7.AMOR ETERNO
El sábado en la mañana Taemin realizó su lista de víveres, llamó al Mini Super y pidió que se los entregaran cuando ya fuese la salida de Minho. Lo invitaría a cenar; esperaba que aceptara.
Se encontraba muy concentrado preparando la cena, deseaba que esta fuera perfecta; quería sorprender a Minho con los que sabía eran sus platillos favoritos: Dak Galbi* y Naengmyeon*. Su cuñada le enseñó a cocinarlos hacía ya mucho tiempo.
Arregló la mesa con mucho cuidado, dándole un ligero toque de sobriedad y coquetería. Quería que Minho disfrutara de una bonita velada, se lo merecía. Después de tantos años de encierro, estaba seguro que sería algo agradable.
Cuando comprobó que todo estaba en orden, miró su reloj y vió la hora, faltaba medía hora para que Minho llegase con su pedido. Por lo que rápidamente se metió a duchar. Se puso algo muy casual, tampoco quería asustarlo, y que pensara que trataba de seducirlo. Él había decidido ir al ritmo de Choi, pero siempre dando un paso más; pues no dejaba de inquietarle ese pensamiento que dijo al aire. De pronto le asaltaba la duda, ¿Sí era para él, o para alguien más? Realmente ya no quería pensar en esa posibilidad, el simple hecho le hacía doler su estómago.
– [[Tranquilo Taemin, no presupongas nada. Mejor dale confianza y averigua si existe ese otro amigo. Carajo, es tan difícil la espera y la duda. Minho, sólo dame una oportunidad para demostrarte todo mi amor, juro que no te arrepentirás.]]
Le sobraron cinco minutos; sabía que Minho era muy puntual; por lo que decidió realizar una llamada de último momento, antes de que él llegara. – ¡Bueno, tío Tae!
– ¡Kibum, hijo! ¿Ya listo para la fiesta de mañana?
– Tío, ya casi está todo. No vayas a fallarme, quiero que estés temprano; mis papás invitaron a sus amigos, puros ancianos, y no voy a tener con quien platicar. Solo vendrá mi amigo Minky. – Jajajajjjja, gracias por la parte que me corresponde de los ancianos.
– ¡TÍO! Sabes a qué me refiero. Tú me entiendes bien, siempre lo has hecho; más parezco tu hijo, que de mi papá. Él siempre con sus ideas antiguas; en cambio contigo me siento tan bien conversando de mis gustos por la moda y sobre los chicos.
– Gracias, mi cielo; eres correspondido con el mismo amor. Si hubiese tenido un hijo me agradaría que fuese como tú exactamente. Y te prometo ir lo más temprano que pueda. También quiero preguntarte... ¿Crees que haya problema si llevo a un amigo?
– ¿Quéeee? No inventes, tío; puedes traer a quien quieras. Tú no necesitas pedir permiso.
– Bueno, es que ya ves como es Jinki y tu mamá. Pero prometo que al amigo que llevo es alguien muy especial, y ya luego te cuento ¿vale?
– Está bien, yo les diré a mis papás que vienes con alguien y ya. Para que no te joda.
– Gracias, nos vemos mañana.
En el preciso momento que terminó su llamada, se escuchó el timbre. Fue a abrir y lo primero que admiró fue una bella sonrisa del hombre que amaba secretamente. – Buenas noches. Te traigo tu pedido, Taemin.
– Buenas noches, pasa hasta la cocina por favor. – Minho se quitó los zapatos antes de obedecer. Después siguió a Taemin y colocó las bolsas sobre la barra; ahí fue sacando los productos uno a uno, y se los fue pasando al rubio, este finalmente los acomodó en las alacenas.
El olor a comida inundaba todo el lugar y Minho oyó cómo sus intestinos chillaban al inhalar tan agradable aroma. Sintió vergüenza de que Taemin lo escuchase.
– Perdón, es que huele tan rico que...parece que mi estómago ha decidido ponerme en evidencia. Con permiso me retiro, parece que amenaza nuevamente con llover. Debo darme prisa o me mojaré otra vez.
– No, espera Minho. Yo...yo quiero invitarte a cenar.
– ¡Ohhh! No, de ninguna manera. El chillido que oíste no es nada, es sólo que...
– Minho, por favor, no me desprecies; hice la cena para los dos.
– Yo...No sé qué decir, es raro. Recién somos amigos. No te sientas obligado a compartir tus alimentos con un tipo como yo. Tú mereces que alguien de tu posición social se siente a tu mesa; la cual por cierto vi que está muy bonita y elegante.
– ¿Quieres callarte y dejar de decir tantas tonterías? Creo que fui muy claro cuando te ofrecí mi amistad, si no estás dispuesto a tomarla en serio y a valorarla, entonces no hay nada más que hablar. Espero ya hayas encontrado a un amigo que sea de tu agrado y posición social, que por lo que veo eso es muy importante para ti. Lamento con todo mi corazón que pienses así. Te creí diferente.
Minho escuchó todo lo que Taemin le reclamó, sin objetar. Tenía la cabeza gacha y estaba avergonzado, tras suponer cosas que no eran. La había cagado del todo, sus inseguridades seguían saliendo a flote. No tenía nada que decir a su favor, más que la maldita reclusión de diez jodidos años, que lo hizo ser arisco y desconfiado.
Minho hizo aplomo de toda su valentía, tenía que dejar de ser renuente ante las demostraciones de afecto desinteresado y sobre todo si venían de alguien como Taemin. El mismo que no le importó saber quien era, cuando se presentó en su departamente totalmente empapado. Y fue invitado a pasar para secarse y ofrecerle un plato de sopa. Se necesitaba ser un hijo de puta para no saber agradecer ese gesto de atención y cortesía.
– Te suplico me perdones, Taemin. No he querido ofenderte, sólo que se me hace todavía imposible acostumbrarme a las buenas personas, aunque gracias a ellas es que yo estoy aquí en total libertad. ¿Me darías otra oportunidad, para demostrarte que tu amistad me interesa y mucho?
– Sí. Sí Minho, te disculpo. Pero con dos condiciones.
– ¡Lo que quieras! – Expresó Minho.
– No quiero volver a oír que te sientes menos que los demás. Y nunca dudes de mi amistad sincera por ti. Eres mi único amigo, que no se te olvide jamás. Te lo dije antes, yo no soy de tener amigos.
– Taemin, muero de hambre; no me dio tiempo para salir a comer en mi horario. Me gustaría quedarme a disfrutar de la deliciosa cena que has preparado y que huele estupendamente.
– Tonto. Lávate las manos, voy a servir.
Minho fue a hacerlo y enseguida se sentó a la mesa, encontrándose con una gran sorpresa. – ¡WOW, esto se ve realmente sabroso!. ¿Sabes? El Dak Galbi* y Naengmyeon* siempre han sido mis platillos preferidos.
– ¡Oh! No me digas, que casualidad. Mi cuñada hace mucho que me enseñó a cocinarlos. Espero que me hayan quedado bien. – Minho dio un primer bocado y la cara que puso, dejó a Taemin con cierto desconcierto.
– ¿Está horrible? – ¡NO, EFSTO EFSTA EFSQUIFSITO!.
– Jjajajajaja, Minho te escuchas adorable. – Después de haber dicho esto, se hizo un silencio, pero Minho retomó la situación para que Taemin no se sintiera abochornado.
– Tendrás que enseñarme a cocinar, nunca aprendí de joven, siempre tuve quien lo hiciera por mi. Incluso mi compañero en la universidad era quien guisaba.
Después de cenar, Minho ayudó a lavar la loza y limpiar todo. Luego se sentaron a platicar un rato. – ¿Los domingos no trabajas, verdad? Le interrogó Taemin.
– Sí. Betty dice que los domingos se hicieron para descansar.
– Me preguntaba si es que quisieras acompañarme a la fiesta de cumpleaños de mi sobrino Kibum, mañana. – ¿Es una fiesta infantil? ¿Cuántos años cumple?
– ¡Ohhh, no! Él cumple 16 años, es más una reunión de adultos, mi hermano es muy conservador y no le gusta meter adolescentes a su casa. Así que tengo que ir para rescatarlo de la aburrición. – Bueno, yo tampoco soy el Señor Alegría, Taemin.
– Minho, no empieces.
– Está bien. ¿A qué hora nos vemos? ¿Crees que me daría tiempo de comprarle un obsequio?
– Nos vemos a la una en la parada del transporte de la ruta 29. ¿Sabes cuál es? – Sí, la conozco.
– Con respecto al regalo, Minho, no tienes que llevar nada ya lo he comprado yo. Mi sobrino tiene un gusto muy especial. Le fascinan los bolsos de diseñador y todo tipo de cremas y lociones para el rostro; por lo que los pido por internet con tiempo. – ¡Ahhh! entiendo.
Minho se marchó a las once de la noche. Taemin estaba tan contento de que hubiese aceptado ir con él a la fiesta. Todo estaba saliendo bien. – [[Espero que pronto pueda confesarte cuanto es que te amo.]]
Sus pensamientos fueron cortados, cuando el timbre de su celular anunciaba una llamada. El remitente decía...CHANGMIN. – ¡Dios lo olvide por completo! – Exclamó el rubio.
– ¿Changmin? Lo siento de verdad. No pude ir.
– ¡Hola Tae! ¿Te encuentras bien?
– Sí, es sólo que me puse a hacer unas cosas del trabajo; me olvidé por completo.
– Eso veo, cuando dieron las diez y no llegaste, pensé que habías tenido un imprevisto con el tráfico, o no sé, otra cosa; pero al dar las once entendí que no vendrías. Taemin, es la primera vez en dos años que faltas a nuestra cita del mes. ¿Qué sucede? ¿Es por él? ¿Ya salió? – Sí, por fin está libre.
Un mutismo incómodo de ambas partes se prolongó por varios segundos. Hasta que uno lo cortó; fue Changmin quien lo hizo. – Comprendo. Esto iba a suceder tarde o temprano, ¿Sólo era cuestión de tiempo, verdad? ¿Taemin, supongo que entonces esto significa el adiós, verdad?
– ¿Podemos hablar otro día Changmin?
– Estaré esperando tu llamada, cariño.
– Gracias. – No te preocupes Taemin, todo entre nosotros siempre estuvo claro. No puedo reprocharte nada. Adiós.
La llamada finalizó y Taemin comenzó a llorar; en ese momento se sentía el ser más despreciable del mundo. Él nunca hubiera querido que fuese así. Sabía que estaba lastimando a Changmin, pero en el amor no se manda; y el amor que albergaba Taemin en todo su cuerpo y alma, era tan inmenso que aún en otras vidas, él lo continuaría sintiendo.
💖Cuando te vi por primera vez, flechaste mi corazón. Y desde ese día perdí la razón. Mi mundo se iluminó con el color de tus ojos. Mi amor no conoce el tiempo... Mi amor es eterno.💖 Descansa amor mío.
💖💖💖💖💖💖
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