Capítulo 27. Una era de amor
CONAN
—Dios mío fue una eternidad — Félix corre hacia donde Medras y yo para abrazarnos —. Pensé que jamás los volvería a ver.
—Solo fueron tres días — Le digo mientras intento que nos suelte —. ¿Si sabes que estás todo sudado verdad?
—Lo siento es que acabo de entrenar y en cuanto los vi salí corriendo para verlos.
Félix se ríe un poco apenado y nos suelta, Medras se sacude su armadura, a lo lejos vemos como Desmond baja de su carruaje junto a su padre. En cuanto Amelia lo ve, sale disparada hacía él y lo toma de las manos.
Estoy feliz de regresar al reino Grana, amo su clima y sus pintorescas calles. Todas las casas del reino Umbria fueron invitadas al cumpleaños número dieciocho de Amelia, incluso yo recibí una invitación. También el reino Marisma fue invitado, pero por lo que oí una gran tormenta serpentea el océano y les será difícil llegar, así que dudo que vengan, aunque sería grato poder conocer por fin a la princesa Tetis.
—¡Conan!— La voz de Amber llega desde detrás
En cuanto me volteo ella viene caminando junto con la duquesa Ruby, me sonríe mientras corre hasta mí y me abraza.
—¿Estás listo para hoy?— me pregunta y niego con la cabeza
—Nadie está listo para poner buena cara por más de cinco horas en una fiesta llena de extraños— dice la duquesa dándome una sonrisita y entregándome un gran sobre —. Ponte este traje, lo hice especialmente para ti.
Ella no me da tiempo de negarme ni de agradecerle, pues sigue caminando hasta perderse entre la demás gente.
—Uy, se ve de una tela bastante fina — Amber le da un vistazo al traje —. ¡De seguro te verás muy bien!
Doy un largo suspiro mientras entrelazo mi brazo con el de Amber empezando a caminar.
...
La fiesta de Amelia es fenomenal, todo el mundo debería tener alguna vez en su vida una fiesta así. Incluso el lindo vestido coral que usa Amelia es lindísimo y aunque ella siga ignorándome, yo sigo siendo muy amable con ella, le sonrió aunque ella no me dé la mirada. El gran salón del castillo está adornado con flores por todos lados, hay una fuente de agua en forma de flor muy lujosa, hay músicos tocando una dulce melodía, bocadillos apetitosos están sobre una gran mesa, los meseros pasan ofreciendo vino y más bebidas, toda la gente aquí se ve contenta.
No he podido hablar con Desmond desde que llegamos, él está muy ocupado haciendo cosas de príncipe... lo que sea que eso signifique.
Estoy comiéndome una galleta cuando de repente cerca de la salida que da a los jardines veo como Amelia jala a Desmond del brazo y los dos desaparecen por la puerta, casi me atraganto en cuanto Félix aparece detrás tocándome el hombro.
—¿Iras a verlos verdad? — me susurra mientras bebe una copa de vino —. Sabes que yo iría, pero hoy no estoy complaciente de escuchar chismes — me guiña el ojo y sorbe más de su vino —. Hay muchas señoritas que están esperando por mí.
Me guiña el ojo otra vez y lo veo caminar directo a un grupo de chicas, donde Amber también esta, Félix habla un poco con todas, pero no le quita la vista a Amber.
No sé por qué le hago caso a Félix, empiezo a caminar hasta los jardines y paso la puerta, bajo los escalones y puedo sentir bajo mí el pasto blando y verde. Camino con cuidado tratando de no hacer ruido y en cuanto los veo, me escondo tras un gran rosal, me agachó y no aparto mi vista de Desmond.
—¿Aún no lo comprendes verdad? — Amelia suelta las manos del príncipe y suspira —. ¿Qué vamos a hacer si nos obligan a casarnos?
—Pues nos casaremos — Desmond desvía la mirada con un poco de decepción y algo irritado
—Se supone que no debería tratar de hacer que te enamores de mí — Amelia lo voltea a ver, la luz tenue de la luna ilumina sus ojos azules —. ¿Pero dime que más puedo hacer? Mi padre no me dejará casarme con nadie más que contigo y...
—¿Y por qué no lo harías? — Desmond empieza a caminar y Amelia lo toma del brazo —. Los dos sabemos que nuestros reinos no se desintegraran si no nos casamos, somos unos de los reinos más prósperos. No sabes la infinidad de reinos que hay en las tierras lejanas...
—Me estás rechazando por milésima vez — Un aire frío y rápido pasa por nosotros haciendo que el cabello de Amelia se agite —. Solo acepta que si no tenemos otra opción, nosotros somos esa opción.
Desmond suspira, se acerca a ella y le quita unos cabellos de la cara para pasarlos detrás de su oreja.
—Siempre vamos a ser la opción — Desmond trata de sonreír
No me muevo incluso cuando Amelia lo abraza y hunde su rostro en el pecho del príncipe, doy gracias de que sea de noche o si no mi cabello rojo me delataría. Mi magia empieza a brincar por todos lados, intento contenerla.
—Pero ¿te has enamorado de alguien, no es así? — Amelia se separa de Desmond —. Por eso tu rechazo e increíble negación a nuestra boda.
—Yo...
Amelia toma las manos de Desmond y le sonríe, ella se acerca demasiado a su rostro, él no se aleja. Mi corazón empieza a palpitar con fuerza, me doy la vuelta y salgo corriendo rascándome la nariz, en cuanto entro al salón algunas personas se me quedan viendo, mi vista busca a Félix que ahora solo está hablando con Amber, corro hasta ellos y le quito de las manos a Félix su copa de vino... o lo que sea, y me lo tomo de un sorbo.
—¡Conan que te sucede! — Félix me quita su copa de las manos —. ¿Estás bien?
—¡Perfectamente, bien! — le contesto mientras me rio fuertemente
—No está nada bien — susurra Amber a Félix y él asiente con preocupación
—¿Qué tal si nos cuentas lo que paso? — Félix pasa su brazo por mis hombros
—¿Intentaron secuestrarte de nuevo? — Amber me toma de las manos —. ¿Alguien te dijo algo?
No paro de reírme como loco, ¿cómo les puedo decir? Todo en mí da vueltas y no por lo que acabo de ver o por esa copa que tome, sino que literalmente siento como alguien está dentro de mí...
De mi mente.
Mis pensamientos y recuerdos son suyos.
Buscanos.
Son las mismas voces que escuche en el templo Ardor.
Encuentra el camino correcto.
Me agarro mi cabeza y me tapo los oídos, Félix y Amber no entienden nada y me dicen cosas, las cuales no entiendo, esas voces corren dentro de mí por todos lados, no me gustan, siento un sentimiento de empatía con ellas, pero en este momento necesito que me dejen...
¡Regresa por nosotros!
Las voces gritan dentro de mí, mi vista se centra en un mesero que lleva más copas de ese vino, yo corro hacia él y tomo dos copas, bebo una de ellas tan rápido que gotitas resbalan por mis labios, las personas a mi lado empiezan a hablar viéndome mal e incluso a lo lejos veo a Medras mirándome con la boca abierta.
Las voces se han ido.
Por fin mi mente es solo mía.
¿Qué son esas voces o más bien quiénes son? Son tantas que apenas puedo distinguir lo que me dicen, esa sensación de empatía y nerviosismo que me da en cuanto las escuchó es irritable, el templo Ardor jugo con mi mente para traerme esas voces conmigo o quizás sea algo más...
Dicen que las busque, ¿pero qué debo buscar si no sé donde hacerlo? Ni loco regresaría al templo Ardor solamente por esas voces. Mi magia salta por todos lados, odio que pase eso, es mi intuición diciéndome que estoy en lo correcto y que debo de intentar buscar primero en el templo...
Estoy jodidísimo.
Y sin pensarlo me bebo la otra copa de un solo trago.
Aquiii otro capítulo más, fue corto, pero esperen el siguiente que los dejara con ganas de otro capítulo estará intenso o eso creo yo jajajaj ¿a ustedes les cae mal Amelia? Necesito leer lo que opinan de ella, muchísimas gracias por esperar y votar, lo aprecio muchooo.
Ala. 👑
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