17. Drama
Toco el timbre y acomodo mi cabello un poco impaciente por la situación. No tengo que esperar mucho cuando Ashton abre la puerta y se ríe antes de besar mi mejilla y dejarme pasar.
—¡Dylan! ¡Maravilla está aquí!
—¡Dile que venga! —grita desde su habitación.
—A ver, déjame ayudarte con esto —dice el castaño tomando las cajas de comida y dejándolas en la barra—. ¿Te quedas a comer?
—Bueno, si no les molesta.
—Maravilla, tú trajiste la comida, claro que vas a quedarte —afirma riendo y poniendo un poco de comida en una bandeja—. Supongo que comerán en su habitación.
—¿Se siente mal?
—Hoy está un poco fastidioso por los dolores. —Pone una jarra de jugo en la bandeja y busca los cubiertos—. ¿Sabes? Tenemos dinero para comprar comida, no es necesario que vengas todos los días con comida. Vas a quedar en bancarrota.
—Me pagan muy bien.
—De igual forma, estás gastando mucho dinero y sé que en parte te sientes un poco culpable por lo que pasó con Dylan, pero no es tu culpa. Fue un accidente y le pudo haber pasado a cualquiera. Así que no tienes que llenarnos de comida para sentirte mejor. No creo que Dylan sea muy feliz al saber que su novia se gasta todo su dinero comprando comida para él.
Asiento con la cabeza lentamente y sonríe buscando unos platos.
—¿Te quedarás a comer?
—No. Tengo que ir a invadir el departamento de mi novia para ver Friends —comenta y sonrío negando con mi cabeza—. Seré bueno y le llevaré unos chocolates para que no se enfade tanto. La última vez la encontré depilándose la cara y como que no le gustó mucho.
—Exactamente, ¿cuál es tu plan para recuperarla? —pregunto comiendo unas papas del plato.
—No hay plan. Solo le doy el tiempo que me pidió, pero la acompaño para que no nos distanciemos. Soy como su mejor amigo ahora mismo.
—Bueno, yo creo que van muy bien. No se ven miserables ni como la mierda que eran antes.
—Muy dulce, Maravilla. —Guarda el resto de la comida en la heladera y me tiende la bandeja. Me mira fijamente por unos cuantos segundos y arqueo las cejas esperando una explicación—. Creo que deberíamos darte una copia de las llaves.
—¿Qué?
—Le diré a Dylan luego. Debo irme —murmura antes de besar mi frente y tomar las llaves del cuenco de la barra para irse—. Llegaré tarde, así que pórtense bien.
—No fastidies a Ari que luego la soportamos nosotras —digo volteando para encaminarme a la habitación de mi novio.
—Sé que lo estoy haciendo bien, no han tenido quejas de mí en este tiempo —asegura cerrando la puerta.
Pongo los ojos en blanco, pero sonrío. Evidentemente se los ve mucho mejor a ambos. Han vuelto a una buena rutina y no se ven deprimentes. Todos sabemos que no han vuelto a ser una pareja, que se están dando un tiempo, pero también que no van a ser solo amigos. En estos meses se hicieron muy unidos como para acabar todo por una confusión. Estoy buscando una forma de abrir la puerta cuando se abre y veo a Dylan parado con muletas. Resoplo y niego con mi cabeza.
—Deberías estar descansando —replico empujando la puerta y entrando para dejar la bandeja sobre la mesa de luz—. Ashton dijo que estabas adolorido.
Siento su brazo bueno rodear mi cintura y besos en mi cuello. Acaricio su mano torciendo el cuello para que tenga más acceso.
—Deberías saludar a tu novio antes de regañarlo —murmura abrazándome por completo y suspiro dejándome llevar por sus caricias unos momentos—. Hoy tenemos el departamento para nosotros solos...
—Lo mejor sería que eso lo dejemos para el final —digo girando en sus brazos con cuidado de no hacerlo caer y de tampoco tirar sus muletas—. ¿Quieres un calmante para los dolores? —pregunto antes de que sonría y se incline para besar mis labios.
Dulce y lento. Acaricio sus mejillas mientras su lengua se adentra en mi boca con lentitud. Ahogo un suspiro y lo tomo del cuello para profundizar el beso un poco más. Lo quiero todo de Dylan, no me molesta sentirlo. Él se ha vuelto alguien muy importante para mí y no recuerdo haber tenido una relación tan bonita en tanto tiempo. Dylan es dulce y atento, no me miente y me hace sentir muy segura de mí misma. Siento sus manos en mi trasero e intentando adentrarse por la tela del vestido. Río y me alejo negando con la cabeza.
—Ahora no —murmuro dándole un último beso antes de ayudarlo a sentarse en la cama y dejar las muletas a un lado—. Ashton se ve mucho más feliz.
—En cualquier momento lo verás vomitando corazones y arcoíris —dice rodando los ojos y sonrío acercando la bandeja a la cama. Me quito las sandalias y Dylan come unas papas—. De todas formas, es bueno ver que se están recuperando muy bien de todo eso.
Me siento en la cama a su lado y asiento antes de comenzar a comer.
—Maravilla, ¿de dónde sale toda esta comida? —pregunta de repente.
—Del restaurante.
—¿Estás comprándola?
—La estoy robando —respondo rodando los ojos y tomo un poco de jugo. Sonríe y tira de mi cabello haciendo que derrame un poco de jugo—. Odio cuando haces eso.
—Es un bonito gesto el de traerme comida, pero no quiero que te quedes sin dinero en el intento.
—No es tan costoso —aseguro y alza sus cejas—. Bien, de acuerdo. Es costoso, pero puedo permitírmelo.
—Y no lo dudo, pero no es necesario que me traigas comida todos los días. Puedes simplemente venir a verme, aunque últimamente vienes demasiado y me tratas como a un bebé. Vuelvo a repetirte que no soy de cristal, Maravilla.
Ruedo los ojos y juego con una papa pensando en ello. Supongo que Dylan no está muy a gusto con recibir tantas atenciones y estoy siendo una novia muy pegajosa. Quizás estoy siendo demasiado para él.
—¿Soy una novia insoportable? —pregunto mirándolo a los ojos y se atraganta con el jugo antes de mirarme.
—¿Que tú qué? —inquiere limpiando su boca con una servilleta.
—¿Estoy siendo insoportable y empalagosa?
Frunce el ceño y sus ojos café me miran con atención por unos cuantos segundos. Suspira poniendo los ojos en blanco.
—Maravilla, de nuevo lo estás pensando demasiado. —Quiero contradecirlo, pero se acerca y besa mis labios antes de quejarse.
—Te estás lastimando.
—Entonces acércate para que pueda besarte —pide y me aproximo unos cuantos centímetros dejando que me bese—. Me gusta que vengas a verme, pero sé que tienes tus obligaciones y no quiero que las interrumpas por una tontería. Yo puedo ocuparme de mí mismo sin problemas. Me gusta la novia que eres, la mejor que he tenido hasta ahora. —Siento un par de lágrimas arremolinarse en mis ojos y pone los ojos en blanco—. Ya estás llorando otra vez.
—No es cierto, solo tengo una cosa en el ojo —murmuro alejándome y pasando la mano por ella. Hace un sonido de incredulidad—. ¿Cómo no quieres que llore cuando me dices cosas tan lindas?
—Maravilla, tú lloras por cualquier cosa. —Frunzo el ceño y él come unas papas—. ¡Dylan tuvo un accidente! —exclama imitando mi voz y luego finge llorar—. ¡Dylan dice que soy una buena novia! —Resoplo y me cruzo de brazos—. ¡Dylan me regala un collar para ser la novia! —Vuelve a fingir que llora—. ¡Jake le pide casamiento a Amy! —Niego con mi cabeza, pero él sigue imitándome llorar—. ¡Esa mosca perdió un ala!
—Tú sí que eres un novio insoportable.
—¡Oh no! ¡Maravilla va romper conmigo! —exclama volviendo a fingir llorar y río antes de empujarlo—. ¡Ella ya no soporta ser mi novia! —Me atrapa entre sus brazos y me acerca más a él—. Me detesta por completo —asegura antes de besarme con intensidad y hacerme cosquillas. Me alejo riendo y él sonríe—. Oh, ¿y ahora qué haré con ella?
—¡Ya! ¡Ya! ¡Basta de cosquillas! —exclamo riendo y me suelta. Suspiro acomodando mi vestido y mi cabello antes de volver a comer—. Entendí tu punto.
—No lo creo, pero está bien. Tú solo no pienses demasiado las cosas y tampoco te tires abajo, no eres tan horrible como piensas.
Sonrío y beso sus labios cortamente.
—Me gusta estar contigo, me haces sentir segura de mí misma.
—¡Qué cursi! Ya pareces Ariadne. —Se queja y resoplo volviendo a comer—. Al principio te me insinuabas más.
—Y tú me dabas un coqueteo de segunda mano —recuerdo y ríe—. Como sea, come rápido que el postre va a echarse a perder y no traje condones para nada.
—¿Trajiste lemon pie? —pregunta y luego frunce el ceño antes de verme—. Espera, ¿qué dijiste?
—Que comas rápido, quiero pasar al postre.
—¿Por qué traes condones si yo tengo condones?
—No tienes más. Ayer usamos los últimos tres —comento bebiendo un poco de jugo—. Entonces tuve que comprar más y encontré unos que son muy raros y quiero probar.
—¿Por qué cuentas los condones que usamos? Eso es raro.
—Tú llevas la cuenta de mi período.
Entrecierra los ojos hacia mí.
—Pero contar los condones es como llevar la cuenta de las veces que lo hemos hecho… ¿Has contado cuántas veces tuvimos sexo?
—No, solo cuento los condones que nos quedan para comprar en caso de que tú no lo recuerdes —murmuro acomodando mis cosas en la bandeja—. Compré unos que brillan en la oscuridad para que los usemos de noche, otros con formas de animales, otros de dibujitos y…
—No pretenderás que use los de animales, ¿verdad?
—Compré para usarlos contigo —aseguro acomodando la bandeja en la mesa de luz de nuevo antes de mirarlo fijamente—. ¿Con quién más pretendes que los use? Tú eres mi novio y que yo sepa no estamos en una relación abierta.
—¿No la tenemos? Yo creí que… —Golpeo su brazo y se ríe—. ¡Era broma! No te enfades, Maravilla. —Me besa lentamente y siento su mano buena acariciando mi pierna y subiendo un poco la tela de mi vestido—¿Cuál es el más raro que has comprado?
—Hay uno encantador con forma de elefante.
—Oh, Dios. —Golpea su cabeza contra la cabecera con suavidad antes de mirarme—. ¿Tienes idea de cuánto me encantas como para que vaya a usar un condón en forma de elefante contigo?
—Bueno, tú también deberías saber que es correspondido porque lo hicimos muchas veces en la cocina y sin condón.
Ríe y vuelve a darme otro beso.
—A ti te encanta la cocina —asegura y sonrío dejando que vuelva a besarme—. ¿Quieres que tengamos una charla profunda mientras comemos el lemon pie?
—¿Esas charlas no estaban reservadas para las galletas?
—No, esas son las charlas dramáticas que podrían terminar en llanto.
—¿Qué tipo de charla sería la del lemon pie? —interrogo con curiosidad y vuelve a besarme.
—Charlas sobre el futuro.
—Muy bien —acepto poniéndome en pie y tomando la bandeja para llevarla a la cocina e ir por el postre—. Nunca dije que traje lemon pie.
—Maravilla, hueles a lemon pie, a mí no me engañas.
Escucho que se queja y sonrío apoyándome en el marco de la puerta para esperar. Se sigue quejando y reprimo una risa. Miro por la ventana y veo que ya es de noche. Recibo otro mensaje de Ari quejándose de que Ashton volvió a visitarla sin avisar y la está obligando a ir a la feria. Drew le pide que no vuelva a interrumpir su maratón de sexo por esa tontería y Selene dice que estaba viendo una película con Evan, pero se quedó dormido en el cine. Amber asegura que ella es la que peor lo está pasando al hacer ejercicio en su casa un viernes por la noche.
Yo estoy esperando que Dylan acabe de bañarse por sí solo porque se rehúsa a que vuelva a ayudarlo. Dice que ya se encuentra mejor y no es un bebé como para que hagan las cosas por él. Así que yo estoy del otro de la puerta del baño escuchándolo maldecir al intentar meterse en la tina.
—¡¿Necesitas ayuda?! —grito aguantando la risa y lo escucho resoplar.
—¡Sabes que no! ¡Yo puedo solo!
Reprimo una risa y abro la puerta para ver hasta dónde ha llegado. Desnudo y parado frente a la tina intentando encontrar la forma de meterse sin lastimarse. No lleva las muletas, se sujeta de la pared.
—¿Se supone que has acabado de bañarte? Porque tu piel y tu cabello están muy secos —comento y voltea para lanzarme una mala mirada—. Hace veinte minutos que estoy esperando que acabes.
—No puedo entrar.
—¿Por qué? —inquiero acercándome hasta estar a su lado—. ¿Está muy caliente? —bromeo antes de tocar el agua—. Está perfecta.
—Muy graciosa.
Sonrío y beso sus labios de forma apasionada, introduciendo mi lengua en su boca y arañando su cintura. Gime en mi boca y vuelvo a besarlo mientras lo sujeto con fuerza. Meto una pierna en la tina y luego la otra, tiro de Dylan y muerdo su labio para luego pasar mi lengua por él. Me abraza fuerte y doy otro tirón haciendo que adentre una pierna en la tina. Vuelvo a atacar su boca mientras tiro otra vez y mete su otra pierna al mismo tiempo que mi espalda choca contra la pared.
Parece que se entusiasma porque me devuelve el beso de la misma forma apasionada. Suspiro antes de hacernos girar y siento una de sus manos bajar a mi culo. Paso mis besos a su barbilla y desciendo por su cuello mientras me voy inclinando con él. Siento el agua en mis rodillas y Dylan gime cuando lo muerdo con suavidad. Mi vestido comienza a mojarse, pero sigo descendiendo hasta que mis rodillas tocan el fondo de la tina y él se encuentra sentado en ella. Vuelvo a besar sus labios cortamente antes de apartarme bajo su mirada.
—¿Lo ves? No era tan difícil y tampoco te he tratado como a un bebé —digo poniéndome en pie y estrujando la parte mojada de mi vestido—. Iré a cambiarme mientras tú te bañas.
—Me engañaste —murmura con tono molesto.
—Tal vez, pero no habría pasado si me hubieras dejado ayudarte desde un principio —aseguro saliendo de la tina y lo veo con el ceño fruncido—. Vaya masculinidad frágil que tienen algunos hombres.
—No es masculinidad frágil.
—Tu ego herido es el que está hablándome ahora —aseguro quitándome el vestido y tomando una toalla para secarme—. No seas un bebé y báñate.
Resopla y ruedo los ojos. Vuelvo a la habitación y me quito el sostén antes de ponerme una de sus camisetas. Vuelvo al baño y lo veo lavando su cabello con muy mala cara. Bajo la tapa del retrete y observo todos los potes de cremas que hay en el mueble y detrás del espejo.
—¿Puedo usar tus cremas?
—¿Luego me dejarás usar las tuyas?
—Te presto mi hidratante cuando te quedas a dormir, ¿recuerdas?
—Cierto —murmura enjuagando el jabón de su cabello y luego tose cuando le entra por la boca. Río—. Como sea, puedes usarlas. —Lava su rostro y observo las cremas buscando alguna que sea perfecta para mí. Dylan tiene de todo aquí—. Se siente un poco extraño.
—¿Bañarte con yesos envueltos en bolsas?
—Eso también —dice riendo y elijo una reafirmante con hidratante. Me siento en la tapa del retrete y pongo un poco en mi mano—. Me refería a lo de las cremas.
—¿Qué exactamente? —inquiero masajeando mis piernas.
—A que me prestes tus cremas y yo las mías.
—¿Los novios no comparten cosas en Dinamarca con sus novias?
Ríe y yo sigo pasando la crema por mis piernas.
—Es que nadie comprende del todo bien que los hombres también tenemos que usar cremas y mascarillas, más cuando somos modelos.
—No tengo problemas con que tengas más cremas y mascarillas que yo.
—Lo sé. Eso es lo extraño —afirma y lo miro mientras vuelvo a tomar un poco de crema para mis brazos. Pasa la esponja enjabonada por su brazo y me mira—. Mis anteriores novias nunca me prestaban sus cremas y veían raro que yo usara más que ellas.
—Si quieres, puedes usar mi maquillaje también —ofrezco y se ríe concentrándose en continuar con su baño—. Tú también eres diferente para mí —confieso guardando los potes de crema en el mueble y sentándome en el borde de la tina para acariciar su cabello—. Muchas veces me sentí incómoda con mi cuerpo y bastante vergonzosa con los hombres, no con las chicas porque crecí con ellas y hay mucha confianza. —Paso mi mano por su rostro—. Con los hombres era diferente. Me incomodaba estar demasiado expuesta porque pensaba que mi cuerpo no era bonito y no estaba a la altura de verse sin ropa, pero contigo es muy diferente. No sé cómo lo haces, pero me haces sentir hermosa y segura de mí misma. También haces que sea capaz de creerme sexy y es muy raro porque tú eres modelo y eres físicamente perfecto. Debería sentirme intimidada por tu físico y, sin embargo, logras que esté a gusto y no piense que tengo defectos como celulitis, estrías o que estoy gorda.
—Maravilla, tú eres completamente hermosa.
Sonrío y me inclino para besarlo.
—Quiero advertirte que si se me baja cuando esté usando uno de esos condones extraños que has comprado, no quiere decir que no me atraigas, sino que probablemente el condón me esté desanimando —dice y río antes de volver a besarlo—. ¿Vas a quedarte esta noche?
—Creo que sí. Ya sabes, mi novio no puede ni bañarse solo —comento y se ríe salpicando agua hacia mí. Me cubro, pero luego tira de mi brazo haciendo que caiga dentro de la tina y sobre sus piernas. Se queja y ruedo los ojos—. ¿Quieres dejar de lastimarte?
—Entonces no hagas las cosas difíciles —murmura antes de tomarme del cuello y acercarme para que lo bese. Siento sus caricias y acabo de meterme en la tina para acomodarme mejor, pero no puedo evitar reír—. ¿Qué?
—Tus caricias embolsadas son tan sexis.
Ríe y vuelve a besarme. Esta vez no me río, lo dejo continuar.
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LES TRAIGO UN SPAM QUE PODRÍA INTERESARLES.
Con MyCherryBomb creamos una cuenta compartida para organizar concursos. La cuenta es MusicAndCherries y ya pueden ver el primer concurso para participar :D
BESOS
And voy a dejar de publicar los lunes bc no puedo ser así de ordenada.
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