Capítulo 14. Dulce salado y antiguo hogar


LUCA

No puedo querer a alguien que no es mi hijo.

La voz de mi padre retumba en mi interior, desgarrándome de la manera más cruel e inhumana posible, aun cuando mis ojos vuelven a abrirse y se acostumbran a la luz que entran por las ventanas. Me aferro con fuerza a las sabanas y cobijas que me tapan para evitar gritar de dolor, mi cuerpo se siente como si hubiese atravesado un mar de fuego, miro mis brazos asustado de lo que encontraré, pero están normales sin ningún signo de daño, mis marcas oscuras empiezan a aparecer y yo vuelvo a aferrarme a lo que sea solo para no quejarme, en vez de eso, me permito llorar. Me confundo tratando de descifrar si lloro por el dolor que siento por mi cuerpo malherido o por todo lo que ocurrió y lo que me orillo a llegar a este lugar.

—Veo que ya despertaste.

La voz del rey Millar, el padre de Tetis, me sorprende haciendo que deje de pensar en ello y que mis lágrimas se detengan, intento incorporarme como puedo, el rey camina hasta a mí con pasos largos y me detiene haciendo que vuelva a recostarme.

—No intentes levantarte por ahora, tu cuerpo aún está débil.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Tres días.

Me quedo callado intentando hacer que mis marcas oscuras desaparezcan de mis brazos, pero es inútil, no tengo la fuerza suficiente ni siquiera para hacer eso. No sé con qué cara dirigirme al rey, lo único que se es que él fue quien me encontró una vez que llegue aquí, sin embargo, no puedo estar seguro de saber si su amabilidad es del todo sincera o si...

—No trates de ocultarlas —El rey camina rodeando la cama, observándome a los ojos mientras toma asiento en una silla con toques de perlas—. ¿Por qué lo haces?

—¿El qué? 

—Ocultarlas, ¿por qué tratas de ocultar el poder en ti? No debes avergonzarte, aquí nadie te juzgará por ello.

El rey se cruza de brazos y su aura astuta y poderosa hace que me sienta un poco intimidado, pero hay algo en su mirada, algo en ella que hace que me sienta protegido.

—Una carta me llego hace un día y medio avisándome a mí y a todos los reinos de este continente y a los que están más allá de estos mares, que el rey Kaner exilio a su hijo, a su heredero de su reino. Cuando leí esa carta, pensé que era mi imaginación o que estaba soñando, pero una vez que tire la carta al fuego y vi como las palabras en ella se derretían, subí hasta esta habitación solo para asegurarme de que aún seguías aquí y cuando te vi, supe que la manera en que me miraste el día que te encontré a la orilla del mar no era solo una mirada de dolor... era una mirada a la cual habían roto y traicionado... la mirada más triste que alguna vez allá visto.

—¿Mi padre sabe que estoy aquí?

—No lo sé —El rey se cruza de brazos restándole importancia—. Pero lo más seguro es que los espías que tenga en mi reino ya le hayan avisado. En el instante que llegaste aquí, mis sanadores hicieron lo posible para parar el dolor que tenías... era un dolor que solamente habitaba, y sigue habitando en tu interior, es decir que no tienes heridas a la vista ni nada en particular que mis sanadores pudieron encontrar. Ellos no tienen demasiada experiencia curando hechiceros oscuros, pero llegaron a la conclusión de que haber viajada hasta aquí entre las tinieblas fue lo que te afecto.

—Fue mi primera vez haciéndolo.

—Mis sanadores dicen que eso fue lo que te afecto, puede que tengas suficientes habilidades para detener el tiempo y hacer que tus enemigos mueran al instante, pero si no sabes controlar las tinieblas al viajar distancias tan largas... pagas con tu alma. El dolor durará un poco más, ya que es como si te hubieran cortado a la mitad por dentro, en el viaje, las tinieblas hicieron lo que quisieron contigo, es un milagro que aún sigas con vida. Es mejor que descanses hasta la noche.

—¿Por qué hasta la noche?

El rey se levanta con una sonrisita de lado y voltea a ver por la ventana al mar que nos saluda de lejos.

Mi hija llegará al anochecer.

Tetis. ¿Cómo pude olvidarme de ella?

—Y sé que por eso decidiste venir aquí ¿no? —El rey ríe un poco caminando a la salida, interrumpiéndome al instante de querer explicarme—. No trates de convencerme de que viniste aquí porque soy el único rey con los pies en la tierra y el menos imprudente. Sé que mi querida hija es importante para ti y aprecio eso... ella te ha aceptado.

El rey me da la espalda abriendo la puerta.

Y yo y este reino igual.

Es lo último que me dice antes de cerrar la puerta y dejarme a solas. Una punzada me da justo en el pecho y yo pongo mi mano sobre el respirado lentamente para que el dolor pase. El rey Millar puede parecer alguien en quien se puede confiar, pero mi padre siempre ha tenido cuidado con él, quizás porque al parecer es más inteligente y sabe jugar sus cartas. Eso me deja a la deriva, sin saber si debo confiar o no en él.


...


Me levanto una vez que el dolor ha pasado, viene cuando quiere, golpeándome por todos lados y dejándome sin aliento, pero si no me levanto de aquí ¿cuándo lo haré? además no puedo dejar que Tetis me vea en este estado, se preocupará demasiado... ella no sabe nada de esto o quizás también mi padre le mando una carta a su barco y ya lo sabe todo. Odio imaginar a mi padre ordenando desde su trono a sus mensajeros que escriban cientos de cartas con la noticia de que por fin se ha librado de mí y de que por fin el reino Umbria tiene a un nuevo y mejor heredero.

Quizás jamás fui el indicado.

Quizás jamás debí ser el primogénito.

—¡Te has levantado! —El rey Millar me sorprende por segunda ocasión deambulando por mis pensamientos, en sus manos tiene la libreta de dibujos que Tetis me dio antes de irse—. Solo traías esto cuando te encontramos... intentaron secarla lo más que se pudo siento que algunos dibujos se hayan estropeado. ¿Te sientes en las condiciones de poder caminar?

Me acerco a él con pasos débiles y tomo la libreta de sus manos.

—A su lado pareceré un caracol, pero si puedo caminar —Abro con cuidado la libreta y sonrío como estúpido al ver el primer dibujo, el cual a Tetis no le gusto para nada, pero que para mí es el mejor de todos—. Gracias majestad, por todo, por cuidarme estos días y por tratar de arreglar esta libreta.

—Jamás te hubiese dejado a tu suerte Luca, ni mucho menos a los dibujos de mi hija.

Ese comentario hace que me ría, me tengo que sostener de la pared para no caer y el rey me toma del brazo.

—Los sirvientes te ayudarán a arreglarte, dame esto —Me quita la libreta de mis manos—. No querrás que se moje de nuevo ¿o sí?, ve con cuidado al baño, los sirvientes llegarán en un momento en cuanto estés listo, baja con cuidado. La reina Kler y yo te estaremos esperando para recibir a Tetis.

Una vez que me vi al espejo no pude soportar mi imagen en él. Me hundí por completo en la bañera que los sirvientes prepararon con agua caliente y esencia de jazmín. No me veo mal, estoy completamente bien por fuera... pero por dentro, por dentro soy caos total y no solo por el dolor que siento sino por la carga que la magia oscura ejerce en mi. 

Salgo de la bañera a regañadientes, una vez seco, los sirvientes entran una vez más para ayudarme a vestir, bien podría decirles que puedo hacerlo yo mismo, aunque siendo sincero apenas si puedo sostenerme de pie. No me miro al espejo una vez que acaban de vestirme, noto que llevo prendas del azul índigo, color que representa a la casa de Tetis. Salgo de la habitación sintiéndome menos pesado, llevando conmigo la libreta de dibujos de la princesa. El castillo del reino Marisma siempre me dejará hipnotizado, todo aquí es tan reluciente y lleno de colores que te hacen querer ser libre... 

No tengo tiempo siquiera de saludar al rey, ni mucho menos a la reina, ni ellos el tiempo para si quiera sonreírme cuando las grandes puertas del vestíbulo principal se abren y unas trompetas empiezan a sonar indicando que la princesa junto con todo su batallón de hechiceros de luz han llegado.

Quiero correr hacia ella, correr y abrazarla, correr y besarla y contarle todo lo que ha pasado, correr y que me diga que todo está bien. Se ve igual de linda desde la última vez. Su cabello viene suelto y se ve mucho más largo, sus ojos brillan al ver a sus padres. Les sonríe con la admiración y el amor que les tiene y ellos hacen lo mismo desde aquí, ellos tres juntos se ven demasiado poderosos, hay algo en esta familia, en su herencia y en su sangre que simplemente hace que les tengas respeto. Detrás de Tetis vienen Sharman y Eric que son los primeros en notar mi presencia, después todos los hechiceros de luz hacen lo mismo. Ocultarme sería en vano del mismo modo que hacer que mis marcas oscuras desaparezcan así como mi ojo rojo, no puedo seguir ocultando la parte de mí que quiere salir y vivir a mi lado.

—Tetis...

Pronuncio su nombre con anhelo, como si con solo decirlo estuviese pidiendo un deseo, como si su nombre y lo que representa fuera algo divino y celestial.

Ella voltea a mi dirección y se queda petrificada al verme, así que soy yo el que se acerca.

—Cuando llegue aquí esto era lo único que traía —Es lo primero que le digo y le enseño su libreta, Tetis me ve a los ojos y noto en ellos un brillo aún más intenso que cuando miro a sus padres—. Se mojó con el agua del mar, se arruinó un poco y...

De un solo movimiento ella me acerca a su cuerpo enredándome en un abrazo haciendo que la libreta caiga de mis manos.

—¿Crees que me importa el bienestar de una libreta? —Sus brazos me aprietan más fuerte—. Solo me importas tú.

—¿Entonces ya lo sabes?

—Una ave mensajera llego ayer en la tarde con una carta.

Sí, debí saberlo, mi padre no perdió tiempo en avisarle.

—Al principio me sentí mal por haberte dejado solo, no sabía si creer en la carta o si solo era una broma, incluso sentí la necesidad de dar la vuelta y regresar por ti —Tetis deja de abrazarme y toma mis manos, mis marcas oscuras se hacen más visibles—. Pero algo me decía que tenía que seguir navegando... y aquí estás.

—No pude pensar en otro lugar o en otra persona una vez que ocurrió todo, no pude siquiera despedirme de Desmond. Todo sucedió tan rápido y yo... de un segundo a otro ya estaba aquí.

—Debió salirte un poquito mal ¿no?

Lanzo una risa haciéndome el tonto mientras ella acaricia mi mejilla.

—¿Por qué lo dices?

—Porque jamás antes habías viajado entre las tinieblas —Ella frunce en ceño—. Fue tu primer viaje y además un viaje muy largo. Yo me tardé en llegar hasta aquí tres días en barco y con ayuda de los hechiceros de luz, pero tú... tú llegaste aquí en ¿cuánto?, ¿un minuto?, ¿un segundo? fue demasiado para ti, te sobre exigiste demasiado.

—Solo quería salir de Umbria, si me quedaba ahí, me iba a volver loco, tenía que intentarlo.

—Tienes que descansar.

Ella trata de que camine de regreso a las escaleras, yo la detengo tomando con fuerza su mano.

—Acabas de llegar y tus padres...

—Descuida —El rey Millar me sonríe y se encoge de hombros—. Sabíamos que esto pasaría.

—No quiero que te pierdas tu cena de bienvenida por mi culpa.

Tetis me sonríe y señala a Sharman y a Eric.

—Comimos demasiado bien en el barco ¿no es así?

—Sí, nos hubieras visto —Eric le da un empujón a Sharman y este rueda los ojos—. Sharman casi se acaba todo el pescado de un bocado.

—Yo te di todo mi pudin ¿y así me lo pagas?

Sharman se queja cruzándose de brazos.

—Bueno, bueno, perdón queridísimo y admirable Sharman. Para la próxima mejor ya no me des nada.

—¡Tú fuiste quien me rogó por el pudin!

—¿Nos vamos?

Tetis me susurra jalándome a su lado, ignorando a sus amigos.

—Si los dejas empezarán una guerra.

Bromeo un poco y ella me lanza una sonrisa felina

—Mis padres los tranquilizarán, ellos jamás dejarían que comiencen una guerra en su castillo.

—Me da miedo admitirlo.

Es lo primero que digo al entrar a mi habitación, conduzco a Tetis hasta el sillón turquesa de la esquina.

—¿Qué cosa?

Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad?

La voz de Tetis suena en mi cabeza, como si su magia de luz ya estuviera conectada a la mía de alguna forma.

Si te da miedo escucharte hablar en voz alta. Dilo por aquí.

Ella me sonríe tan dulcemente que siento que el dolor en todo mi cuerpo se ha esparcido hasta desaparecer.

—Solo yo podre escucharte.

Asiento lentamente, tratando de que las lágrimas no salgas y delaten lo roto que estoy.

Ya te lo había dicho.

Comienzo a decirle.

Desde que tengo memoria jamás quise ser rey de absolutamente nada. Solo fingía que sí, hacia todo, para complacer a mi padre como su heredero...

Desvío mi mirada de la de Tetis y trago saliva, sintiendo mis palabras como veneno ardiente.

—Y ahora estoy aquí —Hablo en susurro mirando nuestras manos entrelazadas—. Libre por fin de toda responsabilidad... pero ¿por qué duele? ¿por qué me siento miserable?

—La libertad a veces puede doler. Es algo que jamás nos dicen.

Tetis lleva mis manos a mi corazón, su magia de luz aparece en forma de mini mariposas a nuestro alrededor y mis marcas se desprenden de mí yendo a bailar con aquellas criaturas de luz.

—Sigues siendo tú. Sigues siendo Luca Andillac... sigues teniendo sangre noble en tus venas. No hiciste nada malo para merecer esto, no fracasaste como hijo ni como ser existente en este mundo, lo has hecho bien, has hecho todo lo posible. La libertad que anhelabas no se parecía a nada a esto ¿verdad?, pero aquí está, ha llegado a ti de una manera dolorosa e inolvidable. Y ahora solo depende de ti querido. Tienes solo dos opciones —Tetis aprieta más mis manos—. Ser el príncipe exiliado que todo el mundo cree que eres o ser una persona libre dispuesta a pelear ya no por su título, sino por su reino, por su hogar y por sí mismo.

Las mariposas de Tetis desaparecen y mis marcas quedan flotando entre nosotros.

—O puedes no elegir ninguna de esas opciones. No importa que termines eligiendo Luca, no me importa quien seas o que decidas ser... jamás me perderás. Yo sigo y seguiré contigo. Ya tantas veces nos lo hemos dicho, sin embargo, quiero que vuelvas a saberlo. Yo te salvaría de todo aquel que quisiera hacerte daño, te salvaría incluso de ti mismo, y de mí, porque si algo te llega a pasar yo...

La voz de Tetis se detiene en el momento en que mis labios se posan en los de ella. ¿Cómo es posible que ella pueda hablar así de mí?, merezco oír sus palabras, como también merezco seguir luchando por mi reino, aunque ya no tenga derecho de nada ahí.

—Pero primero —Tetis me dice cuando nos separamos—. Tenemos que hacer que mejores en tus viajes por las tinieblas.

—Soy un excelente hechicero oscuro, eso será fácil, mírame —Me señalo con una sonrisa—. Casi no me paso nad...

Tetis me da un golpe pequeño en la parte baja de mi abdomen, haciendo que el dolor se esparza por todo mi cuerpo.

—Pudiste haber muerto —Ella se cruza de brazos—. Literalmente te hubieses hecho papilla si no fuera por... si no... ¡No lo sé! supongo que si eres un magnífico hechicero oscuro para haber llegado aquí en una sola pieza. Aun así, cuando volvamos no iremos solos, sé que mi padre tiene planeado llegar con todo un batallón. Los oscuros no se han detenido, por lo que sé, cada día están entrenando y puliendo sus habilidades para poder masacrarnos y no sabes el...

La beso rápidamente en una mejilla, ella entrecierra los ojos tratando de no sonreír.

—Esto es serio Luca Andillac ¿acaso de ahora en adelante me interrumpirás así?

—¿No te gusta?

Le doy otro beso en su otra mejilla. Tetis baja sus defensas haciendo que me acerque mucho más a ella.

—Te odio.

Me dice sonriéndome de una manera en la que me invita a estar con ella por la eternidad.

—Lo sé, cariño. Yo igual.



Amo demasiado a esta pareja. Solamente quiero proteger a Luca de todo y hacer que su padre se arrodille y le pida disculpas... solo esperen, pasara algo mejor que eso. Habrá una batalla final demasiado intensa y épica, así que prepárense para lo que se avecina. Muchas gracias por todos sus lindos comentarios y votos, de todo corazón agradezco que sigan a mi lado junto con mis personajes. Hagamos que esta historia siga triunfando.

Ala. 👑

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