17. UN PRINCIPIO Y UN FINAL

 – [[Lunes de mierda.]]

Eso es lo que Taemin pensaba en esos momentos, su estado de ánimo no era tan diferente al que había tenido todo el día anterior.

Estaba yendo en taxi a su trabajo, no estaba de humor para soportar a tanto extraño dentro del autobús, ver sus caras desconocidas y poco amables por la mañana no era una opción. Y para colmo, estaba comenzando a llover, parecía que la madre naturaleza estaba poniendo de su parte para joderlo aún más.

Arribó al edificio en 20 minutos, entró saludando a medio mundo con una sonrisa casi fingida. Se dirigió directamente a la oficina del director.

– Buenos días señor Jung. ¿Tiene un minuto? – Desde que tuvieron el roce, el tipo se comportaba prepotente con él.

– ¿Qué quiere Lee? No he pedido verle.

– Sólo vengo a avisarle que desde hoy tomaré mis vacaciones, le recuerdo que no lo he hecho desde hace un año.

– En estos momentos hay mucho trabajo, no creo que sea posible otorgarle ese descanso.

– Pues lo siento mucho, pero las tomaré quiera o no. Tengo problemas del corazón y necesito reposo.

Jung se quedó pensando por unos instantes. Se llevó los nudillos a la altura del mentón, resopló y contestó de mala gana.

– La verdad es que ya no me interesa nada de lo que a usted le pase, pero como no quiero tener problemas con el sindicato puede irse. Pero le advierto que tendrá que recuperar el tiempo perdido.

– Mire señor Jung, sus palabras llenas de rencor en lugar de molestarme, me dan risa, parece usted una novia frustrada por no obtener quien le haga el favor en la cama. Si quiere despedirme, adelante, hágalo. Me tiene sin cuidado, puedo conseguir algo mejor que esto. Hay un par de empresas en Seúl que me han estado buscando, quizás le diga que sí a alguna de ellas.

Taemin salió de esa oficina dando un portazo, a estas alturas ya le valía un carajo lo que pasara. Antes de marcharse del edificio pasó con su secretaria Yuri y le dio algunas órdenes para asegurarse que todo estuviese bien hasta su regreso. Claro está; si es que todavía conservaba el empleo.

Tomó otro taxi y regresó a su departamento, sacó una maleta y comenzó a meter ropa casi en automático. Sólo necesitaba ropa cómoda, se iría a Ulsan. Changmin ya estaba por llegar. Sí, Taemin iba en compañía del cardiólogo; este contaba con una pequeña casita en el pueblo de Angok. Tae ya había viajado con él en otras ocasiones a ese lugar.

Esa precipitada decisión la había tomado la noche anterior, cuando se preguntó qué carajos estuvo haciendo tantos años con su vida. Nada; exacto esa fue su respuesta llana y verdadera. N.a.d.a. Lo único que hizo fue ver por todas las necesidades de Minho; y por lo que sea que fuere, jamás pensó un minuto en sí mismo. Su mundo siempre girando alrededor de ese hombre que nunca supo de su existir, hasta hace poco; pero eso tampoco valía, porque eso no significaba que de la noche a la mañana Choi tendría sentimientos profundos hacia él.

Taemin se sentó unos momentos, necesitaba calmarse, estaba molesto. Si bien Minho no era culpable de su enamoramiento, si era causante de que su corazón se hubiese ilusionado con ese estúpido beso. Luego estaban las flores que le llevó, las cuales parecían burlarse desde el jarrón en donde reposaban. – Estúpidas.

La noche anterior, más bien ya de madrugada le había marcado a Changmin pidiéndole su casa prestada por unos días. Shim accedió de inmediato, pero al darse cuenta de la inestabilidad emocional en la que se encontraba Taemin decidió acompañarlo en ese viaje; no pensaba abandonarlo en una situación así.

A Taemin no le importó que se le uniera, lo que necesitaba era escapar de su realidad, que, por más dura que fuera era así, y ya.

De pronto en su cabeza resonó lo dicho por Jinki. "Descúbrelo tú mismo, siempre has sido bueno investigando".

14 AÑOS ATRÁS.

– Joven Lee, ¿Puede llevar estos pagarés a la secretaria del Señor Kahn?  – Sí, enseguida.

Taemin había conseguido entrar a trabajar en la empresa de Choi Minho, estaba como ayudante del contador principal; el señor Song. Él estaba capacitado para algo de mayor envergadura, se había recibido con honores y tenía además una maestría en Economía; pero el puesto que ahora desempeñaba era el único que había estado disponible cuando pidió el trabajo ahí, pero claro que eso le importaba una mierda, lo que realmente le interesaba era estar cerca de Choi Minho, su amor. 

Se conformaba como siempre el verlo pasar todos los días, por ese pasillo justo enfrente de su escritorio, su mundo se iluminaba por esos breves segundos; pero la felicidad le duraba todo el día. Y como siempre, su inseguridad le impedía siquiera levantar un poco más la vista, pensaba que moriría si su jefe se diera cuenta que lo miraba.

Taemin no tenía acceso al área en donde se encontraba la oficina de Minho, pero si a la del socio de este, la cual estaba en otro piso, y era exactamente a dónde se dirigía ahora.

Se extrañó de que la secretaria no estuviese en su puesto, por lo que decidió acercarse directamente a la puerta de la oficina. Se disponía a tocar, pero esta se encontraba semi- abierta; y ahí fue donde pudo ver como la flamante novia de Choi Minho estaba montada a horcajadas sobre el Señor Khan. Se quedó rígido, clavado en el piso. La muy zorra gemía, mientras subía y bajaba con fuerza por el miembro del mismísimo socio de Minho.

Cuando se giró para marcharse, se encontró a la secretaria que lo miraba con una cara de angustia. Ninguno de los dos dijo nada. Era más que obvio que no era la primera vez que esto sucedía, pero Taemin entendía que si decía algo, la pobre chica perdería su empleo por no haber sido cuidadosa en cerrar la puerta antes de haber ido al baño.

Taemin regresó a su escritorio hecho un manojo de nervios, aparte estaba muy enojado. [[¿Desde cuándo la tipa engañaba a Minho?]] Si ya de por si, no la soportaba por ser la novia, ahora menos. – [[Vieja infeliz]]. – Pensó Taemin.

No lograba entender lo que su Minho vio en ella. No, no lo entendía.

Una semana después del espectáculo que observó sin querer, comenzó a escuchar en boca de los demás empleados, que el dueño Choi Minho se casaba en dos semanas. ¿El motivo? Su prometida Hyo-ri, estaba embarazada y por lo tanto adelantarían la boda.

Eso fue aún más devastador para Taemin, todas sus esperanzas de que ese noviazgo llegará a su fin se fueron por el caño, por lo que decidió renunciar, ya nada tenía que hacer ahí. No quería que la zorra le restregara su supuesta felicidad. Supuesta, sí, pues seguramente ella no quería a Minho, o no lo habría engañado con el idiota de Jun-Khan.

Una semana antes de la tan mencionada boda, Taemin salía del edificio con sus cosas dentro de una caja, ya había conseguido otro empleo, y este sí era de acuerdo a sus capacidades, y obviamente el sueldo era superior al que percibía en la empresa de Choi.

Dejaba atrás toda posibilidad de entablar aunque fuera una simple amistad con Minho. Y tampoco podía estarse lamentado, nunca hizo nada para propiciar ni siquiera un pequeño encuentro o acercamiento. Lo mejor era retirarse y aceptar que era un fracasado en cosas del amor. Ahora sólo le quedaba lamer sus propias heridas, que él mismo se provocó.

ÉPOCA ACTUAL.

Sus recuerdos se esfumaron cuando el timbre de la puerta llamó. Antes de abrir, le echó un vistazo a su celular; sólo para corroborar que Minho no le había mandado algún mensaje, ya era medio día. Por lo tanto, eso fue la advertencia de que todo había acabado antes de empezar.

Tomó su maleta y se fue a unas merecidas vacaciones, en donde tenía la intención de tratar de sacarse a como diera lugar ese amor quimérico, el cual llevaba alojando en su corazón durante años.

Antes de tomar la carretera, Changmin le preguntó. – ¿Cariño, estás seguro qué esto es lo que realmente quieres hacer? ¿Alejarte?

– Changmin, no es lo que quiero, es lo que debo hacer si quiero seguir cuerdo lo que me reste de vida. Desde hace mucho esto dejó de ser sano, me convertí en un acosador, y creí mi propio cuento del príncipe que es rescatado de la soledad. Vámonos.

Shim arrancó y fueron dejando atrás, poco a poco la ciudad de Busan, les esperaban a ambos unos días difíciles. Las circunstancias eran diferentes para cada uno, pero la finalidad era más o menos similar: Entender que todo tiene un principio y un final.

💖💖Te digo adiós para siempre, aunque siempre seguiré pensando en ti. Eres el adiós que nunca pensé decir, por favor cuida de mi corazón, lo he dejado contigo.💖💖

💖💖💖💖💖💖

Gracias por leer, comentar y votar.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top