Capítulo Único

Jaspe siempre ha admirado a Hendrik, desde que eran unos niños. Se ha sentido contento de tenerle como su compañero y guarda el recuerdo de la promesa que hicieron sobre proteger Heliodor en su alma.

Todo esto, desde hace tanto tiempo.
Su relación no ha parado de avanzar desde los inicios, ahora han crecido más, ya son lo que se considera unos adolescentes bastante más grandes y cerca de ser adultos, y son considerados los mejores caballeros de Heliodor; una especie de águila bicéfala, que se necesitan la una a la otra para coexistir.

Al menos eso es lo que a Jaspe le gustaría creer, y es que últimamente siente que muchos pensamientos pasan por su cabeza a una velocidad peligrosamente rápida y algo difícil de asimilar, pero así vienen las revelaciones.




El caso es que últimamente Jaspe siente cómo su corazón late con cada vez más fuerza cuando se acerca a Hendrik o le vislumbra con sus intensas pupilas cómo llega su figura a un lugar en el que él está. Es verdad que siempre le había latido, pero de una forma más leve, más fácil de ignorar. Ahora es todo lo contrario, transmitiéndole un sentimiento tan intenso y peligroso. Y es que últimamente no puede dejar de pensar en ello.

En ello, ni en él.
Hendrik y él llevan siendo tanto amigos como compañeros tantísimo tiempo, básicamente desde que los dos se vieron por primera vez las caras en Heliodor. Ahora, que han crecido bastante, Jaspe se encuentra con que la adolescencia le ha estado haciendo dudar de todo y pensar demasiado. Jaspe sabe que la etapa que está atravesando conlleva muchos cambios, pero no esperaba que le hiciera darse cuenta de que todos los últimos años había tenido una visión que parece estar algo equivocada, sobre cómo se ha sentido siempre como Hendrik.

El caso es que, en su cabeza ha empezado a germinar la idea de considerar a Hendrik como algo más que un amigo, lo que de por sí le parece raro e inusual, pero no extremadamente complicado de comprender. Y por su parte, con una comprensión muy lenta y calmada, podría llegar a ser capaz de admitir que todos esos sentimientos estaban dentro de él y que eran reales, aún si no iba tampoco a negar que lo que sea que estuviera creciendo dentro de su corazón no le siguiera confundiendo bastante, pues ese tipo de relaciones no eran habituales en Heliodor, y menos entre dos caballeros que se habían entregado al escudo real, cuando aún alejarse de la visión de ver a Hendrik como algo que no fuera su compañero le seguía pareciendo tan irreal.
Desde esa parte, no pensaba admitir que sentía algo por Hendrik, pues era muy consciente sobre los problemas que eso le traería a él y, quizá, a Hendrik también.

Pero claro. Hendrik es el caballero perfecto, de sonrisa, pelo y técnica perfecta. No culpa a los demás por la fascinación que sienten sobre él, que de hecho la ve bastante normal, pero tampoco puede ocultar el pesar que esto le está transmitiendo estos últimos días, que, junto con esta revelación de sentimientos escondidos por su amigo, no hace más que añadir leña al fuego.

Y no es únicamente que se vea reducido a un marco ya ni secundario, sino terciario, al lado de Hendrik, es que es totalmente invisible, y a veces siente que lo es incluso delante de su amigo.

Se sabe sobre los dos grandiosos caballeros a la orden del rey, pero poca gente es capaz de acordarse del que tiene el pelo claro y su nombre empieza por algo como una jota o una hache.
Hendrik es sin duda el que es considerado como el más atractivo y carismático, ¿Por qué sino le pedirían siempre todos los autógrafos y dirigirían tantos elogios hacia él, por qué si no iba a ser el más llamado para los eventos, a pesar de que muchas veces Jaspe haya ido porque Hendrik le ha auto-invitado para que vaya con él?

Pero él no deja de ser un cero a la izquierda; la sombra de Hendrik, el mejor caballero de Heliodor. El favorito del rey.

Siempre que Hendrik se queda hablando con el pueblo cuando vuelven de alguna misión que el Rey les ha encomendado, Jaspe se ve rodeado por el silencio y la completa ignorancia de los demás, así que no acaba teniendo más opción que volverse a su habitación y quedarse a oscuras en la más completa calma hasta que venga Hendrik a su cuarto para decirle que el Rey los ha llamado o en situaciones más extrañas para entablar algún tipo de conversación muy breve que esconde entre opacas intenciones, que lo son porque no sabe ocultarlas muy bien, ya que siempre recurre a las mismas excusas de hablar sobre estrategias de combate o hacer una reflexión de la última gran batalla que han tenido.

El resto del tiempo, transcurren cosas como las de ahora. Porque ellos dos han tenido que salir un momento a la Ciudad de Heliodor para un encargo de un conocido del Rey, y nada más bajar las escaleras hacia la población, un grupo de unas siete o diez chicas jóvenes se han acercado hacia Hendrik, formando un círculo del que Jaspe es completamente excluido.
El otro caballero, mientras tanto, se dedica a responder las preguntas de las mujeres de por qué ha salido fuera, que si a dónde va, o que si puede sacar músculo un momento por ellas, mientras Hendrik no acaba de comprender el por qué le piden algo así si de todas maneras lleva una pesada armadura encima suya y tampoco es que vayan a ver mucho.

Llevan así unos diez minutos, y Jaspe ya se ha cansado de esperar.
De hecho, ha intentado avisar a Hendrik de que el Rey les está esperando y que no les conviene quedarse quietos en el mismo lugar mucho tiempo, pero no hay manera, ya que las chicas que rodean a Hendrik ni siquiera parecen identificar que él es el otro gran caballero de Heliodor y ni siquiera le dejan que se acerca un milímetro a su amigo.

Está ya muy cansado, y se ha ido a su habitación, deseando que Hendrik note su presencia por cada escalón que subía de nuevo al castillo, pero no ha tenido tanta suerte.

Y es que como resultado, se ha visto obligado a volver a encerrarse en su habitación, aquella que por cada día que pasa y por cada momento en el que Hendrik le ignora, las cortinas tapan un poco más de luz solar de forma progresiva.
De esta manera, se siente como alguien tonto y desgraciado por haber pensado de Hendrik era algo más lejano que un simple amigo. Ya ni siquiera quiere llamarle su "compañero".

Cada vez lo siente más lejano a él.

Y no sabe cuánto tiempo más aguantará con esta situación. Cada esperanza que contemplaba sobre sus sentimientos sobre Hendrik se desvanecen como una humareda gris en una fuerte ventisca, no dándole oportunidad alguna de actuar.
Todo aquello había nacido a raíz de los viejos tiempos, aquellos a los que en cierta manera le gustaría volver, como cuando Hendrik y él entrenaban día y noche y las pocas veces que conseguía vencerle a él le ayudaba a levantarse del césped. Ahora ya Hendrik ni siquiera lo llamaba con tanta frecuencia para practicar con la esgrima ni el escudo. Puede atribuirse al simple hecho de que están creciendo, pero es que a Jaspe le parece que se ha olvidado completamente de él.

Ya ni siquiera le da la mano cuando se encamina a algún momento importante que celebra sus múltiples victorias, teniendo Hendrik sólo ojos para aquello que él contempla, y no para Jaspe. Se ha visto tan recluido a un segundo plano que dicho plano ya ni siquiera parece existir en la mente de su compañero.

Y duele, porque Hendrik ha sido siempre su único amigo, aquél que siempre ha estado a su lado. Ahora, que todas las oportunidades buenas se reniegan hacia él, se olvida de que tiene un amigo, así como todos los logros y las condecoraciones parecen olvidarse de él de la misma manera cruel y violenta.

Hendrik parece sumirse cada vez más en sus logros y en su camino plagado de luz, pero es que parece haber dejado a Jaspe tan alejado de aquél tránsito que es como si le hubiera empujado de una forma sumamente traidora hacia la oscuridad.

Parece mentira que tanto sentimiento hacia Hendrik se haya transformada con rapidez en algo que ni siquiera es capaz de identificar en formas tempranas, pero es que, tan sumido en las sombras de su solitaria posición, parece que no ha tenido ninguna otra opción.

Pero es inevitable. Ahora, el amor que sentía hacia Hendrik está derivando a algo más orientado a una envidia y confusión muy grave, tanto que, de tanto rozar la oscuridad está llegando a tentar el odio, haciendo que el cariño hacia su amigo prácticamente desaparezca del corazón de Jaspe.

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De momento, Hendrik, por su parte, se centrará en golpear la puerta de su amigo hasta que éste quite el cerrojo que le ha colocado. Quiere hablar con él, o pedirle disculpas por lo que ha pasado, pero es que a pesar del ruido que está haciendo para intentar resolver las cosas con él de forma tácita y breve, el sonido que Jaspe escucha dentro de su cabeza es ahora tan mordaz que no es capaz de escuchar ninguna otra cosa que no sea la oscuridad infectando su corazón.

Pasan las horas, y Jaspe decide salir de su habitación porque ya es la hora de cenar y no quiere estar otra noche entera con hambre. Así, se lleva una gran sorpresa cuando, al abrir la puerta, Hendrik cae de espaldas frente a él. Estaba apoyado en ella, y se ha llevado un gran susto.

—¡Oh, Jaspe! —exclama él. Siendo de los pocos momentos de Jaspe en los que es capaz de observar a Hendrik en una posición debajo suya, lo que dura poco hasta que se levanta— ¿V-vamos a ir a comer?

Jaspe asiente silenciosamente.
A Hendrik esto parece extrañarle. Últimamente ve a Jaspe un poco cambiado, pero eso no significa que sienta algo de terror al observar el vacío que parece habitar en las cuencas de sus ojos, por si su aspecto, con un rostro cada vez más pálido y frío, no fuera suficiente para espantarle.
Bueno, de momento Hendrik no quiere pensar mucho en eso, sabe que es fácil que sus pensamientos distorsionen la realidad, y al fin y al cabo Jaspe siempre ha sido una persona fría, algo distante, a veces. Están creciendo y esa puede ser la razón por la que últimamente Jaspe parece querer estar más a solas.

Pero Jaspe sólo puede pensar en esos latidos tan ruidosos de su corazón. Lo son de tal manera que se ve obligado a apagarse totalmente delante de Hendrik, olvidando cualquier otro sentimiento que haya podido sentir anteriormente por él, cerrando la barrera del cariño frente a su amigo.
No puede evitarlo; ahora, al observar a Hendrik, sólo es capaz de pensar en lo mucho que se está adentrando en la oscuridad. Y es que ya ni siquiera puede decir con añoranza que siente algo por Hendrik que va más allá de la amistad. Si tan sólo aquello no hubiera derivado en una envidia tan insana, habría una mínima posibilidad de que tuviera una salvación para su alma infestada de oscuridad, y sin embargo ya es demasiado tarde para hacerle convencer a Jaspe de que todo lo que ha vivido sólo ha sido una mala experiencia, porque sin duda, todos los momentos de vacío frente a Hendrik y la soledad frente a los logros de su amigo le están convirtiendo en algo parecido a un demonio.

Y lo peor es que Hendrik no tiene ni idea. Dentro de su mente, Jaspe sigue siendo su amigo. Pero para Jaspe, él ha pasado a ser el culpable de todo lo que siente ahora; su enemigo, o incluso un ex-compañero, remarcando en el "ex".

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