21. Dylan
Observo a Maravilla de reojo que luce a punto de llorar y no puedo evitar sentirme totalmente culpable. La cena con sus padres fue una mierda. Ella estuvo nerviosa toda la semana y le aseguré muchas veces que todo saldría bien, pero le fallé. Desde que llegamos su padre no paró de atacarme y despreciarme, su madre fue atenta y amable, pero su padre la tenía tomada conmigo. Intenté quedarme callado y ser respetuoso, pero no pudo contenerme cuando tiraba muchos comentarios mordaces sobre mí sin siquiera conocerme.
A veces me encantaría ser como Ashton, él siempre mantiene la calma para cualquier situación. Yo no soporto que sean groseros conmigo y enseguida respondo de forma frontal, Ash sabe mantener la compostura y controlarse. Incluso conoció a sus suegros en el hospital y no enloqueció, ni aunque el padre de Ari lucía muy desconfiado con él. A mí parece que todo me sale al revés; intento que Maravilla se sienta cómoda con nuestra relación, que todo salga bien y avancemos, pero toda la mierda se me va de las manos a los dos segundos de intentarlo.
No tuve las cosas fáciles en ningún momento, Maravilla es una mujer muy temperamental y de carácter complicado, así que debo ir con cuidado para no explotar en su campo minado. Pese a esa fácil tendencia a enojarse, odio más cuando ella llora, me hace sentir idiota no saber qué hacer en esos momentos y Maravilla llora bastante seguido por cosas mínimas, pero cuando es por algo de verdadera importancia como ahora mismo, no tengo idea de qué debería decir o hacer.
Su padre ha dejado muy en claro que espera no tener que volverme a recibir en su casa y en ese momento me sentí bastante mal porque a mí no me importa su opinión, pero sé que a Kate sí. Desde que nos subimos al taxi no ha dicho ni una sola palabra, mira por la ventana y, aunque intenta ocultarlo con su cabello, puedo ver que está llorando. El taxista me mira por el espejo retrovisor y también a ella, no ha puesto música, pero nos mira de vez en cuando como esperando que hablemos; se mantiene tarareando para ignorar el tenso silencio que conformamos.
Suspiro y extiendo mi mano para alcanzar la suya, se sobresalta, pero no la aparta. Bueno, al menos sé que no va a rechazarme ahora mismo. Entrelazo nuestros dedos y corro el cabello de su rostro, pero no me mira. Sí estaba llorando, sus ojos están irritados y sus mejillas empapadas. Respiro hondo y la atraigo hacia mí en un abrazo. No se niega, corresponde y puedo sentirla llorando. Acaricio su cabello y mi mirada se cruza con la del taxista que sonríe un poco y asiente en aprobación.
—En este momento me arrepiento tanto de no haber aceptado las galletas de tu madre —murmuro, pero sé que me escuchó porque deja de sollozar y ríe por lo bajo.
—¿Por qué siempre piensas en comida? —reclama sujetándose a mi camisa.
—Tú me pediste que fuera más considerado con la comida —aseguro, pero no dice nada. Suspiro pensando en qué podría decir para que se sienta mejor. Es difícil acertar en algo con Kate—. ¿Quieres... algo?
—Puedo encender la radio si quieren —ofrece el taxista observándonos por el retrovisor.
—¿Quieres un poco de música, Maravilla?
Veo el asomo de una sonrisa en sus labios mientras esconde su rostro en el hueco de mi cuello. Soy un asco para consolarla, pero creo que lo estoy haciendo bien.
—¿Puedes cantarme?
Me sorprende que me lo pida, la única vez que lo hice fue en San Valentín cuando se había enojado conmigo. ¿Será que ahora mismo también está enojada conmigo? No respondo a su pregunta, pero comienzo a cantarle como me pidió. Por supuesto que acudo a Ed Sheeran, su cantante favorito. El taxista no dice nada, pero frunce un poco el ceño mientras me mira por el espejo retrovisor. El perfume de jazmines de Kate entra por mis fosas nasales mientras le canto y reprimo un par de quejidos cuando pasamos por baches. Cuando acabo de cantar tres canciones, me detengo porque la percibo muy tranquila y creo que se ha dormido. Doy un vistazo, pero no sé si está dormida o solo está relajada.
—Canta muy bien —dice el taxista y sonrío mirando hacia el espejo retrovisor.
—Gracias.
—¿Tú no eres el modelo que sale en calzones en la tele? —inquiere y estoy a punto de reír, pero me contengo—. Creo que te he visto en el comercial que haces junto a un muchacho rubio.
—Sí, soy yo —confirmo con una sonrisa. No esperaba que me reconocieran tan pronto—. También salgo en revistas.
—Oh sí, pero seguro que esas fotos las vio mi esposo. —Sonríe y se detiene en un semáforo rojo. Es bastante simpático. Su cabello castaño está salpicado en canas y sus ojos redondos castaños tienen un tinte alegre—. A él le gusta seguir tendencias, enterarse de la última moda y todo eso. Yo soy más clásico, estoy bien con la ropa cómoda.
—A mí me gusta usar ropa deportiva, excepto cuando tengo que ir a alguna fiesta o conocer a los padres de mi novia.
—Oh, ¿por eso lloraba? —inquiere mirando a Kate y asiento—. ¿Fue muy mal?
—Su padre me odió desde que puse un pie en su casa y peleamos la mayor parte de la noche.
—Pobrecilla —murmura mirando de nuevo a Maravilla—. Cuando conocí a mis suegros tampoco me fue muy bien. Mi suegra es homofóbica y realmente me odia, es peor que Miranda de El diablo viste Prada. Ella cuestionaba absolutamente todo lo que hacía y cuando íbamos de visita, no dejaba de presentarle mujeres a Kevin, mi esposo. A mí no me gustaba nada porque Kevin es bisexual, así que había tenido relaciones con mujeres antes. —El taxista niega con su cabeza como si estuviera viviendo ese momento de nuevo.
—¿Y qué hizo?
—Bueno, un día nos pusimos de acuerdo y nos reunimos con sus padres. Mi suegro es un hombre callado y siempre hace lo que su mujer le dice, así que debíamos aclarar cosas con mi suegra para calmar las aguas con ambos —comenta virando a la izquierda. No estamos tan lejos del edificio de Maravilla—. Así que Kevin y yo pusimos todas las cartas sobre la mesa, nos quejamos de su actitud, le pedimos que no fuera tan grosera y le dejamos en claro que nosotros seríamos pareja le guste o no. Su opinión realmente nunca me importó, a Kevin sí porque son sus padres, pero a mí me bastaba con que él me amara y ya lo hacía.
—¿Cómo se llevan ahora?
—Desgraciadamente, tenemos que soportar a la bruja esta semana en la casa porque dijo que quería ver a sus nietos y a su hijo. Así que estoy haciendo algunos turnos dobles para no verla en casa, pasaron los años, pero siempre sigue cuestionándome todo lo que hago. —Resopla y puedo comprender que el hombre realmente necesitaba descargarse un poco. Bueno, parece que esta noche no podría tener más drama ni aunque se largara a llover ya mismo—. Dice que yo no estoy a la altura de su hijo solo porque soy taxista y Kevin es ingeniero civil.
—Eso es una mierda —murmuro con el ceño fruncido—. Usted es un hombre trabajador y amable, además de que se encuentra enamorado de su esposo. Eso definitivamente lo pone a la altura de Kevin —aseguro y lo veo sonreír—. Lo importante es que usted es un buen hombre y está a la altura de cualquier otro hombre, no importa si es un empresario multimillonario o un bombero. No se sienta menos que ellos, usted es tan importante igual que cualquier otro hombre en el mundo.
—Tu novia sí que tiene suerte contigo —comenta con una sonrisa estacionándose.
—Suelo decirle eso, pero ella no quiere admitirlo —bromeo buscando la billetera.
—Las cosas con tu suegro ya mejorarán. —Sonrío tendiéndole el billete—. Como he dicho: lo importante es que ella te ame, que los demás se vayan a la mierda.
—Usted no debería hacerle caso a su suegra —comento antes de sacudir suavemente a Kate—. ¿Estás despierta? —susurro para no sobresaltarla y se remueve—. Maravilla, me encantaría cargarte hasta tu departamento, pero vas a enfadarte conmigo si lo hago.
Suspira y se aleja bostezando un poco. Sonríe y abre la puerta para bajar del taxi y ayudarme. El taxista me pide una foto y nos sacamos tres, incluso le envía un mensaje de voz a Kevin saludando. Tomo la mano de Kate cuando estamos por entrar a su edificio. Afortunadamente, ya no es necesario que use muletas, pero tengo una bota de plástico mientras espero que los huesos se suelden. Maravilla no dice nada durante el tiempo que estamos en el ascensor, pero al menos no llora. Quiero creer que aún sigue en pie lo de quedarme a dormir en su departamento, porque sería una mierda tener que conseguir otro taxi a esta hora.
Abre la puerta del departamento en silencio y se adentra esperando que pase, cuando lo hago, la cierra y le pone llave. Deja las llaves en la barra y cuando nos encontramos en su sala de estar, comienza a caminar de un lado a otro mascullando cosas. No voy a negarlo, estoy completamente incómodo y fuera de lugar, no sé qué mierda hacer y ella parece a punto de tener una crisis nerviosa.
Me apoyo en la barra para descansar mi pierna y la observo en silencio. Mejor dejar que se desquite un poco antes de que pueda dirigir su furia hacia mí. Recuerdo las palabras del taxista y sé que tiene razón, lo importante es que ella me ame. Sé que Kate aún no me ama, pero espero gustarle, aunque sea un poco más. Recuerdo que también estaba llorando en el taxi y me pidió que le cantara, eso la calmó hasta dormirla. Sin pensarlo dos veces, vuelvo a cantar a su pelirrojo favorito.
Voy cantando el segundo verso cuando detiene su caminata y me mira con un poco de curiosidad brillando en sus ojos. Sonrío y sigo cantando mientras ella se acerca. Luce mucho más calmada mientras me mira y me alegra saber que no tiene intenciones de volver a llorar, aunque sus ojos se ven irritados.
—¿Estás enojado conmigo? —inquiere interrumpiéndome cuando se encuentra de pie frente a mí.
Frunzo el ceño. ¿Por qué estaría enojado con ella? ¡Siempre hace todo bien! Y tampoco hay que olvidar que siempre tiene razón. Me mira con cierto miedo y no puedo evitar preguntarme qué hice para que ella me tema.
—No estoy enojado contigo, Maravilla —respondo colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja—. ¿Por qué debería estarlo?
—Es que papá te habló tan mal y yo no dije nada, me quedé completamente callada —murmura apartando la mirada y apoyándose en la barra—. Se comportó horrible contigo esta noche y yo pude evitar esa mierda mandándolo a callar, pero no hice nada. Dejé que te llamara todas esas cosas horribles y que te insultara y...
—Maravilla, soy un hombre grande. Puedo defenderme yo solo, no necesito que seas mi escudo —aseguro con un poco de diversión y me apoyo en la mesada a su lado—. Voy a ponerle el pecho a las balas que sean necesarias.
—No uses esa metáfora, es horrible —pide y sonrío antes de pasar un brazo por su cintura y acercarla un poco más a mí—. Lamento ser tan cobarde e insegura.
—Nunca te disculpes por ser quien eres. —Sus ojos me miran con un poco de tristeza—. Tú eres quien eres y realmente no me importa si eres cobarde o insegura, tú puedes ser como quieras. Para mí no es un requisito que mi novia sea valiente y segura de sí misma —afirmo con una sonrisa antes de besar su mejilla—. Maravilla, tú sí eres valiente y segura, solo que no lo notas.
—¿Ah sí? —Asiento totalmente convencido—. ¿Cuándo?
Realmente no esperaba que me pidiera ejemplos, pero así es ella, siempre pidiendo evidencias. A veces pienso que su sueño frustrado es ser detective o policía. Me toma un par de segundos dar con la evidencia que me pide.
—Muy fácil, eres chef —afirmo y frunce el ceño. Resoplo poniendo los ojos en blanco. Siempre hay cosas evidentes que se le escapan, como detective o policía hubiera sido algo torpe—. Eres toda una altanera soberbia con tu comida. Te pavoneas con tu uniforme exquisitamente ajustado a tus tetas como si el restaurante fuera tuyo y sonríes completamente segura de que cualquiera de tus platillos les gustará a tus clientes. Tampoco temes a probar o crear recetas buenas —comento con una sonrisa—. La cocina es ese castillo al que vas como un príncipe de brillante armadura, te enfrentas al horno como si fuera tu dragón personal y complaces a la princesa enviándole un delicioso platillo para chuparse los dedos.
Una sonrisa se extiende por sus labios antes de que aparte su mirada un poco ruborizada y me felicito por haber logrado tan bonita expresión en su rostro. Extiende un brazo y toma mi mano sin dejar de sonreír. Esa es mi señal para saber que se encuentra bien y que ambos también lo estamos.
—¿Cómo te fue con tus suegros? —inquiere Kyle cuando bajamos del taxi para subir al edificio de Ari.
Hoy es la fiesta que organizó para que su familia conociera a Ashton, pero también invitó a un par de amigos. Así que, vamos nosotros, las Spice Girls, su familia, creo que Jordan también, aunque no todos estamos muy cómodos con eso. Cuando Ari aceptó salir con él luego de pedirle un tiempo a ambos, creo que todos enloquecimos un poco. Es decir, logramos presenciar su llanto un par de veces, conocíamos la historia y no queríamos que sufriera, pero Ashton actuó tan diferente a como todo esperábamos. Él simplemente le dijo que confiaba en ella y hasta la ayudó a elegir su ropa ese día. Claro que nos confesó que sentía un poco de celos, pero dijo que le tenía plena confianza a su "algo".
Luego de que salieron del hospital cuando los hirieron por el robo, Ari dijo que de nuevo eran novios e iba a preparar esta fiesta para que Ashton conociera a sus padres como se debe. Lo que no sabe, es que nosotros ya nos reunimos con su padre un par de veces para conocernos mejor. Hay que mantenerlo en secreto, por supuesto.
Con Kyle vinimos juntos, ya que Ashton y las chicas se quedarían con Ari para ayudarla en la decoración, comida y todas esas cosas. Kyle estuvo mirando el teléfono todo el viaje y sonriendo como un idiota. Drew está haciendo muy buenas cosas con él, no recuerdo haber visto a mi hermano tan feliz con una mujer antes.
—Como la mierda. El padre de Kate me odia y dejó bastante claro que no quiere que vuelva. —Hace una mueca con sus labios y saludamos al portero que ya nos reconoce enseguida—. Maravilla quedó bastante alterada, pero creo que ahora estamos bien.
—Será mejor que no vuelva a llorar por tu culpa —asegura con seriedad y me sorprende un poco mientras entramos al ascensor. Kyle realmente se ha vuelto muy cercano a Maravilla y a las demás chicas—. Así que...
—¿Qué?
Está dudando. Eso es tan raro en él, mucho más conmigo, hablamos de cualquier cosa. Presiona el botón del ascensor y nos elevamos.
—Es posible que esté escribiendo un par de canciones —comenta sonriendo de lado—. Me siento bastante inspirado y he vuelto a componer.
—¿Drew?
—Es bastante obvio que sí, pero no es solo ella. Todas las cosas que nos están pasando, las Spice Girls confiando plenamente en nuestras capacidades... Creo que me encuentro en uno de los momentos más felices de mi vida y eso hace que me sienta con ganas de hacer música.
—Sí, te entiendo. Desde que empecé a salir con Maravilla tengo nuevas ideas y he escrito un par de versos. —Suspiro pasando una mano por mi cabello—. Realmente extraño la banda y creo que estoy algo nostálgico.
—Ashton se compró un bajo —confiesa y lo miro con sorpresa, no lo esperaba para nada. Salimos del ascensor hacia el pasillo, donde se escucha bajo el volumen de la música—. También lo he visto escribir cosas y las veces que se encierra solo se escucha el bajo.
—¿Crees que volverá la banda?
—Creo que Ari le hace muy bien —declara sonriendo—. Ella no va a dejarlo tranquilo. Ya sabes que tiene esa determinación por explotar sus talentos ocultos.
—Ashton se ve muy bien, pero no sé si ha superado del todo lo de Sarah.
—Yo creo que la herida ya ha cerrado y...
La puerta del departamento se abre interrumpiendo y veo una mata de cabello rojizo que ríe antes de abalanzarse a Kyle. La pelirroja besa sus labios con pasión y él corresponde con el mismo entusiasmo. Carraspeo para que note mi presencia y se separa de él antes de mirarme y sonríe con travesura.
—Lo lamento, cuñado. No me interesa saludarte de la misma forma —bromea y Kyle ríe besando su mejilla.
—A mí tampoco me interesa —respondo con una sonrisa de lado mirando su ropa. Tiene un vestido rojo ajustado, medias de red y una chaqueta de cuero—. ¿Ese vestido no es de Maravilla?
Ríe y se acerca a mí para pellizcar mis mejillas. Algo anda mal aquí.
—Oh, mira eso. Se sabe de memoria la ropa de su novia —bromea antes de abrazarme y veo a Kyle con el ceño fruncido que me hace señas de que bebió. Sí, puedo darme cuenta por el aliento a alcohol que desprende—. La próxima vez que hagas llorar a Kate, filtraré tus fotos de desnudos a la revista en la que trabajo —amenaza y ahora ya veo por qué todo este trato. Se aleja y vuelve a abrazarse al torso de Kyle—. Aún faltan invitados por llegar, pero los padres de Ari ya están aquí y Ashton lo está haciendo bastante bien —dice mirándonos a ambos—. Hay un primo de Ari que es fanático de desfiles, moda y modelos, así que no sean unos malditos engreídos cuando les pida una foto y un autógrafo.
—Conejita, no soy ningún engreído.
—Como sea, nadie quiere escucharte hablar sobre tus músculos y todo el ejercicio que haces para estar así —asegura antes de saltar en su lugar y sonreírle. Es bastante obvio que la pellizcó, ellos se tratan así—. Me refiero a que prefiero la práctica a la teoría —dice tomando su mano y haciéndonos entrar al departamento.
La fiesta es bastante tranquila y divertida. La familia de Ari es algo alocada como ella; efectivamente uno de sus primos nos pide un autógrafo y unas fotos, luego están sus primas que también se sacan fotos con nosotros e intentan hablar sobre cualquier cosa. Una morena prima de Ari parecía bastante hipnotizada por Kyle y se le insinuaba bastante, eso no puso nada contenta a Drew, pero suerte que mi hermano lo supo llevar bien.
Maravilla estuvo unos minutos conmigo, pero no tanto. Creo que está evitándome porque en seguida se aleja si yo me acerco. Hablo con el resto de las Spice Girls y se ven todas muy bien, además de que están bastante divertidas. También hablo un poco Jordan, tenemos unas cuantas cosas en común y es un buen tipo, aunque fue un maldito con Ari en su momento.
A media fiesta estoy algo aburrido y decido buscar a Maravilla, si está enojada conmigo o quiere dejarme, será mejor hablarlo. No la encuentro, pero sí están todas las Spice Girls en la puerta del baño junto con Ashton. Se ven raras y cuando voy a hablar con ellas para preguntar por Maravilla, todas se ponen nerviosas y me contestan con balbuceos. Finalmente, Maravilla sale del baño, pero me desconcierta encontrarla llorando.
¿Será que toda esta fiesta la hizo sentir mal porque no me llevo bien con su padre?
Intento consolarla cuando nos dejan solos y dice que quiere hablar conmigo antes de llevarnos a la habitación de Ari. El lugar está cuidadosamente acomodado y los colores se combinan armoniosamente... Claro que sé sobre decoraciones, tengo muy buen gusto como modelo.
Maravilla me hace sentar en la cama y pone el seguro en la puerta antes de comenzar a caminar de un lado a otro. ¿Intentará dejarme? Trato de relajarme y espero a que se calme un poco. Luce bastante alterada y puedo ver que está a punto de llorar.
—Maravilla, lo que sea que tengas que decirme no creo que sea tan grave —aseguro con una sonrisa, pero ni siquiera responde, sigue caminando—. Ni que estuvieras embarazada —bromeo.
Kate se detiene y me mira con terror en sus ojos.
¡Mierda!
***********************
¡Hola!
Espero se lea bien y no todo amontonado. Me volvió la inspiración después de semanas de bloqueo... Bueno, no es del todo seguro.
Espero lo disfruten bc hablar como Dylan me costó horrores. Sepan que se vienen LOS DRAMAS.
No sé ustedes, pero yo es probable que pronto llore escribiendo algún capítulo.
♥♥Besos♥♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top