Capítulo 13

- Xi, ¿ qué haces aquí?- Kara se levantó de un brinco, intentaba tapar a Aether, este simplemente se giró intentando cubrir sus heridas. No quería por nada del mundo que su hijo lo viera en ese estado. 

- Tía, apártate. - Su expresión era seria, se notaba muy enfadado. 

- Deberíamos salir y ... - la chica actuaba con nerviosismo.

- Si lo único que harás es mentirme, ahórratelo. - Pasó por su lado, y se acercó a la cama viendo a su padre totalmente tapado. - Papá, quería verte y saber cómo estabas. - Aether no se movía, sabía que si lo hacía las heridas podrían ser visibles, y no podía permitirlo. 

- Bien, aunque no imaginaba que vendrías tan rápido, pensé que me odiabas. - Xi, suspiraba. 

- Es cierto que me enfadé, pero eres mi padre y te quiero, nunca podría llegar a odiarte realmente. - Una lágrima salía de los ojos de Aether, quería abrazar a su hijo con todas sus ganas, pero se abstuvo. - ¿ Puedo abrazarte? - No hubo respuesta. Xi bajó su cabeza y la giró hacia un lado, una mancha roja... Cierto, con aquella charla casi olvida algo importante. Volvió a mirar a su padre y continuó. - Dime algo papá. No quieres abrazarme, o - en ese mimos momento tiró de la sábana para dejar a la luz la piel del otro. - no puedes... - Era peor de lo que pudiera imaginar, el ver las heridas que tenía en todo su cuerpo hicieron retroceder a Xi, el cual tapaba su boca para no gritar y daba pasos hacia atrás hasta chocar contra la pared. Lágrimas salían de sus ojos, estaba totalmente desconsolado. Cómo era posible que alguien le hiciera eso... - Quién... - Entre sollozos preguntaba, no, exijía saber quien era el culpable, pero ninguno de los adultos estaría dispuesto a hablar... 

Segundos pasaban sin obtener una respuesta, ni tan solo una palabra. Kara tan solo miraba a Aether con pesar y tristeza. 

- Señora Kara, con todo lo que está ocurriendo casi olvido darle esto. - Por fin el silencio era roto por Gorou, quien hasta el momento parecía no existir en la habitación. - Es de parte del viejo, dijo que estaba seguro de que le encontraría alguna utilidad. - De esta forma entregaba el pequeño frasco. Kara enseguida lo reconoció, cómo no hacerlo si lo había tenido en sus manos tantas veces. En él el viejo Dainsleif siempre guardaba un bálsamo para las heridas, y puesto que Xiao a menudo las tenía, no era de extrañar que esta lo reconociera. 

- Ya veo. - Suspiraba. - Supongo que tendré que darle las gracias. - Lo abrió y untó un poco por el cuello de Aether y sus brazos. 

- Dígame señora Kara, ¿ ha sido la misma persona? - Esta no respondía, pero la expresión de su cara confirmaba las sospechas del menor, quien entristecía y agachaba su semblante. 

- ¿ Tú sabes algo Gorou? - Esta pregunta incomodó al otro quien lo miró fijamente a los ojos pero no estaba seguro de como se tomaría Xi aquello. 

- Si... él, no es la primera vez que hace algo como esto. - 

- ¿ Quién es? - 

- ... - 

- No te atreves a ir tras él, Xi. Te lo advertiré de antemano, si te enfrentas a esa persona, no durarás ni cinco minutos. - Kara paraba el tratamiento mientras se levantaba y se colocaba más cercana a su sobrino. - Esa persona no te matará por el momento, pero lo que te haga puede ser peor que eso. - 

- Peor.. - Su cara ahora mostraba una total furia. - peor que esto... - Señalaba a su padre. 

- Xi, - Al final se levantaba y giraba. - ven aquí. - Aether tendía su mano para que su hijo la tomara y se acercara hasta él. Este lo hacía de forma lenta y cambiando su rostro, de vuelta a la tristeza que lo inundaba anteriormente. 

- Esto es culpa mía... - decía mientras se agachaba para estar a la altura de su padre, el cual negaba con la cabeza. 

- No, no podías saberlo. La culpa siempre fue mía. Jamás te conté nada y ahora pago las consecuencias de mis acciones. - Acariciaba la mejilla de su hijo. - No estés triste, yo estaré bien.- Esbozaba una pequeña sonrisa, misma sonrisa que a Xi provocó impotencia. 

- Voy a sacarte de aquí. - Miraba a su padre con total convicción. 

- No, no me dejarán marchar, pero tú... - Un ruido fuerte se escuchó a escasos metros. ¿ Qué ocurría?

Volviendo a la aldea horas antes... 

Un grupo de hombres llegaba algo cansados acompañados de Xiao, quien aunque no quisiera había ido con aquellas personas hasta un pueblo cercano. El dejar a su familia sola durante un día, no le agradaba, pero siendo Kara quien se encargaba de protegerlos, lo hacía sentir algo más tranquilo aún cuando la ansiedad de estar alejado no desaparecía por completo. 

Al entrar por la aldea, notó que ni su hermana ni Aether se veían por el lugar, un tanto extraño pero no imposible. Supuso que Xi había hecho algun berrinche pues estaba en la edad y ya era cada vez más frecuente. Se dirigió sin demora hasta el lugar que compartía con los mismos, pero no había ni rastro de estos. Terminó por ir a preguntar a los demás, al final una de las señoras que estaba por el lugar le informó de lo ocurrido y terminó por añadir, que le parecía extraño que tardaran tanto. No era normal. Por otro lado, uno de los cazadores llegaba agitado, unas carretas pasaron cerca de donde él se encontraba, y llevaban consigo al joven. En cuanto a los otros dos no los había visto, por lo que no podría decir con certeza si iban con él o no, pero lo que si recordaba era la dirección que tomaron. 

Xiao se maldijo, por la dirección sabía exactamente de quien se trataba. Los habían encontrado y no solo eso, tenía la certeza de que su hermano aprovecharía para desquitarse por lo de la última vez. Este se dispuso a partir por su cuenta, pero fue detenido, los aldeanos temían que no volviera ninguno de los cuatro, por lo que algunos hombres lo acompañaron. 

Al llegar hasta las cercanías, comenzaron a trazar un plan, el cual consistiría en que ellos crearan un distracción mientras que él se infiltraba, para tomar consigo a los tres que esperaba que estuvieran juntos y sacarlos de aquel horrible lugar. Más de uno quiso acompañarlo, pero para Xiao tan solo serían un estorbo. El tener que proteger a alguien más cuando sabía a ciencia cierta lo que deparaba a los intrusos, sería como echar a un pequeño conejo a los lobos, no podía dejar que eso ocurriera, no después de todo lo que ellos habían hecho por él. 

Al final un explosivo serviría de carnada, la cuestión era encontrar a los otros, cosa por la que Xiao comenzaba a inquietarse, un olor desagradable para él llegaba hasta sus fosas nasales. Ese olor...

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