30. Dolor
Apago las luces dejando que el resplandor de las velas haga su magia. Enciendo el equipo de sonido haciendo que comience a sonar la arrastrada y melódica voz de Matt Bellamy cantando con un poco de pesar. Me quito la bata y la cuelgo en el gancho de la pared antes de sumergirme en la esponjosa y aromática bañera. Hay mucha espuma y burbujas, el agua está tibia e inmediatamente hay una sensación de calma en cada uno de mis músculos. Nada mejor que acabar la semana con un poco de tiempo para mí.
Ha sido una semana un poco agitada, estuve viajando a Nueva York y volviendo para una sesión de fotos de la empresa, he tenido que grabar varios comerciales y he extrañado terriblemente a Drew. Mis rutinas de ejercicio tuve que hacerla en los hoteles y las comidas no han sido para nada divertidas como las que tengo con los chicos y las chicas. No hay nada como la familia, siempre podrás hacer o decir cualquier cosa sin tener que aparentar nada.
Me hubiera gustado reunirme con ellos, pero todos tenían sus planes ya hechos. Las chicas saldrían y los chicos iban a visitar a nuestra tía. He desistido de las salidas porque estoy muy cansado y luego de este baño iré directo a dormir. Mañana visitaré a Drew y luego a mi cuñada para llevarle un par de regalos que he comprado en Nueva York para ella y el bebé, seguramente prima quiera hacer una cena ahora que estamos todos juntos. No me quejo de que siempre quiera reunirnos, me gusta que nos mantenga unidos. Es increíble cuán rápido esas chicas se han transformado en una parte tan importante para mí, no tengo amigos aquí, hablo con muchas personas, pero no puedo considerarlas cercanas. Y desde que conozco a las chicas me siento tan diferente, siento como si ahora conociera a las personas correctas y encontrara esas amistades que estaba buscando. Es increíble lo que la llegada de Ari logró cambiar la vida de los tres. Esa mujer se merece lo mejor del mundo.
Suspiro y cierro los ojos dejando que el agua relaje mis músculos. Mi vida está siendo perfecta. Una de las cosas que más me emocionan es el hecho de que pronto seré tío y tendré un niño con quien hacer maldades. Es sorprendente saber que en unos meses habrá un niño rondando en nuestras reuniones. Dylan se ve muy feliz con Maravilla y me alegra saber que será con ella con quien cumplirá su deseo de formar una familia. Era algo que me esperaba venir, claro que dentro de unos años, pero presentía que ella sería esa mujer para él.
Yo también podría decir que veo a Drew como esa mujer para mí, pero no creo que ella quiera formar una familia, y está bien, siempre podremos ser los tíos consentidores que viven con gatos. Esa pelirroja me vuelve loco. Desearía poder estar con ella ahora, pero sé que ha salido con las chicas y no quiero molestarla, ahora debe estar en algún bar hablando de cosas indiscretas. Es cerca de medianoche, así que su noche recién debe estar comenzando.
—¡Bombón!
Me sobresalto ante el grito y me siento en la bañera para observar la puerta por donde entra mi novia muy sonriente. Está usando una falda roja de cuero bastante corta junto a un top negro; su hermoso cabello rojizo está suelto cubriendo sus hombros, espalda y rostro con unas ondas suaves y naturales; tiene unos tacones aguja negros. Lo más llamativo de ella es que lleva una caja de pizza. Camina tambaleante hacia mí, esto no me gusta nada.
—Conejita, ¿cómo estás? —pregunto vigilando que esté alejada de todas las velas.
—Te extrañaba —murmura con la voz arrastrada—. Las chicas querían seguir bailando, pero yo quería estar contigo.
Ebria. Está completamente ebria. Suspiro y estoy por salir de la bañera, pero ella se lanza cayendo de culo y salpicándonos a ambos. Ríe y mueve sus piernas que quedaron fuera de la bañera.
—¿Estás bien? —inquiero rápidamente. No parece dolorida si no que ríe a carcajadas—. Drew...
—Shh.
Con su mano cubre mi boca mientras reprime otra carcajada. Se aleja tambaleante y abre la caja de pizza, al menos no es de champiñones. Hay algo que me dice que esta no es una simple borrachera. La observo mientras come y baila tarareando una canción. Alcanzo mi móvil y le hablo a prima para avisarle que Drew está conmigo, me sorprende cuando me responde que ella dijo que iría al baño y nunca regresó. Definitivamente algo le ha pasado.
Dejo el móvil en su lugar y la observo mientras canta con los ojos cerrados. No conozco la canción, pero hay algo en ella que me suena familiar.
—No me importa si no me amas, porque no te necesito, me tengo a mí misma —canta en un ronroneo rasgado y sigilosamente apago la música de mi móvil para escucharla con más atención—. Dime que estoy equivocada como siempre lo hiciste, grítame que no soy fuerte como siempre lo hiciste.
»No creas en mí, no me importa en qué tienes fe. No me ames, no me importa si no soy lo que esperabas. No lo intentes, no quiere volver a ti —ruge antes de dar una mordida a su pizza. Podría creer que esta canción fue escrita para algún ex, pero creo que puede haber algo más—. Porque estás enfermo y nadie lo ve... ¡Eres mierda!... Y a quién le importa si no eres así con ellos.
»Actúas como un niño cuando no tiene atención. Eres tan frío todo el tiempo. No me pidas que me arrastre por ti. No me pidas algo que no supiste darme antes.
Frunzo el ceño al percibir cuánta ira tiene esa canción y al notar que jamás la había escuchado. Algo me hace pensar que se trata de una de esas canciones que dejó olvidadas, pero tiene una letra tan enfadada que me hace pensar que la persona por la que la escribió hizo algún acto de presencia o algo le recordó a esa persona.
»Si te importo, mejor quédate lejos. No me hagas odiarte. —Drew es malhumorada, quisquillosa y quejosa, la única vez que he llegado a verla muy enojada ha sido cuando me acusó de haberla engañado. Pero este enfado es tan diferente, además de verse muy lastimada y resentida podría jurar que esta vez el resentimiento la haría buscar venganza—. No creas en mí, no me importa en qué tienes fe. No me ames, no me importa si no soy lo que esperabas. No lo intentes, no quiero volver a ti. —Todo lo que puedo ver en ella es ira. Quien sea que haya logrado esta reacción en Drew se merece una paliza y yo estaría encantado de dársela—. Porque estás enfermo y nadie lo ve... ¡Eres mierda!... Y a quién le importa si no eres así con ellos. Dijiste que no soy suficiente... Bueno, lo aprendí de ti.
Ríe mientras sigue comiendo una porción de pizza y luego observa un punto fijo hipnotizada. Paso una mano por mi cabello pensando en la noche larga que me espera. No digo nada, solo la observo comer un poco más hasta que cierra la caja de pizza. El silencio nos consume doloroso. Me acerco lentamente y le quito la caja de encima para luego ir por sus sandalias de tacón. Cuando observo su rostro de nuevo está llorando. Odio cuando llora, desearía que nada la lastimara tanto, mucho menos hombres que no valen la pena. Seco sus lágrimas con mis dedos, pero ella sigue mirando un punto fijo en la pared sin dejar de llorar. Intento limpiar su rostro un poco para quitar el maquillaje corrido y me cuesta un poco, pero lo consigo mientras ella no dice nada. En el momento en que un sollozo escapa de sus labios la abrazo, no sé qué es lo que sucedió esta noche y tampoco sé si en algún momento me lo dirá, pero ahora todo lo que me importa es contenerla y hacerle saber que sin importar la situación estaré para ayudarla.
—Lo que sea que te entristece no durará para siempre —murmuro acariciando su espalda para tranquilizar su llanto—. No es necesario que ahogues tu pena en alcohol, puedes venir conmigo y dejar tu hígado saludable —comento y la escucho sollozar de nuevo—. Ahora tenemos que salir de la bañera, Conejita. Tomaremos algo caliente y luego iremos a dormir.
—Déjame ir —farfulla en un susurro que provoca un quiebre en mi corazón.
—Mi amor, no te dejaré ir así —respondo acariciando su cabello—. No en este estado.
Su abrazo y sus sollozos se hacen más fuertes y quiero golpearme por haber dicho las palabras equivocadas. No sé muy bien qué hacer y eso me está matando, no sé manejar estas situaciones. Beso su cabello antes de salir de la ducha y cubrirme con una toalla. La ayudo a salir con cuidado mientras sigue derramando lágrimas y tomo una bata para enfundarla en ella. La abrazo para ayudarla a hacer el camino hacia mi habitación sin que tropiece y sus lamentos me hacen mierda. Derribar las emociones de Drew es algo muy difícil, es una de las personas más fuertes que conozco y quien la haya lastimado ahora mismo realmente le hizo daño y tengo muchas ganas de golpearlo.
La siento con cuidado en la cama y busco el pijama que se ha dejado aquí junto a la ropa interior y unas prendas para mí. Primero me visto yo con rapidez y luego me acerco a ella, ya no está llorando, pero sus ojos lucen muy tristes. Beso su frente y le quito la ropa con lentitud esperando que no malinterprete la situación. Por un momento dudo con la ropa interior que lleva puesta porque está húmeda, pero luego ella suspira y comienza a quitársela por su cuenta. Pese a que la he visto desnuda millones de veces y conozco su cuerpo de memoria, me volteo para darle privacidad.
—¿Por qué te volteas?
Su voz ya no suena tan arrastrada.
—No creo que sea correcto verte en este momento.
—¿No quieres verme?
—¡No! —¿Por qué nunca puedo dar con las palabras correctas? Justo en este momento debo decir las cosas mal—. Sí quiero verte, pero no es apropiado que sea cuando estás ebria.
—No seas imbécil —murmura tomando mi mano y haciendo que voltee. Observa mis ojos unos segundos antes de voltearse—. Abróchame el sostén. —Obedezco escuchándola suspirar—. No puedo creer que mi novio esté dudando sobre desvestirme y verme desnuda.
—No quería que me malinterpretaras —replico acariciando su brazo y cierro mis ojos percibiendo su perfume—. Amo ver cada pedazo de ti sin nada más que tu piel siendo la protagonista. —No puedo verla, pero estoy seguro de que puso los ojos en blanco por la cursilería que acabo de decir—. Pero en este momento estás ebria y no me siento cómodo tomando ese tipo de libertades cuando no estás del todo lúcida.
—No es mi culpa estar ebria —objeta antes de alejarse e ir por los pantalones cortos de su pijama.
—Bueno, no creo que haya sido culpa de las Spice Girls cuando ellas no controlan lo que...
—Por supuesto que no es culpa de ellas —asegura resoplando y se quita el sostén antes de caminar hacia mi armario. ¿Para qué me pidió que se lo abrochara si luego se lo iba a quitar? Ok, está revolviendo toda mi ropa acomodada, pero no diré nada porque ella está ebria y no lo entiende—. Tú no puedes saberlo, estuviste fuera toda la semana.
¿En qué momento esta conversación pasó a ser una discusión?
—¿Estás bromeando? Hablé contigo por llamada y videollamada, ¿o acaso era tu gemela? —inquiero irónico mientras ella se coloca mi camiseta favorita—. Lo que sea que sucede pudiste habérmelo dicho y yo...
—¿Qué? ¿Me habrías consolado por teléfono? —cuestiona dando un par de pasos hacia mí.
—Te habría escuchado y hubiera ido a verte ni bien llegara para asegurarme de que estabas bien.
Sus ojos me ven con furia y tristeza, pero sé que en realidad no está enojada conmigo, solo se está desquitando. Admito que sus palabras me hacen sentir un poco culpable porque si ella estaba mal y yo no lo noté, me haría un novio de mierda.
—Los hombres son increíbles, siempre creen que con una disculpa y victimizándose lograrán conseguir todo —reclama saliendo de la habitación.
La observo irse con la boca abierta. ¡Esto es real! ¡Sí está peleando conmigo! No lo puedo creer. Golpearé al idiota que la hizo enojarse tanto, no puede ser que yo esté recibiendo este trato. La sigo hasta la cocina donde veo que se está preparando un café.
—¿Qué quieres decir?
Se gira para mirarme mientras bate el café con fuerza haciendo mucho ruido. Sí, seguro rayará las tazas.
—¿Qué quiero decir? Que ustedes malditamente creen que son santos, que con un perdón se soluciona toda la mierda que hicieron y no tendrán ningún castigo —pregona antes de agregarle agua al café—. ¡Y es una mierda que se crean tan importantes! ¡El karma existe y estoy segura de que los hará pedazos a cada uno de ustedes por ser la porquería que son!
¿Qué se supone que debería decir?
Opto por quedarme en silencio y sentarme en la barra de la cocina. Si quiere gritar, que lo haga.
—¿Eso crees?
—¡Todo! ¡Quieren absolutamente todo de nosotras! Damos, damos y damos, y a ellos no les alcanza jamás. Cometemos un pequeño error y somos unas satánicas de mierda que no debimos hacer la porquería que hicimos.
»¿Cómo vas a ser madre soltera? ¿Cómo vas a tener tantos hombres en tu cama? ¿ Cómo vas a seguir soltera a tu edad? ¿Cómo vas a seguir teniendo hijos cuando ni siquiera puedes contigo misma? ¿Cómo es posible que no mantengas las piernas cerradas? ¿Por qué no puedes hacer que un hombre se quede contigo?
Sí, le partiré la cara al hijo de puta que le dijo todas esas porquerías a mi novia. Solo tengo que averiguar quién carajo fue.
»Pero no, un hombre golpea a su mujer, la viola, la mata y nadie le cree. ¡Dudan de la mujer! ¡Dicen que no fue la gran cosa! ¡Ignoran la situación! Porque claro, los hombres no pueden hacer esas cosas horribles, no, ellos son impecables, perfectos, no te atrevas a profanarlos.
Observo sorprendido cómo se toma de un sorbo la taza entera de café y luego se prepara otro. Creo que estoy presenciando una especie de catarsis de mi novia. Pero no pasa nada, sé qué debo hacer.
—¿Por qué crees que no somos perfectos?
Cuando responda esa pregunta sabré quién ha sido el imbécil que la molestó. Sus ojos llenos de ira me observan y por un momento temo que me lance el café, pero parece recapacitar y lo deja sobre la mesa de la cocina, derramando un poco del líquido.
—Los hombres son una enfermedad. Te mienten, te manipulan, te golpean y luego te abandonan. Pero jamás acaban de irse. Todos los recuerdos de mierda quedan en tu mente y, como si no fuera suficiente, tienen la cara de volver para lastimar una vez más.
—¿Quién volvió? —inquiero sin dar vueltas.
He visto a Drew ebria varias veces y sé exactamente cuáles son tres de sus comportamientos típicos con alcohol en su sistema: llorona, infantil y sincera. No es que ella no sea sincera, pero parece que le es más fácil hablar de lo que siente cuando tiene un poco de alcohol en su sistema.
—¡Un hijo de puta! —grita llevando las manos a su cabello para revolverlo antes de comenzar a caminar por la habitación—. Un infeliz de mierda que ni siquiera debería estar libre.
—¿Hablas de Thomas? ¿Te ha amenazado de nuevo? ¿Ha vuelto a usarte?
Detiene su caminata y me observa con el ceño fruncido antes de bufar y negar con su cabeza.
—Hablo del hijo de puta mayor —aclara y no estoy del todo seguro de quién podría ser—. Mi progenitor.
—¡La puta madre!
—¡Exacto! —exclama haciendo aspavientos con los brazos—. ¿Sabes qué fue lo peor? Que lo encontré en la puerta de mi edificio hablando con el portero. —Estoy totalmente enfurecido y creo que no dejaría de golpear a ese malnacido hasta desfigurarle el rostro—. Llamé a Christopher antes de acercarme y enfrentarlo. El hijo de puta dijo una mierda de que había cambiado y quería ser un buen padre a partir de ahora, que se había ido a disculpar con mamá.
—¿No estaba cumpliendo sentencia?
—Salió por buena conducta —escupe apoyándose en el refrigerador con los brazos cruzados y la mirada en el suelo—. Christopher llegó rápido y lo hizo marcharse, pero prometió que volvería para hablar conmigo. Por supuesto que le dije al portero que no podía dejarlo pasar y Christopher pidió una orden de restricción.
—¿Cuándo ocurrió esto? —inquiero bajando de la barra para acercarme a ella.
—El martes.
—¿Y has estado sola en tu departamento desde entonces?
Acaricio su mejilla y tomo su barbilla para subir su mirada a mis ojos. La furia ha abandonado su mirada, ahora solo hay tristeza y un poco de miedo.
—No, me he quedado aquí —murmura tomándome por sorpresa. No es que me moleste que lo haya hecho, solo que no creí que lo considerara—. Tú dijiste que podía quedarme si...
—Lo reafirmo —respondo inmediatamente—. Puedes mudarte conmigo —sugiero con una sonrisa y ella ríe antes de darme un pequeño empujón.
—No voy a mudarme contigo.
—Bueno, entonces me mudo contigo —declaro posando mi mano en su cintura con delicadeza—. Pelirroja ardiente me tienes a tus pies.
—Hacía tanto tiempo que no me llamabas así —susurra pasando sus brazos por mi cuello—. Oh Kyle... te extrañé demasiado.
Sonrío como un idiota para luego besar sus labios dulcemente. Cuando tiene sus ataques de sinceridad sentimental es increíble porque siempre me hace sentir especial. Ella es compleja, pero me gusta comprenderla, o al menos intentarlo.
Me separo de ella cuando noto sus lágrimas saladas en el beso. Sé que esta será una noche difícil, puede ser que hasta una semana complicada. Acaricio sus mejillas limpiando las lágrimas que caen una tras otra.
—A veces me aterra que seas malo conmigo.
Siento que mi respiración se corta y el miedo me paraliza. Siento ganas de llorar, pero las reprimo y me concentro en ella, que es lo más importante ahora.
—¿Tú crees que yo podría...?
—¡No! —niega con su cabeza y luego une nuestras frentes—. Sé que no me lastimarías y eso es lo que a veces me aterra, que tienes las reacciones que espero para las situaciones que te presento y me da miedo saber que eso podría cambiar. Tengo las expectativas muy altas contigo. Me asusta porque el concepto que tenía de los hombres era que lastimaban y abandonaban, pero tú siempre estás cuidándome y jamás me dejas sola. —Esta mujer está alterando mis emociones en un parpadeo sin darse cuenta—. Tú nunca me abandonas y amo tanto que te quedes para decirme que lo estoy haciendo increíble y que no debo rendirme.
—No eres la única con expectativas altas —afirmo sin negar mi sonrisa—. Te asustaría saber cuánto futuro tengo pensado para nosotros y...
—No creo que puedas asustarme, ya no.
—¿Y si te digo que adoptemos muchos gatos y busquemos una casa?
—Te diría que elijamos un nombre para la bola de pelos. —Sonrío sin poder evitarlo, esta mujer me vuelve loco—. Tú eres hombre, pero no eres como los que me han lastimado y abandonado en el pasado. No quise...
—No te preocupes, sabía que solo querías desquitarte —aseguro besando sus labios cortamente antes de tirar su cuerpo y hacer que baile conmigo—. ¿Tienes miedo?
—Estoy mareada, pero no asustada.
—¿Qué tan ebria estás?
—No tanto, cuando caí en la bañera se me pasó un poco y el café ayudó bastante.
—¿Más ebria que en San Valentín o menos?
—Creo que igual —murmura observando mi rostro con detalle—. ¿Por qué estás tan nervioso y sexy?
Río haciéndola girar antes de atraerla a mí de nuevo para seguir bailando.
—Bueno, no sé muy bien qué hacer. Tú me has halagado, insultado, halagado otra vez, asustado y luego me hiciste sentir feliz. Estoy un poco confundido sobre lo que debería sentir en este momento.
—¿Sabes qué nos ayudaría en este momento?
—¿Dormir?
—No, iba a sugerir otra cosa —dice deteniendo el baile y besando mis labios cortamente—. Cuando estoy confundida o inundada por algún tipo de sentimiento suelo refugiarme en la música. Así que estaba pensando que tú y yo podríamos...
—¿Quieres escribir canciones conmigo?
—No se me ocurre una mejor forma de acabar este día de mierda —comenta con una sonrisa en su rostro—. Escribir canciones con el hombre más cursi del planeta, el cual me ama con locura y no puede vivir sin mí.
—Bueno, técnicamente sí puedo vivir sin ti porque...
—No lo arruines, Kyle —interrumpe besando mis labios de nuevo antes de salir de la cocina en dirección a mi habitación—. No sé con qué clase de mujeres has estado, pero no puedo creer que casi me haces dormir con el sostén puesto.
Sonrío negando con mi cabeza. Sí, ella estará bien. Ambos lo estaremos.
¡Hola románticos!
Solo quería comentarles que sigo muy atareada con la universidad y escribir se me está haciendo casi imposible, por lo que las actualizaciones continuarán lentas.
DATO IMPORTANTE QUE PUEDE INTERESARLES:
He fundado una editorial web junto con unos amigos. Firgum Editorial ofrece servicios de corrección, maquetación y cubierta tanto para ebooks como para libros en físico.
Toda la información necesaria se encuentra en nuestra página de facebook y en el instagram oficial:
firgum.editorial
♥♥♥Gracias por todo el apoyo, espero leer sus comentarios♥♥♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top