Capítulo 4 "Cambiando"

RuSong sintió un nudo en su pecho, pero no quería llorar más. El doctor Wen lo revisó y luego se fue. Intentó hacerle conversación, pero RuSong no quería hablar con nadie. Miró hacia la ventana y su mirada se dirigió a la luna. Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y apretó los ojos con fuerza tratando de contenerse.

La puerta de su habitación sonó y RuSong vio a JingYi parado en la entrada.

─Hola.

RuSong limpió su cara y le sonrió levemente.

─Hola.

─¿Puedo pasar?

─Sí, por favor.

JingYi se acercó hasta RuSong y se sentó a su lado.

─Creo que esto es tuyo ─dijo JingYi, extendiéndole el libro que había tirado en la mañana.

RuSong extendió las manos, pero estas temblaban, así que desistió.

─¿Puedes dejarlo en el buró, por favor?

─Claro, no te preocupes ─dijo JingYi, dejando el libro, y RuSong le agradeció.

─Yo... lamento si el escándalo te molestó ─dijo RuSong, desviando la mirada.

JingYi le sonrió y se levantó, sentándose en la cama; RuSong lo miró rápidamente.

─Todos tenemos días malos, solo que los que no están enfermos no entienden eso.

Eso hizo reír un poco a RuSong.

─Tienes razón.

─¿Ya cenaste?

─No tengo mucha hambre.

─Deberías comer; la comida aquí es buena, la verdad.

─¿Te gusta?

─Sí, he estado toda mi vida en hospitales; créeme, esta comida es comida de dioses en comparación con la de otros.

Ambos rieron por eso.

─Gracias por devolver mi libro. Es importante.

─No hay problema. Cuando tires libros, trata de tirarlos hacia mi cuarto; podré tener una excusa para molestarte.

RuSong rió.

─No hace falta que tengas excusas; puedes venir cuando quieras.

─Eso me gustaría; estar aquí me aburre mucho.

─¿Por qué no vas a las salas de recreación? No estás sujeto a la cama como yo.

─No soy muy sociable.

─Estás hablando conmigo.

─No lo sé, me das confianza. No preguntes mucho tampoco.

RuSong le sonrió y sorbió un poco su nariz.

─¿Te gusta el chocolate con leche?

─Me encanta; es mi favorito.

RuSong, aun con su mano temblorosa, abrió el buró del otro lado y sacó la caja de chocolates que le trajeron, ofreciéndosela a JingYi.

─Te lo regalo.

JingYi lo miró sorprendido.

─No juegues conmigo.

─No es un juego; tómalos.

JingYi tomó la caja y vio unas letras extrañas.

─No entiendo este idioma.

─Son chocolates alemanes. Pruébalos.

JingYi hizo caso y abrió la caja, tomando uno de ellos. Se sintió en el cielo al probarlo.

─Oh Dios, esto es delicioso ─le sonrió a RuSong.─ Come un poco.

─Está bien, puedes tenerlos todos.

─¿No te gusta el chocolate?

RuSong suspiró un poco.

─No quiero comer nada que venga de ellos.

─¿Puedo preguntar quién era el hombre de hace unas horas?

─Es mi tío, el hermano menor de mi padre.

─Supe por las enfermeras que siempre estás solo; ¿te cae mal?

─Un poco, sí ─RuSong rió un poco.

JingYi siguió comiendo y haciendo reír a RuSong con todo lo que tenía que decir.

─¿Eres rubio natural?

─No, no lo soy; mi color de cabello es castaño.

─Te queda lindo el rubio; me gusta.

Jiang Cheng caminaba de regreso a la habitación cuando su celular sonó. Al ver de quién era la llamada, rodó los ojos y contestó.

─Bueno.

─Buenas noches, Jiang Cheng. Llamaba a preguntar cómo habían llegado.

Jiang Cheng suspiró.

─Esa llamada hubiera servido hace unos días, no ahora, porque, por si no lo sabes, llegamos hace unos días ─habló molesto.

─No comiences, por favor. Sabes que tengo cosas que hacer y se me pasó la fecha.

─Claro, cosa que hacer ─habló sarcásticamente.─ ¿Quieres recordar que tienes un hijo que está enfermo?

─Eso ya lo sé, pero ¿quieres también recordar que tengo dos hijos pequeños?

─Claro, siempre esa es tu excusa: no puedo ver a JingYi porque mi otro hijo tiene que jugar fútbol; no puedo llevar a JingYi a su consulta médica porque mi otro hijo tiene un recital. Esa siempre han sido tus excusas desde que nos separamos, ZhuLiu.

─No es mi culpa, Jiang Cheng.

Jiang Cheng sintió su sangre arder.

─No, claro que es tu culpa, porque no sabes repartir el tiempo entre tus hijos. Te recuerdo que JingYi no se hizo solo; JingYi es producto de los dos, y si mi hijo está metido en esto es por tu familia, así que con más razón deberías estar a su lado.

─Eso ya lo sé, pero ya te he dicho que no puedo. Por algo te estoy dando más dinero del acordado.

─No me vengas con eso, ZhuLiu ─le gritó.─ No hagas ver esto como un favor, porque no lo es; es tu responsabilidad. JingYi también es tu hijo, y tu deber debería ser estar aquí con él, porque, si no lo sabías, el tratamiento de JingYi no es nada barato. Así que mejor cállate la maldita boca; piensa antes de hablar, imbécil. Si no tienes nada mejor que decir, entonces cállate, porque parece que lo que pasa con tu hijo no te importa.

─No te lo permito, Jiang Cheng; no te permito que digas que no me importa JingYi, porque sabes bien que no es así.

─Es así, porque si JingYi te importara, estarías aquí. Pero no, el hombre no puede venir.

─Tengo que trabajar para dar dinero para el tratamiento de JingYi.

─Yo también dejé mi trabajo, ZhuLiu; también lo dejé y aquí estoy con mi hijo, pero claro, como a ti solo te importa tu otra familia, mi hijo puede joderse.

─Ya te dije que dejes de decir eso; tú eres el causante de que JingYi no se lleve bien con sus hermanos.

─No, no me eches la culpa de eso, porque el único culpable de que eso sea así eres tú, imbécil.

Jiang Cheng colgó la llamada y suspiró frustrado; estas siempre eran las peleas con su exesposo. Guardó su celular y siguió caminando cuando, de pronto, escuchó las risas de su hijo, cosa que le pareció extraña. Caminando hasta la habitación, vio a su hijo sentado en una cama que no era la suya. JingYi y el otro joven reían. Jiang Cheng sonrió ante esto; le gustaba que JingYi estuviera hablando con alguien. Las veces que estaba en el hospital, JingYi siempre se mantenía en su cuarto, haciendo dibujos y hablando lo menos posible con la gente.

─Te voy a castigar si me entero de que le quitaste los chocolates al jovencito.

Ambos niños miraron a la puerta y vieron a Jiang Cheng en la entrada con los brazos cruzados.

─¿Por qué siempre tienes que pensar mal de mí?

─Cuando se trata de chocolates, no tienes control. ¿Puedo?─RuSong asintió, y Jiang Cheng entró acercándose.

─¿Quién es tu amigo?

─Oh, él es Nie RuSong. RuSong, él es Jiang Cheng, mi papá.

─Es un placer, señor Jiang.

─El placer es mío, RuSong.

─Le contaba a RuSong sobre mi estadía en otros hospitales y me regaló estos chocolates.

─Eso es muy amable; muchas gracias, RuSong.

─No es nada.

Jiang Cheng buscó entre su bolso y sacó un paquete de osos de gomita.

─Por favor, acéptalas ─se las extendió, y RuSong las miró.

Los ojos de RuSong ardieron un poco y su nariz le picó. Con sus manos aún temblorosas, las aceptó. La sonrisa del señor Jiang le hizo sentir un escalofrío en todo su cuerpo.

─Muchas gracias.

─No es nada.

RuSong intentó abrirlas, pero al no poder, Jiang Cheng le sonrió un poco.

─Permíteme. ─Jiang Cheng se las quitó y las abrió, devolviendo el paquete de gomitas a sus manos.

RuSong tomó una de ellas y las comenzó a comer. Sus lágrimas no se hicieron esperar.

─¿RuSong, estás bien? ─JingYi preguntó preocupado.

RuSong asentía mientras comía, pero sus lágrimas seguían cayendo.
Jiang Cheng no soportó ver las lágrimas del niño, por lo que, sacando un pañuelo de su bolso, se acercó a RuSong.

Sorpresivamente, RuSong dejó que Jiang Cheng secara sus lágrimas.

─No llores, tienes unos ojos bonitos, RuSong, no deben verse llorando.

RuSong cerró sus ojos y sonrió mientras dejaba caer aún algunas lágrimas.

─Discúlpenme, no sé qué me pasa hoy.

─Mi tía dice que no debemos disculparnos por llorar. A veces, llorar es todo lo que necesitamos, así que no te preocupes. ─JingYi le respondió.

RuSong le sonrió.

─Gracias.

─¿Te gustan las gomitas? ─Jiang Cheng preguntó.

RuSong asintió.

─Siempre las comía cuando me sentía mal de niño. Dejé de hacerlo hace mucho, mi papá me las prohibió.

─¿Siempre pasas solo aquí?

─Sí, mi padre trabaja casi siempre fuera del país.

─Bueno, si no te molesta, te estaremos molestando a veces por aquí. No conocemos a nadie más en este hospital. ─JingYi le habló.

─A-Yi.

─Pueden venir cuando quieran, me gusta tu compañía, JingYi.
Jiang Cheng miró a ambos niños reír, sospechaba que se harían buenos amigos rápidamente.

Al regresar a la habitación, JingYi vio a su padre pensativo.

─Volviste a pelear con él, ¿cierto?

Jiang Cheng suspiró y asintió. ─No diré nada más, aprendí mi lección.

─A-die, sé que él es un imbécil, así que no me molesta que te quejes de él.

─No debería, porque sigue siendo tu papá.

JingYi rodó los ojos. ─Me ha dejado al menos 20 mensajes.

─Podrías responderle alguno.

─Podría estar aquí para hacerme esas preguntas que tanto escribe. ─Respondió.

Jiang Cheng suspiró.

─Lo sé, lo sé, bebé, pero pues él...

─No quiero excusas, porque ya me las sé todas. ─Dijo, tapándose con las sábanas.

─Me gusta que tengas amigos. ─Jiang Cheng se sentó en la cama y le acarició el cabello.

─Me gusta RuSong, es una buena persona, algo solitario como yo.

─Se ve que es un buen niño, pero es extraño que siempre esté solo.

─Dicen que siempre está solo, así que decidí que podía pasar tiempo con él.

─Eso estaría bien, solo por favor cuídate. Si te sientes muy mal, no salgas de la cama, necesito que hagas caso en todo.

JingYi solo asintió y cerró los ojos, sintiendo las caricias de su padre.

Después de una semana ausente en el trabajo por su hijo que se enfermó, Wei Wuxian regresaba a trabajar. Había mantenido a otros trabajadores sociales pendientes de RuSong, JingYi y sus demás casos, pero sabía que lo mejor era que él estuviera presente.

─¿Entonces todo tranquilo? ─Wei Wuxian preguntó a una de sus compañeras.

─Creo que deberías darte una vuelta por el piso de cardio, tal vez te sorprendas.

Wei Wuxian solo asintió, aunque se sentía confundido, así que hizo caso a lo que dijo su compañera.

Wei Wuxian paseaba por los pasillos; quería ver que RuSong estuviera bien, y sorpresivamente vio a JingYi jugar con RuSong un juego de mesa.

RuSong había aceptado la compañía de alguien en su habitación.
Wei Wuxian miró sorprendido a RuSong. Estaba riendo, RuSong reía después de meses. Sintió un nudo en la garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas.

─Todo va a estar bien, ya lo verás, A-Song.

─¿Entonces te gustan los perros?

─Sí, a mi papá y a mí nos gustan. Mi primo tiene una, se llama Hada.

─¿Tienes alguna foto de ella?

JingYi le mostró una foto de Hada y RuSong sonrió.

─Siempre quise tener un perro, pero papá jamás me dejó.

─Tu papá se escucha muy estricto.

RuSong lo miró y asintió.

─Lo es, él siempre fue estricto conmigo.

─¿Tienes hermanos?

─No, soy hijo único, gracias al cielo. ─Sonrió un poco.─ ¿Qué me dices de ti?

─Los tengo, tengo hermanos menores, pero no tengo buena relación con ellos; son hijos de mi otro padre.

─Tu papá es muy amable, bueno, al menos el que te acompaña.

JingYi rió.

─Y eso que no lo has visto molesto. Cuando se molesta parece que su cuerpo desprende rayos violetas, es aterrador.

RuSong rió.

─Se preocupa por ti.

─Sí, bueno, desde hace algunos años somos solo nosotros la mayor parte del tiempo. Me crié en un pequeño departamento con mis padres. Luego, mis padres se separaron y el tiempo con mi otro padre se hizo más corto, pero pasaba tiempo con mis abuelos y mis tíos. No somos ricos, no tenía lujos, pero teníamos lo esencial. ¿Qué hay de ti?

RuSong suspiró.

─Yo... yo crecí en una casa. ─RuSong sintió escalofríos.─ Crecí en una gran casa, tenía todo a mi disposición las 24 horas, pero estaba solo, pasaba estudiando o metido en los libros.

─¿Y tu familia?

─Yo... vivía en esa casa con mi padre, mi tío y mi abuelo. Mi abuelo murió cuando tenía 10 años. ─Habló incómodo.

─¿Lo querías mucho?

RuSong negó.

─No, de hecho, lo detestaba, no era una persona buena. ─Desvió la mirada.

─Los abuelos de mis primos son horribles personas.

RuSong lo miró.

─¿Cómo?

─Tengo un primo, es un año menor que yo. Papá me dijo que mi tío venía de una familia muy rica, pero lo desheredaron cuando se enamoró de tía, así, tipo drama romántico. ─Rió un poco.─ Mi tío, por primera vez en su vida, decidió dejar todo y se casó con mi tía. Luego tuvieron a mi primo. Papá dice que los abuelos de mi primo quisieron quitárselo para criarlo con todos los lujos, pero mi tío no se lo permitió. Un asco de personas clasistas.

─La gente es un asco.

─No lo dudes, pero también hay gente buena.

─¿Puedo preguntarte sobre tu papá?

─¿Quieres saber sobre mi papá Jiang Cheng o mi otro papá?

─Tu otro padre.

─Ah, bueno, su nombre es ZhuLiu. Trabaja como contador en Hong Kong. Se divorció hace unos 8 años de mi papá y ahora tiene una familia nueva, tiene hijos pequeños, pero nuestra relación es complicada.

─¿Lo odias?

─No lo odio, solo es fastidioso. Siempre peleamos cuando nos vemos o hablamos. ─JingYi sonrió.─ ¿Qué me dices de ti? ¿Tu otro papá?

RuSong sintió un escalofrío en su cuerpo y su nariz picaba.

─Él... él se fue hace mucho. Un día estaba y después ya se había ido.

─Lamento que te dejara, RuSong, pero a veces es mejor. Tienes una gran familia que te ama en su lugar.

RuSong negó.

─Dudo mucho que les importe de verdad. Puede que tengamos dinero, pero créeme cuando te digo que jamás tendremos lo que tú tienes con tu familia.

─Mi familia vendrá pronto, te los presentaré y, conociendo a mi abuelo, seguro te adopta.

Ambos rieron ante eso. RuSong sentía que al menos la compañía de JingYi era agradable al estar en ese lugar.

Luego de varias semanas, JingYi cumplió por fin un mes en el hospital.

Lan XiChen llegó en la noche cuando supo que Jiang Cheng estaría después del trabajo. Al entrar, no encontró a JingYi en su cuarto, lo que le preocupó.

El sonido de las risas del cuarto de RuSong lo desconcertó, por lo que decidió mirar ahí. Fue un alivio para su corazón ver a RuSong sonreír con JingYi mientras jugaban un juego de mesa.

─Parece que nos estamos divirtiendo.

Ambos niños dejaron de jugar y saludaron a Lan XiChen.

─Parece que es cierto que JingYi se ha mudado de habitación.

─Es muy aburrido estar solo. ─JingYi se quejó.

─Estoy seguro de que sí. No te prohíbo que pases tiempo con RuSong, pero recuerda no sobrepasarte; debes también descansar.

─A-Yi.

Los tres miraron a la puerta y Jiang Cheng llegó apenas con el cabello atado en una coleta.

─Oh, buenas noches, doctor Lan. Lamento la demora.

─No se preocupe, señor Jiang. JingYi, por favor, tenemos que hablar.

JingYi se despidió de RuSong y Jiang Cheng entró para abrazarlo y luego salir con su hijo. Lan XiChen no recordaba la última vez que lo vio sonreír.

Al llegar a la habitación, JingYi subió a su cama y Lan XiChen encendió la tableta. JingYi fue abrazado por su padre.

─Bien, JingYi, según los estudios recientes que hicimos, no indica que hayamos superado la infección que tenías.

JingYi vio a su padre suspirar aliviado y lo abrazó, besando su frente.

─Muchas gracias, doctor Lan. En serio, se lo agradezco.

─No es problema. Quiero decirles que ya estamos buscando donador para JingYi. Sé que saben que es un proceso tardío, pero estamos moviendo todas nuestras influencias.

─¿Oíste eso? ─Jiang Cheng le dijo a su hijo. ─Estoy seguro de que pronto tendrás pulmones nuevos.

JingYi se dejó abrazar nuevamente y Lan XiChen podría jurar que la noticia de tener nuevos pulmones no le agradó por un segundo.

Afortunadamente, JingYi estaba estable, pero aún tenía que permanecer en el hospital.

En este pequeño tiempo, Jiang Cheng estuvo trabajando perfectamente. Si bien salía cansado, todo valía la pena al ver a su hijo estable.

En medio de la noche, Jiang Cheng llegó y vio a su hijo dormir. Sonrió, dejó su bolso en el sillón y cubrió mejor a su hijo con las mantas. Le dio un beso en la frente y levantó la mirada.

Vio que RuSong lo observaba darle un beso en la frente a JingYi y rápidamente bajó la mirada nuevamente al libro.

Jiang Cheng salió de la habitación con un paquete de gomitas en la mano. Entró a la habitación, saludándolo.

─Un pequeño regalo.

RuSong tomó las gomitas y sus ojos se llenaron de lágrimas.

─¿RuSong, por qué lloras? ─Preguntó.

RuSong lo miró y negó, bajando la mirada.

─¿No te gustan mis regalos?

RuSong lo miró alarmado.

─No... yo, no es eso. Se lo agradezco mucho; hace... hace mucho tiempo no me daban detalles así. ─Sus ojos se cristalizaron.

Jiang Cheng sintió la necesidad de sentarse en la cama y tomarlo de la mano. Las manos de RuSong temblaban y estaban frías.

─RuSong, sé que apenas nos conocemos, pero si quieres hablar con alguien, puedes contarme. Te prometo que seré una tumba.

RuSong solo asintió y bajó la mirada.

─Me da curiosidad saber por qué te dejan solo aquí todo el día.

RuSong apretó sus labios y lo miró.

─No tengo buena relación con mi papá, no quiero que venga.

Jiang Cheng asintió, se levantó y tomó un poco las mantas.

─Deberías descansar, vamos, duerme un poco.

RuSong asintió y cerró el libro, dejando las gomitas a un lado. Jiang Cheng las puso en el buró y cubrió a RuSong con las mantas.

─¿Te parece si te doy un beso de buenas noches?

RuSong asintió con rubor en sus mejillas y Jiang Cheng le dio un beso en la frente.

─Buenas noches, A-Song.

RuSong cerró sus ojos con fuerza, aguantando sus lágrimas, y Jiang Cheng salió de la habitación. Miró hacia la ventana y la luna;

RuSong dejó salir un par de lágrimas.

Dentro de la oficina de Wei Wuxian, Lan XiChen llegó junto a su hermano.

─Muchas gracias por venir.

─Es necesario hacerlo entrar en razón ─le habló Lan XiChen.

Todos esperaron pacientemente hasta que la puerta se abrió, dejando ver a Nie MingJue vestido de traje.

─Buenas tardes.

─Buenas tardes, MingJue. Por favor, pasa y siéntate ─le habló Wei Wuxian, y MingJue hizo caso.

─¿Cómo estuvo el viaje?

─Bien, gracias por la pregunta, Lan Huan.

─Supongo que vienes por información.

MingJue asintió y apretó sus labios.

─¿Cómo está él?

─Médicamente estamos controlando su condición, está respondiendo a los medicamentos ─habló Lan XiChen.

─¿Emocionalmente? ─preguntó temeroso.

─Aún luchamos porque tome las sesiones de terapia ─le comentó Wei Wuxian.

─¿Pero?

─No habla, se queda todo el rato callado, no... no quiere hablar de lo que pasó.

MingJue bajó la mirada y suspiró.

─¿Qué sigue?

─Tenemos que seguir tratando. Tienes que darle tiempo.

MingJue asintió.

─Sé que tengo que darle tiempo, es solo que... quiero verlo.

─Verlo no es conveniente ahora, Nie MingJue ─le respondió Lan Wangji.

─No sabemos cómo reaccionaría al verte después del incidente ─respondió Wei Wuxian.

─Es mi hijo, necesito ver a mi hijo.

─MingJue, lo sabemos, sabemos cuánto te duele esto, pero RuSong está mejor así ─le habló rápidamente Lan XiChen.

─Tengo que hablar con él. Estoy aquí porque es momento de que me quede con él. No puede estar más tiempo solo.

─No está solo; tiene un vecino. El niño se puede mover, así que pasa el rato con él.

MingJue lo miró sorprendido.

─¿En serio?

─Sí, después de mucho lo escuché reír ─le habló Wei Wuxian.

─Está comiendo, MingJue; parece que la influencia de JingYi le hace bien. Las enfermeras dicen que comen juntos y pasan jugando juegos de mesa las tardes desde que JingYi llegó al hospital ─le respondió Lan Huan.

MingJue suspiró aliviado.

─Esa sí es una buena noticia.

─No tienes que preocuparte, estamos cuidando bien de RuSong.

─No lo dudo, es solo que... jamás lo he tenido tanto tiempo lejos. Al menos sabía que estaba en la misma casa ─MingJue sintió sus ojos cristalizarse.─ Tengo que verlo; necesito ver la cara de mi hijo, necesito ver que está vivo.

─La visita de hace una semana de tu hermano no le hizo bien, MingJue ─le habló Lan XiChen.

─Estoy al tanto, pero no puedo evitarlo. Quiero verlo.

─Puede ser esta noche. Hablaremos con RuSong para que sepa que irás a verlo, pero por favor, trata de controlarte; no lo toques si no te lo permite.

MingJue solo asintió.

Muchas gracias por leer, si te gusto no olvides recomendar, votar y sobre todo comentar, ya que tus comentarios me impulsan a seguir con este fanfic.

Les amo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top