Capítulo 11. Fuego
CONAN
¿Cómo podría decirle? La culpa de saber aquel secreto me come vivo, pero no puedo decírselo, y no porque fuera un mentiroso, sino que no quiero lastimarlo, no soportaría verlo sufrir; sin embargo, Desmond merece saber la verdad, al final Luca es su hermano y el destino de los dos está en juego.
—¿Seguro que estás bien?—Desmond lleva más de un minuto inspeccionándome para ver si no tengo alguna herida —. ¿Seguro que no te hicieron nada?
—Él está bien, no le hicieron nada.— Félix responde rascándose su ceja —. Y dinos ¿Escuchaste algo jugoso?
—No...— tartamudeo un poco haciéndome ver un poco sospechoso
—No cuentes nada.— Desmond se aleja de mí y toma un aire más serio —. Lo que escuchaste no nos incumbe y ten cuidado, Félix puede llegar a ser algo chismoso.
Félix lo sigue con la mirada un poco resignado, al verlo más de cerca no da tanto miedo, pero sí que es más alto que el príncipe Desmond y yo, su cabello rapado hace que apenas una capa de cabello rojo se vea haciéndolo parecer intimidante.
—Por fin conozco a alguien más.— Félix me dirige la palabra extendiendo su mano —. Un gusto Conan, espero que no huyas como el otro rojo, aunque lo entiendo, enterarse de que tendrás que pelear con los oscuros no es algo agradable, cualquiera se haría en sus pantalones al oírlo.
Los tres vamos caminando por los pasillos del castillo, mientras que de una puerta la princesa Amelia junto con Medras salen de una habitación.
—¿Por eso huyo el otro chico rojo?— le pregunto a Félix y él sonríe
—Reik es todo un miedoso, le dije que no temiera, que él no tenía que hacerlo si no quería, pero hace una semana desapareció, todos dicen que huyo...
—Pero tú no estás seguro.— Termina diciendo Desmond —. ¿Crees que los oscuros lo...
—Sí.— Félix se detiene, Amelia y Medras están a punto de llegar con nosotros —. Reik era un tonto y miedoso, pero nunca huiría o por lo menos no de aquí...
Un escalofrío me recorre el cuerpo de solo imaginarme al pobre Reik siendo capturado por los Oscuros, si ellos tienen algo que ver con su desaparición, eso quiere decir que están más cerca de lo que pensamos, los oscuros pueden ocultar su magia, pasar desapercibidos por otros humanos, pero para personas con magia como yo, podemos saber con solo mirar a alguien si posee magia oscura.
—Por fin los encuentro.— Medras toma lugar junto a Desmond —. Tenemos que llegar ya a la cámara de consejo, harán un anuncio muy importante.
Amelia se detiene caminando entre mí y Desmond haciendo que me separe de él para que ella quede junto al príncipe, me da una miradita y me sonríe tímidamente, tampoco me enojo ni la culpo, sé lo que es querer estar junto a alguien y más si ese alguien es Desmond Andillac.
...
Cuando llegamos a la cámara de consejo más personas llenan los sitios, Medras y Félix se van a un lugar subiendo las escaleras, Amelia se separa del príncipe y va con su madre, al ver a los dos reyes sentados juntos algo en mi duda si es una buena opción estar aquí, al mismo tiempo ellos me voltean a ver y me doy la vuelta corriendo tras Desmond, no quiero involucrarme en más cosas, pero siempre termino haciéndolo, que fastidio.
Me siento junto a Desmond y cuando lo hago muchas miradas caen a mí, como si fuera un bicho al cual matar. Desde que salve a los guardias siento que la gente se comenzó a relajar en mi presencia, pero a veces siento esas miradas de odio hacia mí.
—No les tomes importancia.— Desmond me susurra —. Te tienen envidia porque mi padre ha dicho que eres importante en esta guerra... y también porque estás sentado junto a mí.
Una sonrisita se forma en mis labios, pero esa palabra...
Guerra.
¿Estoy a punto de presenciar como una guerra comienza? No pensé vivir para contarlo, solamente lo hago para saber que les paso a los demás rojos, a donde fueron, si están bien, si están pasando hambre o frío, solo quiero regresar a casa, donde todo era tranquilo y donde nadie me odiaba. No hay día en que no piense en mis padres, ¿se fueron por su propia voluntad dejándome solo o alguien más se los llevo?
—Ya empezó.— Susurra Desmond moviéndose inquieto en su asiento
Así de cerca, aunque su pierna tiemble de la ansiedad, aunque sus manos suden de los nervios, su rostro refleja todo lo contrario, sereno, fuerte, sin temer a contestar a nada, un príncipe ejemplar.
—Hoy nos reunimos aquí.— el padre de Amelia se levanta y todos ponemos atención —. Para hablar de algo que no nos deja descansar desde hace años, los oscuros han regresado...
Todos empiezan a susurrar muchas cosas, más gente se mueve incómoda e inquieta en sus asientos, pero se callan cuando el rey levanta su mano.
—Era algo que sabíamos que pasaría y, sin embargo, vivimos todo este tiempo inmersos en una burbuja de paz, pero esta se ha roto, dejándonos ver la mismísima crueldad de nuestro mundo, la crueldad que los oscuros han provocado, ¿merecemos acaso seguir temiéndoles a pesar del dolor que han causado?
Todo el consejo grita ¡NO!.
Yo no aparto la vista del padre de Desmond, el rey está en la misma posición que su hijo, recto, sin un cabello fuera de lugar, impone respeto, pero sé que dentro de él su alma tiembla de miedo.
—Nuestro reino, como el reino Umbría en algún futuro, se unirá haciendo que los lazos entre nosotros estén más unidos; sin embargo, queremos oírlo de usted su alteza.— El padre de Amelia voltea a nuestra dirección —. Príncipe Desmond Andillac, ¿tiene el honor de jurar lealtad a su reino tomando el lugar de su hermano como próximo Rey del reino Umbria?
No puede ser...
¿Cómo es posible que frente de toda esta gente le hagan jurar algo así?, es inhumano, pero es su deber, quieren ponerlo en una situación de presión donde claramente jamás diría que no porque si lo hace estaría humillando a su propio reino y rebajando el honor de Amelia, ya que ella será su prometida, pero de todas maneras estaría dándole la espalda a su hermano.
Ni siquiera Desmond ha podido hablarme abiertamente de Luca, no me quiero imaginar que sentirá al estar siendo observado por tanta gente, pero me permito hacerlo porque sé lo que es estar en situaciones que tú no decides, en situaciones ajenas a tu zona de confort, a las miradas de curiosos y personas que solo juzgan cada movimiento de ti...
No puedo dejarlo así, ni siquiera mi magia puede, se activa al nada más al sentir como el corazón de Desmond late con más fuerza, como es que su respiración avisa que quiere huir de aquí, de desmayarse en cualquier momento y olvidar este lugar...
Mi mano se desliza hasta la suya silenciosamente...
Nadie nos ve, no bajo la gran madera que cubre nuestras manos, mis dedos se entrelazan con los suyos acoplándose a la perfección, el calor de su mano y el frío de la mía hacen una combinación perfecta, pensé que cuando sintiera mi tacto se alejaría, se asustaría o simplemente se incomodaría...
Pero sonrió.
Una sonrisa boba, una que haces, cuando has visto algo que amas, cuando comes algo que te gusta, cuando te emocionas por algo insignificante, cuando ves un paisaje al atardecer, cuando corres bajo la lluvia, una sonrisa que bien podría decir jamás te atrevas a soltarme.
—Haré lo que sea para que mi reino no caiga bajo la maldad de los oscuros.— mi magia hace su trabajo tratando de mantener en calma a Desmond —. Haré lo que sea para que mi gente viva tranquila y feliz.
Desmond siempre me sorprenderá cuando hable en público, siendo el mismo, protegiendo su propia vida y la de su reino, claramente es alguien que por sobre todas las cosas pondría su vida en juego, cuando alguien que ame este en peligro y cuando su reino este bajo la oscuridad, así es Desmond que sin dudarlo salvaría la vida de todo el mundo a pesar de que él no pueda salvar la suya.
Trato de no moverme, de no sonreír como bobo ¿Es de verdad que Desmond esté hablando sobre todo el futuro de su reino con tanta seriedad, honor y valentía, mientras su mano y la mía siguen entrelazadas, mientras mi magia sigue con él y su alma con la mía?
—Tienen mi palabra, si lo que salvara a mi reino es convertirme en Rey, lo haré, sin dudarlo, y también haré que cualquier oscuro venga a mí arrodillándose por mi perdón, cuando ya no queden más de ellos, cada uno me suplicara para que le dé un día más de vida, Yo Desmond Andillac prometo tomar el trono que por ley le pertenece a mi hermano, me coronaré Rey.
Cuando acaba de hablar suspira mientras todo el consejo se queda callado, un silencio inunda cada rincón, pero después aplausos resuenan por todos lados, el consejo aplaude, grita, ríe y festeja, mientras Desmond por fin se deja caer al respaldo de su silla.
Voltea a verme y me sonríe, sus ojos verdes brillan fugazmente mientras su mano sigue en la mía, a nuestro alrededor toda la demás gente festeja, grita y canta por este momento legendario, pero este instante, con mi mirada en los ojos de Desmond y su mirada en la mía aquel momento parecía ser solamente de los dos.
Estoy a punto de decirle algo a Desmond antes de que una gran roca choque contra la ventana detrás de nosotros haciendo que los vidrios caigan hechos pedazos, parecen dientes afilados a punto de mordernos, sin dudarlo me aviento sobre el Príncipe protegiéndolo de aquellos vidrios, los cantos y risas desaparecen, lo último que puedo escuchar son los gritos y gente llamándonos, mis ojos se cierran envolviéndome en un humo gris.
DIOS MIOOOO ESTE CAPÍTULO ME ENCANTA MUCHO AAAAA, aunque fue algo sutil que ellos se tomarán de las manos significó muchooo.
De aquí en adelante verán como Desmond cambia mucho sus decisiones respecto a Conan, no lo culpo jajajaj.
Gracias por sus votos.
Ala. 👑
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top