31: Aquí no termina el juego.
Sus pasos son delicados y su andar femenino. Una ligera sonrisa se mantiene en sus labios rosados a la vez que sus ojos grises se achinan por la sonrisa.
Finge muy bien el gesto.
Hana camina al lado de la reina en una amena conversación mientras caminan por el pasillo principal del palacio Jeon.
La reina es más cercana a ella, tienen casuales conversaciones de vez en cuando. Contrario al rey Junho, realmente no hablan ni se topan.
―Te veo luego Hana.
―Si, mi reina.
Luego la reina se despide para doblar por una puerta hacia él salón del palacio, donde tendría unos asuntos que atender. Hana empieza a caminar sola hacia su habitación para sumirse en sus pensamientos.
Sus ojos se expanden cuando ve a Jungkook aparecer por una de las esquinas, y por un momento cruzan miradas, ambos sorprendidos. El de ojos celestes es el primero en apartar la mirada y pasar por su lado evitandola.
Una sonrisa sarcástica se forma en sus labios finos.
A los momentos se encuentra entrando a su habitación. Sus pisadas ya no son delicadas, son pesadas como su mirada que de gris pasó a oscura.
Su máscara de amable se cae cuando está sola.
Ella no es delicada, no es femeninas no es una santa y mucho menos una buena persona. Ni le importa serlo. Es mala y lo sabe.
Pero todo villano tiene su historia.
Se acerca a su escritorio y de ahí toma sus pinceles y pinturas de distintos colores. Ahora está frente a un gran lienzo blanco esperando ser pintado por ella. Con pincel en mano baña la punta de color negro y toca con ella el lienzo.
Dibuja la forma de un rostro.
Recuerda cuando todo se derrumbaba a su alrededor, con su madre tomándola en brazos, corriendo de sus enemigos que habían tomado su palacio.
Traza el cabello y las orejas de la cara.
Recuerda como su padre y hermano menor corrían detrás suyo. Llegaron hasta la habitación de sus padres y ahí con unos guardias cerraron la puerta. Se oían gritos y podía sentir sus propios latidos chocando contra su pecho.
―¡No llegarán nuestros aliados a tiempo, debemos escondernos!
El pincel dibuja la nariz con cuidado.
―¡Contengan las puertas!
Aún puede escuchar a su padre gritarle a sus soldados que no dejaran pasar al enemigo. Su madre la tomó a ella y a su hermano y los metió en un pequeño escondite debajo del piso.
―Los amo.
Se da la vuelta para tomar una botella de alcohol debajo de su cama y bebé de ella. Vuelve a la pintura y a sus recuerdos.
―¡Mamá ven con nosotros!
Siente vívido el momento en el que su madre besa su frente para callar su llanto.
―Vive, querida hija. Sobrevive en este mundo tan cruel lleno de traiciones.
Es lo último que llega a escuchar de ella cuando tapa el escondite.
Le da otro trago directo a la botella y dibuja unos labios formando una mueca triste.
Escuchan como la puerta es destrozada. Gritos, maldiciones y más gritos. Mientras ellos llorando abrazados en la oscuridad, con miedo y abandonados.
―¡Revisen todo, tomen a los herederos!
Unos ojos son trazados, complementando el rostro.
Son descubiertos y sacados a la fuerza del escondite rogando por piedad, pero ella logra escapar de ellos. Sin embargo no fue ningún milagro.
"Sobrevive"
Ella empujó a su hermano hacia los guardias para distraerlos y correr lejos de ellos.
Pinta los labios de un rosa muy suave, los cabellos negros y le da color a los ojos. Los pinta de color gris.
Corrió desde su palacio hasta donde pudo y cayó desmayada. Recuerda que al despertar fue encontrada por los soldados de los Jeon y estos la llevaron ante sus reyes.
La exhibieron como un premio ante sus pueblo y aliados, dijeron ser sus salvadores.
―¡Hemos salvado a la princesa Byun Hana!
Mentirosos. Todos son unos mentirosos, no valen la pena.
Finalmente dibuja lágrimas cayendo de sus ojos, iguales a las suyas. Pero son diferentes a sus lágrimas, que no son de pena, son de ira, de rabia, de furia.
Se aleja de la pintura y la observa con la botella de licor en mano. No se molesta en limpiar sus lágrimas.
Es la imagen de una niña llorando.
Es ella. Es Byun Hana.
―¡Ellos no merecen seguir viviendo...! No, no lo merecen...―Escupe con ira.
Los Park siendo sus aliados no pudieron salvar a los Byun. Cobardes.
Los Jeon quisieron parecer los héroes de una pobre niña, pero nunca la trataron con cariño.
Repugnantes.
Desarrolló un odio hacia ambas dinastías. Un odio que la consume, porque ese odio combina las malas intenciones que siempre estuvieron en su cabeza. Desde muy pequeña fue egoísta con los demás, aún así su madre decía que ella con el tiempo cambiaría, que sería una reina amable y cálida para todos.
―Pero mi madre se ha ido...
Apuñala el rostro de la niña con su pincel, arruinando toda la pintura.
Se tambalea por el alcohol en sus venas, camina hasta su cama y debajo de su almohada saca una carta de las tantas que ahí hay. Una sonrisa floja y burlona se forma en sus labios. Cae de espaldas a la pared frente a su pintura y la contempla deslizándose poco a poco hasta tocar el suelo.
Toma otro trago de la bebida. Le da un vistazo al papel con letras escritas hacia una persona que no es ella, si no cierto chico de ojos rojizos.
Eres mi luz, mi camino y mis estrellas. Espero comprendas lo mucho que te extraño, y es egoísta pero te quiero a mi lado.
―Oh, Jungkook... eres tan idiota.
Rompe la carta y se carcajea torpemente mientras toma de la botella. Limpia las comisuras de su boca y se levanta.
Su mirada fría se clava en la pintura rota.
―Aquí no termina el juego.
Porque ella tiene un propósito y va a cumplirlo a toda costa.
¿Cuál será el propósito de Hana? Hm...
Ya lo saben, pero para los que no saben habrán capitulos dobles en todas mis historias y a esta le toca cada jueves por lo que esta es el primer capítulo del día y falta el segundo.
See you later, nos vemos en unas horas ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top