3. Restaurante

Capítulo 3: Restaurante

Salgo al callejón y llamo a Ari esperando que conteste. Ella tiene que ayudarme. Después de todo, fue quien me metió en esto. Es una mierda que el restaurante esté tan lleno hoy.

-Eh, ¿qué hay?

-¿Cómo va eso?

Parece que hoy los chicos iban a probarse sus disfraces y es obvio que ella se encargó de hacerlos. Rachel debió hacer magia para tenerlos en tan poco tiempo.

-¡Genial! Tengo mi propio desfile de hombres sexy frente a mí -presume y rio. Claro que le creo. Por lo que vi de Ashton y Dylan, debe estar babeando. No sé cómo será Kyle, según Drew está muy bueno también.

-Bien por ti -Suspiro mirando dentro de la cocina. No puedo demorarme mucho-. Necesito pedirte un favor.

-Dime.

Sonrío, ella jamás se negaría. Siempre está ahí cuando la necesitamos. Es lo que amo de ella.

-Se suponía que hoy saldría con Dylan para darle una segunda oportunidad y conocerlo mejor, pero...

-¿Vas a cancelarle? -pregunta en un susurro. Supongo que está bastante cerca de ellos y no debe querer que la escuchen.

-No puedo verlo hoy, el lugar está a tope. Cerraremos mucho más tarde de lo usual y soy la encargada de dejar todo listo para mañana.

-Uh, ¿y qué harás?

Pongo los ojos en blanco. A veces es un poco lenta para las cosas, pero igual la quiero.

-Para eso te llamo. Para que me digas qué podría hacer.

-¿Y cómo voy a saberlo yo?

-Tú organizaste la anterior cita a ciegas.

Es obvio que ella va a poder darme una solución. Ari da muy buenos consejos y es optimista; por ende, siempre tiene buenas soluciones para los problemas de los demás. Aunque debería seguir un poco sus propios consejos.

-Cierto -Hace silencio y eso me hace sentir un poco impaciente. Debe estar pensando alguna solución, lástima que no dispongo de mucho tiempo-. Bueno, realmente espero que estés prolija cuando cierres porque tu cita llegará a esa hora.

¿Qué mierda dijo?

-¿Qué?

-Un segundo -Otra vez silencio. ¿Qué mi cita llegará cuando cierre? Espero que no sea lo que estoy pensando-. Kate, está aquí. Te lo paso.

-¡No! ¡Ariadne, voy a matarte! -exclamo, pero no dice nada-. Juro que si me llegas a pasar...

-Hola -susurra él del otro lado.

Me quedo muda. ¡Dios! ¡Ariadne, te mato! Era obvio que ella no iba a escucharme y me lo iba a pasar. Es tan terca.

-Hola -murmuro sin saber muy bien qué decir. Por algo no lo llamé a él antes que Ari. Voy a matarla-. ¿Qué tal todo por allá?

-Oh, Katerine... el disfraz seguro hace que saltes sobre mí -Pongo los ojos en blanco, pero sonrío. Al menos intenta romper el hielo-. Ari me acaba de decir que quieres atrasar la cita unas dos horas.

¡Por supuesto que iba a delatarme! Ariadne es así. Siempre hace alguna cosa para avergonzarte o algo, pero siempre es por una buena causa.

-Sí, estoy en el restaurante y hoy tenemos más gente de lo usual. Así que cerraremos mucho más tarde y yo soy quien debe preparar las cosas para mañana.

-Entonces, ¿voy a conocer donde trabajas y probar tu comida?

Sonrío porque parece que al final sí sabrá dónde trabajo. Terminaré mucho más tarde, pero sé que mañana tengo día libre, así que no hay problema.

-Desgraciadamente sí -respondo acomodando mi gorro-. Pero tendrá que ser más tarde... ¿Está bien que cenemos a las once? O podemos simplemente...

-A las once estaré allí -Sonrío. Sí, espero que esta vez me caiga un poco mejor. Al fin y al cabo, debo verlo en la fiesta de San Valentín también como mi pareja-. ¿Quieres que lleve algo?

-Por favor, deja la arrogancia en casa -pido y lo escucho reír. Tiene una voz algo grave y profunda, es suave-. No necesito nada, todo está aquí. Te envío la dirección por mensaje.

-Está bien. Te veo en la noche.

Cuelgo y vuelvo a la cocina para encargarme de todas las cosas que aún faltan. Será una noche bastante larga. En un momento casi grito de los nervios, no siempre soy buena manteniendo la compostura bajo situaciones de presión. Por fortuna, puedo controlarme y no desquitarme con los empleados. Al finalizar la noche estoy muy agotada y el dueño me felicita por mantener todo en orden. Se despide deseándome suerte porque por supuesto que le dije que iba a recibir a alguien en su restaurante para cenar.

Antes de comenzar la cena voy al baño e intento refrescarme un poco. Acomodar mi cabello, maquillar un poco mi rostro y quitarme el uniforme con manchas. Estoy preparando la mesa cuando lo veo en la puerta observándome con una sonrisa. Busco las llaves y le abro. Besa mi mejilla mientras cierro la puerta de nuevo, lo que menos quiero es que entren a robar o algo.

-Es un bonito lugar, Katerine.

-Te dije que me digas Kate -Camino hacia la mesa y siento que me sigue-. Faltan unos minutos para que esté la cena.

-¿Quieres que te ayude en algo?

-Pon la mesa mientras yo reviso la comida -Asiente y me sigue-. Aquí está toda la utilería para elegir... ¿Sabes de vinos? -pregunto con curiosidad y sonríe asintiendo.

-¿Cuál te gusta?

-Malbec.

-Bueno, tú ve que yo me encargo de nuestra mesa -Le señalo la misma que le mostré al llegar y pone los ojos en blanco-. Sé que es esa, Kate.

Vuelvo a la cocina y todo parece marchar bastante bien. En unos pocos minutos sirvo la comida en los platos y los llevo a la mesa. Dylan sonríe mientras abre el vino y se ríe cuando deposito el plato frente a él.

-¿Haremos la gran escena de la dama y el vagabundo? -pregunta sirviendo un poco en mi copa. Ruedo los ojos y choca la suya con la mía-. Por cumplir tus deseos.

-¿Mis deseos?

-Sé que estabas ansiosa porque probara tu comida -Rio y doy un trago a mi vino. Muy buena elección. Quizás no sepa mucho de comida, pero sí de vinos-. Hoy nos probamos los trajes para la fiesta.

-¿Y de qué es el tuyo?

Está por responder, pero da un bocado y mastica lentamente mientras una sonrisa se forma en sus labios.

-Vendré a comer todos los días -Sonrío y doy un bocado a mi plato. Sí, están perfectos-. Seré el Capitán América.

-Ari dijo que nuestros disfraces coincidían -murmuro confundida. ¿En qué coinciden la Mujer Maravilla y el Capitán América? Ni siquiera son de la misma cadena de tiras cómicas.

-Creo que quizás se refería a los colores. Tenemos estrellas, un poco de azul y rojo... -Se encoge de hombros y sigue comiendo, pero no devora todo como la vez anterior. Parece que se da el tiempo de saborear cada bocado. Observo su boca moverse antes de volver a mi plato-. Aunque tú tienes dorado.

-¿También usarás la cosa de la cabeza?

Sonríe y bebe un poco de su copa.

-Calma, Kate. Tus ojos no se privarán de ver este bello rostro -Pongo los ojos en blanco, era obvio que en algún momento iba a soltar un comentario así-. Ari me agrada.

Alzo las cejas sorprendida del cambio de conversación.

-Hoy daba un poco de miedo cuando daba indicaciones de los disfraces, pero ella definitivamente me cae bien. Es muy expresiva y creo que hace buena pareja con Ash.

-Él también me parece simpático -comento y sonríe-. ¿Cuántos años tienes?

-Kate, ¿acaso no sabes que no se le pregunta eso a los hombres? -Sonrío negando con mi cabeza. Sí, este Dylan me cae mejor que el de la vez pasada-. Tengo veintiocho, bonita. ¿Y tú?

-Veintiséis y no me digas bonita -pido dando otro bocado y sonríe-. ¿De qué se supone que trabajas?

-En un centro comercial, bonita -Ruedo los ojos, era obvio que él no iba a dejar de llamarme así-. Sirve para pagar algunas fotos, pero siempre consigo alguna cosa para modelar. Publicidad más que nada.

-¿De ropa interior? -pregunto con curiosidad. Ya que no lo he visto en otras, debe ser modelo de interiores.

-¿Quieres verme en ropa interior? Vaya, Kate... Esperaba un poco más de seducción de tu parte -dice con una sonrisa y niego con mi cabeza-. A veces modelo ropa interior -Se apoya en el respaldar y toma de su copa de vino-. ¿Quieres ver las fotos?

-No creo que...

-Estoy en una publicidad de ropa en el centro comercial -interrumpe sirviéndose más vino-. Es ropa, no ropa interior, bonita. No te ruborices.

-No lo hago -Sonríe, seguro que estoy sonrojada-. Mejor hablemos de otra cosa.

-Tienes unos ojos muy bonitos -Su sonrisa crece y me mira fijamente. Quiero apartar mis ojos, pero no puedo-. Dime, Kate. ¿Qué es lo que más te gusta de ti?

-¿Qué es lo que más me gusta de mí? -pregunto sin entender y asiente sin dejar de verme. Lo pienso unos largos segundos antes de dar con la respuesta. No es algo que me pregunten muy seguido-. Me gusta saber cocinar. Ser decidida y determinada en la mayoría de los asuntos. Pienso que soy bonita, pero me gusta más mi personalidad.

-¿Cambiarías algo de ti?

Nuevamente su pregunta me sorprende, pero me interesa. Nadie me había hecho estas preguntas antes. Dylan se merecía esta segunda oportunidad, no me ha decepcionado en absoluto.

-Bueno, hice mis tetas más grandes -bromeo y sonríe mirando a mi pecho-. Pero a veces siento que soy muy impaciente, me gustaría tener más control sobre mí. No soy buena manejando situaciones donde hay mucha presión -Asiente y lo miro con curiosidad. Ahora estoy verdaderamente intrigada por él-. ¿Qué hay de ti? ¿Qué es lo que más te gusta?

-Ahora mismo me gustas tú -responde con una sonrisa y desvío la mirada. Demasiado sincero. Lo escucho reír-. Me gusta ser hermoso, pero me gusta más mi disposición de aprender cosas nuevas, de experimentar. Soy un hombre al que le gusta probar cosas, bonita. Tu comida, por ejemplo -Su mano recorre el mantel y luego se encuentra con la mía. Toca mis dedos con cierta dulzura y no puedo dejar de ver ese movimiento-. Una segunda cita con una chef candente... -Respiro hondo cuando su mano cubre por completo la mía y acaricia suavemente con el pulgar. Tiene manos grandes y un poco ásperas-. Dime, Kate. ¿Te gusta probar cosas nuevas?

Llevo mis ojos a los suyos y me ven con total atención. Veo que se aproxima lentamente y sin saber por qué yo también lo hago. Sus ojos castaños brillan y los míos se cierran cuando siento la presión de sus labios en mi boca. Es un roce suave acompañado de unos movimientos perezosos. Tierno y delicado. Esa sería la definición del beso con Dylan. Sus labios acarician los míos mientras su lengua se cuela lentamente en mi boca.

No soy una mujer que da segundas oportunidades, pero Dylan no me desagradó del todo cuando lo vi por primera vez. Ahora mismo puedo ver la parte que me gustó de esa noche. Me pareció arrogante y creído, quizás con el ego muy elevado, pero no vi a un hombre malo o a un imbécil queriendo jugar. Él se merecía una segunda oportunidad y yo también la merezco.

Se aleja lentamente y respiro hondo antes de abrir los ojos y encontrarme su mirada brillante. Su boca tiene restos de mi labial rojo y eso me hace sonreír.

-Supongo que podría comenzar a gustarme probar cosas nuevas -declaro y eso lo hace sonreír. Tomo la copa de vino y le doy un trago-. Pero sigues sin ser mi tipo y no me interesas en absoluto.

Se ríe a carcajadas y sonrío mientras tomo una servilleta y me quito los restos de labial.

-Te haré cambiar de opinión, Kate. Ya verás -asegura con una sonrisa confiada.

Me gustaría ver eso.

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