Capítulo 32. Místico resplandor

DESMOND

Es grandiosa la vista desde aquí arriba, puedo ver todas las montañas y juro que igual puedo ver un poco del reino Marisma, el aire frío pasa sobre nuestras caras agitando nuestros cabellos, nuestros gritos de emoción hacen eco pasando por las nubes, al tocar una se siente como si solo fuera un fantasma, mis dedos la atraviesan y en eso el dragón da otra vuelta llevándonos hacia el reino Umbria. Medras sigue bien sujeto a mí con los ojos cerrados, hace un rato, pude haberlo perdido para siempre...

—Deberías abrir los ojos.— le dice Víctor —. Te estás perdiendo de una gran vista.

—No, gracias.— le contesta —. Ya fue suficiente con lo de hace rato.

Sentí que mi vida se iba con él, verlo caer por los cielos, sus ojos bien abiertos pasando por esa nube llena de rayos y Medras desapareciendo de mi vista fue el peor sentimiento, por suerte Binu fue rápido y logro tomarlo entre sus garras. También jamás olvidaré como es que aquellos ojos del dragón bajaron la guardia ante mí, confió en que no le haría daño, pudo acercarse a mí y con ello el hechizo que lo encadenaba al templo Ardor se esfumó dejándolo por fin libre.

—Este dragón es muy listo — grita por los vientos Claus —. Nunca le dijimos que íbamos hacia el reino Umbria.

Hago que Medras me sujete con más fuerza, pues siento como Binu dará una vuelta de muerte, por así decirlo, ya que adelante de nosotros está una montaña y tendremos que pasar en medio de ella. Con gritos de euforia llenamos los huecos de las montañas mientras seguimos nuestro camino.

—¿Creen que podamos quedarnos con el dragón?— nos pregunta Víctor

—Claro que si, no puedo decir que es mi dragón, pero siento que él confía en mí y que no sé ira a otro lado.

—¿Y si lo hace?— Claus me pregunta

—No haré nada al respecto, Binu es libre de irse, si así lo desea, no podemos lastimarlo ni obligarlo a que se quede.

—Y a todo esto, ¿cómo es que nos encontraste Medras?

Medras no contesta la pregunta de Cluas en un rato, tampoco le decimos nada, por lo que se debe de estar muy mareado, Medras puede ser un buen guardia y un buen espadachín, pero jamás será bueno cuando se trata de las alturas.

—Me enteré porque los chismes vuelan demasiado rápido.— contesta por fin abriendo sus ojos —. Estaba llegando al reino cuando oí el rumor de que se habían escapado, así que no dude ni un segundo en ir por ustedes y véanme aquí, casi muero.

Lo volteo a ver con una gran sonrisa.

—Gracias por venir.

Medras me da una sonrisa intentando no gritar pues Binu se ha movido demasiado rápido.

Prométeme que siempre me salvaras si se trata de dragones o ir cayendo por los cielos.

Todos nos empezamos a reír y le doy una palmadita a Binu en su cabeza esperando que me entienda.

—Nunca dejaré que te pase algo así de nuevo.

En cuanto termino de decir aquello Binu da una vuelta más, el cielo se llena de los gritos de Medras y de las risas de los demás mientras yo sigo contemplando lo asombroso que es estar aquí arriba mientras el sol poco a poco se va haciendo más deslumbrante.

...

Mi padre y el comandante casi se infartan cuando nos vieron llegar con Binu, cientos de soldados trataron de tranquilizarlo para que pudieran aislarlo a un lugar menos expuesto, pero el dragón no les hacía caso, hasta que llegue yo y lo calme. Ahora Binu duerme tranquilamente junto a mí, los chicos se fueron a explicarles detalladamente a mi padre lo que paso, sin duda él querrá oírlo de mí, pero por ahora trato de relajarme mientras el atardecer se acerca.

Con el sol casi por esconderse entre las nubes, lo veo aparecer a lo lejos, como un rayo cae directo al pasto, me levanto rápidamente y corro hasta donde está.

Conan se encuentra con los ojos bien abiertos, sus manos se hunden en el pasto mientras él susurra algo, se ve muy mal...

—¿Conan?— no me contesta así que me agacho y tomo sus manos —. ¿Te hicieron daño...

Conan me abraza, se aferra a mí como si fuera un oso, entierra su rostro en mi pecho tan fuerte que siento que me corta el cuello. Mis brazos lo rodean por su espalda, nos quedamos así por varios minutos, incluso ya cuando Medras, Victor y Claus nos están viendo desde la puerta trasera del castillo les doy una mirada de que todo está bajo control, pero ellos parecen bastante preocupados... igual lo estoy yo.

Cuando Conan se aleja de mí se seca las lágrimas que van resbalando por su rostro y sorbe su nariz tratando de no llorar más. No digo nada, de solo verlo en este estado quiero salir corriendo y asesinar a Agroz Baraz, los ojos de Conan están hinchados y rojos, su cicatriz se ve más intensa, parece como si le hubieran hecho otro corte.

—Desmond...

Conan apenas si puede hablar, su voz suena seca. Los chicos caminan en silencio hasta nosotros, quedándose a pocos centímetros.

—Mis padres...— Conan trata de respirar con normalidad, suena tan desesperado, siento que quiere gritar, correr o golpear algo —. Mis padres han muerto Desmond.

En cuanto todos oímos, puedo sentir como el ambiente se pone más tenso.

—Y todo por mí, por mi culpa, Agroz Baraz me los arrebato.— Conan se agarra su cabello desesperado —. Ya no tengo nada, ya no tengo familia... no soy nadie.

Ahora soy yo quien lo abrazo y los demás igual, se dejan caer conmigo y entre todos abrazamos a Conan mientras él trata de no llorar, su corazón palpita con fuerza pues escuchó fuertemente como suena.

¿Cómo paso? ¿Por qué razon Agroz tuvo que matar a sus padres? Estoy furioso tanto que necesito ir y matar a algunos oscuros, porque ellos son parte de esto, todos los oscuros, Triddor y el mismo Agroz son los responsables de esta tragedia. Ya no podemos hacer nada, los padres de Conan se han ido, espero que donde sea que estén nos envíen sus mejores deseos y que confíen tanto en su hijo como en mí, pues sé que vengaremos su muerte sea como sea.

...

—¿A dónde me llevas?— Conan me susurra mientras bajamos las escaleras silenciosamente —. ¿Huiremos de nuevo?

—Quisiera hacerlo — le digo mientras sostengo su mano —. Pero hoy veremos como la luna se mueve a nuestra gracia.

Conan no dice nada, tal vez está pensando en que le dije, pues su cara es de confusión total. Salimos por la salida del norte que da directo a una parte del bosque, donde solo hay tierra, rocas, pasto y las doncellas...

Caminamos un poco y ayudo a Conan a subir una gran roca para poder acomodarnos detrás de otras más. Él necesita despejar su mente y con algo así sé que funcionara, solamente necesito que él esté bien estas últimas horas del día pues durmió en toda la tarde, yo me quede a su lado viéndolo dormir, incluso pude ver como tenía alguna pesadilla pues se movía con terror en su cama.

—Mira por allá están — le señalo a Conan —. Las doncellas llegaron.

Y ahí estaban ellas, como hadas de luz, hermosas, con esa calidez característica, con sus vestidos blancos y sus coronas de ramas y flores, sus antorchas las iluminan como muñecas de porcelana, pero son mucho más que eso... son las hijas de la luna.

—¿Podemos ver esto?— Conan me susurra volteándome a ver

—Las veo desde que soy niño, no nos harán daño, son pacíficas además — tomo el rostro de Conan y lo muevo hacia una de las doncellas —. Ahí está Amber.

—Jamás había oído hablar de ellas.— Conan me susurra mientras se sienta con los pies cruzados atentos a las doncellas —. Se ven tan tranquilas.

Las doncellas de la luna son algo secreto de los reinos de esta parte del mundo, son adivinas, pueden ver el futuro, predecir cosas, hacen magia con la luna pues ella es su madre.

Conan no quita la vista de las doncellas, pero me escucha con atención.

—La luna es quien las escoge — Le digo señalando el cielo en donde la luna llena está brillando más que nunca —. En cada luna llena se escoge a una nueva doncella, pero no siempre es así, de todas maneras deben hacer su ritual.

—¿No es asombroso?— Conan sigue sumido en el ritual que las doncellas acaban de iniciar —. Amber nunca me lo dijo.

—No la culpes, no es como si ellas fueran por ahí gritando que son doncellas.— tomo su mano con cuidado y noto como él tiembla un poco a mi tacto —. Su don es importante, no todas tienen el don tan avanzado, se les concede cuando la luna las escoge, Amber fue elegida hace dos años cuando aún estaba enferma y que la luna la escogiera le dio fuerzas para seguir viviendo.

Ya no digo más, pues las doncellas toman sus antorchas entre sus manos y empiezan su danza, en medio en un círculo sobre el pasto y rodeado de más cristales está una bola de cristal, la cual la usan para ver el futuro, las doncellas giran mientras empiezan a cantar algo que no entendemos, una melodía suave e hipnotizante, se mueven en sintonía haciendo todo un espectáculo. La luna lanza su mítico resplandor hacia ellas, las ilumina por completo y toda su energía se va hacia la bola de cristal transfiriendo su magia a ella.

—Conan — lo volteo a ver, ahora mismo él se ve más pequeño, el frío que hace provoca que su nariz y mejillas estén rojas —. Toma, no quiero que te enfermes.

Me quito mi capa y se la pongo encima de sus hombros, él me sonríe y se la acomoda mientras suspira por el frío.

¿Crees que algún día seremos así de libres?

Las doncellas bajan con cuidado sus antorchas mientras se inclinan con una reverencia hacia la bola de cristal.

—Algún día sin duda podremos llegar a vernos así — le contesto mientras intento calentar mis manos

¿Nosotros podremos seguir juntos cuando eso pase?

Por fin Conan me voltea a ver, sus ojos están vidriosos, sus mejillas siguen rojas, se rasca su nariz con fuerza. El canto de las doncellas suena cada vez más fuerte, pero igual de fascinante, nos enreda en algo misterioso, en algo lleno de armonía, mientras la luna se regocija en nosotros con su belleza y su poderosa magia, cuidando que también nosotros recibamos sus rayos infinitos de sabiduría.

Acaricio el rostro de Conan, él me da una sonrisa, pero se siente diferente, no sé muy bien que es, jamás lo había visto así, tampoco sé muy bien que hacer, puede sentir su dolor, sus ganas de quemar el mundo y verlo arder.

Me gustas demasiado.

Justo después de decirme eso, Conan se acerca a mí con rapidez, sus manos me toman del rostro y por el movimiento mi capa cae de sus hombros.

Sus labios están sobre los míos, en un beso lento, Conan me besa lentamente y con suavidad como si temiera a perderme, como si con solo tocarme me fuera a romper, me concentro solo en eso, en la sensación de no querer tenerlo lejos así que sigo el ritmo de su beso, lo acerco más a mí mientras mis manos bajan por su cuello hasta llegar a su pecho, sus latidos también son lentos, tardo un instante al darme cuenta de que estoy sonriendo, sin embargo, este beso es completamente distinto se siente como un hola y un adiós, una despedida y a la vez un encuentro, como si supiéramos que debemos dejarnos ir, pero a la vez desearnos cada vez más...en cuanto sus labios dejan los míos las manos de Conan buscan las mías tan pronto las tiene sonríe antes de besarlas.

—Que el destino elija nuestros caminos — todo en él se ve diferente, su mirada no es la misma, incluso su voz... —. No me importa si es cruel conmigo, con los dos, sin importar lo que pase seguiré eligiéndote una y otra vez, Desmond ¿confías en mí?

Y sin pensarlo dos veces le contesto.

—Siempre.

Con eso último la luna deja de iluminarnos, las doncellas dejan de cantar, acaban el ritual danzando un poco más, mientras una de ellas entra al círculo, toma la bola de cristal y la tapa con una manta blanca. Conan y yo no decimos nada, nos limitamos a ver como las doncellas van dejando poco a poco el bosque apagando sus antorchas mientras sus vestidos blancos iluminan la oscuridad y las vemos desaparecer entre los árboles.



Creo que este es uno de mis capitulos favoritos, tiene muchos temas pero se completan y eso me gusta, buenooo luego ire hablando mas sobre las doncellas pues una de ellas sera importante aun no aparece pero esperenla. Conan ya no es el mismo incluso Desmond lo a notado, no hay que culparlo, la muerte de sus padres mas el plan de Agroz lo tiene destrozado.

Muchisimas gracias por sus votos.

Ala. 👑

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