Capítulo 26. El príncipe de hielo
CONAN
Luu me ve atenta mientras le acarició su cabeza, un aire helado viene de afuera, incluso Luu se mueve incómoda por el frío, le sonrió mientras me acomodo mi bolso que está lleno de cosas para mi habitación.
—A Medras casi le da un infarto al ver mi habitación Luu — me rio y un escalofrío me recorre todo el cuerpo —. No te imaginas todo lo que he tenido que pasar...
Dejo a Luu en el establo con los demás animales, algunas personas me saludan y otras me ignoran, no me molesta, realmente no le doy importancia a las personas que me ignoran, así que me pongo feliz por aquellas que me sonríen.
Llego con mi bolsa a la habitación que comparto con Medras, que por suerte no está. Acomodo algunas macetas para poder acomodar lo que traje, de mi bolsa saco una linda planta con hojas de muchos colores y saco un frasco gigante de cerezas, he llenado la habitación de plantas y libros, en cuanto Medras se enteró casi se infarta, me dijo que las plantas no lo dejarían dormir ¿cómo pasaría eso?, ni que las plantas tuvieran colmillos. En fin, se tendrá que acostumbrar, la habitación luce mejor así, antes solo había dos camas sin brillo en un cuarto blanco.
—Conan — Doy un salto al escuchar al príncipe detrás de mí —. Lo siento no quería asustarte.
Pasa y se sienta en mi cama mientras toma el jarrón de cerezas para comerse algunas.
—¿Compraste esto solamente para tenerlo aquí? — Desmond me sonríe —. Eres un genio, debería hacer eso con los postres de Vicky.
Le quito mi jarrón de cerezas de las manos antes de que se las acabe y lo acomodo junto a mis plantas. Aún no puedo mirar directamente a los ojos a Desmond, no después de nuestro beso, me da pánico que con nada más verlo me sonroje.
—¿En qué piensas?— El príncipe se levanta e intenta tocar mi brazo, pero yo doy un paso hacia atrás, Desmond suspira —. ¿Ahora temes que te toque?
Aquello me lo dice con una voz suave, pero más dura de lo normal, no sé si está enojado, pues su rostro no me dice nada, está relajado. Me acerco a él de nuevo, ¿cómo le temería a él?, ¿por qué temería acercarme a él después de que ya nos dimos aquel beso? Ese día lo tuve tan cerca de mí que aun recuerdo sus manos en mi cabello y como es que mi corazón casi se sale de mi cuerpo.
—Temo acercarme tanto — empiezo a decirle, estamos demasiado cerca que el príncipe levanta un poco su cabeza para verme mejor —. Porque temo que me enamore más de usted su alteza.
Lo he dicho, por fin lo hice, por fin lo he aceptado.
Desmond Andillac me gusta, y sé también que me gusta desde el primer día en que lo conocí.
Desmond me sonríe, una sonrisita juguetona, como si fuera un niño pequeño, me traza mi cicatriz y me estremezco a su tacto.
—¿No crees que es una excusa tonta? — me dice alejándose un poco —. ¿Qué pasaría si yo ya estoy enamorado?
—Eso no... yo no.
Desmond no me deja continuar, pues de la nada me da un beso en mi mejilla y sale corriendo de la habitación. Maldita sea Desmond Andillac. Salgo corriendo tras de él, de un pasillo sale Medras con cara de pocos amigos y choco con él, me maldice algo, pero lo ignoro y sigo con mi carrera hacia Desmond.
¿Por qué lo hizo? Medras pudo avernos visto, parece que en cosas del amor no es demasiado listo. Me rio de tan solo recordar su expresión antes de correr, me toco las mejillas y estás siguen calientes.
Por lo menos ahora los dos sabemos que sentimos algo
Nos gustamos...
Al llegar hasta el patio trasero veo una carretilla llena de tulipanes rojos, un poco marchitos y a Desmond parado viéndolos, el clima es demasiado frío que me sorprende que Desmond no esté temblando, me quito mi capa y se la pongo en sus hombros, él se voltea y me sonríe.
—Quería poder regalar todos estos tulipanes a la gente del reino... y darte uno a ti.
Desmond me voltea a ver un poco afligido, se acomoda mi capa y suspira.
—El clima es demasiado frío y las ha marchitado.
—No pasa nada — me acerco a los tulipanes y pongo mis manos sobre ellos —. Puedo hacer que vuelvan a brillar.
Y eso hago, los tulipanes vuelven a la vida con su color rojo reluciente, cuando volteo a ver al príncipe este da un salto de la emoción y toma un tulipán.
—Jamás me cansaré de decirte lo genial que eres — me entrega el Tulipán —. Muchas gracias, ¿me acompañas a entregar todos estos tulipanes?
Justo en mi nariz cae un copo de nieve, se desase tan rápido que al voltear al cielo más y más copos caen lentamente, de a poco el cabello de Desmond se llena de ellos, se sacude y se cubre con mi capa aún más.
—Un día así — Desmond empieza a caminar hasta un gran árbol, yo lo sigo —. Mi madre fue hechizada por Agroz Baraz. Mi padre cuenta que Agroz vino aquí a proponerles un acuerdo, el quería hacer un reino propio que fuera solamente para gente con magia.
Nos sentamos bajo el árbol, Desmond deja caer su cabeza en mi hombro.
—Mi padre le gusto la idea y a los demás reinos igual, pero Agroz queria más, eso solo era una cuartada para apoderarse de todos los reinos, y como en ese entonces los reinos aún no eran tan grandes, Agroz vio una posibilidad... Mi padre se negó y lo echo de aquí al enterarse de sus intenciones.
No digo nada, solamente dejo que él siga contando, más copos de nieve caen sobre nosotros.
—Agroz vino a ver a mi padre una última vez, para rogarle, obviamente venía con otras intenciones, quería matar a mi padre, intento hechizarlo con su marca oscura, el padre de Medras estaba ahí, él era el comandante en ese entonces y dio la vida por mi padre, se aventó a proteger a mi padre en cuanto Agroz lanzo su marca, el padre de Medras cayó muerto en segundos.
Desmond se detiene un poco, tose y sé que trata de reprimir el llanto por su expresión, le duele recordar aquella historia.
—Mi padre no sabía que mi madre estaba ahí viéndolo todo, ella estaba embarazada de Luca, mi padre no presto atención a nada, su vista estaba en su amigo muerto, mi madre salió de su escondite queriendo ir por ayuda, pero Agroz fue más rápido y le lanzo un hechizo que por pura suerte no fue su marca oscura.
—Así que el hechizo también paso a Luca — le digo tomándolo de la mano
—Así es, es un hechizo demasiado fuerte, te hace quedarte dormido por la eternidad, mi madre pudo acabar como Luca si los rojos no la hubieran ayudado, Luca nació con una excelente salud, nadie pensó que el hechizo igual lo afectaría a él, cuando sucedió la traición y todos los rojos se fueron...
—Tu madre debilito.
Él me voltea a ver, sus ojos brillan con intensidad, sus mejillas están un poco rosas a causa del frío y de a poco su nariz igual.
—Exacto, con nadie sanándola, ella cayó en cama, pero no para dormir eternamente, sino que ella falleció, todo el hechizo retenido gracias a los rojos le llego de golpe y no lo soporto, todos dicen que mi madre era como un escudo para Luca, en cuanto mi madre falleció, Luca cayó dormido.
Mientras más y más copos caen en un abrir y cerrar de ojos, ya se ha formado nieve cubriendo todo a su paso, un aire horriblemente helado pasa cubriéndonos, yo me encojo a causa del frío que siento y Desmond se intenta quitar mi capa, en cuanto lo volteo a ver unas lágrimas le bajan por sus mejillas, lo detengo y hago un intento de que él me mire a los ojos.
No me importa que me sonroje.
—¿Estás tonto? Te di mi capa por una razón y tú...
Desmond me abraza, doy gracias al gran tronco del árbol que nadie nos pueda ver, aunque tampoco me importaría...
—Lo sé — le digo acariciando su espalda —. Lo extrañas demasiado.
—No soporto que él no esté aquí — La voz de Desmond apenas se escucha —. Recuerdo como es que le apodaron...
—¿Cómo? — le pregunto mientras siento como sus lágrimas mojan mi camisa
—El príncipe de hielo — Desmond se separa de mí secando sus lágrimas —. La noche, cuando él cayó dormido en aquel lago, una gran tormenta de nieve llego al reino, todo se congeló, fue difícil poder salir del castillo, ningún rayo de luz llegaba.
Jamás pensé ver a Desmond llorar, pero claramente el tema de su hermano le afecta demasiado, no lo culpo, ya que cuando mis padres desaparecieron dure más o menos una semana en tirado en el piso de mi habitación, ni siquiera sé cómo tuve la fuerza de levantarme, recuerdo como el débil Muuu de Luu hizo que me levantara corriendo a verla.
—No sé cómo lo haremos — Me dice levantándose —. Pero de alguna manera tendremos que despertar a Luca y poder encontrar a tus padres... también derrotar a algunos oscuros.
Desmond me sonríe y me extiende su mano.
—¿Lo lograrás conmigo?
—Lo haremos — le digo tomando su mano
Mi magia se enciende como loca, sentir la adrenalina de solo pensar lograr que nuestros seres queridos vuelvan con nosotros hace que me ilusione demasiado, incluso mi corazón late con fuerza. No sé muy bien como seguiré mi amistad con Desmond ¿aún somos amigos o somos algo más? Me empiezo a rascar mi nariz por los nervios que esa pregunta me da.
—¿Si sabes que te ves demasiado lindo cuando te sonrojas?
Desmond está por decirme algo más, pero los dos saltamos del susto a causa de mi magia, pues cuando el príncipe me dijo eso mi magia broto por si sola haciendo que el pasto que está debajo de nosotros volviera a brillar en un verde chillón, incluso una flor rosa floreció. Los dos nos miramos y nos empezamos a reír tanto que tenemos que agarrarnos el estómago y sostenernos del árbol.
Que vergüenza.
Ya conté un poco más sobre la historia de la mamá de Desmond y Luca espero que no sea difícil de entender, para Desmond estos temas son muy fuertes pero tiene a Conan a su lado y eso lo mantiene fuerte. Gracias por sus votos, nos vemos en el siguiente capítulo.
No sé olviden de seguirme en mi Instagram ya que ahí subo contenido de esta historia, el link está en mi biografía.
Ala. 👑
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