Capítulo 34. Un beso de amor verdadero
CONAN
Nuestras pisadas suenan por todo el pasillo y nuestras risas inundan cada rincón, aún no puedo creérmelo, hace meses no tenía nada ni a nadie y ahora tengo un grupo grande de amigos, muy distintos el uno con el otro, con personalidades explosivas y sentimientos puros, con esa energía para comerse al mundo... debo de ser realmente afortunado de tenerlos.
Ya que todos los reinos están aquí, las princesas Amelia y Tetis también han llegado, como siempre la princesa Tetis es distante, la vi irse a la biblioteca junto con aquel chico de cabello azul y como siempre Amelia no suelta a Desmond, incluso Eric también regreso se ve que es una muy buena persona y por lo que veo él y el príncipe han arreglado sus cosas.
¿Cómo puedo verlos a todos a los ojos sabiendo que cuando se revele todo quedaré como un traidor? Sé que tal vez no sea así, sé que puede que me entiendan, pero mi temor a que todo salga mal no deja mi mente.
—¿Entonces ya te sientes mejor Medras?— Eric se acerca a el y la da unos golpecitos en su espalda
—Un poco mareado, pero mejor — Medras se agarra su frente mientras suspira
—Le di una de mis mejores pociones para que olvide su miedo, aunque puede que aun le genere nervios estar cerca del dragón — Vicky pasa a mi lado y me sonríe —. ¿Cómo estuvo su viaje?
Desmond y yo nos volteamos a ver, puedo sentir su mirada intensa en la mía.
—Estuvo bastante bien — contesta Desmond mientras va jugando con la espada de Medras
—¿Conan a caso no tienes que ir a reunirte con los reyes? — Félix le quita la espada a Desmond —. Ya es tarde.
Maldita sea...
Es mejor convencerme a mi mismo de que se me había olvidado a que realmente no tenía las ganas de ir y plantarme frente a las caras de esos reyes.
—Lo había olvidado, tengo que irme - trago un poco de saliva mientras me acomodo mi cabello —. Regresaré en... los veré luego.
Le doy una última miradita a Desmond, nos sonreímos un poco y los pierdo de vista en cuanto giro en un pasillo. Camino a pasos lentos, no quiero llegar, aún me importa un bledo si ya son más de las seis, no me importa que me quieran decir o hacer lo único que se es que tengo que sobrevivir un poco más para despertar a Luca en el momento correcto y eso significa que no puedo permitir que los reyes me ejecuten o que me encierren porque si no todo el plan sería un fracaso.
Estoy a unas cuantos pasos de llegar hasta el gran salón, me detengo y doy un suspiro mientras me sostengo de la pared, me toco el corazón que no para de brincar locamente.
—¿Estás bien?— una voz suave y embelecadora como las olas del mar me llaman —. ¿Quieres que llame a algui...
En cuanto volteo la veo por fin, de lejos no podía apreciar nada de ella con exactitud, la princesa Tetis me observa detenidamente con esos ojos almendrados y una expresión curiosa, su piel morena aterciopelada es iluminada en los puntos perfectos por la luz de las velas haciendo que su belleza imponente resalte aún más. Ella al igual que yo está observando cada rasgo de mí en y cuanto los dos nos damos cuenta nos alejamos un poco, aquel chico de cabello azul se encuentra en el otro extremo del pasillo viendo todo.
—Lo siento mucho, no quise incomodarte.— Tetis me sonríe —. Te vi un poco mal... Sé que pasar ahí dentro no será como un campo de flores.
Los dos volteamos a ver al final del pasillo donde el gran salón esta y donde los reyes me esperan.
—Es mejor verlo como es, un lugar de lucha, donde o se da todo o pierdes lo ganado...
—¿A qué te refieres?— le pregunto aún observándola
—Sé lo que ellos saben.— se acerca más a mí, hasta llegar a mi oído —. No dejes que ganen.
Quiero que siga hablando, su voz es como una melodía, su presencia es irreal, ella es irreal.
En cuanto Tetis se aleja me da una sonrisa, dándose la vuelta empezando a caminar, aquel chico me da una mirada de pocos amigos y la sigue sin decir nada, ¿qué fue eso?, ¿qué es lo que realmente trato de decirme? Ahora estoy muchísimo más nervioso que antes.
Con las pocas fuerzas que me quedan por fin llego a la puerta, la cual toco tres veces con golpes fuertes que hacen eco por todo el pasillo, un escalofrío me recorre y sacudo mis manos, la puerta se abre dándome la invitación de pasar, no podría negarme, estando aquí es hora de saber que tienen que decir.
—Conan Chalamet el rojo — el primero en hablar es el rey del reino Umbria, padre de Desmond y Luca —. Bienvenido, pasa, pasa.
Exactamente en el centro hay una única silla, preparada para mí, así que me siento sin dejar de ver a los reyes.
—Oímos de tu cruel perdida.— ahora el rey del reino Grana padre de Amelia me dirige la palabra —. Tus queridos padres perdieron la vida en aquel infierno, asesinados por ese demonio de Agroz Baraz.
No se para qué vine aquí, me siento ofendido de solo haberme sentado en esta silla dura y vieja.
—Una lástima sí.— De nuevo el padre de Desmond habla —. Haberlos visto morir delante de tus ojos debió de ser desgarrador, pero dime Conan ¿por qué estás aquí?
Otro escalofrío más fuerte se pasa por todo mi cuerpo, el ambiente se pone tenso con esa pregunta, dejo de ver al padre de Desmond y mi mirada cae en el rey del reino Marisma, padre de Tetis, es igual que ella, con esa belleza singular, no se mueve, no refleja ninguna emoción, lleva una capa color azul turquesa que lo hace relucir, incluso parece aburrido como si todo esto fuera solamente un espectáculo para el como si nada más estuviera esperando el momento para cortar mi cabeza.
—¿Por qué estás aquí Conan? — El rey me vuelve a preguntar, sigo con mi vista fija en el padre de Tetis —. ¿Por qué sigues con vida?
—Parece que tus padres se han sacrificado en vano. — El padre de Amelia dice aquello tomando un poco de vino
Es ahí, con todas esas preguntas y palabras sin sentido donde exploto.
—Si tanto quieren matarme, no sé que es lo que esperan, pero por favor les pido que saquen de sus sucias bocas a mis padres, ellos no merecen que personas como ustedes hablen de su muerte como si nada...
No sé en que momento me he levantado de la silla, pero me encuentro con una mano en mi corazón y otra apuntándolos, los reyes están paralizados hasta parece que el padre de Tetis a sonreído de diversión.
—¿Qué porque sigo vivo?— ahora solo a punto hacia el padre de Desmond —. ¿Por qué sigue vivo usted querido rey? Ah ya lo sé... porque su mejor amigo, el anterior comandante, el padre de Medras, se sacrificó por usted, si no fuera por él usted sería ya huesos y...
—¡Basta!— el padre de Desmond se levanta y por el movimiento hace caer su copa de vino de sus manos —. ¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma?
No dejo que continúe, no tengo nada que perder, ya lo hice enojar que más da un poco más de leña al fuego...
—Me atrevo a hablarle de la misma manera que ustedes me hablan a mí — ahora el padre de Tetis está más atento —. No estoy defendiendo las atrocidades de Agroz ni de sus súbditos, pero debe haber algo más...— ahora lo que digo parece una súplica... y lo es —. ¿Acaso debo de pagar con mi vida para que ese demonio muera?, porque sé que ustedes saben sobre eso, saben que yo y Agroz estamos unidos en alma y saben que matándome el igual muere, no es justo pagar por una maldición que yo no pedí...
—Es justo si con eso lleva a la muerte de Agroz — el padre de Amelia se levanta —. Es justo si con eso damos fin a alguien que no tiene piedad matando a quien sea, son sus vidas por todos nosotros.
—¡Quiero vivir!— aquello sale de mi boca fuertemente, mi voz se quiebra un poco —. Aún quiero vivir, aún debo hacerlo...aún tengo a alguien esperando a que vivamos juntos.
—Tus padres no tuvieron la culpa de haber salvado a Agroz Baraz.— por fin el padre de Tetis habla, su voz parece como si me hablara algo místico, incluso los demás reyes dan un paso hacia atrás —. Nadie tiene la culpa de confiar en un dominio si lo primero que te muestra son sus falsas alas de ángel. Tú apenas estabas en el vientre de tu madre cuando paso eso ahora, esto solo te lo diré una vez Conan Chalamet ¿prefieres morir por la causa o enfrentarte a ella sabiendo que morirás?
Todo se queda en silencio por un momento, mi magia salta dentro de mí queriendo huir, con decisión levanto un poco más mi barbilla y sin que mi voz titubee digo lo que he pensado día y noche desde que me arrebataron a mis padres.
—Prefiero seguir luchando por lo que sea justo sin arrebatarme la vida en el proceso.
De una u otra manera mi respuesta seguirá siendo la misma: no quiero morir.
No aún.
—Una buena respuesta — el padre de Tetis se levanta —. Puede que solamente seas un joven luchando por sobrevivir, pero créeme que tarde o temprano el destino que el universo ha escrito nos llegara tarde o temprano, por ahora puedes retirarte...
Estoy temblando intentando que no se note, mis manos están en las bolsas de mi pantalón y mi vista sigue fija en todos los reyes, pasando de uno a otro. Ninguno de los dos reyes contradice al padre de Tetis, aunque puedo ver como lo fulminan con la mirada después de que me dijera que me retirara, parece que impone no solo su belleza sino todo, parece que los dos reyes le temen.
—Piensa bien tus movimientos, Conan— el padre de Desmond me da una última mirada —. Pues no te queda mucho tiempo.
Les doy la espalda empezando a caminar, tomo el picaporte de la puerta y salgo de aquel salón maldito con mi mirada a mis zapatos, cierro la puerta con fuerza...
Unas manos cálidas y fuertes me rodean mi cuello, unos mechones de cabello rozan mi mejilla, dorados como los rayos del sol, en cuanto su mirada encuentra la mía, aquellos ojos verdes de los que tanto me he enamorado me ven con delicadeza.
—Dime que no los hiciste enojar — Desmond me susurra sonriéndome un poco
—Más que eso, creo que tenían ganas de lanzarme por la ventana o darme de comer a algún dragón.
Desmond se aleja de mi
—Mierda, eso es peor de lo que imagine...
—No te preocupes por mi.— le digo mientras empezamos a caminar —. ¿Me esperaste todo este tiempo?
—Apenas había llegado cuando saliste, sentí que debía estar aqui fuera cuando salieras.
Bajamos las escaleras en silencio, Desmond está pensativo, lleva puesta una camisa roja que hace que toda su figura resalte más, incluso hace juego con su pantalón color marrón, hay algo más que me llama la atención pues de su cuello lleva colgando un collar con un dije en forma de gota de agua.
—¿Siempre has llevado ese collar?— le pregunto mientras nos detenemos, tomo con cuidado el collar entre mis manos —. Jamás te lo había visto.
—Es verdad, casi se me olvida — Desmond saca algo del bolsillo de su pantalón en cuanto abre su mano veo otro collar idéntico —. Claus y Víctor compraron muchos de estos collares, y nos dieron uno a todos, dijeron que es por nuestra amistad y que un collar significa que nuestra amistad durara más o algo así.
—Es muy lindo.— le digo tomando el collar entre mis manos
—Hubieras visto a Félix, casi explota cuando los vio, él quería ser el primero en darnos algo asi — Desmond me hace señas de que me voltee para que me ponga el collar —. Creo que es fantástico, ¿no lo crees? Poder tener a un gran grupo de amigos que harían lo que fuera para salvarse los unos a los otros
Las manos de Desmond viajan con cuidado en mi cuello con el collar recorriéndolo hasta que llega por debajo de mi clavícula, una mano de Desmond se queda en mi hombro y otra en el collar, siento como sus labios se posan justo en mi cuello debajo de mi oreja, aquella sensación de hormigueo se va justo cuando los labios de Desmond se alejan.
—¿Desde cuándo ya no te importa que nos vean?— le digo tratando de no sonrojarme
—¿Debe importarme? No lo hace, ya no — Desmond me sonríe mientras baja un escalón más —. No me importaría gritar en estos momentos que tú y yo estamos junt...
Corro hasta él queriendo tapar sus labios, pero por lo bobo que soy me tropiezo con mis propios pies y caigo encima del príncipe haciendo que caigamos juntos rodando por las escaleras, nuestros cuerpos chocando y golpeándose se escuchan por todos lados, en cuanto nos detenemos al final de las escaleras corro hasta donde está tirado Desmond.
—¿Cómo te sientes?
Le digo teniéndolo debajo de mí, tomo su rostro en mis manos, ignoro el dolor que yo siento pues sé que de a poco mi magia hará su trabajo, ahora no puedo percibir el dolor de Desmond, tiene sus ojos cerrados y sus labios hacen una mueca de dolor en cuanto abre sus ojos me siento menos preocupado.
—¿Ya te he dicho que te ves lindo cuando te preocupas?
—Dios, ¿cuándo dejarás de decir cosas imprudentes en situaciones así?
No le presto atención a nuestro alrededor, toda mi atención la tiene el príncipe, mi enojo de antes con los reyes se ha aplacado un poco gracias a su presencia y eso me hace feliz, con él puedo dejar de pensar en cosas que no me hacen bien.
—Deberías de disculparte tu primero Conan Chalamet — mi magia hace su trabajo curándolo, solo de pequeños raspones y posibles moretones —. Fuiste tú el que nos aventó por las escaleras.
—Fuiste tú el que hizo que lo hiciera
Él abre un poquito sus ojos con un brillo bromista, pero también como un inocente ángel que no sabe de lo que hablo.
—¿Qué hice yo?
Veo como es que trata de no reírse, me alejo un poco de él tratando de levantarme, el príncipe jala de mí hasta volver a tenerme cerca, mis rodillas ya me duelen por lo duro y frío del suelo.
—No lo diré aquí...
No alejo los labios de Desmond en cuanto tocan los míos, aunque si lo pienso, no me atrevo a apartarlo por temor a que se golpee la cabeza con el suelo, tampoco es que lo alejaría con esa fuerza, pero es una buena excusa para seguir besándolo, nuestras narices chocan un poco y entre los dos nos vamos alzando hasta que Desmond termina sentado y yo un poco hincado hacia él, todo parece normal, sus labios son suaves como de costumbre y ese deseo de tenerlo cerca crece cada vez más... sin embargo, nos detenemos en seco cuando escuchamos unos aplausos muy muy muy cerca de nosotros.
En estos momentos quiero maldecir y aventar a Desmond por la ventana y decirle que por su culpa y su maldito encanto hizo que bajara la guardia, no lo hago al verlo igual de asustado que yo, más que asustado está sorprendido...
Félix deja de aplaudir, junto a él están todos los demás...
Vicky nos ve un poco aturdida.
Víctor mueve la cabeza con afirmación.
Claus se acomoda sus lentes para ver mejor.
Eric está sonriendo muy alegremente.
Medras parece que se va a desmayar.
Félix sigue muy sonriente como si lo que acabara de ver fuera lo más grandioso.
Y Amelia... ella no sabe a donde mirar.
Todos ellos, excepto Amelia, tienen colgando ese collar, rozo el mío con la punta de mis dedos y les doy una sonrisa nerviosa.
—Podemos explicarlo — empiezo a decir yo mientras me levanto y Desmond me sigue —. Nosotros...
—¿Bromeas?— Félix se acerca a nosotros tomándonos de un hombro —. No hay nada que explicar, incluso un ciego podría haberse dado cuenta.
—Debo admitir que verlos en vivo y directo fue impresionante, pero supuse que pasaría — Vicky se acerca ahora sonriendo
—Es verdad, no es como si hubieran matado a alguien... — Víctor se cruza de brazos
—Solo fue un beso.— termina Claus encogiéndose de hombros
—Esperen, esperen...— Medras se acerca a nosotros y empieza a caminar de un lado a otro —. ¿Todos ustedes ya sabían?
Todos, incluso Amelia y Eric, dicen un fuerte SI.
—¿Qué tú no lo sabías? — le pregunta Eric con tranquilidad
—¿Cómo iba a saber?
—Es que son muy obvios.
Le contesta Félix acercándose a Medras tratando de que deje de caminar. Desmond y yo tratamos de decir algo, pero ellos siguen alegando.
—Se comen con la mirada desde siempre.—termina diciendo Félix y aquello hace eco en cada rincón
Mis mejillas están que arden, volteo a ver al príncipe, pero este está paralizado viendo como nuestros amigos nos defienden. En eso Medras cae por fin al suelo desmayado, pobre de él, cuando despierte me estará esperando lo peor...
Nadie más que yo, le toma atención a Amelia, que en silencio se escabulle hasta salir por un pasillo lejano desapareciendo en la oscuridad.
Lo que sea que me esté escuchando, algún dios, ángel o algo, por favor ten piedad de mí, ahora no solo debo enfrentarme a Agroz, Triddor, los reyes y a mi muerte, sino que ahora una princesa está en mi lista
Desmond me toma de la mano haciendo que mi atención regrese a este momento.
—Te lo dije, éramos y somos muy obvios para que alguien no se diera cuenta.
—Y lo dices muy orgulloso...— le susurro tratando de evadir las miradas de los demás
Tal vez la razón de mi temor a que alguien nos viera es que no nos entendieran, de que nos vieran raro, de que nos trataran diferente o de que simplemente fuéramos algo mal visto, ¿por qué mi mente pensó todo eso? Amar a alguien no es nada malo, ni raro, ni mucho menos, es algo para avergonzarse, los reinos lejanos, por lo que se admiten todo tipo de relaciones, incluso del mismo sexo, pero como estos reinos son nuevos, tienen sus ideologías pasadas de generación a generación no abriéndose a lo nuevo, no culpo la manera en que algunas personas fueron educadas, pero ¿por qué debería seguir ocultando que me gusta alguien de mi mismo sexo? Cuando hay miles de personas allá afuera que son como yo, aún no hay una palabra para ello, ¿acaso importa? Puedo seguir amando y queriendo a alguien de mi mismo sexo sin tener que etiquetarme.
—Muy bien, me complace decir que este chico aquí a mi lado...— la voz de Desmond suena con determinación, sus mejillas brillan en un tono rosado claro —. Realmente me gusta y mucho.
Todos hacen un awww.
Por fin volteo a ver a los demás a los ojos, Eric está cargando a Medras que sigue inconsciente, todos me dan una sonrisa, están muy felices, todo lo contrario a lo que me imagine. Me permito sonreír también, siento como una pesada carga se ha quitado de mis hombros, me siento más ligero, menos presionado, me siento bien.
—Prometemos protegerlos de todo aquel que hable más de su relación — Víctor camina hasta donde Eric tiene a Medras —. Aunque es posible que algunos reacciones igual que Medras.
Todos nos reímos.
—Que bueno que solo ustedes nos vieron — les digo rascándome la nariz
—Me alegro realmente por ustedes — Vicky nos da unas palmaditas en los brazos, le sonríe a Desmond y luego me mira a mí —. ¿Nunca pensaban decírnoslo?
—No es algo fácil de decir...— trato de decirles
—¡Claro que lo es! — Félix le da un golpecito a la cabeza de Medras —. Solo era llegar con nosotros y decirnos: Hey amigos, ¿acaso no es un agradable día?, pues está tan radiante y sereno que queríamos confesarles que estamos saliendo y que no paramos de comernos a besos y...
—No hables más, por favor — Claus lo calla mientras reprime una risa —. No eres bueno en eso.
—Soy como un hermano para ellos, puedo hablar cada que quiera — Félix le da otro golpecito a Medras y este se mueve un poco —. ¿Por qué no lo ayudas a despertar Conan?
Es cierto de tanta conmoción y risas no se me ocurrió despertar a Medras.
—¿Por qué no lo haces tú? — le pregunta Víctor alzando sus cejas y viendolo de arriba abajo
—Porque esto de ser el mejor amigo de estos dos — Félix nos señala —. Cansa demasiado.
Víctor y Claus se voltean a ver y ruedan los ojos, al parecer Félix aún no supera el hecho de que conseguimos más amigos ni de que no lo llevamos a una de nuestras misiones.
—Basta, basta — me acerco a Eric —. Yo despierto a Medras...
Me quedo con el brazo extendido casi tocando su cara.
—Opino que es mejor dejarlo así un rato — me encojo de hombros —. No queremos que se vuelva a desmayar, puedo explicarle todo más tarde.
Los demás no protestan, así que empezamos a caminar rumbo a la cocina siguiendo a Vicky.
—Cobarde.—me dice Desmond entre risas sin soltar mi mano
Es que bueno, los demás fueron pan comido, pero enfrentarme a Medras y explicarle todo es otra cosa, aún no olvido que mi primer encuentro con él fue con un jarrón directo en mi cabeza.
—Acompáñenme a la cocina, prepare unas ricas galletas de fresa, ¡celebremos esto!
Todos empiezan a hablar al mismo tiempo de lo sabrosas que estarán esas galletas, mi mirada se desvía un poco de mis amigos y de reojo alcanzo a ver por la ventana que justo sentada bajo un árbol se encuentra Amelia, lleva puesta una lujosa capa rosa pues la nieve no deja de caer no sé cómo, pero ella siente mi mirada y por segundos nos vemos el uno al otro su mirada refleja un poco de melancolía dejo de verla hasta que la ventana termina y ahora solo veo una pared llena de cuadros.
Amo este capitulooo aaaa jajajaj, pasaron muchas cosas era obvio que los demás se iban a dar cuenta tarde o temprano porque Desmond y Conan son re obvios perooo bueno ya está jajajaj luego habrá una plática entre Conan y Medras en el lugar menos esperado, me van a odiar en los próximos capítulos, pero es necesario para la historia aaaa, Conan le contesto a los reyes ame eso. Hablemos de la belleza de Tetis, yo la amo, es una guerrera literalmente, pero su historia será muuuuy importante en el segundo libro. Ya casi se acaba estee libro y estoy muy feliz de eso, muchísimas gracias a todos los que siguen aquí conmigo y los personajes aprecio mucho eso.
Ala. 👑
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top