Capítulo 29. Cumpleaños de sangre
DESMOND
Una fuerte explosión hace que todos terminemos en el suelo. La batalla en el jardín central del templo se ha ido extendiendo por todos lados, llegando incluso hasta aquí. La entrada principal. Solo una puerta gigante hecha de hierro nos separa de la libertad. Tetis y Sharman se encargan de unos cuantos oscuros que entran por agujero en el techo. Yo, intento acercarme al cuerpo de Agroz, donde Luca, Conan y Solmi están en algún lugar, pero una barrera invisible me impide llegar, las sombras alrededor gritan y huyen, las marcas de Agroz se desvanecen y por un momento la oscuridad que lo habita se queda en silencio.
Una luz roja sale de su pecho como si un dragón puro hubiera nacido. Caigo de nuevo sobre bloques de piedra tapándome los ojos. Tetis se acerca, Sharman me ayuda a levantar y aquella luz se eleva por el hueco sobre nosotros, deshaciéndose de los oscuros que ya venían. La luz danza hasta quemar las estrellas.
Agroz ruge, sus ojos rojos se abren llenos de rabia y dolor intentando cubrir aquella luz con sus manos. Tres figuras bañadas en tinieblas salen de esa luz color sangre. Todas ruedan hasta quedar boca arriba, cubiertas de magia oscura, de sombras que se aferran a ellos como si quisieran arrastrarlos de regreso. El primero en levantarse es Luca, que con solo uno de sus ojos rojos y con sus marcas listas para matar, arrastra a esas sombras lejos de los cuerpos de Conan y Solmi.
—No te acerques a él todavía —Luca me advierte al ver que me muevo hacia Conan—. Lo hizo... lo poco que Agroz tenía de él ya no existe.
Solmi, que está junto a Conan intenta levantarse, pero cae de regreso al suelo. ¿Ella también lo habrá logrado?
Conan abre los ojos y sus manos van directo a su corazón, su rostro pálido empieza a sudar como si hubiese despertado de una pesadilla.
—Ella no lo logró —Tetis sisea y su magia baila en sus manos. Los dos miramos a Solmi quien tiene la vista hacia arriba, pequeñas lágrimas bajan por sus mejillas y su cuerpo tiembla—. Agroz sigue respirando, eso significa que no logro recuperar parte de su alma.
Luca parece percatarse de lo mismo. Su magia se esparce por el lugar, con chispas de luz que se deleitan de que aquella oscuridad ahora es parte de ella.
—¿Siempre lo supiste? —le pregunto a Tetis caminando con lentitud hacia Conan, sin quitarle la vista a Agroz que sigue en el suelo—. Que tu magia y la de mi hermano...
—Tenía mis sospechas —Tetis me sonríe alejándose en la dirección contraria—. Intente no caer en la tentación... —se encoge de hombros—. Pero como ves, falle.
Su magia junto a la de Sharman forman una especie de tela azulada que tapa el agujero del techo. Algunos oscuros intentan pasar por ella, pero terminan siendo paralizados. Al notar que Conan se sostiene del piso para incorporarse, intento ayudarlo, pero él me aleja hincándose como si quisiera vomitar.
—Creo que... —empieza a decir—. No fue buena idea comérmela.
Conan tose y se da golpes en el pecho, como si su alma aún estuviera atorada intentando encajar. Sus pies flanquean cuando por fin se pone de pie, él se detiene de la pared y vuelve a toser. Estoy a punto de tocarle el hombro cuando se voltea...
Mi propio corazón se contrae, se hace añicos. Hay algo en Conan, algo diferente. Quizás es la manera en la que me mira, quizás en el color ardiente de su cabello... jamás había tenido ese tono. Es un color aún más rojo, más vivo. No tiene ya ninguna herida a la vista, solo sangre por todas partes, incluso su cicatriz que atravesaba su ojo hasta su barbilla ha desaparecido. Se ve más alto, más musculoso y más atractivo.
No me doy cuenta de cuando llega hasta mí, sigue teniendo una mano en su corazón donde una luz rojiza se va apagando poco a poco. Con su otra mano, me toma de la barbilla haciendo que me concentre solo en sus ojos.
—¿Qué pasa? —su pregunta hace que mi vista caiga en sus labios—. ¿Mi alma no ha sido generosa?, ¿me ha hecho ver horripilante ante tus ojos?
—Nada de eso. De hecho, si no fuera porque ahora yo soy el heredero de Umbria... me arrodillaría ante ti.
—Hazlo entonces —la sonrisa traviesa que me lanza deleita todos mis sentidos—. No dejes que un título te detenga.
Lo haría. Joder. Lo haría si no fuera porque otro rugido sale desde la garganta de Agroz.
—Resiste un poco —Conan se pone junto a mí, hombro a hombro, mirándome de arriba a abajo... maldita sea, ¿acaso haber recuperado esa parte de su alma lo ha hecho ser tan... tan... lo que sea que es ahora?—. Cuando estamos solos podrás hacerlo.
Mi hermano se encarga de contener a Agroz con su magia. Los dos luchan entre tinieblas, demonios y fuego ardiente. Agroz se ve decrépito, como si el alma de Conan significase para él lo mismo que un segundo corazón... y ahora que ya no lo tiene. Es un caos absoluto. Su magia solo sigue de pie porque el alma de Solmi aún brilla en su interior, sus sombras atacan con ferocidad a mi hermano, pero él, a pesar de llevar poco tiempo con su magia, parece todo un experto, sumándolo el hecho de que haberse combinado con la magia de Tetis lo hace parecer un dios con manos benditas.
—¡Ríndete! —le dice Luca y una de sus marcas ataca a Agroz atravesando el hombro
Conan y yo nos movemos justo a tiempo en que una de las sombras de Agroz sale volando hacia nosotros para desaparecer en la eternidad. Solmi está aún acostada, abrazándose a sí misma, mientras ráfagas de oscuridad salen, atacando a todo lo que se mueva. Hay algo, un momento en que ella parece darse cuenta de algo... se deja de abrazar, se limpia las lágrimas y se levanta corriendo, casi colando como un halcón hacia el otro extremo de la entrada, pasando por entre las sombras.
Conan y yo nos miramos y en silencio nos movemos para poder llegar con Solmi. Él me toma de la mano y su magia parece reconocerme, pues viaja por todo mi cuerpo brincando de felicidad. Nos adentramos en una nube de oscuridad y salimos de ella lo antes posible, en el momento exacto cuando mi hermano crea con sus sombras un puño gigante que toma a Agroz empezando a succionar la poca magia que aún tiene.
Encontramos a Solmi entre los cuerpos de dos oscuros, buscando entre sus ropas de manera desesperada.
—Solmi —Conan pronuncia su nombre y ella se detiene
—Lo siento tanto —niega con la cabeza tapándose la cara con las manos—. Lo siento, lo siento... no pude... no logre llegar a mi alma... apenas pude seguirle el ritmo. Cuando parecía que me estaba acercando, cuando pensé que podía rozarla con mis dedos, todo se derrumbó.
Conan traga saliva rascándose con fuerza la nariz.
—Creo que eso fue mi culpa —admite con dureza Conan—. Mis padres... ellos me ayudaron a alcanzar mi alma. Debí llevarte conmigo... debí voltear a buscarte —cierra sus ojos con coraje y su mandibula se tensa—. Que todo se viniera abajo, creo que fue porque en vez de poner mi alma en mi pecho yo... me la comí.
—Solo hay una opción para terminar todo de una vez...
Solmi no puede terminar de hablar, los gritos de batalla son cada vez más fuertes, la puerta que da hacia el interior del templo cae haciendo eco. El batallón de mi padre aparece siendo empujado por cientos de oscuros, el doble de tamaño que ellos. Félix y Amber están ahí, al igual que Víctor y Claus. Algunos se detienen a observar como Luca sostiene con su magia a Agroz, otros maldicen tratando de evitar ser asesinados.
Soldados de luz caen como rayos sobre la tela mágica que Tetis y Sharman habían puesto rompiéndola en dos. Van cayendo por el agujero uno tras uno, siendo perseguidos por sombras que han tomado la forma de animales alados.
—¡Solmi! —Conan grita volteando a todos lados
Ella ya no está. Se escabullo en cuanto la tormenta cayó.
Un guardia choca conmigo tratando de volver a estabilizarse para seguir peleando, lo tomo del codo antes de que pueda mover un solo musculo.
—Pasa la voz —le digo sin titubear—. Que Conan ya está a salvo y que la misión ha terminado. Todos deben irse ahora.
El guardia asiente una sola vez y vuelve a la batalla.
—Debemos irnos —me volteo hacia Conan, pero él tampoco está
Trato de enfocar cabelleras rojas entre tanta gente, pero es imposible. Al parecer el mar de este lugar se ha tragado a Solmi y a Conan y los ha arrastrado hasta el fondo. Mi hermano sigue luchando contra el ahora pequeño Agroz, incluso desde esta distancia se ve bastante viejo cuando el puño de sombras lo avienta contra la pared. Los hechiceros de luz crean a sus propios monstruos que van subiendo por las paredes como serpientes a atacar a esas bestias de alas enormes. Los guardias poco a poco van dejando que los hechiceros se encarguen, una docena llega hasta la puerta principal y juntos empiezan a abrirla.
La gran puerta de hierro rechina, la luz de la luna pasa a través de ella y un viento atroz chilla como un animal hambriento.
Vislumbro a Conan entre una masa de hechiceros y guardias, corro entre sombras y luz hasta llegar a él. Solmi sostiene una pesada espada en sus manos...
Se está apuntando a ella misma.
—Solmi... debes tranquilizarte, respirar y...
—Conan —mi voz se entrelaza con la suya
—No es momento Desmond. Aún no puedo irme... no podemos. No cuando miles de rojos siguen encerrados en ese circo. No los dejaré.
—¿Crees que no lo sé? Kilian, el hijo de Agroz... no solo fue a liberar a sus hermanos —Solmi al escucharme aleja un poco la espada de su estómago—. También fue por ellos. Fue a rescatar a los rojos mientras toda la atención se cernía aquí, además Dreyden bajo también, con su magia de persuasión él puede hacer lo que sea. Kilian en su hocico pudo meter a unos cuantos guardias y hechiceros dispuestos a sacrificarse, aunque sea para sacar a un solo rojo si la suerte los acompaña.
Solmi titubea, la espada es pesada, sus manos tiemblan del esfuerzo de mantenerla recta.
—¿Acabas de escuchar eso? —Conan se dirige a ella—. Los rojos serán libres...
—Eso no tiene nada que ver con esto —vuelve a acercar la espada, la punta se incrusta un poco en su piel—. Sacrificarme... eso haré. Por el futuro de todos los rojos, por el tuyo Conan y el de todo ellos —su mirada viaja por todo el lugar—. Agroz merece morir... y yo ya me cansé.
—No —Conan da dos pasos hacia ella—. Podemos encontrar la manera, otra forma...
Solmi sumerge con fuerza la espada en ella. Conan y yo nos abalanzamos para evitarlo. Nuestras manos sujetan la empuñadura y jalamos, Solmi suelta la espada y un chorro de sangre sale de su estómago. Ella corre saltando entre las escaleras de luz apenas hechas y Conan y yo hacemos lo mismo. Gritamos su nombre, pero es inútil. Estamos saltando de escalera en escalera por encima de Luca y Agroz. Solmi se detiene junto a un hechicero que saca su daga para lanzarla a un oscuro, pero ella es más rápida. Le quita la daga al hechicero, este se sorprende de la fuerza de Solmi, ella sin remordimiento lo empuja al vacío.
—Sé qué juntos —nos dice—. Lograrán cosas asombrosas. Haran que este lugar quede arruinado y que Traidor pague por todo lo que ha hecho... —Solmi mira a Conan con lágrimas en los ojos—. Siento haberte mentido tanto —Me voltea a ver a mí—. Siento haberte lastimado —Nos mira a los dos sujetando la daga cerca de su cuello—. Debo hacerlo... déjenme hacerlo y los dioses inefables les pagarán por mí.
Y como si los dioses la hubiesen escuchado, el piso bajo nosotros se rompe en dos y tres rugidos diferentes salen en advertencia. Luca logra alejarse de en medio de la ruptura, pero Agroz no. Cansado y con sus marcas a punto de romperse, el que algún día fue la pesadilla de muchos se queda petrificado al ver como dos dragones salen volando. Sus grandes alas rompen algunas de las escaleras de luz, sus rugidos hacen que las que están bajo nuestros pies se empiecen a desmoronar. Conan ni yo podemos detener a la pequeña y valiente Solmi que se deja caer en picada.
Todo parece ir mas lento, los gritos se escuchan lejanos, el salpicar de sangre, las pisadas frenéticas... todo parece quedarse callados cuando la daga atraviesa el cuello de Solmi. Y aún más cuando un tercer dragón blanco, mucho más grande que los otros dos, asoma su hocico, rugiendo y sacando fuego justo en donde Agroz está parado. Todo el mundo parece concentrarse, ya no solo en sobrevivir, todos miran como ese hocico lleno de dientes afilados se abre, como Agroz se deleita al ver por última vez los grandes ojos de su único hijo y como es que su cuerpo se queda sin una gota de sangre segundos después. Muriendo junto con Solmi. Kilian abre más y más su hocico, esperando el momento justo para cerrarlo. Solmi cae junto con Agroz, cuerpo a cuerpo. Los dos caen sin vida al olvido. Al hielo ardiente de Kilian, para jamás regresar.
Conan y yo brincamos hacia otro escalón antes de que estos también se rompan. Caemos rodando entre sangre y cuerpos. Los dos dragones más pequeños, rugen hacia los guardias que tienen cerca, ellos entienden que deben subir a sus lomos y largarse de una vez, así que eso hacen. Binu se posa la parte del techo roto y sus alas se agitan una vez que los hermanos de Kilian vuelan hacia ella. Los tres desaparecen llevando consigo a la mitad del batallón.
Kilian sale de entre los escombros del piso y sus alas arrasan con uno que otro oscuro. Conan se queda viendo su garganta blanca con escamas de hielo...
—Ella... —su voz apenas si se escucha—. Ella...
La otra mitad del batallón choca contra nosotros separándonos. Lo último que alcanzo a ver de él es su mirada perdida y su cabello ardiente. Mi cuerpo entero se estremece al notar que uno por uno, los oscuros van desapareciendo, como si jamás hubieran estado aquí.
—Vamos —Luca alza la voz entre todos—. Los que faltan, suban ya.
Kilian se acerca al batallón restante y a los hechiceros que quedan.
—Esto es una trampa —le advierte Tetis
—Lo sé. Por eso ellos deben irse. —Mi hermano voltea a verme—. Tú y Conan también.
Volteo a mi alrededor buscando por última vez a Conan. Lo encuentro a pocos metros de distancia junto a Amber y Félix, quienes lo tratan de sacar de su trance. Kilian ruge una vez que ya todos están sobre su lomo, Luca asiente en dirección a Umbria y el gran drokar de hielo se alza imponente empezando a alejarse hacia el cielo estrellado.
—Anden, rápido —Luca nos llama—. Tómenme del brazo.
—Ah, no, no, no pequeño Luca —la voz de Triddor suena a nuestro alrededor—. Aún deben pagar. Sangre por sangre.
Mi hermano se tensa junto a mí. Tetis y Sharman y un muy cansado Eric alistan su magia. Conan parece no darle importancia. Vicky se acerca ellos un poco herida y mi estómago se retuerce. En cada una de las esquinas de la entrada, van apareciendo como fantasmas esos oscuros enormes y con colmillos lo triple de lo normal queriendo rodearnos. Cada uno de ellos lleva en sus manos mazos del tamaño de una torre... que los dioses nos salven. Sus ojos rojos arden queriendo explotar, mueven los mazos con deleite intentando acercarse a paso ligero.
—Corran cuando les dé la señal —Luca nos dice señalando la gran puerta de hierro—. Yo me quedaré, solo yo me quedaré —mira de reojo a Tetis—. ¿Entendido?
Todos asentimos.
—Conan —el susurro de Amber llega a mis oídos—. No me hagas arrastrarte... por favor...
Conan no le hace caso. Se suelta de su agarre y el de Felix y camina quedando justo en donde Kilian rompió el piso.
—¡¿Ya estás contento?! —Conan respira con dificultad—. Muestra la cara... ¡Muéstrala! Agroz por fin salió de tu camino como tanto querías, por fin eres el rey de este maldito lugar, así que ven y gózalo.
Triddor no hace presencia. Ni siquiera su voz vuelve a escucharse. Los oscuros se mueven de nuevo, tratando de encerrarnos para poder aplastarnos. De sus mazos pequeñas sombras saltan, como si fueran monos. Corren de una manera salvaje a nosotros deseosos de mordernos. Amber saca sus dos espadas y rebana a tres que iban por ella. Más y más de esos monos sombras salen de los mazos sin piedad, empezando a subir por nuestros cuerpos como insectos.
A Félix, uno de ellos se sube hasta enredarse en su cabello. Amber intenta quitárselo de encima, pero el maldito monstruo se aferra a él con tenacidad. Conan está luchando con algunos que empiezan a rasgar su ropa y su piel. Todos los demás, por fortuna llevamos armadura, a excepción de mi hermano, Félix, Conan y yo que no llevamos casco. Mi padre debió pagar una fortuna por traer y crear estas armaduras. Luca se concentra tratando que su magia se enfoque solo en la destrucción de los gigantes a nuestro alrededor, dejándonos a nosotros a esos monos. Los gigantes atacan en masa a Luca. Sharman y Eric sujetan a dos de ellos con su magia, mientras Tetis ayuda a Luca que están espalda con espalda empujando su magia para destruirlos. Nosotros nos quedamos con los monos, que se dispersan en un abrir y cerrar de ojos.
—Es ahora o nunca —grita Vicky señalando la gran puerta de hierro
Me acerco a Conan tomándolo de la mano a pesar de que pone resistencia, al parecer él quiere que Triddor aparezca y que de la cara...
—Este maldito... —Félix aún pelea con ese mono en su cabeza
Amber no puede atravesarlo con su espada sin lastimar a Félix, además la bestia es escurridiza, va y viene de espalda a su cabeza una y otra vez. Y Luca está demasiado ocupado para poder ayudarnos. No puedo advertirle con tiempo a Amber, cuando unas manos oscuras la toman de la cintura aventándola contra nosotros tan fuerte que chocamos con la puerta de hierro. Sangre mancha mi hombro.
—Mi... cabeza... —Amber se sujeta con dolor—. ¡Félix, cuidado!
Todos volteamos de ella hacia Félix, que si no fuera por su advertencia, una daga de quién sabe quién le hubiese atravesado la garganta. Félix da unos pasos hacia nosotros sujetando la daga con una mano y con otra al mono que ahora chilla de miedo.
Humo y polvo son expulsados de la batalla que mi hermano aún continua. Dejándonos en la penumbra, apenas viendo el cabello rojo de Félix.
—Eso de ahí... —Vicky señala algo detrás de Félix—. No... no...
—¡Félix! —el grito de Amber rompe las sombras que nos encierran
Uno de esos gigantes oscuros aparece por detrás de Félix haciéndolo ver diminuto. Félix suelta al mono y apenas tiene tiempo de voltear hacia el gigante cuando este le sonríe.
—Deja ayudarte con eso —el gigante empieza a reír alzando su mazo
Todos nosotros gritamos una vez más su nombre. Félix apenas tiene tiempo de voltear a vernos... lo único que sale de sus labios antes de que el mazo se acerque a él es un nombre.
Amber.
La cabeza de Félix cae rebotando por el piso de piedra en un eco que rompe nuestras almas y el mundo entero. El grito que dan Conan y Amber al unísono hace que las paredes tiemblen y que los dioses sean testigos de que hoy, en este templo, una vida que fue bendecida con su propia creación se ha ido.
Vicky corre hacia Amber y yo hacia Conan. El de nuevo tiene sus manos en su corazón, sus uñas se entierran en su piel. Amber no pone resistencia, su cuerpo cae desmayado en cuanto Vicky la sujeta de los hombros. Mi mejor amiga me voltea a ver antes de echarse a Amber en el hombro y empezar a correr a la salida. Luca sigue matando uno por uno a esos gigantes, pero no paran de aparecer. El que asesino a Félix camina a nuestra dirección pasando por su cuerpo... aplastándolo.
Una arcada sube por mi garganta y me resisto las ganas de vomitar. Conan no se ha movido, sus piernas tiemblan, su magia... oh su magia...
Sus manos están encendidas en luz roja.
Él no tuvo tiempo de despedirse... no como yo lo tuve con Medras.
—Conan debemos irnos —le digo tomándolo de los hombros
—No... Félix... él...
—Conan, no podemos...
—Él era... él...
Su magia se desborda. La magia de Conan está llorando.
Vicky aparece por detrás, con una sola mira me dice que debo hacer y juntos tomamos a Conan de los hombros arrastrándolo hacia la puerta de hierro. Luca sale de entre el humo oscuro, junto con Tetis, y al darse cuenta de nuestra situación toman al gigante entre su magia y lo derriten de pies a cabeza con todo y su mazo. Luca se pone pálido y abre los ojos tanto que temo que se le salgan al ver la cabeza de Félix en el rincón. Sus ojos se encienden, no solo uno... los dos. Y con todo el poder que alberga en su interior deja que caiga sobre los gigantes rugiendo y rugiendo.
—Por favor —Conan empezó a suplicar resistiéndose a nuestro agarre—. Por favor...
Sus manos llenas de magia roja sujetan las nuestras.
Quema...
Su magia quema.
Solo puede dar unos pasos en cuanto lo soltamos porque la magia de Vicky, un viento silbador, lo jala de regreso haciendo que Conan choque contra la gran puerta y que se rompe dos dedos. Lo tomo del pecho jalándolo hacia la salida, pero él se resiste y se resiste y se resiste.
La magia de Vicky vuelve a jalarlo hacia atrás y por fin todos salimos del templo. Más y más gigantes se arremolinan sobre mi hermano y los otros, ellos, su magia, ataca sin piedad. Una luz blanca enviada por Eric cierra la puerta en nuestras narices. La magia de Vicky se desvanece y Conan corre empezando a golpear el hierro. A unos metros, en las escaleras, Amber sigue inconsciente.
—Él era mi hermano —Conan solloza, la magia roja en sus manos se acaba—. Mi mejor amigo... no puedo irme sin él... él... no puedo hacerle esto. No puedo irme.
Sus golpes no hacen más que pequeños ecos en todo el lugar.
—Llegamos juntos a este basurero —la voz de Conan se alza entre el ruido de adentro—. Y se supone... se supone que debíamos irnos juntos también. Y me duele... duele —Conan no para de rasguñarse en donde su corazón yace roto
Su conexión...
No solo eran mejores amigos, el mismo Conan lo dijo. Félix y él eran hermanos. De alguna manera, pasar demasiado tiempo en este lugar, siendo maltratados y esclavizados, hizo que su magia sé juntase... se uniese para protegerse la una a la otra. Una especie de vínculo. Puede que sus almas no tuvieran nada que ver como lo fue con Agroz, pero su magia... su magia estaba unida. Todo el interior de Conan está ardiendo en llamas porque le quitaron esa parte de él... esa magia... a Félix.
Con todo el arrepentimiento del mundo vuelvo a tomarlo de los hombros y con fuerza bruta lo aviento hacia las escaleras. Conan me ve con furia, dolor y tristeza y así con su magia agotada me avienta contra la puerta.
—Quítate de mi camino —ladra tratando de quitarme de encima
Me doy la vuelta haciendo que mi espalda quede frente a él, no me quito, no me muevo. Conan empieza a golpear mi espalda como si yo fuese la puerta, tan fuerte, tan fuerte que siento que me romperá... pero lo soporto porque sé el dolor que está sintiendo, lo sé muy bien. Así que dejo que me siga golpeando cuanto quiera, lo dejo hacerlo, no importa si sigue así horas... días o la eternidad. Yo seguiré aquí.
Los sollozos, gritos y golpes de Conan se detiene abruptamente. Un golpe seco hace que todo se detenga. Amber sostiene un gran pedazo de roca entre sus manos, salpicaduras de sangre la cubren. Conan se encuentra a mis pies.
—Vámonos ya. —Amber suelta la piedra y se gira caminando lentamente—. Ya casi amanece y tengo sueño.
Vicky la sujeta del codo, Amber se aleja y lágrimas empiezan a caer de sus ojos manchando su armadura. Nadie dice nada cuando empezamos a bajar por las interminables escaleras. Conan en mis brazos parece aún estar sufriendo. Y el amanecer cae sobre el templo, empezando a incendiarlo junto con los últimos destellos de la batalla. El suelo tiembla con cada paso que damos, y el eco de nuestros pasos se mezcla con el rugido distante de las llamas devorando el templo. A medida que descendemos, el aire se vuelve más denso, impregnado de la mezcla de sudor y sangre.
Vicky, con la mirada perdida en el horizonte, aprieta con fuerza el codo de Amber, quien camina en silencio, con la cabeza gacha. Las lágrimas de Amber caen con determinación, pero su determinación no se quiebra. Cada paso es una lucha, pero también un paso más hacia la salida, hacia la esperanza que aún se aferra en el corazón de cada uno de nosotros.
Chau, dejen ir a llorar a gusto y regreso.
Ala. 👑
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