extra chapter; bye brother


capitulo extra: adiós hermano

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LA CABEZA DE ALEXANDRA  se encontraba recargada en el hombro de Nymphadora mientras que con sus brazos cargaba a su pequeño ahijado, la mujer Barnes se encontraba acompañada de su novia, mejor amigo y sus dos hijas, y frente a ella estaba la tumba de su hermano mellizo.

Al parecer Leonardo había recibido una fuerte maldición que lo dejo en coma, entre la vida y la muerte, pero tal y como Alexandra ya lo suponía desde que lo vio en el gran comedor hace una semana, el hombre Rosier había decidido ya no despertar y morir definitivamente, todo para quedarse en el cielo y por fin reencontrarse con el amor de su vida.

En tanto solo seis días después de la batalla de Hogwarts Alexandra ya había estado presente en demasiados funerales, uno diferente cada día; Fred Weasley, Lavander Brown, Colin Creevey, Severus Snape, Remus y Karen Lupin.

Y ahora el de su hermano mellizo.

Llego un momento en el que Alexandra ya no pudo soportarlo más, por lo que le entrego a Edward el pequeño bebé y se alejo de toda la multitud, nadie se molesto en decirle absolutamente nada, sabían lo difícil que debe ser el perder a un hermano, y peor aún si era mellizo.

La mujer Barnes se alejo unos cuantos metros del lugar donde se estaba llevando a cabo el funeral hasta que se detuvo debajo de un árbol, Alexandra soltó un suspiro y se recargo en el inmenso tronco mientras metía sus ambas manos dentro de los bolsillos de sus jeans muggles negros y se dedico a observar el paisaje, aunque no habían nada que ver más que algunos cuantos arboles y más tumbas.

—Emmm... disculpa—Alexandra giro su cabeza al escuchar una voz y se encontró con un chico de diecisiete años de cabello rubio platinado, lo identifico de inmediato como Draco Malfoy, ya que su familia lucho del bando de Voldemort y actualmente estaban en juicio para saber si los liberarían de los cargos o serían enviados a azkaban—¿Eres la hermana de Leonardo, cierto?

—¿Qué es lo que quieres, niño?—exclamo la mujer Barnes mirándolo con el ceño fruncido. 

Draco apretó un poco los labios y bajo la mirada, una lagrima se resbalo por su mejilla, Alexandra no entendió el por que se había puesto así pero no se molesto en preocuparle, tampoco era como si le importará. 

—Leonardo dejo esto para ti por si algo le pasaba...—dijo el chico Malfoy mientras sacaba una pequeña cajita negra de su traje, se la entrego a la mujer.

—¿Qué eras para Leo?—le pregunto la azabache con seriedad, no entendía el por que su hermano había mandado a un niño a darle aquella caja y no a Rabastan, quién era su mejor amigo.

El rubio platinado volvió a bajar una vez más la mirada: —Un simple estudiante...—respondió para después darse la media vuelta y volver al funeral.

Alexandra miro fijamente la caja durante unos segundos, hasta que se armo del valor que la caracterizaba y la abrió encontrándose con una carta junto con un collar de oro, una lagrima traicionera se resbaló por su mejilla mientras tomaba aquel trozo de pergamino y lo abría para saber que era lo que tenía escrito:


Querida Alex:


Nunca fui bueno para escribir cartas ni cosas cursis, lo sabes perfectamente, pero creí esta vez tenía que hacerlo, ya que era la única manera de decirte las cosas que jamás pude ni podré decirte de frente.

Si ahora estás leyendo esto es por que, bueno, algo malo me sucedió y Draco te la hizo llegar.

¿Por donde puedo comenzar?... se que debí haberte dicho desde un principió cual era el verdadero plan y por que me uní a los mortífagos, aunque lo más probable era que me digieras lo idiota que soy por arriesgarme de esa manera, pero también creo que me hubieras apoyado.

Jamás pude decirte cuando te amaba, pero que sepas que realmente lo hago, eres mi hermanita, así podemos tener ya treinta años pero siempre serás mi pequeña y dulce hermanita menor, aquella que iba corriendo a mi habitación para que durmiera con ella cada que había una noche de tormenta, la que me hacía coronas de flores un poco chuecas al inició pero me obligaba a usarlas durante todo el día, y también la que me golpeaba con su varita cada que hacia algo que no te gustaba.

Eso eres y siempre serás para mi, Alex. Perdóname por no haber sido un buen hermano y no contarte la verdad, perdóname por no haber estado para ti cuando más lo necesitabas.


Con cariño, tu estúpido hermano.

Leonardo Rosier.


La mujer Barnes no pudo hacer otra cosa más que pegar la carta a su pecho mientras soltaba un pequeño suspiro, su mirada se dirigió hacia el collar de oro blanco que estaba en la caja y lo tomo con mucho cuidado con sus dedos para admirarlo. 

—¿También te dejo una carta?—Alexandra se dio la media vuelta encontrándose con Rabastan Lestrange.

—Si, lo hizo, al parecer tenía muy escondido su amor por la escritura—el hombre Lestrange soltó una pequeña risita al identificar el sarcasmo en la voz de Alexandra—¿Me lo pones?—pregunto Alexandra refiriéndose al collar.

Rabastan se acerco lentamente hacia la mujer Barnes para colocarse detrás de ella, tomo el collar que Alexandra le ofrecía y gracias a que esta tenia el cabello atado en una coleta alta le fue mucho mas sencillo el ponerle collar alrededor del cuello, para después colocarse a su lado y ver juntos el paisaje.

—El esta bien ahora—murmuró el hombre Lestrange al saber que era lo que pasaba por la mente de Alexandra.

—Lo se—Alexandra soltó un pequeño suspiro—¿Y que es lo harás ahora?

—Pues..., mañana tengo el juicio en el ministerio donde determinaran cuales serán mis cargos—dijo Rabastan mientras metía sus manos dentro de los bolsillos de los pantalones que conformaban su traje color negro—Según tengo entendido serán diez jueces, los diez trabajadores más importantes en el ministerio, tengo que tener al menos siete u ocho votos para librarme de los cargos y no ir a azkaban.

—Pues ya tienes un voto asegurado.

—¿Qué?—Rabastan la miro confundida.

—Me eligieron como una de las juezas en todos los juicios que se llevaran a cabo estos meses...—la mujer Barnes lo miro con una pequeña sonrisa, la cual Rabastan no había visto desde hace dieciséis años—Así que cuenta con mi voto desde ahora. 

El hombre Lestrange no pudo hacer otra cosa más abrazarla como gesto de agradecimiento, el tener el voto de la sub-jefa de aurores le era de mucha ayuda, ya que si los demás jueces veían que lo apoyaba ellos también lo harían.

Al principio Alexandra se quedo completamente quieta en su lugar, hace dieciséis años que no abrazaba a Rabastan y no sabia como reaccionar, pero después de unos segundos decidió corresponderle el abrazo. 

Sin notar que un hombre azabache de ojos verde los observaba a la lejanía con una pequeña sonrisa.

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NOTA DE LA AUTORA

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Hello!

Varitas arriba por todos los fallecidos en la guerra /*

Mañana se publica el epilogo y finaliza definitivamente cornelia street.

Opiniones y teorias aquí...

Kisses! <3

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