Capítulo 10. El heredero
CONAN
—Déjenme a solas con el rojo.— la sala privada del rey da miedo, es más oscura que las demás e increíblemente muchísimo más lujosa —. Y prepárense para partir al reino Grana.
Medras y Desmond salen de la sala privada del rey, él y yo nos quedamos solos, empieza a caminar pensativo, viéndolo bien Desmond no se parece nada a él, no tiene ni los ojos verdes ni el cabello como el sol, todo lo que veo es alguien lleno de poder y eso me da miedo, el Rey me intimida porque con solo decirlo podría darme mi sentencia de muerte.
—Te quedaste.— me dice sentándose en su sillón frente a su gran escritorio —. ¿Por qué lo hiciste?
No me muevo, siento que si lo hago mis rodillas se me doblaran y caeré al suelo, la energía que desprende el Rey es poderosa.
—Por mí.— le contesto mientras trago un poco de saliva —. Y por los demás rojos, quiero encontrarlos, a todos ellos y a mis padres, saber que paso, donde estan y sobre todo que la gente se dé cuenta de que nosotros no somos los malos, que vuelvan a confiar en los rojos es lo que más deseo su majestad.— me comienzo a rascar la nariz
—El comandante me dijo que ayudaste a la guardia real cuando fue atacada y que tu apellido es Chalamet...— El Rey se detiene pensativo —. Eso es interesante, sin ti muchos de mis guardias abrían quedado sin poder luchar durante semanas debo darte las gracias por ello.
—Únicamente hice mi deber.
—Déjame preguntarte una cosa Conan.— siento un escalofrío en mi cuerpo, el Rey me ve directo a los ojos —. Si es que los reinos necesitamos tu ayuda ¿lo harás? ¿Te unirás a nosotros? Eres el único rojo que registramos en este reino desde la traición, el reino Grana contaba con dos, pero uno de ellos desapareció y el reino Marisma no tiene ninguno, contamos con dos de ustedes si es que te unes a...
—Ayudaré a los que tenga que ayudar.— me pongo más derecho y dejo de rascar mi nariz —. Lo salvaré a usted si es necesario, pero no dejaré que me enrede en su juego, ni aquí ni en los otros reinos, no sé cuál sea su misión y no me interesa, pero le juro que mientras esté aquí ningún hombre suyo morirá.
—Algo malo se avecina Conan, probablemente Agroz Baraz y su ejército de hechiceros ataquen de nuevo. Aun juntando a los tres reinos solo somos humanos peleando contra hechiceros de todo tipo, necesitamos más hechiceros de nuestra parte y no nos escucharan a nosotros...
No lo diga, por favor no diga lo que pienso...
—Te necesitamos a ti.
Perfecto, estoy acabado.
—Dejaremos nuestra charla aquí, en el reino Grana continuaremos en cuanto conozcas al otro rojo, sal y ve con la guardia real y cámbiate de ropa con algo más elegante.
...
El reino Grana es magnífico, es la otra cara del reino Umbría, es soleado y lleno de vida, las flores crecen a cada paso, el viento es fresco y la gente parece estar siempre de buen humor. Y el castillo es increíble se ve más pequeño que el del reino Umbría, pero es mucho más pintoresco y amigable a la vista.
Unos guardias con armaduras grises nos reciben, son muy atractivos, toda la gente de aquí lo es, en sus rostros se puede ver más vida, en el reino Umbría todo es oscuro y gris ya que como casi no da el sol la gente es pálida, bajo de mi caballo junto con los demás guardias del reino Umbría, el carruaje del rey llega tras nosotros, no pude hablar con el príncipe todo este tiempo, pero si con Medras que iba cuidando que no cayera del caballo aunque a cada pregunta que le hacía él solo contestaba si, no, no lo sé, deja de hacerme preguntas o solamente me ignoraba.
—Déjame ayudarte a bajar.— la voz de Desmond hace que voltee a buscarlo, lo encuentro en el carruaje ayudando a la princesa Amelia a bajar —. ¿No te cansaste de estar mucho tiempo sentada?
—No, para nada, ya estoy acostumbrada, ven.— lo toma del brazo —. Te quiero enseñar algo.
Los veo irse por la puerta principal, corriendo y riendo, algo dentro de mí explota, no sé lo que es, no es mi magia haciendo de las suyas, es algo nuevo, algo que jamás he sentido.
Después de llevar a los caballos al establo nos adentramos al castillo, la luna se puede ver brillante por las ventanas, el recorrido fue largo y me duele todo mi cuerpo, pero los reyes nos tienen una sorpresa de bienvenida así que todos nos dirigimos a su teatro privado, es enorme.
Alguien me jala del brazo antes de que pueda bajar los escalones y poder buscar un sitio donde sentarme al voltear los ojos verdes de Desmond me reciben, sonrió al instante.
—Por fin te encuentro, no te vi en todo este tiempo, fue algo aburrido, vamos tengo los mejores lugares para esto.
Lo sigo, realmente lo seguiría a donde fuera aun si eso es algo estúpido, caminamos y subimos unas escaleras que dan a un palco que da directo al escenario donde la vista es excelente para poder ver lo que sea, frente a nosotros en el otro palco están el Rey y la Reina, la reina se parece mucho a Amelia es igual de hermosa y su padre igual.
—¿Dónde está tu padre?— le pregunto a Desmond mientras nos sentamos
—No lo sé, se supone que tendría que estar allá.— señala el palco donde están los reyes —. Supongo que ya no tarda, el ama ver a Amelia bailar.
—Ella baila...
El telón se alza, la música empieza a sonar, una persona en un piano aparece en un rincón, y Amelia deslumbra desde el centro del escenario.
—Ballet, ella lo practica desde pequeña, es su pasión, se ha entrenado para ser futura reina toda su vida, pero también es una fantástica bailarina.
Y es verdad, con solo verla unos segundos se nota lo dedicada que es en el ballet, se mueve con tal delicadeza, sus movimientos son elegantes no titubea para nada, sus expresiones son tranquilas se mueve al ritmo de la música, es muy talentosa.
Cuando el espectáculo acaba vuelven a bajar el telón y poco a poco toda la gente empieza a salir del teatro.
—Tu padre me presentará a otro rojo.— le digo a Desmond que va frente a mí subiendo las escaleras hacia la salida
él se detiene y voltea a verme —¿Te sientes nervioso?
Realmente hasta ahora no había pensado en ello, no he convivido con ningún rojo desde que mis padres desaparecieron y ahora que volveré a ver a uno cara a cara los nervios me están comiendo.
—No, ya era hora de volver a convivir con uno.— le mentí solamente porque no quiero que me vea como alguien asustadizo
—No te preocupes por mí.— me dice, no entiendo a que se refiere y él me sonríe —. Tú siempre serás mi rojo favorito.
...
Perderme en los castillos se ha vuelto mi pasatiempo favorito, deje a Desmond en el salón principal donde cenaría con su padre, amelia y los reyes, no tuve apetito así que no cene y me salí a escondidas del comedor de los empleados, tuve suerte de que Medras no me viera, por lo menos los pasillos de este castillo no están tan oscuros ni dan tanto miedo como el del reino Umbría.
—No te lo digo para hacerte sentir mal Félix.— la voz de Desmond se escucha en el siguiente pasillo camino rápido para tomar otro pasillo, no quiero que me vea, me hará ir a comer algún postre si sabe que no comí nada —. Te conozco desde hace una hora, eres alguien misterioso, pero me agradas, sin embargo no podría dejar mi vida colgando de tu magia, para eso tengo a Conan sé que él igual me salvaría... yo igual lo salvaría si es necesario.
—Está bien, tu padre ya me hablo un poco sobre él, solo espero que no le asuste cuando me vea.
¿Asustarme? Mi imaginación empieza a crear a un Félix más alto que yo, con más músculos, un guerrero, con una expresión de pocos amigos, alguien que no dudaría en darte la espalda si es necesario. Niego con la cabeza y escucho como se van alejando poco a poco del pasillo en donde estoy, al caminar un poco más a lo lejos veo una puerta abierta y dentro un gran piano blanco, mi curiosidad me arrastra hasta allá doy un paso dentro de la habitación, pero no me percato de que detrás de mí los dos reyes, el padre de Desmond y el padre de Amelia vienen a mi dirección, por mi suerte no me ven y corro a esconderme detrás de un cuadro a medio pintar que está junto a la pared.
Debí de dejar que Desmond me viera, hubiera conocido a Félix y me quitaría lo que pensé sobre él, sin embargo, por mi estupidez me encuentro en enredos...
—Desmond fue muy educado con Amelia, fue algo bueno que vinieras con él, mi hija lo ha enamorado sé lo que te digo Kaner.— el papá de Amelia se sienta en un sillón —. Aunque eso me hizo recordar a Luca.
Luca...
—Tu hijo mayor también era muy educado, Amelia siempre hablaba sobre él, Luca me enseño a tocar el violonchelo, Luca compuso una canción para mí, Luca esto Luca el otro ¿lo extrañas?— el papá de Amelia toma una botella de vino de una mesita y se sirve en una copa
—Si, Luca me recuerda mucho a mí cuando fui joven, estudio toda su vida para convertirse en rey, fue una tragedia que el hechizo que mato a su madre también lo traspasara a él, Luca es el heredero pero, sin embargo...
Con razón Desmond no quiere tocar el tema de Luca, debió de ser muy duro para él, un escalofrío me recorre la nuca hasta las puntas de mis pies, algo en mí me dice que lo que el Rey diga a continuación no me gustara...
—Kaner no me digas lo que estoy pensando.
—Posiblemente lo sea Peeta.— el rey toma la botella de vino y también se sirve un poco —. Desmond será el Rey, Luca no tiene por qué despertar y...
—Pero ya tenemos dos rojos con nosotros, a tu esposa la salvaron por mucho tiempo, quizás ellos puedan despertar a Luca.
—Mi esposa Cera sufrió mucho, la salvaron de caer dormida como Luca, pero no pudieron salvarla del oscuro hechizo que Agroz Baraz le puso, solo hicieron que no durmiera para siempre y, sin embargo, ese hechizo traspaso a Luca cuando él aún estaba en su vientre, Desmond es un gran candidato, es como si estuviera viendo a su madre a través de él, Desmond será el próximo rey.
De la conmoción me muevo un poco y el cuadro que me oculta se cae, los reyes saltan del susto y se levantan con pose para atacar, la puerta se abre, Desmond aparece y detrás de él un chico de cabello rojo rapado que lleva un gran arete en su oreja derecha me voltea a ver.
—Félix.— susurro parándome lo más rápido que puedo, tomo el cuadro y lo vuelvo a acomodar en su lugar
—Te estaba buscando.— no sé en qué momento Desmond camino hasta mí, me pone su brazo en mis hombros —. ¿Te perdiste de nuevo? Vamos, Amelia nos espera para enseñarnos un poco sobre su colección de pinturas.
—Desmond...— su padre lo llama, pero Desmond no se detiene
—No le hagas caso, sigue caminando, no te hará nada si estoy contigo.— Desmond me susurra y después se ríe muy fuerte como si hubiera escuchado un gran chiste —. También acompáñanos Felix, ustedes dos deben conocerse.
—Si sabes lo que es mejor para todos, no tienes que difundir lo que has escuchado aquí Conan.— Volteo a ver al padre de Desmond, su mirada es asesina, no puedo verlo directamente, pero tampoco le contesto nada
Salimos de aquella habitación, lo que acabo de escuchar es egoísta y triste, El rey Kaner no piensa despertar a su hijo mayor, el heredero, solamente porque le recuerda a él y siente que ya no tiene futuro, dejando en manos al reino Umbria a Desmond porque le recuerda a su esposa, no lo culpo, pero tampoco su decisión es la mejor, el brazo de Desmond sigue en mi hombro y eso es lo único que me reconforta.
Omg aaaa este cap tuvo mucho informacion, ya sabemos que el padre de Desmond quiere si o si que el sea el rey. Gracias por sus votos.
Ala. 👑
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