Capítulo 11. Santuario

LUCA

A veces siento que sigo dormido, tendido sobre mi cama, sin ver nada más que mi mente vacía, aquella habitación blanca y esa puerta maldita, me siento pequeño, con temor a que algo malo me pase. Lo único que puedo hacer es no dormir mucho, cada que cierro los ojos siento como la magia oscura me envuelve por completo, han pasado días y cada noche lo único que hago es salir al jardín y una y otra vez Tetis siempre está ahí, nadando, pintando, leyendo o haciéndome retratos, finjo que no me doy cuenta de ello, pero de vez en cuando me quedo muy quieto para que no le cueste trabajo retratarme, no sé si ella ya se abra dado cuenta, espero y no.

Su odio es injustificado, pero si estuviera en su caso yo igual me odiaría.

Pienso y pienso todos los días como es que pude acabar así, ¿fue tan fuerte el hechizo que Agroz le dio a mi madre cuando estaba en su vientre? Puede que si, o puede que desde siempre estuve maldito.

Cada día, hora y segundo, siento que esta magia me está perforando, me quema y me lastima en donde solo yo veo y siento, las marcas oscuras no han pasado aun a mis brazos, pero ya casi lo hacen, puedo sentirlo, me da mucha comezón y no paro de rascarme, es un fastidio.

—No podemos quedarnos aquí —Binu me regresa a la realidad cuando deja caer la libreta sobre la mesa—. Estos acertijos son enredosos, pueden ser cualquier cosa y aquí no podemos hacer nada, debemos regresar al reino Umbria.

Verla hablar así solo me deja en mi imaginación pensar que sus padres eran algún tipo de líderes, guerreros o comandantes, por la forma en que nos mira me cuesta creer que solo tiene diecisiete años.

—Aquí estamos más seguros —Medras habla tomándola por los hombros y volviéndola a sentar

—¿Seguros dices? —Félix se empieza a reír—. Fue aquí donde los oscuros atacaron con más fuerza, es obvio que quieren al rey de este reino en el otro mundo.

—Es más que obvio que nos trajeron aquí para que no hagamos nada —Mi hermano se queja—. Padre sabe que en nuestro reino tenemos acceso a todo y aquí tenemos que andar en barco por todos lados, solo nos trata de distraer.

—No pienso volver a ese mar de muerte —Conan toma la libreta y se la acerca al pecho como si la protegiera—. Apenas si salimos vivos de eso.

—¿Quién dijo que debemos ir en barco? —Medras voltea a ver a Binu

—Llegaríamos al anochecer si nos vamos ahora —Binu se encoge de hombros sonriendo con orgullo

—Yo me quedaré —mi voz suena irritada y cansada, la corona sobre mi cabeza me pesa más de lo habitual—. Tengo que aparentar que sigo las órdenes de mi padre, con eso tal vez podre oír algo interesante y cuando los vuelva a ver tendremos ventaja en lo que sea que pase.

—¿Hay algo más? —No entiendo la pregunta que Desmond me hace—. ¿Por qué te aferras a este lugar? Vámonos todos, podemos seguir en nuestra búsqueda sin padre ni los reyes, ya lo hicimos una vez y...

—Y casi morimos —Felix susurra y Conan pone los ojos en blanco

Todos empiezan a hablar al mismo tiempo, peleando si debo quedarme o ir con ellos, me quedo paralizado viendo como sus bocas se mueven sin parar, no soporto el ruido, mis brazos arden y pican, algo dentro de mí me dice que tengo que alejarme de mis amigos, pero mi cuerpo no reacciona.

En cuanto me doy cuenta un silencio abrumador aparece, mi mano está extendida hacia donde están, mis manos están llenas de marcas oscuras que poco a poco se van borrando. A mi mente viene el segundo capítulo de EL GRAN LIBRO DE LA MAGIA OSCURA donde explican que poder detener el tiempo es uno de los varios poderes que poseo. No lo puedo hacer por siempre, dura segundos o minutos, es solo una ventaja que tienes por si lo necesitas, jamás pensé usarlo de esta manera.

Todo en mí da vueltas, me levanto de la silla y doy tumbos hasta chocar con un librero, algunos libros caen y hacen eco en la biblioteca vacía, doy gracias a eso, si no alguien ya me habría visto así, descontrolado, con miedo y sudando.

No me pude controlar, lo hice por instinto, ni siquiera lo pensé, me dan unas ganas tremendas de vomitar de solo ver a mis amigos y hermanos congelados. Me pierdo entre los pasillos de la biblioteca, por lo que leí, el efecto se quita solo así que estarán bien, quizás se espanten al ya no verme con ellos. Camino y camino hasta que llego a esa pintura de la otra vez y un déjà vu me atraviesa cuando la pared desaparece y a su vez un agujero negro se posa frente a mí, a lo lejos veo aquel santuario, corro hasta ahí sin mirar atrás, mis pies se mojan por el agua y casi resbalo.

—Váyanse, váyanse —froto mis manos en mi ropa, pero las marcas siguen ahí borrándose con lentitud, me acerco a duras penas hasta la parte central del santuario donde aparece una especie de lavabo, me sostengo de él y me reflejo en sus aguas—. No, no, no.

Doy un grito de desesperación al verme, mis ojos están negros, como cualquier demonio. Me echo agua por todos lados, en mis ojos, en mi cara, manos y brazos. Me doy por vencido tratando de luchar aun en el suelo contra la oscuridad, sin embargo, ella siempre gana, las aguas del santuario se ponen negras en cuanto las toco. Soy veneno de ese que con una gotita te mata y te hace sufrir hasta que des tu último aliento.

—¡¿Luca?! —una voz angelical me llama de algún lado, no sé de donde, parece un canto divino—. ¡Luca!

Aquel ángel se deja caer junto a mí, no veo sus alas, no tiene, me toma del rostro, puedo ver su terror, de mí, me aborrece. No se aleja en lo absoluto, aun cuando mi rostro parece sacado de un muy mal cuento de hadas, su vestido se moja en las puntas, su cabello café cae en bucles por sus hombros, su aroma es de mil flores.

—Llévame —le digo en susurro tomando su rostro—. Llévame a cualquier lugar, deshazte de mí y de mi maldición, cúrame por favor...

Mi visión es borrosa, una neblina cubre casi todo, cuando pongo pies en la tierra, cuando mi mente por fin es mía, reconocería su rostro en cualquier sitio, aquí, en el cielo o en el infierno, ella es mi salvación. Tetis es mi luz.

—Vamos, levántate —me dice jalándome—. Estas el triple de pasado de lo que imagine.

En cuanto me pongo de pie, me doy la vuelta y me vuelvo a mirar en el lavabo, mi rostro es normal, mis ojos están bien, mis manos ya no tienen marcas, soy yo de nuevo.

—Pensé que estabas muriendo —Tetis se agarra su cabello y lo empieza a trenzar—. Casi me da un infarto.

—¿Tuviste miedo? —mi pregunta parece sorprenderle—. Sé que me viste así...

—Fue el peor susto de mi vida —suspira y se concentra en el agua bajo sus pies—. Me horrorice tanto que creí que tenía que...

—Ni lo digas —la interrumpo y empiezo a caminar—. ¿Qué fue lo que paso?, yo no quise, no quería hacer esto.

—No puedes controlar tu poder Luca —Tetis se recarga en el lavabo—. Tu magia ya te controla a ti, te tiene de prisionero y si te tardas más en descubrir lo que guarda será más difícil.

—¿Cómo es que me encontraste? —le digo mirándola de arriba a abajo—. Parece que siempre me sigues.

—Recuerda aquel dicho que dice Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca —La princesa se acerca rodeándome como siempre lo hace—. Es lo que hago, solo eso, además este santuario es parte de mi herencia, fue forjado por seres mágicos, por lo que sé solo le aparece a los monarcas legítimos y a miembros de la realeza, no pensé que te apareciera a ti, es muy inusual.

—¿Sabes si mis amigos y hermano están bien?

Ella deja de tranzar su cabello y lo pasa a su espalda, unos mechones caen de su frente.

—Sharman me dijo que no paran de buscarte como locos —se encoge de hombros y sonríe—. Están muy bien, no les hiciste nada grave... por ahora ¿acaso no has leído el libro que te deje?

—¡Claro que si! —me sacudo mi cabello de desesperación—. Cada noche intento hacer levitar algo, parar el maldito tiempo, hacer que todo se marchite, lanzar maldiciones, invocar a las sombras, hacer visiones e intentar hablarte por la mente, ¡no puedo!

—¿Quieres volver a hablar dentro de mi mente? —parece que solo eso le interesa a Tetis

—¿Por qué no?, parece que lo disfrutas.

Ella ya no dice más, se da la vuelta caminando más rápido.

¿Vienes o prefieres seguir lloriqueando?

Suelto un bufido mientras camino hasta ella de mala gana, a lo lejos otra puerta se abre y una luz blanca nos ilumina, juntos nos adentramos a ella.

—¿A dónde vamos? —Tetis no contesta hasta que por fin cruzamos la luz—. No lo puedo creer...

Delante de mis ojos está una habitación sacada de un cuento de hadas, digna de alguna criatura fantástica. No puedo describir exactamente lo que veo, una cama lujosa y cubierta por una tela azulada está en medio, arriba cuelga lo que parece ser una especie de enredadera que cae hasta el suelo, hay muchas velas en formas de flores de todos los colores, plantas secándose en libros viejos, pinturas por doquier, plantas extrañas y hermosas, espejos de distintas formas, copas con diseños místicos, espadas que deslumbran, piedras y cuarzos tirados por todas partes. Es simplemente un caos de esos que parecen arte.

—Bienvenido a mi habitación —Tetis sonríe al ver mi expresión de asombro—. Es un tanto...

Única —contesto y siento como mi magia salta de un lado a otro, queriendo estallar de la emoción y eso me asusta, me pongo nervioso—. Nunca había visto una habitación así, la mía es muy aburrida.

Me lo imagino —Tetis pasa junto a mí riéndose y yo la sigo—. Vamos a practicar ¿estás listo?

—¿Practicar que?

Tetis abre un gran librero con puertas de vidrio y saca un libro muy pesado, me mira volteando los ojos y suspirando.

—Vámonos, ya tenemos lo que quería —Me toma de la mano y me jala. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero—. No creas que no tengo más ejemplares de EL GRAN LIBRO DE LA MAGIA OSCURA, si no practicas ahora es posible que detengas el tiempo más de diez minutos.

Tetis no me suelta para nada, aparece de nuevo la puerta mágica que nos conduce al santuario y volvemos ahí con pisadas silenciosas, me maldigo a mi mismo esperando que los tontos latidos eufóricos de mi corazón no suenen demasiado.

—Parece ser que todos estos días no lo has intentado lo suficiente —Tetis deja el libro sobre una mesa que aparece de la nada—. Este santuario te da todo lo que necesites, menos armas o cosas así -me explica y me suelta poniéndose en posición de pelea—. Anda, lánzame lo que sea.

—¿Estás demente? Ni siquiera sé que puedo lanzarte, es la idea más est...

—Puede que sea estúpido, pero yo no soy la que en vez de estar practicando se la pasa distrayéndose mirándome —Tetis se acerca a mí con rapidez y de su escote saca una daga, muy filosa y con su punta toca mi cuello—. Así que dime Luca, ¿qué harás ahora? Soy la misma chica que has visto nadar por horas, la que pinta, la que lee y la que un día pensó en apuñalarte.

Tetis se acerca más, sin clavarme más profundo su daga, siento el filo quemando mi cuello, nuestros ojos se encuentran con una llama feroz queriendo incendiar todo, incendiarnos a nosotros. Le digo a mi nueva magia, a mi poder maldito, que me ayude, que me deje controlarla y por primera vez me escucha, quizás sienta que estoy en peligro o quizás siempre pude controlarla, solo que nunca quise.

—Te doy tres segundos para que te alejes...

Tetis alza una ceja mirándome con orgullo, le doy mi mejor sonrisa y le paso un mechón de su cabello tras su oreja.

¿O si no que? —me pregunta sin dejar de verme

Te haré daño, y no quiero hacerlo.

Se sorprende por unos instantes de que hablara en su mente, pero no se aleja.

—Adelante, hazlo.

Mi magia incluso puede comprender que ella me ha dado su permiso, así que no se controla, se escapa de mis manos corriendo a velocidad y dejándome atrás, la sigo y la sujeto con fuerza, las marcas oscuras se asoman por todos lados, incluso salen de mi cuerpo enredándonos con fuerza, las derribo volviéndolas a someter ante mí, las sostengo en las palmas de mis manos, y con cuidado, pero con fuerza una de mis marcas se enreda en la cintura de Tetis jalándola hacia atrás y levantándola hasta que choca con uno de los marfiles del santuario.

—¿Eso es todo lo que tienes?

Dios mío, sí que le falta un tornillo. No sé qué quiere, ¿provocarme hasta que la dañe de verdad? Solamente quiere ver hasta donde puedo llegar y no lo haré con ella, ni en mis sueños.

—Toma el libro y lee que más puedes hacer.

—No lo necesito —le contesto viendo mis manos llenas de marcas—. Todos estos días, si, me distraje. Pero leí muy bien el libro, lo releí hasta que me lo aprendí de memoria.

—¿Por qué lo hacías? —Aun enredada en mi marca, ella me sonríe como si nada—. ¿Por qué seguías ahí si sabías que yo te distraía?

Me toma un rato contestar y la suelto. Ella cae en las aguas mojándose un poco volviendo a tomar su daga.

—Deberías saberlo ya —me quejo y me acomodo mi corona que se a deladeado un poco y con esa distracción mía Tetis se lanza apuntándome con su daga, doy gracias a que solo la parte central del santuario esta iluminada, pues lo demás es oscuridad pura, de ahí tomo ventaja, llamo a las sombras, les pido que me obedezcan y así lo hacen, una de ellas toma la daga lanzándola lejos hasta que se pierde, las demás sostienen a Tetis como si danzaran con ella, me rio como loco, no puedo parar—. ¿Quieres escucharlo de mis labios verdad? Bien, te lo diré...

Hago que las sombras se detengan y que la acerquen a mí, ella se ve mareada, puede defenderse con su magia de luz en cualquier momento, pero no lo hace, aún no. Las sombras que parecen fantasmas, con ojos resplandecientes, se mueven a nuestro alrededor, mi voz se escucha rara, más ronca, más fuerte y no la reconozco.

—lo admito —suspiro y le sonrío acercándome a ella—. Eres la chica más hermosa que mis ojos han visto, no puedo alejar mi vista de ti ni un segundo porque temo que si lo hago sea un muy buen sueño y que tú solo seas una ilusión, me gusta verte hacerme retratos y que me lances flechas y también odio que me odies.

—No te detengas —me dice lentamente—. Sigue lanzándome esas palabras tan bonitas que yo seguiré deleitándome con tu dulce voz, sígueme enseñando lo que tu magia oscura puede hacer, vamos, por favor...

Odio estar en esta posición, su mirada es suplicante como de una damisela en apuros que lo único que quiere es que su príncipe azul la salve, lo que no sabe es que yo no puedo ser ese príncipe azul y que lo más cercano a eso seria que yo la hechice para que me vea así.

—¿Por qué quieres ver eso? —le pregunto con irritación

—Quiero saber lo que mi hermano sintió, lo que él vio antes de...

El piso del santuario se mueve con fuerza, el agua da saltos y a nuestro alrededor todo se empieza a marchitar, se pone oscuro y seco, se ve toda la vida delante de nuestros ojos.

Eres poderoso Luca y temo que nadie te pueda ayudar.

—No, no, no —puedo sentir como mis ojos se tornan negros de nuevo y el terror me invade, no puedo controlarme, empiezo a crear ilusiones a nuestro alrededor, de muchas cosas, de mi hermano, de Tetis, de nuestros reinos, del infernal mar y de mi mismo siendo normal—. No puedo ser así, no quise ser así, no fue mi elección.

—¡Expúlsalo, expulsa todo! —Tetis grita mientras todo a nuestro alrededor se desmorona—. Anda Luca, intenta luchar contra la oscuridad y vuelve a tener poder sobre ella. Lucha y si es necesario muere y vuelve a revivir por ello, debes de seguir y ganar.

El tiempo parece detenerse por completo, no escucho nada, mi visión es borrosa, a mi alrededor aun las visiones surgen como fantasmas, las sombras siguen ahí esperando órdenes, mis marcas salen de mi cuerpo azotando todo y lo único que hago es gritar, como nunca lo he hecho porque esto duele tanto como si muriera. Tal vez eso se refería Tetis, morir y revivir, por mí y por los que amo.

Siento que en mis manos está el destino del mundo.

Si quisiera podría partirlo en dos.

Destruyendo a todos.

Y a mi mismo.

Siento como estamos cayendo al vacío, todo el santuario se rompe en pedazos, yo estoy provocando que esto se destruya. Mi magia hace que todo se derrita. No oigo gritos, ni nada, solo mi respiración y un fuerte cosquilleo en mi corazón, justo donde el alma de Conan está con la mía. Pienso en él y en mi hermano, ellos se encontraron justo en el momento en que los dos necesitaban a alguien, estaban destinados. En cambio, el universo me castigo a mí, dejándome a merced de esta magia.

Algo me sostiene de la cintura, se aferra a mí y a mi cuello con fuerza mientras seguimos cayendo, siento como un aura de paz nos enreda, mi vista vuelve a mi. Parpadeo para encontrarme el rostro de la princesa pegado al mío, mejilla con mejilla, me está abrazando con fuerza como temiendo a que me aleje de su lado, nos enreda su magia de luz, una gran esfera nos protege de lo que cause. Seguimos cayendo sin rumbo.

Vuelvo a abrir los ojos cuando siento pasto debajo de mí, no estamos ni en el reino Marisma ni en ningún lugar que haya visto, es pintoresco y un aire pasa sacudiendo mi cabello, miro mis manos y me tranquilizo de que no estén las marcas. Veo a Tetis tirada lejos de mí y corro a ella como si mi vida dependiera de ello, la sostengo en mis brazos y ella abre sus ojos, se sonroja un poco y me aleja de ella.

—¿Dónde estamos?

—¿No lo sabes tú? —le pregunto

—El santuario se destruyo y... tuve que protegernos. Este sitio lo debiste hacer tú antes de desmayarnos.

—¿Qué yo lo hice? —mi voz suena normal pero muy confundida

—Sí, es solo una ilusión que hiciste quizás para protegernos.

—Eso explica todo —agarro las manos de la princesa con desesperación—. ¿Te hice daño?

—Ni un solo rasguño, pero...

Se ve mal, muy pensativa para ser ella, lleva su daga en la mano y camina de un lado a otro.

—¿No recuerdas lo que me dijiste antes de quedar desmayado?

Me rasco el cuello preocupado, ¿le habré dicho algo estúpido? Una punzada me da otra vez en el corazón y el recuerdo llega a mi mente.

Tetis seguía aferrada a mí y yo le susurré: ¿Ya viste? Lo tienes frente a ti, me estás salvando de mi mismo, sí que hay una cura y eres tú...

—Desmond dice que digo cosas absurdas cuando estoy nervioso, no quise decirte eso, aparte estaba muy mareado, no veía nada y mi magia nos estaba a punto de asesinar.

—Ya vimos lo poderoso que eres, ¿qué harás al respecto?

—Ayudar a mis amigos y a mi hermano, no usaré mi magia para el mal, derrotaré a quien sea usándola, protegeré mi reino y a ti si es necesario.

—Puedo protegerme sola. Por lo mientras sigue practicando hasta que lo domines.

—¿No te sorprende todo lo que destruí hace rato?

Es lo que pensé que harías.

Tetis me sonríe, una sonrisa sincera que hace que me ponga feliz por unos segundos y la ilusión se empieza a ir, la tomo de la mano y ella se aferra con fuerza. Cuando mi ilusión se va nos encontramos de nuevo en su habitación donde cientos de mariposas de luz vuelan sobre nosotros. La puerta se abre y aparece Sharman muy asustado en cuanto nos ve agarrados de la mano, abre los ojos como platos y nos alejamos de un brinco.

—Lo siento, no quise...

—¿Qué pasa Sharman? —Tetis le pregunta escondiendo su daga debajo de su cama

—¿No lo sintieron? —Sharman parece agitado como si hubiera estado corriendo por todas partes buscándonos—. Hubo un temblor muy fuerte, todo se movía y la tierra crujía creíamos que era el fin.

—¿Alguien salió lastimado?

—No. Por suerte y por extraño que parezca —Sharman me contesta mientras se sostiene del marco de la puerta—. Nada se rompió, ni se hizo pedazos, solamente todo se movía. Todos están a salvo.

Por ahora —oigo que Tetis susurra

—Tengo que irme, mi hermano debe de estar muy preocupado —le hago una reverencia a Tetis empezando a caminar, paso junto a Sharman y volteo a ver a la princesa—. Espero que tengamos una reunión así de nuevo.

La princesa no puede contestar ya que salgo de su habitación deprisa sin mirar atrás.

Este día fue irreal, estuve a punto de partir este reino a la mitad y nadie se dio cuenta, lo que más me impacto es ver lo que mi magia puede alcanzar y ni siquiera me siento cansado, ni una gotita de sudor, ni mi respiración está agitada, estoy de lo más normal a pesar de que por poco no sobrevivo para contarlo.



ES QUEEEE LA TENSIÓN DE ESTOS DOS ES AAAA, en serio que me emociono mucho, son mis personajes favoritos, es que TODOS son mis personajes favoritos, me es difícil elegir. Pero eso si a Tetis le rezo jajajaj. Los próximos capítulos ya volverán a ser casi narrados por Desmond Y Conan, ya que regresaran al reino Umbria. Muchísimas gracias por sus votos, se los agradezco infinitamente.

Ala. 👑

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top