Capítulo 13: No Lie

⸙ Ángela ⸙

Llego al trabajo y susurrando varios saludos de «Buenas tardes» a mis compañeros hasta que me dirijo pronto a la bodega de la librería, en donde busco mi casillero y del bolsillo de mis jeans saco una llave para poder abrirlo, en donde recojo mi pin de identidad y la camisa con logo que representa la empresa para ponérmela; al hacerlo, antes de salir a trabajar y marcar mi hora de llegada, me acarició las sienes y aguanto las ganas de gritar de la frustración y del enojo con el fantástico día—de forma irónica—que he llegado a tener en la universidad.

Si realmente no pierdo la cabeza es porque la tengo pegada a mi cuerpo y eso sin añadir que aún no ha terminado este día porque tengo que trabajar y por la noche, debo de reunirme con mis amigas para poder arreglar varios puntos de la tesis; cierro los ojos y repito una y otra vez los ejercicios de respiración antes que golpeé el mostrador de madera que se encuentra a unos metros de mí con el pie, eso sin decir, que no soy capaz de contener las lágrimas porque lo que más puedo odiar de mi forma de ser es que cada vez que me hacen enojar, tiendo a llorar cuando debería verme más molestar que pretender a aparentar estar herida.

Muerdo mi labio a punto de casi desangrarlo y cuando normalizo mi estado anímico, termino por pasar mis manos por mis cabellos, el cual tampoco me hace un favor al no enredar varios mechones en mis dedos. Agarro mi botella de agua y tomo un poco de ella hasta que estoy a punto de ahogarme, me relajo y es así como fingiendo que no me ha sucedido nada, termino por cerrar la puerta de mi casillero, meter la llave nuevamente en el bolsillo de mi pantalón y salir de la bodega para poder empezar a trabajar.

Hubiera deseado que esté día no comenzara mal y no sé si es porque tiendo a tener mala suerte o porque en serio esté no ha sido mi día; pero lo que en serio hubiera querido es ir a casa y no trabajar; cuando estoy de malhumor no suelo ser la Ángela tranquila y pasiva que todo el mundo conoce y ve en mí, sino que puedo convertirme en el ser más frío e irracional que nadie habrá pensado que soy.

Doy varias vueltas de forma lenta a los alrededores de la librería mientras me encargo de ver que todo se encuentre bien, ajustando un par de libros de su lugar o moviendo otros que han sido mal colocados en su temática.

Heaven pronto se da cuenta que estoy molesta, así que intentando despistar las cámaras de vigilancia en donde nuestro jefe puede estarnos supervisando, ella se acerca a mí e intenta hablar conmigo sobre un libro que se ve en mal estado y parece que algún cliente pudo haberle doblado unas páginas y rasgado la cubierta.

— ¿Qué te sucede? —pregunta abriendo el libro como si me estuviera hablando de él.

—Es probable que nos nieguen la tesis si no cambiamos unas partes de la metodología de investigación y de los resultados —murmuró muy bajo.

— ¿Qué? Pero, ¿qué les han dicho? —intenta no mostrar signos de sorpresa.

—El asesor le dio una revisión y hay partes que dicen que no coinciden o que pueden estar mal estructuradas o explicadas —tomo el libro de sus manos y disimulo que lo estoy revisando.

—Pero, ¿no sé supone que deben de entregar está semana la tesis? —asiento.

—Eso es lo que me tiene molesta, ni siquiera puedo pedir que me den unos días de vacación cuando ya las tome —le comento disgustada.

—Y si hablas con Tom, ¿quizás te ayude a ausentarte unos días? —suspiro.

—Sabes que si me ausento, no tendré pago completo y dudo que alguien me cubra mis horarios cuando la mayor parte de nuestros compañeros también estudian o tienen otro trabajo. —Heaven hace una mueca.

—Veré en que te puedo ayudar, pero cálmate, esto se resolverá —toma el libro y se aleja.

Suspiro e intento ser lo más optimista que puedo a pesar que todas las ideas que he llegado a tener sean irracionales y con mala fe cuando debería tener confianza de mí y de mis amigas sobre que arreglaremos esté asunto y que a la vez, podremos salir de este hoyo oscuro.

(...)

Las próximas horas de mi trabajo fueron abrumadoras y con una combinación de ansiedad y estrés, lo bueno de ello, es que la librería casi había permanecido muy solitaria todo el día con un mínimo número de clientes que pasaban a ver colecciones de libros o los nuevos que han llegado a salir a la venta. Eso me dio un poco de respiro aunque la frustración aun podía sentirla como un peso que tengo por encima de mis hombros.

Por un lado, pensar en arreglar ciertos detalles de la tesis no es el problema, sino más bien poder definirlos y perfeccionarlos al conocimiento de un asesor que nos da la posibilidad que al corregir esos errores la lleguen a aceptar; la verdad es que ese trabajo depende de que me gradué y de ello, librarme un gasto en la vida cuando no tengo ni siquiera el tiempo y el dinero suficiente para poder pagar el mismo apartamento que pronto tendré que mudarme y buscar uno nuevo porque el contrato terminara y Heaven y Sabrine se irán pronto; además pensar en tener nuevas compañeras de piso es un poco tedioso, en el sentido en que debo de adaptarme a nuevas personas que desconozco de sus hábitos de higiene y responsabilidades al ser independientes... Así que no me queda muchas alternativas y entre ellas, es mejor que empiece a velar más por mi futuro y a la vez, en conseguir pronto un trabajo adecuado a mi profesión y un sitio en donde quedarme pero que también no sea muy costoso y que sobresalga de mi presupuesto.

Antes de poder seguir sumergida en mis propios pensamientos mientras intentaba hacer el reporte diario de los libros que se han vendido en el día; siento como alguien se acerca a mí y se queda a mi lado pero antes de decir alguna palabra, simplemente suelta un escandaloso suspiro que termina por ser un palpable sonido para mis oídos; elevo la mirada y me encuentro con Tom, el gerente de la librería, me da un mirada de supervisión de arriba hacia abajo mientras se mantiene callado y con un mirada cabizbaja que busca la forma de ocultar un miedo y tristeza que no quiere ser deslumbrado con facilidad...

Si no fuera por mi intuición al ver que su rostro refleja todo tipo de emoción disgustante, creería que solo se trata de un mal día que ha pasado pero en sí... Ya he comenzado a pensar que no es eso, sino más bien otro motivo y creo que en referencia, se trata de mí.

Sintiendo un revoltijo en el estómago, un dolor de cabeza y calambres en los pies, intento apoyarme en el mostrador y comienzo a respirar lentamente a pesar que tengo un nudo en la garganta y mi nariz parece haberse contraído al punto de no poder ni siquiera respirar todo el aire. Tomo la valentía de ser la primera en hablar y aunque no me sienta tranquila con cualquier noticia que pueda recibir en este momento, creo que es mejor saberlo ya antes de que siga esperando.

— ¿Qué sucede Tom? —mis manos empiezan a sudar.

Él, quien no sabe por dónde comenzar y terminar, saca un sobre blanco dentro de su chaqueta y pronto lo pone en frente de mí... No es que sea ignorante o me quiera hacer la idiota acerca de la realidad del asunto y creo que sería muy inútil y estúpido tener que retener aquello que y ha cruzado mi mente, así que lo mejor sería ir al grano.

— ¿He hecho algo mal? —Elevo una ceja.

Tom hace una mueca y niega, ni siquiera tiene el valor para decirme lo que está sucediendo, simplemente, cuando intenta poner su mano en mi brazo para hacerme salir del mostrador y llevarme a la bodega, por inercia, me repugno en que toque y sin darme indicaciones, soy la primera en salir de aquel lugar para ir a hablar en privado con él.

Heaven, me da una mirada sorprendida y puedo observar esa preocupación en sus ojos que reflejan la pregunta: ¿qué has hecho? ¿Qué está sucediendo? Pero siendo sincera, no soy capaz de responder aquello a lo que no tengo respuesta, así que mi boca forma una línea, mientras el estómago se me ha encogido y la cabeza me da vuelta al pensar una y otra vez sobre por qué me están despidiendo. Es decir, ¿arruiné un libro importante? ¿Olvide encargarme del próximo evento de una firma de libros? ¿No hice bien el inventario? Me asusta la idea que todo lo que esté en mi mente lo hice y no encuentre un motivo exacto porque me está sucediendo esto.

—Quiero una respuesta —creó que no se escuchó como un favor sino más bien una exigencia.

Él cierra la puerta con llave y pronto de su maletín, saca un contrato, el cual lo pone en la mesa vieja de madera y enciende un pequeño foco, aquel escenario, casi pareció como si estuviera a punto de ser interrogada en una estación policial al cometer un delito pero en está ocasión no hay crimen o sospechoso, sino más bien, un simple contrato que ya me tiene en la cuerda floja y solo falta por firmarlo y así cortar con un sueldo que por lo menos me sostenía en pagar aquellos gastos que cada vez se han acumulado.

—Solo firma. —Murmura.

Me acerco y siendo capaz de leer el contrato de anulación por mi labor, empiezo a darme cuenta que se trata más de un contrato de renuncia en vez de despedido. Eso me deja atónita y empiezo a leer condiciones que me parecen injustas y tomando en cuenta, que no soy yo quien quiere marcharse sino más bien, están obligándome a tomar una decisión precipitada en el que no me darán ni tiempo para evaluar aquel contrato de renuncia.

—No Tom. No haré esto, mejor dime las razones del porqué. —Farfullé ya a punto de explotar.

—No hay nada que decir, Ángela. —Suspiró. —Nuestro jefe, solo me comento que debías de renunciar, que te agradece por tus servicios y trabajo y que espera que pronto encuentres algo mejor. —Explicó.

Con la quijada que casi se me cae al suelo con esa absurda razón, me acerco y le dejo el contrato en su pecho mientras lo toma y el papel empieza a arrugarse. No sé si sea momento de exigir mis derechos laborales cuando esto no es un despido agravado sino más bien una renuncia obligatoria en la cual no me está dando motivos para entender todo.

—Tom, por favor... Tú lo sabes. —Niega.

—No lo sé y te doy mi palabra. —Traga hondo. —El Sr. Jones no dijo mucho y hay mismo te entrega tu remuneración y un pago extra. —La furia comienza a provocar que mis ojos comiencen a picar.

¿Qué tan probable es que mencione los derechos del trabajador y puedan darme esa oportunidad de quedarme en el trabajo?

Creo que un 10% de 100%... Esto es disgustante, él no me dirá más de lo que ya menciono, y por supuesto, no buscare a mi ex jefe cuando puede estar bien conforme en su casa, firmando más cheques y entregando dinero por compasión a otras personas ante aquellas renuncias sin sentido.

Suspiro y firmo el contrato, sé lo que debo de hacer... Así que le muestro con mi mano que se vaya de la bodega para entregarle la camisa.

Cuando se va y me deja sola, de nuevo se desata ese nudo en mi garganta y me quito los lentos un momento mientras que cierro mis ojos y mis dedos comienzan a tocar mis parpadas. Las yemas de mis dedos se mojan con unas pequeñas lágrimas y puedo sentir como si no salgo de este lugar, es probable que lo inunde de llantos e hipos al no poder controlar más mis emociones cuando el día ha comenzado cada vez más a empeorar... Primero, casi me niegan la tesis y por consiguiente, me han despedido de forma injustificada de mi trabajo; ¿ahora que falta?

Me pongo mi blusa y tomo mis cosas mientras doblo la camisa polo, dejo mi pin encima y la llave del casillero. Estoy a punto de romper el sobre si no fuese porque aquel dinero me sustentara por un par de semanas. Así que sin más retrasos, salgo de la bodega y pronto paso por el corredor hasta llegar a la librería y de ella, salir. Heaven está a punto de detenerme pero corro para que no me alcance y me haga esperar hasta que termine su turno de trabajo para hablar, pero lo único que necesito en este momento es estar sola.

Así que salgo del centro comercial y empiezo a caminar entre varias calles y avenidas con el fin de poder reconciliarme con mi mente y no creer que yo he llegado a tener la culpa de mis desgracias de todo el día. Choco entre varias personas pero apenas les puedo susurrar unas disculpas, me encuentro de mal humor y con desgana que lo que más deseo ahora es encontrarme en una isla perdida y quedarme ahí por un buen tiempo hasta que pueda sentirme mucho mejor.

Cierro los ojos y me toco la cabeza intentando calmar el estrés provocado en las últimas horas de mi día. Al fin y a cuentas, término en la cafetería de siempre, saludo a los empleados, camino al segundo nivel del edificio y me siento cerca de las barandas de la cafetería para poder ver el paisaje admirable de una parte muy pequeña de Los Ángeles. Dejo mi bolso por mis pies y mis manos pasaron a mi rostro, contuve por tercera vez las lágrimas mientras que parpadeaba de forma muy seguida, daba gracias que mi cabello rizado, me cubría los laterales de mi rostro sino es posible que cualquiera ya se hubiera dado cuenta de mi estado emocional quebrantado.

Un chico nuevo, me llego a atender y tomo mi pedido. Si uno de los otros empleados lo hubiera hecho, es posible que se quedaran asombrados porque es rara vez que pido un té de manzanilla o verde, y las ocasiones que más lo hago es cuando he comenzado a sufrir estrés y de eso ha provocado una bomba de emociones por todo mi cuerpo.

Pronto, me traen el té y agradezco al chico, saco y entro el sobrecito del té verde mientras juego con este al chapotearlo dentro del agua; lo único en que no quiero pensar es exactamente en mis estudios y mi trabajo, por lo menos quisiera concentrarme en aquello que me haga sentir mejor; mi celular empieza a vibrar y pronto lo cojo y observo que se trata de una llamada de Gwen; sin tener mucho interés en corresponder esa llamada que puede ser importante, solo dejo a un lado mi teléfono cuando es probable que me estén dando un ultimátum para reunirme pronto con ellas y no se me ocurra perder el tiempo en pensar que nada está bien.

Dejo el dispositivo a unos metros de mí mientras que sigue vibrando tantas veces que soy capaz de apagarlo para sentirme tranquila y no presionada cuando ellas no se han enterado de mi despido en el trabajo. Cuando quizás se dan cuentan todas que no contestare ni una llamada o mensaje, terminan por desistir y dejarme en paz. Les agradezco y prefiero seguir nuevamente sumergida en mis pensamientos cuando lo primero que se presenta de ellos es sobre que debo conseguir un nuevo trabajo. Si no lo hago pronto, no tendré idea de cómo después podré pagar una parte de la renta del apartamento en que comparto con Heaven y Sabrine; eso sin agregar la cuota mensual de la universidad, los gastos que requerirán la graduación, si lo deseo, el vestido para el baile y... Mejor ya ni me pongo a seguir contando todas las deudas que tendré.

Me a recuesto en la silla y veo el reloj pequeño de mi mano que ha sido arreglado más de dos veces luego que se le tuvieran que cambiar las baterías, paso mi dedo sobre el brazalete y puedo ver cómo ha empezado a desgastarse el color cada vez más; pero es de menos, cuando es una reliquia que me dejo mi madre y por supuesto, es algo que siempre llevo conmigo igual que el anillo con la piedra roja, quien ha sido heredado de mi abuela materna, a mi madre y ahora a mí.

Las 17:45 pm. Es probable que Andrew venga, ha tenido un poco de retraso pero es normal cuando a veces tiene trabajo en su estudio al componer canciones, como también, en tener varios eventos o shows televisivos al que debe participar.

Me tomo todo el té y empiezo a jugar con el contorno de la taza con mi dedo índice. Me encuentro ya un poco más relajada y luego, de encontrarme con un ambiente agradable; quizás a Andrew no le interese mis problemas, pero siendo sincera, necesito conversar esto con alguien, no para que me vea con compasión por todo lo que me ha sucedido en el día, sino más bien, porque necesito que alguien me escuche y no me haga un sinfín de preguntas a lo que tendré que atenerme cuando vea a mis amigas de universidad y piso.

Unos minutos más pasan y con curiosidad solo bajo la pestaña del celular sin ver los mensajes que tengo en WhatsApp, la mayoría de ellos son de mis amigas de la universidad, luego sigue unos del grupo que tenemos en el salón de clases y otros de mi familia o de Heaven. No hay ninguno de Andrew y me extraña cuando a veces me avisa que llegará tarde pero está vez, ha sido diferente, no hay noticias de él y ya son las 18:00. Y recuerdo muy bien que las 19:00, tengo que reunirme con mi grupo de tesis para continuar con los ajustes y correcciones que debemos hacer al trabajo.

Suspiro y pronto al girar mi rostro, veo como llega Andrew hasta donde me encuentro; pensaba recibirlo con una sonrisa y con una irónica bienvenida atrasada pero descarte las opciones cuando él trae un rostro de pocos amigos, ni siquiera se molesta en sentarse cuando parado a mi lado, me da una mirada bastante furiosa, tanto que sus ojos azules brillaban de ira.

Me atemorice tanto, que de nuevo aparecieron tantas dudas en mi cabeza que como típica agonía, empecé a jugar con mis dedos hasta que por segunda vez, preferí romper el silencio que hay entre ambos.

— ¿Quieres sentarte? —Pregunte nerviosa.

Simplemente, se movió y se sentó sin decir alguna palabra, estiro sus pies a punto de chocar con los míos pero cuando hubo un rocé los aparto de inmediato. De forma callada, me evaluó y aunque también lo hice con él, vi un gran cambio, tanto, que se encuentra tenso e incómodo.

—Tardaste en llegar —solo me observo sin decir nada —, quiero compartir algo contigo, ha sido un día muy horrible y...

—No estoy aquí para hablar sobre tus asuntos o problemas, Ángela —cerré la boca mientras me asombraba el tono de voz que empezó a usar conmigo —, eso es de menor importancia. Estoy aquí porque quiero hablar unos asuntos contigo. —Se hizo hacia delante hasta apoyar sus codos encima de la mesa.

—Bien, ¿qué quieres hablar? —dije ya aburrida sin entender que está sucediendo.

— ¿Cómo pudiste traicionarme de esa forma tan perversa? —Enarqué la ceja porque no sé a qué se refiere. —Creí que eras una buena persona, incapaz de hacer algo tan estúpido que puede arruinar mi imagen —prosiguió —, ¿qué es lo qué quieres de mí, Ángela? ¿Dinero? ¿Fama? —Agite la cabeza a los lados intentando encontrar el punto clave de esta conversación.

—Vamos a ver... ¿Qué es todo esté discurso? —Me toque la frente.

—No te hagas la ignorante y estúpida, Ángela —Lo detuve.

—Te pediré que te tranquilices, Andrew. —Pude ver como su respiración comenzaba a ser agitada. —Y sin insultos, por favor. —Le quise dejar en claro.

¿Qué demonios le pasa? Y ¿de qué habla? No estoy comprendiendo absolutamente nada, añadiendo que me siento perdida últimamente de todo a punto de que mi cabeza terminara por explotar en seguir intentando pensar sobre lo que he hecho mal en esté día para merecerme estás actitudes de los demás cuando lo único que he pedido es que tenga un minuto de paz sin sentirme culpable de algo que es incierto y que también intenté ser fuerte y no me derrumbe rápido con las vulnerables emociones que aparecen en este momento en mi cuerpo.

—Aclara lo que quieres decirme y sin rodeos. Porque entre más estés diciendo indirectas o frases sin sentido no caeré al grano de esta conversación —Respiro y paso su mano por su cabello castaño.

— ¿Cuál fue tu intención en mandar esas fotografías a un periódico público? —Seguía sin comprender.

— ¿Qué fotografías? —solté por inercia.

— ¡No te hagas la desentendida! —alzó la voz.

Muchas personas voltearon a ver a Andrew quien pronto giro su rostro para que nadie lo reconociera; la piel se me erizo con su grito y por supuesto, empecé a darme cuenta que aquellas fotografías es lo que le tiene muy molesto, pero la importancia de esto, es que no tengo ni la mayor o menor idea de lo que está hablando, solo puedo pensar que él jamás me ha tratado así, quizás, en ocasiones pudo comportarse de forma indiferente pero hoy, es como conocer una nueva faceta de Andrew que desconocía.

—Aunque no me creas, te estoy diciendo la verdad. No sé de qué hablas —hablo de lo más calmada.

—Eres una hipócrita, Ángela. —Se levanta. —Creí ser tu amigo, pero veo que solo me utilizaste para hacerte ¿qué? Unos días famosa y ver tu cara publicada en revistas de chismes por unas semanas —Ríe. —Me das asco, no puedo creer que así me hayas apuñalado... Esperaba más de ti pero fue un error haber creído que alguien como tú podía ser mi amiga. —Se dio la vuelta y empezó a alejarse.

Anonadada, sorprendida y herida por sus palabras estuve a punto de quedarme en aquella mesa de la cafetería, pero no estoy dispuesta a quedarme con ese mal gusto en la boca cuando necesito más respuestas, porque hasta el momento, no he obtenido nada que considere que yo haya hecho algo que pudo haberlo enfadado al grado de insultarme y tratarme como quisiera.

Lo perseguí y antes que se marchara, lo tome del brazo y lo detuve pero él tiro de su brazo y casi me tuve que alejar para que su mano no me golpeara o que terminara por resbalarme y caer en el suelo; así que mientras que él me observaba con desagrado, empecé a hablar.

—Andrew... ¿Qué he hecho? ¡Yo no te he traicionado! ¡Te lo juro por mi madre! —puso los ojos en blanco.

—Sabes, ¡estoy harto que todos me vean la cara de idiota! —Se relame los labios. —No sé qué pretendías desde un principio cuando empezamos a ser amigos, pero ahora me doy cuenta que siempre estuve equivocado contigo... No quiero a individuos que me destruyen y son solo más que una basura o parásitos en mi vida. —Trague hondo.

— ¿Puedes bajar la voz? Todos nos están escuchando. —Dije avergonzada.

—Bien, que nos escuchen todos y sepan la clase de persona que eres... ¡Mentirosa! —me acusa.

— ¿Quién te crees que eres para hablarme así? —digo ofendida.

— ¿En serio? ¿Te harás la víctima cuando yo debería serlo? —Se acercó a mí. —Mírate en el espejo Ángela y descubre que llevas por dentro porque no dudo que todo debe estar podrido. —Baje la mirada.

—Eres un idiota. —Sentí como mis lágrimas están a punto de salir.

— ¿En serio? —Dice irónico. —Entonces tú aquí eres la mentirosa.

—No sé qué te pasa, pero esté no eres tú... —Él ríe.

—No te equivoque Ángela. No me conoces bien. —Achica sus ojos.

—Te juro que no sé nada de esas fotografías que dices —insisto.

— ¡Ya basta! ¡Quita esa cara de niña inocente porque no eres más que una víbora! —Grita. — ¡Búscate a otro que crea esas farsas que salen de tu boca!

—Pero ¡no es mentira! —Niega.

—Solo aléjate de mí. No te quiero ver nunca más, sino, soy capaz de que veas al verdadero Andrew Förstner. —Se da la vuelta y está vez dejo que se marcha.

Todas las personas que se encuentran a mí alrededor, han presenciado aquel espectáculo... Humillada y avergonzada al ver como todos aquellos rostros no dejan de verme, voy hacia mi mesa, dejo un billete de cinco dólares mientras tomo rápido mis cosas y escapo de aquel lugar en donde siento que acabo de perder en un segundo mi propia comodidad.

Respiro agitada y me siento incapaz de poder marcharme a casa sin antes no darle paso a unas lágrimas salir; así que entro al baño y pongo llave mientras empiezo a llorar descontroladamente... Esto ha sido humillante.

(...)

No tengo muchos ánimos de ir a la universidad, el cual, es el único motivo que me permitirá salir de la cama esté día luego del día anterior en donde no solo tuve que tolerar todos los cuestionamientos que me hicieron Heaven y Sabrine al verme entrar al apartamento y pronto irme a esconder en mi propio refugio pequeño. Unas horas después de llorar había entendido el porqué de la molesta de Andrew cuando leí cada uno de los post y noticias electrónicas que Gwen, Irina y Lily me habían mandado desde la tarde para que leyera y había terminado por ignorar.

Todo este desastre comenzó con que alguien uso mi nombre para protagonizar un evento del cual ya había olvidado y fue de mi poco interés luego de que descubrí en la casa de Andrew que él y Pearl aún siguen enamorados del uno al otro. Realmente descubrirlos en la fiesta de Olly, fue una sorpresa de la cual había tomado por hecho olvidarla como si no la hubiera observado pero siendo sincera; aunque lo haya hecho con facilidad luego de estar pendiente solo en mi vida personal, al parecer, alguien quien no quiso mantenerse callado, entrego unas fotografías y las dejo en un periódico permitiendo que publicaran la noticia con todo y un resumen de reseñas que en sí, hablan sobre las mirandas candentes y poco superficiales que Andrew y Pearl tuvieron durante la fiesta de Olly; eso sin añadir de los coqueteos y los toqueteos hasta que estuvieron a punto de mantener relaciones sexuales.

Lo peor de ello, es que la persona que lo ha hecho, no tuvo la intención en dejar en anonimato la noticia; sino que en vez de ello, quizás por recibir algunos billetes más, menciono mi nombre como si yo hubiera sido la que fue a contar todo. Para mi desgracia, intentar buscar aquella persona es nulo pero lo que sí sé, es que aún recuerdo como esa misma noche en la fiesta de Olly, mientras buscaba el baño y alguien termino por direccionarme mal hasta llegar a las habitaciones fue que encontré una persona fotografiando algo de lo que no había descubierto hasta hoy que el rompecabezas empezó a armarse. Esa persona fue quien saco de su cámara del celular, las fotografías de Andrew y Pearl pero si solo casi falto un video para que lo subiera en las redes sociales pero creo que no fue capaz de hacerlo luego que me escucho y se dio cuenta de mi presencia logrando que se marchara y no pudiera verle bien el rostro. En fin de cuentas al no cerrar la puerta y por mi estúpida curiosidad, fui a ver y es donde me encontré la escena de Pearl semidesnuda y encima de un Andrew sin camisa.

Quisiera volver al pasado y hacer que esto no sucediera, es más hubiera sido mejor no ir a la fiesta o quizás no haberme insistido por dentro seguir siendo la amiga de Andrew pero de todas formas; el daño está hecho y... Ya no puedo hacer mucho.

(...)

Llego a la universidad un poco desanimada y cansada; no he dormido bien y es probable que me pueda quedar dormida en alguna clase aunque doy gracias que mayormente a estas alturas todas sea prácticas. No quería venir pero en sí, no puedo pasar en mi cama deprimida luego de tres diferentes problemas y errores que tuve el día anterior; al fin de cuentas, la asistencia vale y no puedo faltar cuando hoy tengo practicas forenses.

Mientras camino por los pasillos, empiezo a ver como algunos chicos o chicas se dan la vuelta para verme, me dan esa típica mirada de pies a cabeza y no tarda en llegar unas expresiones faciales de desagrado o como si estuvieran viendo una escoria. Enarco la ceja y me siento demasiado incómoda para seguir viendo a todos así que intento ver a otros lugares pero en vez de eso, alguien me empuja y caigo al suelo y por consiguiente unas chicas de quizás de segundo o tercer semestre me terminan rodeando.

— ¡Vete de aquí perra!

— ¡No te queremos aquí!

— ¡Embustera!

— ¡Mentirosa!

Las palabras se hicieron presentes rápido que ni siquiera sé de donde tuve fuerzas para levantarme, tomar las cosas que se cayeron de mis manos y pronto salir corriendo por el corredor hasta buscar el aula de mi clase. Al llegar, ahora presencie la mirada de mis compañeros pero Lily e Irina, llegaron pronto y me llevaron a una esquina en donde nadie nos escuchara.

—Chicas... ¿saben algo de esto? —les hice una señal con mi cabeza señalando porque todos nos observaban como si fuéramos criminales.

—Han publicado un video tuyo y está en todas las redes sociales —sentí como me derrumbaba.

— ¿Qué? ¿Qué video? —Pregunté.

Estuvieron a punto de contestarme cuando llego el catedrático y apareció Gwen, abrazándome y diciéndome palabras alentadoras. No sabía de qué video hablaban las tres pero pronto lo enviaron al grupo de WhatsApp que tenemos mientras nos sentábamos en nuestros lugares. A pesar que mis compañeros ya habían dejado de verme con detenimiento; aún me sentía mal y por consiguiente de ello, recordar como en el pasillo todos me observaron como si fuera un bicho raro.

Me puse los auriculares y empecé a ver el video, pero por el título supe que no era nada bueno hasta que se reprodujo en YouTube y mostro algo que me dejo horrorizada. Alguien había grabado la pelea que Andrew y yo tuvimos el día anterior, se podían escuchar sus palabras, la declaración y yo negándome. Habían varios views y videos que han sido copiados, otros dando sus críticas y por supuesto, los comentarios me erizaron la piel logrando que quisiera llorar.

— ¿Ángela? ¿Se encuentra bien?

Alce la mirada y el catedrático dejo de escribir en la pizarra para darme una mirada; un nudo se me hizo en la garganta y sin poder responderle o pedirle permiso, salí corriendo del salón llorando para ir al baño de mujeres y esconderme en uno de los servicios mientras bajaba la tapadera del inodoro y me sentaba; poniendo encima las piernas y acercándolas en mi pecho mientras lloraba y evitaba sollozar más cuando unas chicas entraron e hice lo posible para que no me escucharan.

— ¿Ya saben? Esa Ángela del video estudia aquí.

—Qué horror, ¿cómo tuvo la decencia de hacerle eso a un famoso? No sabe con quién se ha llegado a meter.

—Es probable que le hagan la vida imposible a partir de hoy.

—Sí. Yo si fuera ella no pisara la universidad por un año, aquí solo se está metiendo en la boca del león.

—Pobre de ella, a ver cuánto tiempo soporta.

—Le doy una semana...

—Yo menos.

Me cubrí los oídos e intente ya no seguir escuchando aquellas tres voces femeninas que seguían retándose cuanto tiempo duraría en la universidad al ser insultada y aborrecida por las fans de Andrew. Todo aquello, provoco un dolor en mi pecho, pero más fue saber que nadie me creería y seguirían etiquetándome como mentirosa... Maldición...¿Por qué yo?

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Continuará...

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