Capítulo LIV: Un malvado hechizo de amor
Esa noche aciaga o lo que quedaba de ella, porque pronto amanecería, los soldados que acompañaban a Eirian liberaron a los esclavos y montaron un pequeño campamento en el lugar donde Rowan había muerto. La fogata en medio de este crepitaba y las llamas se agitaban a causa del viento.
Dentro de la tienda más grande yacía el cadáver de Rowan. Eirian no había dejado de contemplarlo ni un solo instante, no podía creer que nunca más escucharía su voz o miraría el brillo de sus ojos. Se sentía atrapado en un sueño macabro.
El rostro pálido y demacrado, las ropas empapadas de sangre. No era como si pudiera creer que solo dormía y en cualquier momento despertaría para insultarlo. Era evidente que Rowan se había ido para siempre y cada vez que lo pensaba se ahogaba.
—No son muchos los que han descendido al reino de los muertos. —El hada se acercó hasta él y contemplaba a su lado el cuerpo de Rowan—. Principalmente, porque entraña peligros y se debe pagar un precio si logras tu objetivo.
—Lo haré. No importa lo que tenga que pagar o el peligro que deba enfrentar, iré por él.
—No decidas a la ligera, emperador del Norte. Ni siquiera sabes lo que te espera una vez cruces la entrada.
—Entonces iluminadme, por favor.
—Lo primero que deberéis hacer es encontrar su alma. En eso puedo ayudaros, haré un hechizo que os permita rastrearla. Lo segundo es que una vez la encontréis, es posible que ella no os reconozca. Si perdió los recuerdos de esta vida o aceptó su muerte y está conforme con ella, no querrá volver. Si es así, tendréis que convencerla de regresar con vos.
La voz del hada era suave, pero clara, y por momentos se asemejaba al sonido de un manantial. Eirian trataba de grabar cada una de las indicaciones que le daba. Cuando dijo que tal vez Rowan no quisiera volver, por primera vez desde que decidió ir al Reino de los Muertos, se asustó. Rowan lo odiaba.
—¿Cómo podría convencerlo?
—Eso es algo que vos tendréis que resolver. No podéis permanecer allá de forma indefinida. Solo puedo mantener la puerta abierta un día, si no lo lográis antes de que finalice el tiempo, tenéis que regresar o quedaréis atrapado allá y como no estáis muerto, vuestra alma se disolverá para siempre y nunca podréis reencarnar. Si llegáis a convencer al príncipe de volver con vos, aun así puede ser que parte de la esencia de su alma se pierda y él regrese incompleto a este mundo.
—¿A qué os referís con que regrese incompleto?
—Una posibilidad es que su mente se rompa o que haya perdido los recuerdos de quien fue en esta vida. Una vez un hombre que no aceptaba el fallecimiento de su hijo lo trajo de vuelta. Este hijo en realidad no quería regresar y mientras estuvo entre los vivos, la melancolía lo embargaba constantemente. Finalmente se suicidó. Hay otro caso de uno que jamás habló y no reconoció nada de su vida anterior, ni siquiera a quien había amado y anduvo viviendo como un muerto.
Eirian tragó y la miró perplejo.
—¿Hay algún caso que no haya resultado en tragedia? —preguntó ansioso.
—Solo uno.
—Eso me basta. Este será el segundo. —Y volvió los ojos a Rowan.
—Otra cosa —dijo el hada y Eirian resopló impaciente—. Hay un precio que pagar.
—Bien.
—¿No queréis saber cuál es el precio?
—Lo pagaré, no importa el que sea.
—Estáis decidido —dijo el hada pensativa y Eirian asintió—. Vuestra vida se acortará. Pagaréis con años de vida.
—Está bien, no me importa. La daré toda si con eso puedo traerlo de regreso.
—Muy bien, que así sea, entonces. —El hada dio un profundo suspiro y giró para quedar de frente a Eirian—. Ya va a amanecer. Abriré la puerta y a partir de ese momento deberéis volver antes de la próxima aurora. Primero entrelazaré vuestra alma a la de él para que podáis encontrarlo.
El hada se acercó al cadáver de Rowan y llamó a Eirian para que él también se aproximara. Tocó la mano de ambos y una luz dorada emanó de ellas, junto con un hilo rojo que danzaba alrededor de sus dedos. Sin embargo, de pronto, la luz se apagó. El hada miró a Eirian con el ceño fruncido.
—Cada vez siento más curiosidad con respecto a ustedes dos.
—¿Qué sucede? —preguntó desconcertado, con un mal presentimiento—. ¿Por qué no terminasteis el hechizo?
—Es un hechizo de entrelazamiento, pero no será necesario hacerlo. Vuestras almas ya están entrelazadas. Sois almas gemelas. Os será fácil encontrarlo y creo que también traerlo.
—¿Almas gemelas?
—Así es —contestó el hada mirándolo con intensidad—. Están destinados a estar juntos. Aunque eso no siempre es bueno. —Eirian iba a preguntar por qué no era bueno y qué era exactamente un alma gemela, pero ella volvió a hablar—: Hay otra cosa que me preocupa más. Dentro de vos hay un hechizo.
«¿Un hechizo?»
Eirian miró la expresión un tanto curiosa, pero serena, de la mujer y la duda se plantó en su interior. Él no conocía nada de magia, ni como funcionaba en las hadas. ¿Era verdad lo que le decía? ¿Almas gemelas y ahora un hechizo? ¿Podía confiar en ella? ¿Tenía alguna otra opción?
—No sé a qué os referís, no estoy hechizado.
La mujer rio y el sonido fue como el de piedras que corren por un arroyo.
—El hechizado nunca lo percibe. Además, es un encantamiento que tiene muchos años. Lo noté cuando me suplicasteis antes por él. Al tomar vuestra mano se hizo más evidente.
—Estáis equivocada, no he perdido ninguna de mis facultades, gozo de salud y tengo una posición de poder. Todo en mi vida marcha...
Iba a decir que marchaba bien, pero luego miró el cadáver de Rowan. Hacía mucho tiempo que nada en su vida estaba bien. Siempre había ese dolor en su pecho y ese miedo feroz a perderlo. Las cosas entre él y Rowan se fueron deteriorando con el paso del tiempo, a pesar de que en su interior seguía amándolo igual que al principio. ¿Podría ser que si estuviera hechizado?
—Y... ¿Cómo podéis saberlo? ¿Por qué nadie lo notó antes? Hay sorceres sanadores en mi corte que tienen magia y nunca me dijeron nada sobre eso.
El hada balanceó el peso de su cuerpo esbelto en una pierna, alzó los hombros y lo observó con la cabeza ladeada.
—La magia deja un rastro, es fácil detectarla. El savje de las hadas es fuerte, por eso puedo percibir vuestro hechizo. —Ella señaló a Rowan con la cabeza—, el savje dentro de él, y que vosotros sois almas gemelas—. Solo los alferis tienen un savje más poderoso que el de las hadas.
Eirian se frotó el rostro, cansado. No necesitaba saber de "savje", solo le interesaba lo necesario para revivir a Rowan.
—¿Si estoy hechizado, no puedo ir por él?
—Sí, podéis. Solo que ese hechizo cambia vuestra percepción de las cosas, porque es uno de amor.
Eirian frunció el ceño y miró a Rowan. Ahora sí, el hada definitivamente mentía o estaba loca. Lo que él sentía por Rowan era genuino, lo amaba desde que eran niños.
—Mi amor por él es verdadero y no se debe a ningún artilugio mágico o hechizo.
El hada alzó de nuevo los hombros y volvió a balancear el peso de su cuerpo a la otra pierna.
—Si vais al Reino de los muertos bajo ese hechizo, es posible que echéis a perder todo y su alma, la tuya o la de ambos se fragmenten. Puedo quitaros el hechizo. Tal vez sin él descubráis que ya no lo amáis y no os sentís urgido a ir por él, correr peligros y perder años de vida. —El hada bajó la voz y habló como para sí misma—. En ese caso tendré que buscar a alguien más que lo traiga de regreso.
—Quitadme el maldito hechizo, estoy seguro de lo que siento. Mi amor es verdadero.
—Puede que lo sea —concedió el hada—. En todo caso, el hechizo de amor que tenéis está modificado. —Eirian arrugó el ceño, el hada notó su duda y se dispuso a explicar—: Veréis, los hechizos de amor suelen ser encantamientos débiles que duran poco tiempo. El vuestro me sorprendió porque es muy antiguo y he ahí donde está la modificación. Lo alteraron para que perdurara. Se potencian las características negativas como la fijación obsesiva por esa persona a quien creéis que amáis, los celos y el deseo enfermizo de poseerla. Con el tiempo se vuelve cada vez más turbia y dañina la obsesión. Quien lo hizo o no tenía idea de lo que pasaría o, por el contrario, lo realizó muy consciente de ello.
Eirian tragó con el corazón latiendo violentamente y observó de nuevo el cadáver de Rowan. Recordó lo que había hecho cuando lo tomó prisionero y como por momentos se sintió que no era él mismo. Volvió a ver las lágrimas rodando por sus mejillas y el odio en sus ojos dorados. A su mente acudieron las últimas palabras de Brand : «Estáis obsesionado con él... ¿Por qué no os dais cuenta?»
—¿Entonces nada de lo que siento es real? —Para Eirian era como caer en un abismo oscuro. Que tampoco su amor o lo que creyó que sentía no significara nada, solo acrecentaba el vacío en su interior.
—Tú y él son almas gemelas, de eso no tengo dudas. El vínculo entre ustedes es fuerte, pero el hechizo lo corrompió. Cuando lo rompa, si me permitís romperlo, lo que sentís por él cambiará.
—¿Dejaré de amarlo? —Eirian no quería dejar de hacerlo, su amor por él era lo único que lo mantenía vivo.
—Dejaréis de amarlo como lo amáis ahora.
Suspiró acongojado mientras lo contemplaba. Nunca había amado a nadie más que a él. Si regresaba muy atrás en sus memorias, incluso cuando se llevaban mal lo admiraba. Rowan siempre fue el sol brillante y cálido, la promesa de un día glorioso luego de la tempestad. Tenía miedo de romper el hechizo y darse cuenta de que no sentía nada.
Pero más miedo le daba ir al Reino de los Muertos y arruinarlo todo por no deshacerlo. Temblando, apartó los ojos del cadáver y miró al hada.
—Romped el hechizo, estoy seguro de que lo amo. Iré por él y lo traeré de regreso al costo que sea.
El hada asintió y comenzó a brillar levemente. Llevó la mano a la altura del pecho de Eirian y cuando lo tocó fue como si una cascada helada lo hubiera bañado. Comenzó a temblar de forma descontrolada. La mano fue introduciéndose poco a poco dentro de su pecho, sin embargo, no sintió dolor, solo frío. El hada rebuscaba en su interior mientras la luz dorada los envolvía y Eirian se estremecía, igual a si una espada de hielo lo revolviera por dentro.
Se inclinó hacia adelante sin poder respirar, el frío era demasiado. Entonces, el hada sacó la mano de forma abrupta.
—¡Ah! —gritó Eirian.
Respiraba entrecortado tratando de recuperar el aliento mientras el frío se iba disipando. Se enderezó con dificultad y observó el puño cerrado de la mujer. Había algo que goteaba un líquido espeso y oscuro como brea.
—Esto era lo que os corrompía, el hechizo de amor que habéis tenido por años.
—¿Quien puso esa maldita cosa dentro de mí?
Era una masa negra y viscosa que se movía en la mano del hada y chillaba como un animal moribundo. Eirian giró a un lado y vomitó asqueado. Luego de una última arcada miró al hada.
—No puedo saberlo. Si llego a conocer al hechicero que lo hizo podría reconocer el rastro de su magia, de otra forma es imposible. —La cosa en su mano se disolvía convertida en cenizas—. ¿Cómo os sentís? ¿Sigue siendo tan fuerte vuestro amor?
Eirian se limpió los labios con el dorso de la mano. ¿Cómo se sentía? En primer lugar, ya no tenía frío y podía respirar. Aparte de eso, no notaba ningún otro cambio. Miró el cadáver de Rowan sobre la plataforma: la desesperación por su muerte era la misma; el corazón seguía sangrándole; el vacío en su interior era tan inmenso como antes de que ella rompiera el hechizo. Nada se sentía diferente.
—Quiero traerlo de regreso, por favor.
Las lágrimas volvieron a aflorar, el hada asintió.
—Una vez que lo hayáis encontrado, aparecerá frente a vos una luminaria de Lys. —El hada hizo un símbolo en el aire con los dedos y al instante, una bola de luz dorada flotó frente a ellos—. Os guiará de regreso.
Las manos del hada brillaron todavía más mientras las movía muy rápido, dibujando símbolos extraños. Frente a ellos apareció una especie de puerta que conducía a un valle blanco cubierto de nieve, donde rugía el viento. Daba la sensación de que una vez atravesara ese portal, del otro lado lo esperaba la enorme cima de una montaña envuelta en la ventisca.
Eirian tragó. Antes de cruzar, se acercó a Rowan, volvería a verlo muy pronto, lo traería de regreso. Acarició la mejilla fría y vio que en su propio dedo corazón había un hilo rojo anudado.
—¿Qué es esto? —le preguntó al hada mostrándole la mano.
—Es el vínculo de las almas gemelas. El otro extremo está anudado en el dedo de él. Sí veis la conexión os será fácil encontrarlo.
Eirian asintió con el corazón retumbándole en el pecho, dio una última mirada al príncipe en la plataforma y atravesó el portal. Muy pronto estarían juntos de nuevo.
***Hola princesas y princesos.
¿Qué les pareció el capítulo? Según el hada, Eirian estaba bajo un hechizo corrupto de amor, pero ella lo rompió y él se siente igual .💀.
Creen que Rowan recuerde a Eirian y quiera regresar con él al mundo de los vivos?
Les dejo esta ilustración de Rowan modo Meg esperando a que su Hércules lo rescate del Inframundo jajaja. Les juro que ni me acordaba de esa película hasta que empezaron a nombrarla.
Nos leemos pronto y gracias a las personitas que me dejan comentarios aquí en la novela o que interactuan en las publicaciones en mis redes, eso ayuda a que mas personas la conozcan y, por supuesto, a que yo siga motivada a escribir cosas cada vez mas sacadas del orto jajaja. Besitos, se les quiere.
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