Capítulo 20

Un año después... 

- ¿ Cómo te sientes? - Llegaba Kara hasta una habitación donde Xiao se estaba vistiendo. 

- Algo nervioso, pero deseando verle. - 

- Ya veo, pero deja que te eche una mano con eso. - Arreglaba una pequeña corbata que parecía odiar a quien la llevaba. - A ver, ya está lista. Te ves muy guapo. - 

- Gracias, tú también. - Terminaban de arreglarlo para salir hasta el centro de la aldea, allí los estaban esperando. 

Se podía ver todo decorado de guirnaldas y flores blancas. Una música comenzaba a sonar y una pequeña de pelo oscuro con betas verdes comenzaba a caminar mientras soltaba flores a su paso. Tras ella Xi acompañaba a su padre de forma lenta. Las personas allí reunidas, observaban la escena de forma relajada y feliz. Se alegran por ellos, al fin se enlazarían tras tantos desastres, aunque estuvieran compartiendo sus vidas desde hacía ya un tiempo. 

- Tan lindo, ¿verdad cariño?- 

- Si, Klee también piensa lo mismo. - La pequeña sonreía. 

- Alice, me sorprendió que vinieras con tan poca antelación. - 

- Dainsleif, cuanto tiempo, pero llegas justo a tiempo. - 

- Lo se, pero ya sabes que el laboratiorio me absorve y pierdo la noción del mismo. -

- Si, así eres tú. En cuanto a tu pregunta, lo cierto es que estábamos cerca, así que esta sería una parada obligatoria. - La mujer sonreía mientras que en el centro la pareja enlazaba sus manos. Estaban algo nerviosos y sonrojados debido a la atención de la gente. 

- Si hay alguien que se oponga a esta unión, que hable ahora o calle para siempre. Podéis besaros. - Xiao estaba más nervioso de lo que pensaba, o quizás solo era el hecho de que no podía apartar los ojos de Aether, lo demás dejó de tener importancia en el momento en que lo vió. Llevaba el cabello trenzado y adornado por pequeñas flores, además de vestir un traje igual al suyo, pero para él, era hermoso. De un momento a otro fue besado de improvisto por aquel delante suya. Xiao tan solo se dejó llevar y lo abrazó. Las personas allí presentes aplaudían, y unos pétalos caían sobre la pareja que acababa de contraer matrimonio.  

Comida en las mesas, música sonando y todos se divertían, bailaban, bebian y algunos niños jugaban mientras la tarde caía y se aproximaba la noche.

- Veo que por fin lo consigues. - Alice por fin se acercaba a saludar a Xiao. 

- Al final viniste. - 

- No podía perderme algo como esto. Además mi pequeña Klee quería venir a verlo y no podía negárselo. Por cierto, os preparamos un pequeño obsequio. - 

- Señora Alice, por fin la conozco. - 

- Oh querido, llámame solo Alice por favor, nada de formalismos. -

- De acuerdo. De todas formas quería agradecerle lo que hizo por Xiao y Kara en su momento. - Alice suspiraba, en su cabeza pesaba el no haber podido salvar a la madre de ambos, pero Rosaria estaba determinada a conseguir su ambición por cualquier medio. Para Alice, aquella mujer tenía todo su respeto por el hecho de proteger a sus hijos incluso a costa de su propia vida. 

- No agradezcas un tonto engaño, es cieto que pudo ayudar, pero la verdadera heroína fue aquella mujer que lo hizo posible. - Sonreía de forma calmada y gentil, como si quisiera decir aquellas palabras con el mayor de los cariños. - La vida puede ser larga o corta, la cuestión es vivirla bajo tus propias reglas y no dejar que nadie te arrebate tu felicidad. Ahora si me disculpais, ya va siendo hora, ¿ verdad, Klee? - 

- Klee está lista. - Decía la pequeña sacando algo de su mochila. Se trataba de lo que parecía un muñeco, solo que bastante más peligroso. 

- Bien. - Alice la tomaba en brazos y ambas alzaban una de sus manos sosteniendo el pequeño artefacto que comenzaba a desprender un aura visible a su alrededor. De repente se alzó, y cuando llegó suficientemente alto estalló, dejando ver unos hermosos fuegos artificiales. Todo el mundo observaba aquel espectáculo, mientras que Aether también lo hacía teniendo a su pequeña en sus brazos, a Xiao rodeándolo con los suyos y a Xi sentado a sus pies. Todos sonreían emocionados por el espectáculo de luces que los iluminaba. Eran felices, y todo se lo debían a aquellos que los ayudaron por el camino y a su propio esfuerzo...


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