Capítulo 34. Larga vida al rey del sol

CONAN

Mi mundo se desmorona por donde mire; no hay nada a lo que aferrarme. Grito el nombre de Desmond, pero él ya no me escucha, nadie lo hace. Las gigantescas alas de Kilian parten el cielo en dos, sus llamas azules caen a borbotones como gotas de lluvia.

Aquel drokar se ha llevado a mi otra mitad.

Y no puedo salvarlo.

Quisiera poder tener alas, dientes filosos o magia capaz de poder quitar de encima aquellas garras filosas que atraviesan el cuerpo de Desmond.

Caigo en una bruma que me quema más allá del alma. Unas voces dicen mi nombre, me sujetan unos brazos delgados y calidos, ponen su cabeza justo en mi corazón...

Un latido, dos, tres.

Sigo vivo.

Un rugido hace que mis huesos tiemblen. Binu está aquí, estoy sobre ella...

—Su propia magia —reconozco la voz de Amber, ella es quien me está sujetando, pero me suelta lanzando un grito—. ¡Lo está quemando!

Miro mis manos, las cuales están resplandeciendo en una luz roja tan intensa como las llamas de allá abajo. Me levanto con cuidado tratando de no poner mis manos sobre Binu, pero mi magia me jala hacia ella.

—Conan... —Amber se aferra de Binu para no caer, tiene la cara llena de ceniza, sus ojos verdes se desbordan en un grito de desolación—. Su ala está rota

Binu ruge en respuesta, su enorme cuerpo se mueve con dificultad y mi magia puede sentir como su corazón bombea con frenesí, para no darse por vencida. Bajo la mirada hasta su hermosa y ahora destrozada ala derecha...

Mis manos se posan en su cuerpo escamoso, Amber ahoga un grito, quizás pensando que mi calor interior la quemaría. Mi magia se extiende por todo el cuerpo de Binu, desde sus intensos ojos naranjas hasta su cola llena de púas.

Ella me salvó, nos salvó a los dos a pesar de estar herida... A pesar de que su corazón quería dejar de latir y hundirse en la devastación. Mi magia de sanación la enreda en chispas rojizas, el rostro de Amber se ilumina al igual que la mía al ver como el ala de Binu se une pedazo por pedazo.

Binu ruge como jamás lo había hecho, sus alas se agitan en una ráfaga veloz llevándonos hacia arriba, su corazón late ahora con coraje y valentía. Da un giro mortal con otro rugido, llevándonos a toda prisa hacia Kilian.

—¿Dónde está Vicky? —le pregunto a Amber volteando a ver hacia abajo.

—Ella está bien, Eric la atrapó con su magia —Amber se quita unos mechones de cabello de la cara—. Binu apareció debajo de nosotros justo antes de arder.

Estiro mi mano hacia su mejilla, ella se aleja con precaución, pero yo me acerco más.

—Siento haberte quemado. Sabes que jamás te haría daño...

Ella me regala una sonrisa cómplice mientras acerca su mejilla delicadamente a mi mano. En un instante, mi magia se despliega, envolviéndola en una curación instantánea. Aunque por fuera todo parece perfecto, en mi interior, estoy desgarrándome. Mi magia, un susurro desesperado, clama por él, mientras mi alma derrama lágrimas silenciosas. Siento la urgencia de salvarlo, de rescatar a mi único y verdadero amor del abismo que amenaza con devorarlo.

—Binu —pronuncio su nombre—. Quiero que le arranques la cabeza a Kilian si es necesario. No pares de volar, síguelos... No puedo perder a Desmond; hoy no será el día en que se cree una balada a su nombre.

...

DESMOND

Mis gritos son tragados por el aire. El atardecer violeta es el único espectador de mis intentos inútiles por zafarme de las garras de Kilian. No hay nada que pueda hacer...

Me estoy desangrando.

Trato de comunicarme con Luca por la mente; digo su nombre, lo grito y le imploro, pero no hay respuesta.

A lo lejos puedo alcanzar a ver un remolino de oscuridad que va creciendo hasta tapar al sol, chispas de luz salen de ahí acompañadas de rugidos guturales. Mi hermano debe de estar ahí... debe estarlo.

Kilian ataca con su aliento de hielo a todo lo que está abajo nuestro, sea enemigo o no.

Sus garras se entierran aún más y por un instante mi visión se oscurece.

El reino Umbria pronto se quedará sin heredero, sin un rey.

La voz de Triddor ataca mi mente acompañada de un zumbido horrible que hace que quiera arrancarme los oídos.

Kilian se mueve de manera brusca, por unos segundos puedo ver sus grandes ojos rojos... él también ve los míos. Y con eso basta para que el pobre chico ahí dentro me grite por su perdón. Triddor lo está controlando.

La piel blanca de Kilian poco a poco se va llenando de sus marcas oscuras. Mi vista es cada vez más borrosa, pero me resisto a mantenerlos abiertos porque frente a mí está una criatura bendecida en polvo de estrellas. Es hermosamente terrorífico ver como sus marcas pelean consigo mismo para tratar de acorralar a Triddor y expulsarlo de su mente.

Bolas de luz y otros hechizos mágicos salen volando hacia nosotros, tratando de herir a Kilian para que me suelte...

Un rugido bestial termina de romperme los oídos, Kilian aprieta más y mi sangre empieza a caer en gotas enormes, a mi pueblo en llamas. Otro drokar aparece entre las nubes de ceniza, sus ojos naranjas se me hacen conocidos, la manera en la que me mira también, mi pobre mente no logra recordar quién es... Pero lo reconozco a él.

Estoy por pronunciar su nombre cuando Kilian se deja caer en picada antes de que las llamas de aquel drokar lo alcance, sus alas se pliegan a su cuerpo helado y sus garras me sujetan como si fuera un tesoro que acaba de robar.

Caemos juntos al suelo, la tierra me rebota en el rostro, Kilian se derrapa llevándose consigo a las pocas casas que aún están de pie. Una vez que nos detenemos me suelta con rudeza, mi cuerpo rebota en el piso y toso sangre que me mancha la vista...

Que los dioses me ayuden.

En un parpadeo, ráfagas de llamas azules terminan de quebrarme por completo.

...

CONAN

El mundo es iluminado por un azul ardiente. A lo lejos, en un remolino de tinieblas, Luca trata de detener a Triddor, sin saber que su hermano está bajo las llamas de Kilian.

Binu se detiene abruptamente, Amber entierra sus uñas en mi hombro y mi corazón se detiene por un momento.

Las llamas de Kilian atraviesan el cuerpo de Desmond, pero no lo está quemando... lo está asfixiando, está quitándole su vitalidad tratando de convertirlo en otra criatura fría y hueca.

Por debajo de nosotros, alcanzo a ver a Vicky que corre junto a algunos hechiceros de luz.

—Debes irte, no puedo permitirme perderte también. —le digo a Amber y sin dejar que me conteste la empujo con suavidad.

Los hechiceros de luz la atrapan con su magia y Viky corre a abrazarla.

—Alista tus colmillos —Binu vuela con más fuerza—. Protejamos a nuestro rey.

Las llamas de Binu se despliegan por toda la espalda de Kilian, él ni siquiera se mueve, sus marcas oscuras recorren su gran cuerpo, sus ojos rojos voltean a verme sin dejar de lanzar su hielo hacia Desmond.

—¡Kilian! —Amelia aparece desde el otro extremo junto a sus guardias—. ¡Detente!

Binu logra que su fuego penetre en Kilian quien suelta un rugido de dolor, Binu se acerca más, tan rápido que casi caigo, sus garras se aferran a la cabeza de Kilian y sus llamas azules se alejan de Desmond dando contra unos árboles los cuales se congelan en segundos. Binu jala con fuerza a Kilian, enterrando más sus garras y haciéndolo sangrar. Me alzo rápidamente y en cuanto veo el suelo lo más cerca posible, salto sin pensarlo.

Los drokars se envuelven en una pelea de hielo y fuego, de marcas oscuras y de halos de luz provenientes de los hechiceros de Luz. Paso por debajo de ellos evitando que me aplasten, mi magia me ayuda a moverme con más agilidad.

Me detengo abruptamente frente a Desmond... hay demasiadas capas de hielo cubriéndolo.

Es demasiado tarde.

Mi magia lo sabe así como mi alma; que de alguna forma está conectada a la suya.

El hielo sobre él lo tiene prisionero. Desde este punto, contemplo como su cabello, va perdiendo su tono dorado, pasando a transformarse en un resplandeciente color plata. Corro hacia él, deslizándome en la tierra mientras golpeo el hielo con frenesí, con la esperanza de rescatar a mi único amor antes de que la oscuridad lo consuma por completo. Mis pasos se convierten en una danza apresurada sobre la tierra congelada, y una vez que llego me lanzo a golpear con frenesí el hielo que separa nuestros destinos.

Desmond yace frente a mí con los ojos cerrados, un velo que oculta la profundidad de sus hermosos ojos verdes. Anhelo que los abra una vez más, solo para perderme en esa mirada que tanto amo.

Con cada golpe, la magia ancestral que corre por mis venas despierta, un fulgor intenso que emana de mis manos y se proyecta sobre el hielo. Este resplandor, a la par que sanador, posee la fuerza de un fuego divino, capaz de consumirlo todo a su paso. El hielo, testigo de mi desesperación, cede poco a poco ante la fusión de sanación y luminosidad que emano.

La magia baila en espirales, formando patrones etéreos a medida que se adentra en la prisión de hielo que envuelve a Desmond. Es entonces cuando siento la conexión entre nuestras almas intensificarse, una resonancia que va más allá de las palabras. Mi magia, como un eco desesperado, busca aferrarse a la esencia de su ser.

A medida que el hielo se derrite, mis sentidos captan la debilidad de su corazón, un latir vacilante que amenaza con extinguirse. 

El amor de mi vida se está yendo...

Mi magia, imbuida de determinación y amor, se convierte en un manto cálido que envuelve a Desmond. Aunque su corazón esté al borde de la extinción, mi magia se aferra a él con tenacidad, tejiendo una red de curación que resuena con la promesa de vida.

En el proceso, algo sorprendente ocurre: el cabello corto de Desmond, comienza a crecer con la fuerza regeneradora de mi magia. Cada mechón, como hilos de esperanza, se extiende por su rostro.

Sin embargo, la misma magia que sana a Desmond cobra un precio. Mi propio cabello, testigo de la fuerza desbordante de mi poder, comienza a arder. El fuego que ilumina el hielo también devora mi propia esencia, y mientras la sanación fluye hacia Desmond, siento cómo la intensidad de mi magia consume parte de mí, manifestándose en la danza incendiaria de mi propio cabello.

—No puedo perderte —lanzo las palabras en un grito desesperado—. Tu pueblo te necesita... yo te necesito. Por favor Desmond, no me hagas esto... por favor vuelve a mí.

No está funcionando. Desmond no despierta a pesar de que estoy poniendo todo mi poder en él. Doy otro grito que destroza mi garganta dejando caer mi frente sobre la de él.

—Mi alma es tuya —le susurro aferrándome más a su cuerpo frío—. Siempre lo ha sido.

En un instante de trascendental magia, una explosión de poder estalla, sumiendo al mundo en una oscuridad profunda. Entre el polvo de estrellas y las cenizas en el aire, me encuentro en el epicentro, con el corazón decidido a salvar a Desmond, incluso si eso implica pagar un precio doloroso.

Con un gesto desesperado, ofrezco una porción de mi propia alma para rescatarlo; la misma que recuperé hace unos días. Pero en lugar de consumirme en sacrificio, mi magia se eleva a un nuevo nivel, transformándose en un poder sobrenatural que me envuelve y me sumerge en un dolor intenso, pero diferente. No es la quemadura ardiente que esperaba, sino una ola de emociones abrumadoras que me estremece hasta lo más profundo de mi ser.

Mientras este dolor se apodera de mí, un resplandor brillante envuelve a Desmond. En este momento de conexión intensa, algo más profundo que la magia se manifiesta. Una fuerza espiritual, tan ardiente como inquebrantable, nos envuelve, trascendiendo los límites de la realidad. Nuestras almas se toman la una a la otra en una sinfonía apasionada de amor eterno.

Este lazo etéreo no conoce barreras de hielo, fuego ni ninguna otra adversidad. Es una conexión que arde con la intensidad de un fuego descontrolado, un vínculo que va más allá de la lógica, alimentado por la pasión que emana de nuestras almas ardientes. Mientras la magia danza a nuestro alrededor y el mundo espera su renacimiento, nuestras almas se abrazan en una fusión apasionada, sellando una conexión que no conoce límites.

Juntos experimentamos la maravilla de una unión espiritual que va más allá de cualquier comprensión terrenal. Es un testimonio de que nuestro amor no solo enfrenta las pruebas, sino que se eleva por encima de ellas.

Sus ojos se abren de par en par, el verde en ellos resplandece, su piel vuelve a tener calidez. Extiende su mano temblorosa hacia mi mejilla, me alejo un poco para poder verlo mejor, mi magia sigue haciéndome añicos, pero una sonrisa se extiende por mi rostro y presiono aún más la mano de Desmond contra mi mejilla. 

...

DESMOND

El cabello de Conan está envuelto en pequeñas llamas de magia. Su piel se siente demasiado caliente... me está quemando, pero dejo que se acerque a mí, dejo que me abrace y que me bese.

—Mi alma también es tuya —le digo una vez que nos separamos—. Escuche todo lo que me dijiste... Mi alma siempre te pertenecerá Conan Chalamet. Soy tuyo, así como tú eres mío.

Mi magia siempre te ha venerado. —su voz es débil, sus ojos emanan cansancio, pero aun así no para de sonreír—. Desde el momento en que te conocí... siempre ha estado locamente enamorada de ti. Yo estoy locamente enamorado de ti, te amo Desmond Andillac.

Lo atraigo hacia mí, nuestros labios se encuentran en un beso que va más allá de lo físico. Es un encuentro apasionado, como si el universo mismo se detuviera para presenciar la fusión de dos almas enamoradas.

La magia que nos envuelve parece intensificarse, creando destellos de luces iridiscentes mientras nuestros corazones laten al unísono. El roce de nuestros labios es una explosión de sensaciones, un suave frenesí que despierta todos nuestros sentidos. Cierro los ojos, sumergiéndome en las emociones que se desatan con cada suave roce y cada dulce suspiro.

En ese beso, no solo nos entregamos el uno al otro, sino que también nos sumergimos en la esencia misma de nuestro vínculo. Puedo sentir la pasión y la devoción fluyendo entre nosotros, como si nuestros corazones hablaran un lenguaje que solo ellos comprenden. Es un beso que trasciende el tiempo y el espacio, sellando nuestro amor con la promesa de una eternidad compartida.





QUE VIVA EL AMOOOOOR AAAAAAA

Amo a estos dos, no sé qué sería de mí si no hubiese escrito esta historia... sus almas reales o no, siempre estarán junto a la mía.

Ala. 👑

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