11. Maravilla (parte I)

Siento movimiento en la cama y me quejo abriendo los ojos un poco. Veo que se está vistiendo junto a la ventana. Miro el reloj que marca las ocho de la mañana. ¿Por qué despierta tan temprano?

—¿A dónde vas? —murmuro tallando mis ojos y mirándolo a más detalle. Me encanta su espalda ancha. Es musculosa y suave—. Es muy temprano.

—No quería despertarte —dice sentándose en la cama y besa mis labios—. Buenos días, Maravilla.

—Buenos días, Capi —Sonríe y vuelvo a besarlo—. ¿A dónde vas tan temprano?

—Quería preparar el desayuno —Acaricia mi cabello y tiro de su mano para que se acueste a mi lado—. ¿Qué tal has dormido?

—Muy bien —musito suspirando ante sus caricias—. ¿Sabes si hay alguien más en el departamento?

—Kyle y Drew están aquí y creo que Ashton también. No estoy seguro de si Ari se quedó —Pongo los ojos en blanco. Tendré que soportar las bromas de Kyle y las miraditas de Drew. Suerte que Ashton no dice nada—. No creo que Kyle vuelva a burlarse de ti.

—A él le encanta avergonzarme, seguro que lo hará.

—No es solo contigo. Lo hace con todo el mundo. Él es así —dice alejándose de la cama—. Le divierte que te sonrojes.

—A mí no me divierte y tú no dices nada.

—Maravilla, eres una chica grande. Sé que puedes defenderte tú sola —Se estira y le frunzo el ceño—. ¿Quieres dormir un poco más?

—Sí, así que no molestes.

Lo escucho reír y vuelvo a dormir un poco más. No dura mucho, solo una hora. Escucho voces que estoy segura vienen de la cocina o de la sala. Así que me estiro en la cama y busco mi ropa. Sonrío cuando la encuentro doblada en la mesita de luz con una nota.

"Incluso la planché para que no seas gruñona cuando despiertes".

Sonrío y me visto con rapidez antes de ir al baño y asearme un poco. Luego de hacer mis necesidades biológicas camino hacia la cocina un poco indecisa y me encuentro a Kyle con Drew riendo de algo mientras ella le pasa una servilleta por la boca y Dylan se encuentra cocinando con el ceño ligeramente fruncido. No hay rastros de Ashton ni de Ariadne.

—¡Cuñada! ¡Qué bonita sorpresa! —exclama Kyle sobresaltándome y haciendo que los demás me miren—. ¿Qué tal has dormido? ¿Cómo van esos sueños húmedos?

¡Oh Dios! ¿En serio voy a tener que soportar esto cuando me quede?

—No eres gracioso —declaro besando la mejilla de Drew y sentándome frente a ellos.

—Eso es bueno porque no estaba bromeando —dice y lo escucho quejarse mientras mira a la pelirroja—. Conejita, creo que...

—Anoche tuve un sueño húmedo —interrumpe comiendo una tostada y sonrío de lado viendo lo tranquila que ella se encuentra con esa declaración mientras que Kyle la mira embobado—. Fue muy vívido, creí que no era un sueño.

—¿Y con quién soñabas? —pregunto dedicándole una pequeña sonrisa a Dylan cuando deja unos panqueques frente a mí y un vaso de jugo.

—Con Kyle, claro —Rueda sus ojos y puedo ver que el castaño respira hondo. A ella le encanta provocarlo y estoy segura de que a él le encanta que ella lo haga—. No estábamos solos.

—¿Un trío? —pregunta Dylan sentándose a mi lado y desayunando con tranquilidad.

—Sí, con otra chica.

—¡Puta madre!

Drew sonríe y bebe un poco de jugo antes de mirarlo.

—No sé quién era la chica, pero sabía muy bien lo que hacía.

—¿Y dónde lo hacían? —pregunto notando que Kyle parece muy excitado. Creo que este hombre se calienta fácil.

—Aquí mismo. En esta barra. Yo estaba acostada sobre ella y la chica...

—Necesito enseñarte algo —interrumpe el castaño tomándola en brazos y saliendo de la sala con ella. Drew me guiña un ojo y me río.

—¿Lo ves? Drew tiene todo controlado, quejosa.

—No es agradable que tu hermano quiera avergonzarme siempre que me ve contigo —murmuro y se encoge de hombros. Pongo los ojos en blanco y vuelvo a comer—. Quizás la próxima vez...

—¿Ya estás pensando en acostarte conmigo de nuevo? —interrumpe con una sonrisa y puedo sentir mis mejillas calentarse—. Maravilla, te has vuelto una adicta. Bueno, no puedo culparte. Luego de desayunar podemos...

—¡Cállate! —Aparto la mirada sintiendo que estoy completamente sonrojada—. Quería decir que la próxima vez podríamos quedarnos en mi departamento para evitar el desfile de la vergüenza.

Ríe y siento su mano acariciar mi muslo, pero trato de ignorarlo.

—No es un desfile de vergüenza. No deberías avergonzarte por lo que hacemos, ellos lo hacen también y...

—Es algo íntimo y me incomoda hablar así de ese tipo de cosas —respondo y asiente antes de besar mis labios con lentitud—. Dylan... —Vuelve a besarme y siento sus dos manos en mi cadera. Acaricio sus hombros y disfruto del beso.

—¿No crees que la cocina es nuestro lugar, Maravilla? —pregunta besándome de nuevo y sus manos se cuelan bajo mi camiseta para comenzar a ascender.

Definitivamente la cocina es nuestro lugar. En más de un sentido.

—Estás siendo muy tierno —digo cuando vuelve a besar mi mejilla.

—¿Y?

—Es algo incómodo.

Me mira por unos cuantos segundos y luego apaga la televisión. Lo miro con las cejas alzadas y él sonríe. Esa sonrisa de lado es la que pone cuando...

—¿Y si te toco los pechos? —pregunta acercándose más a mí. Sí, su sonrisa delata ese tipo de comentarios—. O quizás podría...

—¡Cállate! —interrumpo dejando el bol de palomitas sobre la mesa mientras se ríe—. Me refería a que luces demasiado cómodo junto a mí.

—Estoy cómodo junto a ti.

—Lo sé, pero yo no lo estoy tanto —digo con tranquilidad y asiente lentamente—. No estoy diciendo que dejemos de salir —aclaro con rapidez—. Solo pensaba que podríamos ir un poco más lento y crear un poco más de confianza entre nosotros.

—¿No te sientes cómoda conmigo?

—Bueno, es que...

—Está bien. No necesito que me expliques —comenta recostándose en el sillón y subiendo sus piernas a mi regazo—. Vamos a conocernos más y tener charlas más profundas para que puedas sentirte más cómoda conmigo. —Frunzo el ceño y él solo sonríe tomando el bol de palomitas y dejándolo en su estómago para comer—. Muy bien, Maravilla. Te escucho.

—No sé qué preguntarte.

—Eso es porque soy tan fascinante que tienes tantas preguntas en tu cabeza y eres incapaz de elegir una. —Ruedo los ojos y como un poco de palomitas—. ¡Vamos! Cualquier cosa que se te ocurra. Como si preferiría tener un dragón o un unicornio de mascota.

—De acuerdo. —Asiento pensando en ello mientras lo veo comer y abre sus ojos para verme con una sonrisa expectante—. ¿Color favorito?

—Turquesa —dice ladeando su rostro—. Como el de tus ojos, son de un bonito celeste. Los de Ari también, pero esos tienen un tinte verde y los tuyos tienen un tinte azul que me gustan más.

—Dylan...

—¿Cuál es el tuyo?

—Me gustan todos los colores, no me gusta elegir uno cuando tengo varios. —Asiente y como un par de palomitas—. ¿Hace cuánto no tienes novia? —pregunto interesada. Casi no hemos hablado de anteriores relaciones más que lo que se supone que tenemos.

—Creo que... —balbucea y hace una mueca con sus labios—. Sí. Creo que hace dos años.

—¡Wow! ¿Y no has tenido nada en estos dos años?

—Maravilla, soy humano. Tengo mis necesidades igual que cualquier persona. He tenido sexo casual con algunas mujeres en ese tiempo, pero eran algo superficiales y me terminaba aburriendo. Meses antes de que nos conociéramos estaba teniendo citas con mujeres y digamos que no fue muy bien.

—¿Por qué?

—Bueno, algunas eran muy sensibles, otras sentían demasiada confianza y también estaban las que eran aburridas —dice comiendo palomitas y mirando el techo—. Las conversaciones eran banales y ninguna me gustaba lo suficiente como para una segunda cita.

—¿Y te acostaste con ellas?

Me mira de nuevo con una gran sonrisa mientras como palomitas.

—¿Realmente quieres saber eso? —Asiento. Me interesa bastante esta conversación y me gusta que haya sido educado y no despreció a ninguna de esas mujeres en ningún momento—. Bueno, en realidad no. —Alzo una ceja algo dudosa de su respuesta y él se ríe antes de sentarse y apartarse un poco para dejarme espacio—. En serio, Maravilla. Verás, con los chicos nos regimos bajo la regla de "no sexo en la primera cita". Somos chicos sentimentales y preferimos desnudar almas a desnudar cuerpos. —Me mira fijamente unos segundos y luego sonríe antes de sacar su móvil y escribir—. ¿Qué hay de ti?

—¿Qué se supone que me estás preguntando? Pregunté muchas cosas.

—Te pregunto hace cuánto no tienes novio, no voy a preguntarte cosas sexuales. Eso no sería caballeroso de mi parte.

Sonrío de lado tomando más palomitas.

—Algo así como un año —murmuro mirando su perfil—. Sí he tenido relaciones esporádicas y cosas de una noche. No he tenido más que sexo con esas personas —respondo y él me mira sin decir nada—. ¿Por qué terminaron con tu última ex? —Estoy curiosa respecto a eso y él suspira apoyándose en el respaldar y comiendo más palomitas.

—Bueno, fue algo difícil. Ella se dio cuenta de que ya no me amaba tanto como antes y yo ya no estaba tan loco por ella como al principio. Fue más de acuerdo mutuo. Ya no nos amábamos y decidimos dejarlo antes que seguir por costumbre.

—Eso es tan...

—Sí, ya sabemos lo que es, Maravilla —interrumpe con media sonrisa—. ¿Por qué no estás con ese idiota?

Suspiro y me cruzo de brazos antes de mirar el techo. Recordarlo me hace sentir estúpida de nuevo. Imbécil. Ahora siento ganas de golpearlo de nuevo e incluso de llorar. Se sintió horrible y pensar en ello me trae tantos recuerdos. Siento una caricia cálida en mi mano que me hace sobresaltar. Dylan me mira confundido y luego pasa sus dedos por mis mejillas.

—¿Por qué lloras, Maravilla? —Quiero hablar, pero no sé qué decir—. Ningún imbécil merece tus lágrimas —susurra y no puedo evitar sollozar antes de abrazarme a su cintura y esconder mi rostro en su cuello.

—Era la otra mujer —murmuro mientras siento sus brazos rodearme y acariciar mi espalda—. Yo no lo supe hasta que cumplimos un año cuando me llamó su prometida desde su móvil y me pidió que lo dejara tranquilo. —Recordar la llamada me pone los pelos de punta.

—Sí que fue un idiota.

—Eso no fue lo peor, ¿sabes? —Me aparto de él y limpio mis lágrimas por mi cuenta—. Estábamos haciendo planes para vivir juntos y ya conocía a mi familia, pero él me mintió y me dijo que no tenía familia, que era huérfano... ¡Pero no! ¡Sí tenía! ¡Pero no iba a presentármela porque yo era la otra mujer!

Sollozo y siento de nuevo al recordar sus palabras del día en que le pregunté sobre eso. Vuelvo a limpiar mis lágrimas y esquivo su mirada mientras me siento derecha.

—Cuando fui a hablarle sobre eso, él me dijo que me fuera porque ella estaba por llegar y no quería que tuvieran problemas por algo tan poca cosa como yo. ¡Me sentí tan estúpida! —Me pongo en pie cuando noto el desastre de lágrimas que soy y que Dylan me mira con el ceño fruncido—. Creo que debería irme, acabo de arruinar toda la tarde —musito tomando mi bolso y caminando a la salida.

—¡Espera! ¡Maravilla! —Toma mi mano cuando estoy por llegar y tira de mí acercándome a su cuerpo. Sus cejas están fruncidas y acaricia mi rostro mientras tengo espasmos por toda la conversación—. ¿Por qué quieres irte?

—No debería estar llorando y tú no tienes por qué pasar esto —farfullo con voz temblorosa e intento irme, pero esta vez abraza mi cintura y hace que lo mire.

—Maravilla, yo estoy aquí para ti. Puedes llorar cuanto quieras, no me molestará abrazarte mientras te deshaces de toda esa tristeza que albergas —murmura quitándome el bolso y colgándolo en el perchero. Luego mira mis ojos con intensidad—. Puedes contarme todo lo que quieras e incluso romper algo si te hace sentir mejor. Tienes que saber que tú puedes mostrarme cualquier sentimiento o pensamiento que tengas siempre. No importa si es enojo o tristeza. Porque no quiero ver solo tus sentimientos felices y buenos, también quiero ayudarte a pasar los malos y aprender de ellos —dice antes de besar mi frente con ternura—. Ven, Maravilla. Te prepararé un té para que puedas contarme todo lo que quieras... ¿o prefieres algo con alcohol? —pregunta haciendo que lo mire.

—¿Quieres que me quede contigo esta noche?

—Cuando dijiste que te quedarías a dormir, te tomé la palabra. Así que espero que sí lo hagas, aunque puedo comprender si quieres tu espacio.

Miro sus ojos unos cuantos segundos antes de abrazarlo con fuerza y hacer que jadee. Con la punta de mi nariz acaricio su cuello sintiendo su aroma y me siento mucho mejor con sus palabras. Dylan tiene actitudes perfectas cuando se lo requiere.

—¿Puedo cocinar galletas?

—Puedes hacer lo que quieras —musita suspirando sobre mi cabello.

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Bueno, me quedó muy largo y decidí dividirlo en dos.

Paso a avisar que las actualizaciones serán los lunes. Claramente no todos los lunes, creo. Mínimo un lunes al mes y máximo cuatro.

Es obvio que el siguiente también es #Kylan, pero el 12 es #Krew.

Besos y gracias por el apoyo♥♥♥

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