas otro trabajo -
- ¿Enserio? - Orie sonrió y no pudo evitar a Lio del agradecimiento. - Muchas gracias, Lio... De verdad que me sacas de un buen aprieto -
Lio se rió y apartó con suavidad a la joven, asintiendo con la cabeza. - No te preocupes, para eso están los amigos -
- Te llevaré a Mark a tu casa, descuida, es un buen niño - La otra sonrió y miró a Lio a los ojos.
- Bien, no hay problema -
★
Mi nombre es Lio Mondai, tengo 21 años de edad. Trabajo como capitán de la constelación "K1345", tengo una vida llena de lujos y lo más importante, segura, pero; me arrepiento de mi vida desde el día en que me enlisté en la FIL.
Y no me había arrepentido de otra cosa en estos seis años, hasta que conocí a Mark Oh.
- ¡¿No dijiste que era un niño "tranquilo"?! - Gritó el de cabellos alborotados, mientras perseguía al niño que corría por toda su casa, viendo que cosa se veía fácil de romper.
- ¡Dije que era un buen niño, no uno tranquilo! - Contestó Orie, al mismo tiempo que, recogía todas las cosas que Mark iba tirando a su paso.
- ¡Es prácticamente lo mismo! -
- ¿Qué es esto? - Preguntó el más pequeño, mientras tomaba en sus manos un jarrón y luego lo dejaba en la orilla de la mesa, corriendo, fue a husmear las pantallas, bocinas y fotografías de Lio. - ¿Y esto?... ¿Para qué es esto? -
De un salto, Lio atrapó a Mark, como si de un perro se tratara, luego, cerro sus ojos al escuchar como una figura de cristal se rompía en pedazos.
- ¡Lo siento, Lio! ¡T-te lo pagaré! - Habló la muchacha de ojos rojos, también sintiendo un escalofrío de arrepentimiento al escuchar el vidrio roto.
Lio sentó en el sillón blanco a Mark y suspiró, dándole un videojuego para que se entretuviera y no hiciera más desastres.
- No te preocupes... Ni me gustaba tanto - Respondió el de rayos negros en el cabello, sonriendo, pero, sufriendo por dentro, era su figura favorita. ¿Para qué mentir? Pero, no quería hacer sentir culpable a su amiga.
Luego, un pequeño robot en forma de esfera de color negro con turquesa, y una pantalla frontal que simulaban sus ojos que eran dos puntos de color celeste; rodó hasta donde estaba la figura rota y se desarmó en pequeños cuadrados para crear sus manos y recoger el cristal despedazado.
- Buenas noches, Capitán Mondai, buenas noches señorita Rei ¿Gustan algo especial para cenar? - Saludó con cortesía y amabilidad el pequeño robot, su voz era muy cálida y suave, agradable para todos.
- Buenas noches, Ster... Dejaremos que la señorita Rei escoja la cena por hoy- Habló Lio como respuesta, cruzándose de brazos para mirar a Orie.
- De verdad lo siento... Yo... Prepararé la cena de hoy, soy buena en eso últimamente - Sonrió nerviosa la de cabellos blancos, quien ya no traía sus tacones plateados de perseguir a Mark.
- Sería un placer ayudarla, señorita - Habló de nuevo, Ster, quien flotó alrededor de la joven de cabellos blancos.
- Muy bien, también necesitaremos la ayuda de Lio para esta receta - La chica sonrió de nuevo, atándose su cabello para dirigirse a la cocina junto con Lio.
Orie, Lio y Ster habían preparado algo de costillas en salsa agridulce y puré de papas, acompañado de una ensalada de espinacas, lechuga y tomate.
Reya estaba terminando de preparar la salsa agridulce para las costillas, ella tomó una cuchara individual para probarla, luego, miró a Lio, quien estaba muy concentrado preparando el puré, así que ella habló.
- ¿Por qué te enlistaste en la FIL? - Preguntó la de cabellos blancos, mientras miraba el uniforme de Lio.
- Solo tenía un objetivo - Dijo el de mechones negros, mientras machacaba las patatas.
- ¿Cuál era? - Siguió interrogando Reya con una sonrisa, agregando condimentos a la salsa.
- Encontrar a mi mejor amiga, y al chico que me gustaba - Lio suspiró, dejando de lado el puré y mirando a sus manos. - Ellos son hermanos gemelos... Daría todo lo que fuera por saber algo de ellos -
Al escuchar la respuesta del chico, Reya soltó la cuchara de sus manos, manchando su uniforme de camarera de salsa agridulce, sus ojos se quedaron fijos en la nada, y sus piernas empezaron a temblar.
- ¿Cuales eran sus nombres? - Continúo la chica, mientras recogía la cuchara y limpiaba algo de su uniforme.
- Raven y Cristopher Rou... Las únicas personas por las que se que aún sé que vale seguir viviendo - Lio se cruzó de brazos y luego miró a la joven. - ¿Estás bien? -
- Sí - Dijo ella con una sonrisa, peinó uno de sus mechones blancos detrás de su oreja y miró al pequeño Mark. - Es hora de cenar -
- ¡Huele delicioso! - Corrió Mark hacia el comedor y tomo asiento.
- Lo sé, somos grandes chefs - Se rió entre dientes Lio, mientras se sentaba en medio de Reya y Mark.
Mientras Ster servía la cena para los tres, Reya se quedó anonadada, viendo fijamente a ningún lado, las palabras de Lio resonaban en su cabeza, todas las memorias de Raven regresaron a su cabeza. Todos los traumas que quería olvidar, volvieron.
- ¿Conseguiste alguna pista sobre ellos? - Preguntó una vez más, mirando a Lio con los ojos muy abiertos.
- No -
★
EXTRA!
Dibujito de Reya que hice a mitad de la clase, me gustó como se veía. Y bueno, aquí anda. (Aún sigo con mi sueño de que está novela sea un cómic)
Sé qué hay pocos fans (jajaja) Pero, díganme:
★ ¿Qué les está pareciendo la historia?
★ Personaje favorito
★ ¿Tienen teorías conspirativas sobre la historia?
Dato: Coronas, Rosas y Espinas iba a ser una novela de fantasía. Pero, me dió flojera, porque quería crear muchas criaturas y demás; había muchísimos personajes innecesarios y la trama iba a ser súper aburrida. Además, Reya iba a ser la villana y Raven iba a ser la heroína.
Los dejaré pensando ¿Qué habrá sido de la novela si hubiera tomado ese rumbo? ¿Les hubiera gustado?
Yo me despido, donde sea que estén y el tiempo que sea.
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