Capítulo 2: Everything Has Changed

♫ Andrew ♫

Me ajusto los lentes del sol al ver que de nuevo empiezan a deslizarse por el puente de mi nariz, hace demasiado calor para sugerir algo más refrescante que tener que estar sentado en una tumbona cerca de la piscina, bebiendo una limonada, escuchar música fuerte y sentir esa paz que me ofrece mi vida al tener lujos que antes no podía complacerme.

Me acomodo en el asiento para cerrar los ojos y descansar un poco más, puedo sentir como cada vez mi piel se humedece de sudor al percibir como los rayos del sol recaen en mí, no me preocupo por contraer algún cáncer de piel o una quemadura después de haberme puesto protector solar y cambiarme a cada diez minutos de lugar para que mi cuerpo pueda obtener en cualquier lugar un signo de bronceado.

Respiro hondo y dejo salir el aire al sentirme despreocupado y tranquilo al saber que por fin tengo unas hermosas vacaciones que las aprovechare hasta sacar la última gota de estrés de mi trabajo; puedo decir que fue un año exitoso y gratificante, no esperaba superarme más de lo que mis jefes hayan calculado, es decir, sé que he hecho un buen trabajo pero no estaba ni el cincuenta por ciento seguro de lo mucho que ganaría con mis nuevos proyectos en la industria musical; en realidad, no es nada fácil, no resulto ni siquiera viable tener que haber escrito como treinta canciones de las cuales solo dejé quince y opte por trece sencillos que seis de ellos se convertirían en los más escuchados de manera mundial, de los soundtrack de unas películas que tuve que preocuparme unos días antes de revelarle mi nuevo trabajo a mis patrocinadores, de las mezclas rítmicas que tuve que hacer durante horas para que cada una de ellas tuviera que darle un buen sonido a la canción, de las tardes o noches que compuse en el piano o en la guitarra y en unas veces con la batería unas canciones que tendrían un toque especial, espectacular y llamativo... Y eso sin decir, de las incontables tazas de café, los insomnios, el estrés, el cansancio, la ansiedad, las enfermedades temporales, las peleas con mi equipo y las arranques de enojo que tenía cuando creí que escribía mal una canción que podía convertirse en un éxito del año; sinceramente todo eso rindió buenos frutos y eso sin decir, de una buena renovación de contrato que Universal Music me concedió al ver que aun requieren de mi trabajo durante otros par de años en su disquera.

Mi vida está más que asegurada, bueno, por lo menos hasta ahora y dentro de un par de años más. No me puedo quejar de nada, después de todo, amo mi trabajo y no lo reemplazaría por nada en el mundo; ni siquiera me arrepiento de no haber elegido la universidad en vez de mi carrera musical, además, es para lo que fui preparado, para seguir mis sueños y ahora cumplir cada uno de ellos, no solo dentro de un cubículo en donde ensayo cada melodía y letra de mis canciones, sino que también en un escenario.

—Vamos, es hora que te levantes de esa tumbona —sentí como una toalla me caía en la cara.

¡Ah! Y aquí vamos de nuevo, con la inspección rutinaria de mi vida y de mis labores como humano en el planeta Tierra.

—Deja que tenga unos minutos de libertad —protesté aturdido al escuchar el sonido de golpes de zapato chocar en un pequeño charco de agua proveniente del salpicado que hice cuando me tire hacia la piscina.

—Ya los tuviste, te he dado nueve horas y lo único que hiciste fue quedarte todo el día en la tumbona, asoleándote como un reptil y bebiendo limonada o cerveza —bufé quitándome la toalla encima.

Y ¿qué más puedo hacer? Si no he tenido la intención de salir fue porque sé que pronto estaré rodeado de cámaras que no dejaran que respire, además si quiero quedarme en casa creo que ese es mi problema, porque para eso compre una casa, para habitar también en ella en mis estadías o vacaciones antes que se me ocurra la idea de viajar a otro país y visitar los mismos lugares turísticos u otros nuevos que aún no he descubierto pero que siguen programados en la lista de mi cabeza antes de perder el nombre o rastro de su paisaje.

—Ni en mi casa puedo deshacerme de mi trabajo —me levanto y de la nevera sacó una nueva lata de cerveza en donde la abro y una gotas salpican en las hojas de mi representante.

—Tengo un horario de tareas que puedes hacer... —se detiene al escuchar como lo asesino con la mirada.

—Olly, son vacaciones... Puedes hacerme el favor de —tomé su Ipad y la dejé caer en la tumbona —tranquilizarte y disfrutar del año que tengo para no entregar nueva música —se lo suplique.

—En el avión conversamos que debes llevar una vida más organizada —me recordó.

—Lo sé, pero es pronto. Apenas ayer llegamos a Los Ángeles y consideraste que lo haríamos dentro de una semana —le dije molesto.

—Sabes que contigo no puedo posponer nada, un día estás en casa y en otro, ya estás tomando un vuelo a Islas Caimán —Dijo histérico.

Veo que jamás superara ese incidente en que le comenté que me quedaría en casa un par de semanas después de comentarle que había ido al doctor y me diagnosticaran con una severa tos que había terminado por inflamarse mis cuerdas vocales provocado por el esfuerzo que había hecho con la garganta en unas notas altas y más por unos shows en vivo que tuve que hacer. En realidad, ese no fue todo, sino que, mientras un día, él agendaba mis trabajos sin descanso para que luego los evaluara y le diera mi aprobación, un amigo me llamó, me dijo que celebraría su cumpleaños en Islas Caimán y quería que yo fuera para cantar en su fiesta como intercambio de haberme hecho un favor hace años. Y como no tenía solución sino podría afrontar unas consecuencias horrendas que podían dañar mi futuro como cantante, tuve que empacar mis maletas, comprar un boleto del avión y marcharme sin decirle a nadie dónde iba y menos a Olly, quien si se enteraba, se negaría a que fuera a complacer un capricho de un amigo antes de responder delicadamente a los tratamiento del doctor.

Pero como fui desobediente, al final, siempre tuve consecuencias por mis irresponsabilidades apropiadas en mi salud.

Lo digo porque después de haber forzado más mi garganta esa noche en un hotel de lujo en Islas Caimán, termine por enfermarme más. y cuando menos quería que Olly se enterara, pronto la noticia que había dado un concierto privado se hizo viral, haciendo que mi representante y también primo hermano, me visitara al hotel en donde me hospedara y se diera cuenta de tres cosas, la primera que había perdido la voz, la segunda que no me había llevado los medicamentos que me había recetado el doctor y la tercera que al final contraje una laringitis en donde por recomendación de un especialista, me prohibió cantar durante seis meses si aún quería seguir trabajando como artista.

Además de Olly, mis jefes y productores se enojaron conmigo, haciendo que tuviera graves consecuencias por mis actitudes irresponsables y poco maduras para mi edad.

—No volverá a suceder, te lo he prometido con palabra de familia —intenté restablecer la confianza.

—Entonces, deja que discuta contigo tu plan de trabajo —volvió a tomar su Ipad.

Suspiré irritado por su insistencia, así que no me quedo de otra que observar cómo ha clasificado mis tareas en casa para tener una vida más organizada como había sugerido mi psicólogo después de haber llegado a tener un ataque de estrés una noche, me acerque a él y observé como en una hoja del programa Microsoft Excel, me mostraba una tabla de mis próximas actividades diarias, entre ellas, desde reintegrarme de nuevo a las horas de gimnasio y yoga hasta la alimentación regular que debo llevar por parte de las lista que mi nutriólogo me recomendó hace un par de semanas.

— ¿Quieres cambiar algo? —elevé una ceja.

—Si fuera posible, todo. —Le aseguré. — ¿Cuánto tiempo te llevaste en hacer esto? Unas dos a tres horas —él dejo ir una risa.

—Desde hace una semana, Andrew. —Cortó la risa para ponerse serio.

Lo que yo debería tener, al final lo tiene mi primo. Y eso se llama, un obsesivo en organizar su vida de cabeza a pies, creo que ni siquiera dejo pasar un detalle de todas las jornadas libres que puedo tener, porque veo que también en unos espacios ha llegado a poner lecturas de poesía o practicar ajedrez.

—Eres un odioso, envíamelo y le pediré a Jamie que lo saque en un tabloide porque creo que impreso y pegado en la puerta de mi habitación, no te bastara, ¿verdad? —él gruñó.

—Si quieres hasta lo puede anotar en un pedazo de cartón pero lo que quiero es que cumplas con estos horarios y no siempre ocupes una excusa —escuché como mi celular sonó pero debido a que Olly ya me ha mandado mis nuevas tareas.

Agarre mi celular y empecé a observar de nuevo cada una de mis tareas diarias, esto es peor que estar en casa de mis padres y tener que seguir cada una de sus órdenes, hasta empieza a dolerme la cabeza al ver unas actividades extracurriculares que Olly me ha elegido y dudo que pueda realizarlas o completarlas como el desea.

—Sabes que lo hago por tu salud, ¿no? —asentí.

—No te preocupes, haré lo posible para no dejar a un lado alguna tarea —bloqueé el celular y lo dejé en la mesa del jardín.

Ese momento un sonido como timbre, empezó a sonar a nuestro alrededor. Como un tonto, miré a todo lugar por si se trataba de alguna alarma de casa o un celular aparte, pero no encontraba nada a nuestro alrededor, hasta que Olly sacó de uno de los bolsillos de su pantalón un Smart Watch.

—Iba a dártelo en caja pero debía configurar todas tus tareas y no me dio tiempo en devolverlo a su lugar —eso quito mi alegría al ver el reloj.

—Gracioso. —Lo tomé.

Bueno, dudo que ese reloj me dejé en paz, así que tendré que seguir con las indicaciones de los horarios. En la tarea de ahorita, se ha programado que debo de ir a lavar mi auto, fue entonces que recordé que había prometido irlo a lavar en la mañana pero me quedé dormido, así que parece que Olly, lo tomó como una primera obligación de mi día.

— ¿Irás conmigo? —le pregunté.

— ¿A dónde? —dijo extraño

—El reloj me está diciendo que debo ir a lavar mi auto, así que, lo llevaré a un lavado de autos, ¿me acompañas? —observé como inhalo aire para luego soltarlo.

—Bien, pero vamos ahora, más tarde tienes otras cosas que hacer. —Dictó.

—Solo me tiraré una vez más a la piscina —le dejé el reloj.

—Andrew —me nombró entre dientes.

Pero ya era demasiado tarde cuando me llamó, porque ya me había tirado de la piscina haciendo que una enorme capa de agua terminara por salpicarle la cara, la ropa y sus zapatos.

(...)

—Parezco un tomate —dije mirando a través del retrovisor del auto antes de entregarle las llaves a un joven que lavaría mi auto.

—Es de menos, pasaste un par de horas bajo el sol. Aun me sorprende como es que tu piel sigue siendo un poco blanca y no morena —ambos caminamos a unas sillas donde podíamos esperar.

No es de impresionarme que unos trabajadores del lugar ya empezaran a hablarse unos contra otros cuando observaron quien se encontraba a unos metros de ellos, apenas pude reconocer que el joven que me está atendiendo no se haya puesto estérico al ver a Andrew Förstner llegar al local donde trabaja, entregarle las llaves de su vehículo y dirigirle unas palabras; a veces es difícil lidiar con la fama y en otras, puede volverse un poco más sencillo si tus mismos fans no intentan ahogarte con preguntas y gritos de emoción.

—Tengo noticias sobre nuestra familia —lo escuché decir.

—Buenas, malas o neutras —me recompuse en el asiento para esperar las nuevas buenas.

—Malas —hice una mueca.

—Sobre... ¿mi padre? —Asintió despacio.

Ya no es de esperarme que siempre me lleguen noticias malas de mi padre, se ha vuelto también casi una rutina que cada día espero que Olly me informe algo nuevo.

— ¿Qué sucedió ahora? —me di unos propios ánimos para no caer en un estado de nostalgia.

—Ya descubrió lo de Dylan —abrí mis ojos en grande.

— ¡¿Qué?! Hay no... Dime que no por su propia cuenta —dije acariciándome la cabeza con esperanzas en la mente.

—Sí, lo atrapo fuera de la escuela besándose con otro chico —dijo Olly con tristeza.

¡Oh Dios mío! Esto no puede estar sucediendo, mi hermano menor al final fue descubierto por mi padre de la forma menos planeada en este mundo. Lo peor de ello, es que no puedo imaginarme el sufrimiento que puede estar pasando ahora mismo y no solo eso, de los castigos que mi padre pudo haberle impuesto ahora que ya descubrió de su homosexualidad.

—Dime que está bien, Olly. —Dije preocupado.

—Si hablamos, físicamente, sí. Pero emocionalmente, está devastado. —Contestó.

—Hablaré con él —suspiré— ¿Cuándo sucedió? —lo miré.

—Hace tres días, tu padre intentó agredirlo pero se contuvo. Además, ha preferido quedarse en casa de Eleanor para que las cosas se pacifiquen. —Comentó.

—Porque no me ha mencionado nada, podía haberlo recibido aquí —dije desesperado de alguna respuesta más concreta de las que Olly me está ofreciendo.

—Dejó el pasaporte en la casa de tus padres y hasta el momento no ha regresado porque temé enfrentarse a ellos —sólo me imagino el miedo que mi hermano debe de tener ahora mismo si pisa un pie en casa.

Ya es de familia que mis hermanos y yo siempre le tengamos miedo a mi padre, no es un hombre agresivo o perjudicial pero desde que mi hermana Eleanor, Dylan y yo hemos sido unos hijos conflictivos en su vida, la relación entre familia empeoro. La única que tiene el honor de merecer esa aceptación y orgullo de mi padre es Maddie, nuestra hermana mayor quien parece nunca cometer errores.

— ¿Qué ha dicho mi madre de esto? —le pregunté con nerviosismo al escuchar algo no comprensivo por la mujer que me dio la vida.

—Sabes que mi tía, los ama a todos y por un pequeño desacuerdo con mi tío, no cerrara su cabeza —suspiré más tranquilo.

—Entonces, ¿acepta la sexualidad de Dylan? —mi primo asintió.

Con mi madre es más sencillo, una mujer que a pesar de seguir observando como la familia sigue cambiando el orden de los hechos como papá lo creo y lo situó en su lugar, ella sigue siendo ese pilar en la familia para que nada se siga corrompiendo y sus hijos, comiencen a distanciarse de aquellas tradiciones viejas que ya no tienen lugar en la cabeza de sus últimos tres hijos.

—Intentaré hablar con todos está noche —dije desanimado al no creer lo que ha sucedido.

—Podemos ver el lado positivo de la situación, mi primo ya no se sentirá oprimido al seguir ocultando su sexualidad —tomé aire con mucha fuerza al recordar un nuevo problema.

—No quiero precipitar las cosas pero, creo que será mejor que comiences a agendar una lista de posibles preguntas que la prensa me hará cuando se entere de esto. —Olly que me conoce mejor que nadie, no se llegó a sorprender.

—Porque mejor no hablas primero con Dylan y le consultas si él quiere que hables sobre ello o lo mantengas oculto como otras cosas de tu familia —no creo verla como una posibilidad.

—Conociendo a mi hermano, se negará a que discuta el tema con periodistas que no tardaran en agregarme rumores falsos pero, tienes razón. Será mejor escuchar su opinión. —Baje mis lentes de sol para que nadie interpretara que ya he recibido malas noticias y por eso, estoy haciendo una cara de horror.

Sigo sin poder creer como mi familia sigue siendo muy conservadora, a esté paso de los años, mi padre debería de haber aceptado ya varias cosas, como por ejemplo, mi vida como artista, la homosexualidad de mi hermano y una nieta nacida fuera de un matrimonio del cual su padre se desconoce porque mi hermana jamás se lo reveló a nuestro padre.

Con papá a veces las cosas parecen imposible y hasta inalcanzables, tanto, que casi dejo mis sueños por la música al seguir pensando que él prefería mil veces que pasara en una academia militar estudiando un doctorado a tener que marcharme de casa muy joven para conseguir una firma de una disquera en donde en el primer año, fue rara vez que los llegue a visitar y no necesariamente solo por el tiempo, sino porque mi padre me lo prohibido al sentir una deshonra como familia, y más, al ser uno de los Förstner en preferir arriesgar una vida de cantante en vez de ir a la universidad.

Una hora después, el joven se acercó para devolverme las llaves de mi vehículo y señalarme que ya se encontraba impecable y sin una mancha de polvo. Así que le page y además le di una propina por su buen servicio, pero antes de marcharme, me pidió un autógrafo en su gorra y una fotografía que pronto me di cuenta que la público en Instagram, haciendo que reconociera que pronto, muchos fanáticos se darían cuenta en qué lugar había llegado a estar, debido a que atrás de la fotografía aparecía el nombre del lavado de autos.

— ¿Tengo algo por hacer dentro de unos minutos? —le pregunté a Olly.

—Te había planificado a que ordenaras tu habitación... —lo interrumpí.

— ¿Eso no es deber de Bonnie? —pronto negó con su cabeza.

—Le he dado unas vacaciones, creo que algo que no te enseñaron mis tíos fue ordenar tu habitación, así que comenzaremos por cosas básicas para que te adaptes a tu propio orden en la casa —Concluyó.

Necesito tomarme un respiro, no por tener que considerar ordenar mi habitación sino porque aún seguía en esa burbuja llena de preocupaciones por mi hermano y la única manera que encuentro necesaria para ordenar mis pensamientos cuando hable con Dylan será estar sólo sin tener que estresarme más por todo aquel desorden que encontrare cuando abra mi habitación y llegue a ver, todo lo que tengo que hacer para que quede limpia y ordenada.

—No tienes hoy una cita con Ivonne —crucé los dedos para que fuera así.

— ¿A qué se debe ese recordatorio? —de reojo observé su rostro inexpresivo.

—Pensé que habías dicho que querías hacerle una sorpresa por su tercer aniversario de noviazgo —sentí un movimiento en el auto al darme cuenta que se había dejado caer en el respaldo del asiento.

—Si te soy sincero, lo olvide —dijo avergonzado.

Y es este momento en que puedo ayudar y deshacerme de mi propio primo por unas horas, no es que no lo quiera, simplemente, necesito escapar de mis responsabilidades unos minutos o sino estallare al recordar mis actividades programadas y a la vez, de mis problemas familiares.

—Porque no reservas una cena en un lindo restaurante, escoges unas lindas flores en el camino para ella y planeas llevarla a la playa, a darle una caminata bajo la luna y las estrellas —le dije mi plan.

— ¿A qué se debe esa ayuda? —empezó a sospechar.

—Soy tu primo y quiero lo mejor para ti —le di una mirada a lo que él parece no creerme.

—Nunca te ha agradado Ivonne y ahora vienes con que quieres que todo resulte bien, mejor dime, ¿dónde está la trampa? —hice un rostro de ofendido.

—Es cierto que me cae mal pero no quiera decir que no quiera que tú salgas perjudicado por responder primero a mis tareas antes que tu noviazgo —detuve el auto al llegar a casa—. Además, te estoy ofreciendo una recompensa por haberme ayudado en esto, Olly. —Le mostré las actividades que se encuentran en el reloj.

—Bien, ¿lo puedo hacer a tu nombre? Ya sabes que es más fácil que a ti te reserven una mesa que a mí —asentí sin preocuparlo.

—Toma uno de mis autos, si quieres impresionarla de nuevo —hizo una mueca.

—Mmm, no. No quiero aprovecharme de tu exagerada amabilidad de esté día —esas palabras me recordaron al suceso de ayer con la chica llamada... Ah sí, Ángela.

—Como quieras, te doy oportunidades y las desperdicias. —Encogí los hombros.

— ¿No bajas? —Abrió la puerta del auto.

—No, tengo que traer unos palos de golf que le preste a Jonathan... —rodé los ojos al ver su rostro—Volveré pronto a casa, no me iré de fiesta. Te lo prometo, además me veo como un camarón todavía. —Le señale mi rostro.

—Bien, confió en ti. Pero si no encuentro esa habitación limpia juro que te pondré obligaciones desde las cuatro de la mañana —me asuste con su tono de superioridad.

—Está bien —Dije derrotado.

Observé como se bajó del auto para entrar a la casa que ambos compartimos, lo único que sé es que tengo aproximadamente de tres a cuatro horas para librarme de él antes que vuelva a casa y encuentre la habitación en orden; así que no tardo en arrancar el auto para perderme en las calles que hace un día llegue a tomar para librarme de unos paparazis que necesitaban hacerme unas preguntas con respecto al concierto que había dado para la fundación de niños con Síndrome Down.

Creo que aproximadamente me tarde unos quince minutos en llegar al mismo lugar en donde termine por esconderme de aquellos paparazis, no estaba seguro porque estaba a unos metros de aquella cafetería y mucho menos sé porque sigo sentado en espera que algo suceda o que alguien aparezca, simplemente me quedo observando desde la ventana del auto la puerta del local, termino por apagar el motor de mi Range Rover para a recostarme en el asiento y seguir observando el mismo lugar.

Empiezo a aburrirme hasta que levanto de manera ligera mi cuerpo y me apoyo en el timón del auto para ver esa figura que pronto reconozco, se trata de ella, al parecer ha vuelto al mismo lugar. ¿Será por mí? Oh vamos, Andrew, no te conoce y tu pareces hacer ilusiones que ni están cerca de tu imaginación. Quizás sea por algo o alguien, no sé, pero me da la curiosidad de nuevo de verla.

Entra a la cafetería y pierdo el rastro de ella, así que con ese interés de volver a verla, registro entre algunas cosas que se encuentran detrás de mí, una gorra y una sudadera. Cuando encuentro ambas cosas, no tardo en ponérmelas y de la guantera de mi auto, sacar los mismos lentes de sol, algún momento quizás descubra quien soy y se pierda ese brillo de interés y expectativa que tengo por esa chica, pero mientras dure el secreto, esto se vuelve divertido.

Salgo del auto y camino en dirección a la cafetería, casi camino a zancadillas para saber si ella se encuentra en el mismo lugar en donde ayer la encontré, algunos de los empleados del local se muestran extraños por mi vestimenta pero trato de ignorarlos y no mantenerme en alerta en pensar que pueda ser un ladrón y venga buscando dinero cuando solo quiero conversar de nuevo con una chica que cualquiera diría que no está a mi altura.

Subo los escalones para llegar al segundo piso y es cuando me la encuentro en la misma mesa, en la misma silla y con el mismo postre y bebida que pidió ayer, es casi una ilusión como si nada hubiera cambiado.

Desde la distancia en que me encuentro observó cómo desplaza sus labios en la orilla de la taza de su café con leche, y de cómo con una mano, sigue leyendo un libro pequeño que por su postura parece ser interesante porque no quita los ojos de él, así que, con todo los nervios hecho un caos, camino hasta donde ella se encuentra, casi puedo percibir como todo este momento me abruma, debido a que pienso que esto no puede ser real, pero cuando ya me encuentro a su lado y ella gira su rostro, puedo ver su sorpresa a través de sus anteojos rojos, en donde casi suelta la taza pero la pudo equilibrar al momento en que también intenté detenerla para que no se cayera.

—Vaya, que sorpresa encontrarte aquí —dije casi con el corazón en la boca.

—Eso debería decirte a ti —dejó la taza sobre el plato.

Me quede en el mismo lugar esperando alguna molestia o una incomodidad pero ella solo se mostró sorprendida por mi llegada y a la vez, por la acción de agarrar la taza cuando nuestros dedos se rozaron.

— ¿Quieres sentarte? —dijo ella, señalando la silla vacía.

—Claro... —Dios, me tiemblan las manos del miedo.

—Es sorprenderte encontrarte aquí, ¿te has escabullido de nuevo? —lo tomé como una alarma a que quizás ya sabe quién soy.

— ¿Qué? —apenas articule.

—Calma, es una pregunta. —Rió mientras rodaba los ojos.

—No... —dije en el mismo estado de nerviosismo.

—Entonces, ¿por qué estás aquí? —preguntó.

— ¿Ya no se pueden dar las coincidencias? —dejó salir una media sonrisa.

—Bien, solo porque creo en ellas, diré que quizás fue coincidencia. —Suspiré en mi interior —A no ser que el ladrón viene a hacer un nuevo intento de robo porque el día de ayer no lo logro —Tiré un bufido al ver como seguía bromeando con lo mismo.

— ¿Por qué crees que soy un ladrón? —quería saber su respuesta.

—Cualquiera que entra con sudadera, gorra y lentes negros puede pensar en eso o posiblemente en que se trate de una persona importante en cubierto —Hay no, empieza a pensar rápidamente.

No sabía que decir o qué hacer, simplemente las ideas no llegaban a mi cabeza sobre cómo contestarle y tampoco tengo una respuesta inmediata que pueda considerarse como evasiva a esta conversación.

—Y ¿bien? —dijo.

—Huyó de cierta persona —dije cortante.

— ¿Una o varias? —No más preguntas.

— ¿Es tu postre y bebida favorita? —Bien Andrew, eso la alejara de más dudas.

—Tienes la tendencia de evadir preguntas, ¿no? —mi sonrisa se borró al escucharla.

Siempre, bueno, la mayoría de veces pero quizás esta vez sea para proteger mi imagen pública y querer seguir sintiéndome libre de poder conversar con una persona ordinaria y no una famosa.

—Bien, no más preguntas —prometió.

—Gracias —susurré.

—Y bien, ¿quieres algo de comer? —reí de inmediato y pude ver su rostro desconcertado. — ¿Dije algo gracioso?—dijo con seriedad.

—No, pero dijiste que no harías más preguntas —dejó su seriedad para reírse.

—Quizás sea porque cuando no conoces a alguien toda conversación primero proviene de preguntas, ¿no lo crees? —encogí los hombros.

—Tienes razón—no negué esa realidad.

Un mesero se acercó a la mesa y me dejó un menú, pero pronto le comenté que nada más quería un café americano.

—Así que... Ángela, ¿no? —asintió. —Puedo hacerte unas preguntas sobre el día de ayer —suspiró con risa.

—Ves, usas preguntas siempre para hablar con las personas —reí al encontrarle de nuevo razón.

—Bien, lo acepto —cerró el libro y lo dejó a un lado.

—Está bien ladrón, puedes preguntar —se preparó.

—And... Andy —intenté no darle mi nombre sino mi apodo.

—Bien, Andy —dijo lento.

Esto será emocionante, quizás de algo sirvió que mi instinto me llevara a esté lugar, por lo menos tratare de tener una conversación real y no farsa, quizás así la conozca mejor e interprete si aún no ha descubierto quien soy.

— ¿Por qué eres buena con alguien como yo?

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola a todo/as! Aquí les dejó un segundo emocionante capítulo para que lo disfruten mucho! Espero de todo corazón que les haya gustado mucho! Les deseo un feliz fin de semana :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top