Capítulo 32. Equipo destructor de mundos

LUCA

—¿Piensas que ahora por tener de tu lado al rey Millar y el hecho de que salgas con su hija te hace menos vulnerable a mí? —Mi padre camina alrededor de mí en medio de la sala de juntas, donde hace tres horas estaba a reventar de consejeros de los tres reinos—. Aleja esa mirada de mí.

—¿Cuál mirada? —mi tono aburrido lo hace enfurecer aún más—. Es mi mirada de siempre.

—No soporto esos ojos —me dice exagerando cada palabra con asco

—Ya lo sé. Lo intuiste incluso frente a todos hace rato cuando te tomaste casi media hora de la junta para hablar de mi expulsión de este reino, esperando a que los consejeros estuvieran de tu lado —le lanzo una sonrisa y mis marcas oscuras se intensifican, mis ojos rojos lo recorren de abajo hacia arriba—. Lástima que solo... ¿diez?, estuvieron de acuerdo contigo.

—No mereces estar en este castillo, así que vete, toma de la mano a tu nuevo rey, a tu novia y a tus amiguitos y lárgate para siempre.

Sus palabras ya no me hieren como antes. Ya no causan ese efecto en mí.

—No hasta que acabemos con todo esto. Triddor sigue allá afuera, puede atacar ahora mismo si eso desea y sabes, muy dentro de ti que la magia que poseo es una gran arma contra el. Además, tampoco me iría dejando a mi hermano a su suerte, recuerda que él es tu heredero si muere, ¿que pasara entonces?, debo estar aquí, quieras o no, para protegerlo a él y a este lugar, que sin importar que me eches siempre —me acerco a mi padre él da pasos torpes hacia atrás estampado con una silla—. Siempre, será mi hogar.

Nos quedamos viendo unos segundos, los cuales se sienten eternos. Me doy la vuelta haciendo que uno de mis ojos regrese a la normalidad, me trueno los dedos antes de tomar el pomo de la puerta y me giro hacia mi padre.

—Y tranquilo, una vez que acabemos con esto, me iré. Tengo planeado irme en un barco y navegar a tierras distantes, así que relájate, muy pronto desapareceré de tu vida.

Con eso, abro la puerta y salgo de la sala de juntas. Un escalofrío me recorre la columna, no sé cómo, pero puedo sentir aún la mirada de mi padre atravesándome hasta dar con mi magia oscura, donde en un parpadeo la toma para romperla en dos, dejándome vacío.

Mi magia chisporrotea dentro de mí, dándome ánimos a su manera. Sonrio de solo sentir que la presencia de Tetis está por llegar.

—Ni siquiera me dio las gracias —hablo justo cuando Tetis dobla la esquina del pasillo tomándome del brazo—. Pensé que lo haría teniendo en cuanta de que todo el mundo ya lo hizo.

—Está celoso —me dice y su magia de luz se entrelaza con la mía con tanta facilidad que me eriza la piel—. Desearía poder ser tú, lo sé. Poseer magia oscura solo tiene tres caminos; el primero es que la gente te odie y aborrezca lo que eres; el segundo es que la gente te admire y tenga confianza para abrirte la puerta de sus casas anhelando la ayuda que tu magia puede ofrecer y la tercera es que deseen arrebatarte tu magia, por ambición, por deseo, solo para ser igual de poderosos e invencibles. Y creo que tu padre está en ese tercer camino.

—Combinado con que de verdad, pero de verdad me aborrece.

—Y de verdad, de verdad, espero te des cuenta de cuanta gente allá afuera te admira. Para muchos, tú fuiste su salvación.

Su salvación.

Aquello me hace sentirme enorme, orgulloso y bendecido. Pase de ser su príncipe y su heredero a ser su salvación. ¿Qué más honor puedo desear que eso?

—Y sabes que me tienes —Tetis entrelaza sus dedos con los míos—. No me aborreces Luca Andillac, para mí, tú eres más que mi salvación. Lo eres todo.

—Le dije a mi padre que me iría... que nos iremos. —La mirada de Tetis se suaviza

—Ya tengo todo listo, tú no te preocupes.

—¿De qué hablas?

—Mi barco, ¿lo recuerdas? —juntos empezamos a caminar sin soltarnos de las manos—. Lo mandé a arreglar y a hacer aún más grande. Eric y Sharman ya tienen una lista gigante con los nombres de los hechiceros de luz que nos acompañaran...

—Eso es verdad —la voz de Eric suena fuerte detrás de una pared

—¡¿Qué parte de quedarte callado, no entendiste?! —Sharman lo regaña abriendo lentamente uno de los muchos pasadizos secretos

—¿Y qué parte de no seguirme no entendieron ustedes dos? —Tetis los saca jalándolos de los brazos

—Culpa a Sharman de eso —Eric se acomoda sus lentes mirando a Sharman que está haciéndose el tonto mirando sus zapatos

—Ya sé que tu trabajo es cuidarme —Tetis baja la voz—. Pero sabes muy bien que nada me pu...

En un abrir y cerrar de ojos, todos terminamos tirados en el suelo, enredados entre voces y risas.

—¡Hunter basta! —la voz de Conan suena a mi costado—. Me estás llenando de baba.

—Te dije que le agradarías —la voz de mi hermano suena por encima de mí

—Creo que olvidan que nos están aplastando —Eric apenas si puede hablar

—Hay una pata peluda en mi cara —Tetis tose un poco

—Y decías que no necesitas mi protección —susurra Sharman

—Cállate Sharman o si no, tu puesto se le doy a Eric.

—Lo que usted diga, su alteza.

—Qué vergüenza —Conan se levanta de entre todos, Hunter, el gigantesco lobo de mi hermano, lo sigue—. Discúlpenme, nunca pensé que Hunter me persiguiera.

Todos nos levantamos sacudiendo nuestras ropas.

—No te hubiera perseguido si no hubieses salido corriendo en cuanto lo viste —Desmond se queja acariciando a Hunter

—Creí que me comería —reprocha Conan volteando a mirarme—. Que bueno que te encuentro, ¿estás listo?

...


—La duquesa les manda saludos —Conan nos voltea a ver mientras mi hermano abre la puerta de la biblioteca, uno de los lugares que no recibió daño alguno en los ataques recientes—. Dice que si en un futuro... en su boda —Tetis y yo miramos sonrojándonos hasta las orejas—. Si no le dejan una silla a su nombre, vendrá de entre los muertos a jalarles de las orejas.

—Sí, eso suena muy de ella —susurro alejando esa visión de mi mente

—Si ahora que está viva da un poco de miedo —dice Eric abrazándose a si mismo—. No me imagino lo terrorífica que se verá como fantasma.

—¿Y de qué hablaron ustedes dos?

—Ah, ni te esfuerces en preguntar —Desmond resopla sentándose sobre una mesa tirando unos libros—. Ya le pregunté como por diez minutos y lo único que me dice es...

—Solo me felicito por mi cumpleaños, se rio de la muerte de Agroz como por quince minutos y trato de convencerme de que aun con canas es la mujer más bella en este planeta.

—Eso —Desmond chasquea la lengua entrecerrando los ojos—. Pero, por la manera en la que no deja de rascarse la nariz, sé que no nos ha dicho toda la verdad.

Conan para de rascarse ocultando sus manos detrás de su espalda.

La gran puerta de la biblioteca se abre, escuchamos unos pasos apresurados acercándose. Amber aparece agitada junto con Binu.

—Tu padre te busca —las dos se dirigen a Tetis—. Creo que se trata de tu madre...

Tetis se pone tensa, a mi lado, ella da un paso y yo hago lo mismo.

—Tú quédate —me dice con tranquilidad—. No pueden retrasar más esto —mira de reojo a Conan—. Si algo más pasa... sabes que puedo hablarte sin mover mis labios. Siempre me encontrarás, ¿no?

—Siempre —tomo sus manos y mis labios se posan en ellas

Tetis se aleja de mí junto con Sharman y Eric. La puerta se cierra y un silencio se expande por la biblioteca hasta que escucho una risita tras de mí.

—¿No te parece que son adorables? —Desmond está sujetando a Conan moviéndolo de un lado a otro

—Basta —le digo rodando los ojos fingiendo incomodidad, pero mi sonrisa me delata—. Hagamos esto.

Conan asiente suspirando y quitándose su capa preparándose. Por fin me regresará la parte de mi alma que vive dentro de él; sin eso yo jamás hubiese despertado, le debo todo, todo.

La puerta se vuelve a abrir y unos pasos más pesados se acercan con intensidad. Los tres dejamos salir un pequeño sonido de sorpresa al ver no a Tetis, ni a ninguno de nuestros amigos frente a nosotros.

Mi padre está sujetando una larga y filosa daga cuando se abalanza sobre nosotros sin piedad.

Todo se vuelve borroso, mis sombras se esparcen por todos lados tratando de encontrar a que aferrarse.

—¡¿Qué es lo que estás haciendo?! —grito contra el rostro de mi padre, quien no me quita las manos de encima, está aferrado a mí apuntando su daga contra mi pecho

—Lo que debí hacer desde un principio —no reconozco la voz de mi padre... es él... sigue siendo él—. Debí hacerlo todo por mí mismo.

Conan y Desmond intentan quitármelo de encima; mi padre me suelta tomando con su otra mano su pesada espada y de un solo movimiento toma a Desmond del cuello de su camiseta y lo estampa contra un librero. Mis sombras se mueven ansiosas por defender a mi hermano, pero algo dentro de mí no me deja...

¿Acaso mi padre me iba a matar?

—¿Cómo te atreves? —mi hermano forcejea para librarse de nuestro padre—. ¿Cómo puedes hacer esto?

Conan se mueve para ayudarlo, mi padre estira la espada contra el cuello de Desmond.

—Ni lo pienses —le dice presionando más la espada—. Él no tiene nada que ver con esto, ¿o si Conan?, esto siempre se trató de nosotros tres, así que da dos pasos atrás si no quieres que su sangre sea derramada.

—¿Cómo osas amenazar mi vida para esto? —Desmond sujeta el brazo de mi padre tratando de alejarlo—. Eres patético.

Mi padre se aleja un poco solamente para alzar la mano con la que sujeta su daga y golpear a Desmond en la cabeza, tan fuerte que el golpe hace eco en la biblioteca. El cuerpo de mi hermano se desvanece en el piso.

Conan grita su nombre tratando de acercarse, mi padre se atraviesa en el camino con una sonrisa de satisfacción.

—¿En serio me crees tan insensato para herir a muerte a mi único heredero? —mi padre juguetea con su daga—. Dicen ser los héroes de este lugar... y miren, me basto solo unos minutos para dejar inconsciente a uno imaginen lo que les pasara a ustedes.

Conan retrocede hasta quedar junto a mí. Ninguno de los tres se mueve, mi padre nos mira con hambre a la espera de poder colgarnos como trofeo en una pared.

Mis sombras se esfuman entre los libros, unas cuantas se quedan alrededor de Desmond. Conan y yo nos miramos solo unos segundos y con eso basta para que pueda saber que él no atacara...

Ninguno de los dos lo hará, no cuando nuestras vidas están corriendo peligro, pero ¿quién detendrá a mi padre?

Yo no puedo...

Todo este tiempo siempre soñé con la idea de poder tomarlo entre mis marcas oscuras y hacerlo sufrir de la misma manera en la que él lo hizo conmigo. Y ahora que lo tengo de frente dispuesto a asesinarme, simplemente no puedo...

Soy su hijo.

Y yo no seré su asesino.

No puedo.

No lo haré.

¿Mi mente se ha roto?, ¿por qué pienso de esta manera?, ¿la magia oscura me ha corrompido tan a fondo que no puedo diferenciar lo que está bien por encima de mis propios sentimientos?

—Los dos son una plaga para este reino y no puedo dejar que se esparza más. No puedo dejarte vivo Luca —me mira y una sonrisa gélida sale de sus labios—. Un padre jamás se sentiría orgulloso con un hijo como tú, no cuando fuiste la causa de todo... me arrebataste a tu madre, te volviste ajeno a mi cariño.

Yo no soy un arma.

Yo no nací siendo escoria.

Yo no soy el villano.

Yo soy la salvación como dijo Tetis.

Yo soy las sombras que protegen al mundo.

Soy un oscuro y no le temo a eso.

Soy todo menos un monstruo; soy la sombra debajo de un árbol, la brisa que acaricia en la oscuridad de la noche. Soy la llama que arde en la adversidad, la luz que ilumina el camino en medio de la tormenta. No me defino por las cicatrices que lleva mi piel, sino por las batallas que he librado y las lágrimas que he secado.

No soy solo el eco de la desesperación, sino la melodía que resuena en los corazones que buscan esperanza. En la sinfonía de la vida, soy la nota que se eleva, desafiando la gravedad de la tragedia. No soy un engranaje en la maquinaria del caos; soy el arquitecto de la redención, construyendo puentes hacia un mañana mejor.

Aunque mi historia está marcada por sombras, soy la luz que emerge de la penumbra, guiando a aquellos perdidos en la oscuridad. No me someto a la maldición de la soledad, sino que abrazo la responsabilidad de ser el guardián de la esperanza. En cada paso que doy, dejo huellas de valentía en el sendero de la incertidumbre.

No soy solo una sombra bajo un árbol, soy la promesa de un amanecer después de la noche más oscura. Mi corazón late al ritmo de la compasión, y mi espíritu se eleva como un faro en la vastedad del universo.

En mi existencia, encuentro propósito en ser el refugio para aquellos que buscan resguardo. No soy solo un héroe, soy la encarnación de la redención y el símbolo de la resistencia. En cada batalla, en cada desafío, soy la encarnación de la esperanza, recordándoles a todos que incluso en la sombra más profunda, la luz puede florecer.

—Y tú —mi padre señala a Conan con su daga limpiándose el sudor con su otra mano, el reflejo de nuestros rostros brilla en su espada—. No sé cuando te metiste tanto, pero tanto en la cabeza de mi hijo para que se enamorara de ti. A pesar de que me lo han intentado explicar, se me hace inhumano... no lo entiendo, no lo haré jamás. Necesito eliminarte antes de que causes otra guerra, Conan, antes de que Desmond sea tan estúpido como para ofrecerte más que su corazón. No permitiré, no permitiré que ustedes dos sigan viviendo. Matar a uno, solo eso debo hacer, ¿verdad?, con eso basta.

De nueva cuenta mi padre se nos abalanza, blandiendo su espada y su daga, nosotros nos movemos antes de que sus filos nos rocen, estos pasan cortando la esquina de una mesa. Conan la rodea, por un lado, y yo por el otro. Mi padre me sigue a mí, maldita sea, me sigue a mí; sabe que aunque desee herirlo, no lo haré.

—Déjame hacerlo Luca, anda, no seas cobarde.

—El cobarde es usted —Conan no teme en confrontarlo—. Tiene miedo... nos tiene miedo y por eso desea ejecutarnos.

—Cierra la boca rojo idiota. ¿No te das cuenta de que mucho de lo que ha pasado es por tu culpa?, he perdido hombres por ti, a mis hijos... a mi reino entero. Ahora todos te aman, te adoran y eso está mal. Así que callate y...

Mi padre y yo caemos al suelo, alcanzo a quitarle su daga, rodando hasta chocar contra Desmond.

—¿Lo vas a hacer de la vieja manera? —mi padre se sacude su pantalón lamiéndose los labios—. Ya tiene mucho que no peleas así, debes de estar oxidado.

—Y tú te olvidas que desde que aprendí a caminar, me han entrenado para la batalla pensando que algún día sería el rey... el viejo y oxidado eres tu padre.

Filo contra filo. Los dos sujetamos con fuerzas nuestras armas, su espada logra rozarme el brazo, Conan camina lentamente hasta mi hermano arrastrándolo para poder curarlo.

—Has caído tan bajo —nuestras cabezas chocan la una con la otra tratando de herir al otro—. Quitarme mi título, exiliarme de mi propio hogar es una cosa, pero matarme... eso es... no deberías aborrecerme a mi padre, aborrecerte a ti mismo es más que suficiente.

Juntos golpeamos tan fuerte un librero que cae tirando a un par más de golpe quedando en medio de ellos, el humo que sueltan es tanto que tomo ventaja, golpeo a mi padre en el pecho con la empuñadura de la daga quitándole el aire, después engancho mi pierna con la suya para tirarlo al piso, le quito su espada a la fuerza aventándola lejos. Mi padre trata de quitarme de encima, pero mis piernas lo tienen bien sujeto.

—No juegues con fuego —me dice tan cerca de mí que puedo oler su aliento—. A menos que puedas soportarlo.

Sus manos se cierran en mi cuello, apretando y apretando. Mi vista empieza a volverse borrosa, a lo lejos escucho como me llaman... alguien grita una y otra vez mi nombre.

Mis marcas oscuras están a la espera de mis órdenes, pero las dejo ahí, observando. Con las pocas fuerzas que me quedan por la falta de oxígeno, levanto la mano con la daga y con rapidez y lanzando un grito la entierro en el rostro de mi padre.

La sangre me rebota en mi rostro, suelto la daga en el mismo instante que mi padre me suelta a mí. Me alejo tratando de limpiarme la cara, mis sombras me ayudan a levantarme, el polvo se va disolviendo entre más me llaman. Mi padre logra liberarse de la daga en su rostro, pero no deja de gritar... quizás al final si lo ataque con mi magia, quizás deje que una gota de mi oscuridad resbalase en la punta de la daga dejando que mi oscuridad lo atrapara.

El comandante Khan salta el librero que nos separa, su pecho sube y baja como si hubiese corrido en el mismo infierno. Me ve a mí, luego a mi padre que ahora solo está quejándose.

—Déjame esto a mí —me dice tratando de controlar su respiración—. ¿Estás herido?

Niego con la cabeza, la herida en mi brazo es mínima, nada de que preocuparse.

—Pues salgamos de aquí ahora mismo, debemos ir al pueblo —Conan y Desmond aparecen por detrás con sus armaduras en las manos, mi hermano ni siquiera le presta atención a mi padre—. Lo están atacando... Triddor y sus oscuros está allá. El pueblo entero está en llamas.

No juegues con fuego a menos que puedas soportarlo.

Padre, tus palabras son como el eco de un desafío, pero no temo al fuego; lo abrazaré con determinación. No jugaré con las llamas, las convertiré en un inferno que consumirá todo mal que ose desafiar mis propias sombras. Forjaré mi voluntad como el hechicero en que me convertí, y con el fuego como aliado, purificaré el camino hacia la gloria.


Sentí que este cap estuvo corto a comparación de los otros, pero los que siguen estarán largos, así que prepárense. Solo faltan 5 capítulos para que todo acabe ¿empezamos la cuenta regresiva? quiero llorar jajja no soporto que esto ya está en su fin. Muchas gracias por todo, me alegra saber que siguen aquí.

 Y por cierto, este es el último capítulo narrado por Luca. Le tomé tanto cariño que no puedo dejarlo irrrr ayudaaaaaaaaa ya estoy llorandoooooooooooooooo

Ala.👑

Aquí ya está en el futuro no muy lejano, libre de su padre en el mar, yendo a ayudar a otros reinos a liberarse de los monstruos y la crueldad que los acecha. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, lo amoooooo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top