25: Solitaria.
La música tradicional y las risas provenientes del pueblo Sureño en el palacio de la dinastía Park celebrando con alegría y entusiasmo, se escuchan desde su carruaje.
La primera en salir es la reina SaNo, seguida de su esposo e hijo. Los tres impecables y presentables para la ocasión.
Detrás Hoseok y otro soldado más los acompañan para resguardar su seguridad, teniendo en cuenta que el pueblo de los Park también está invitado a la celebración, deben tomar sus precauciones si algún conflicto se genera y los Jeon deben ser protegidos.
Pronto un sirviente se acerca para guiarlos a la celebración y a su encuentro con la reina Park.
El palacio Park, el de los más hermosos que haya visto en su vida.
Jungkook está nervioso. Ahí es donde JiMin vive, ahí es donde ahora mismo debe estar disfrutando de la ocasión al lado de su madre y amado pueblo.
Ahí será su encuentro luego de una semana completa sin saber nada de él... Y eso lo tiene inquieto.
―¿Qué pasa?―Hoseok susurra hacia Jungkook mientras sus padres avanzan delante suyo.
Muerde su labio y tiene la vista fija en el suelo, pensando en qué le dirá a JiMin.
Porque sabe que una disculpa no es suficiente.
―Nada, solo estoy nervioso...―Susurra en respuesta.
Los Jeon hacen su presencia en el salón de piso brillante y techo decorado armoniosamente, las luces doradas resaltan el lugar.
Susurros van y vienen, pero no hacia los reyes, si no hacia el príncipe de ojos celestes.
―¡Es el prometido de nuestro querido príncipe!
―Vaya, es muy apuesto. Y es tan alto como su padre y madre.
―Al fin podemos verlo en persona, ¡Es tan lindo como contaban las sirvientas!
―Estoy segura que será un buen esposo para nuestro príncipe.
Jungkook nunca había mostrado su rostro hacia el pueblo de su prometido. En toso los años que pisó tierras Sureñas jamás los campesinos y comerciantes que forman el pueblo, lograron ver el rostro del hombre prometido en matrimonio a su amado JiMin.
El pueblo realmente adora a JiMin, y tenían curiosidad por saber quien era aquel que desposaria a su querido príncipe.
Jungkook sonríe en forma de saludo hacia el pequeño grupo de campesinas que le saludaron tímidas.
Avanzan hasta el centro del palacio donde la reina Heesi se encuentra charlando con alguno de sus invitados de la alta sociedad.
―Mi reina, los reyes Jeon han llegado.―Dice el sirviente haciendo una reverencia hacia su reina.
Jungkook nervioso aparta la mirada antes de cruzarse con los ojos de la reina.
¿Y si JiMin ya le contó a su madre lo que pasó aquella noche?
La vergüenza se apodera de él.
―Disculpame, debo hablar con ellos. ¿Te parece si luego continuamos nuestra charla?―Se despide de su acompañante. El señor mayor, un campesino, se aleja con una sonrisa.
La mujer voltea y esboza una sonrisa fingida en sus labios, muy diferente a la que sostenía hace segundos con aquel señor.
―SaNo, JunHo y Jungkook, bienvenidos.―Ella extiende ligeramente sus manos para darles la bienvenida y les regala una pequeña reverencia de cabeza.
Los padres de Jungkook mantienen sonrisas igual de falsas en sus rostros mientras la felicitan por sus cuarenta años cumplidos.
Él alza sus ojos celestes hacia la mujer y nervioso sonríe sin mostrar los dientes.―Feliz cumpleaños, reina Heesi.
Ella asiente hacia el príncipe sin más.
Sus ojos rojos se fijan en sus padres y los escanea de arriba hacia abajo sin decir nada, la tensión creciendo en segundos por ambos bandos.
Jungkook parpadea confundido, sin entender.
Entonces la mirada de la mujer cambia cuando conecta sus luceros con los de su madre, y luego su padre.
Sus ojos rojizos dejan de parecer llamas de un fuego ardiente, como si se hubieran apaciguado. Ahora tiene una mirada triste y una sonrisa apenas sostenible en el rostro.
Como si hubiera recordardo algo realmente triste.
―Un placer tenerlos aquí. Gracias por las felicitaciones.―Dice sonando amable, pero realmente luce decaída.
Jungkook entonces observa mejor a la mujer.
Un vestido impresionante, de telas rojas y encaje dorado en las mangas; escote de corazón, que deja espacio en su pecho para el collar bañado en oro que combina a la perfección con sus pendientes dorados; el cabelo recogido en un elegante moño con trenzas adelante y atrás de la cabellera negra. Su postura perfecta, ojos rojizos y sonrisa delicada son la cereza del pastel.
La reina Heesi deja resaltar su belleza.
Es cuando Jungkook se da cuenta del parecido que JiMin tiene con su madre.
No es solo los ojos rojizos que de ella heredó, no; es su sonrisa que le da una apariencia frágil y delicada, es su tono de piel pálido y sus mejillas naturalmente rosadas, la forma ovalada de su rostro y el cabello negro cual carbón.
Sonríe tristemente, porque al recordar su belleza lo extraña más.
―Y es un placer estar aquí y compartir con tu pueblo.―Dice JunHo.
Heesi asiente, su rostro se ve desolado, como si mil tormentas se apoderaran de su cabeza pero al mismo tiempo mantiene una sonrisa cortés en sus labios.
Solitaria.
Así se ve sin JiMin a su lado. Sin sus hijos o esposo.
Espera... JiMin no está aquí.
¿Cuánto tardó en darse cuenta?
Tonto, se reprocha a sí mismo.
Estira el cuello buscando con la mirada a su prometido entre los tantos presentes en el inmenso salón. Trata de hacerlo de manera disimulada, más falla en el intento.
Escucha una pequeña risa de la reina Hessi que lo hace guiar su mirada a al mujer.
―Oh, príncipe, ¿Desea ver a JiMin? Lo veo buscándolo.
Se sonroja y tose un poco.―Sí, reina Heesi.
Ella sonríe, aún la tristeza en su mirar y forma de hablar.―Puedes pasar a verlo. Quizás él si quiera hablar contigo.
Lo dudo mucho.
―¿Ha pasado algo?
―Ha estado decaído estoy días, y estuvo enfermo pero ahora está mucho mejor. Ya debe haber terminado de alistarse, así que puedes ir sin problemas...
Jungkook siente su corazón dar un salto en su pecho.
¿E-enfermo?
La culpa y el dolor de haber lastimado a tu amado, es la peor combinación.
―Por favor, guía al príncipe a la habitación de JiMin.―Le ordena al sirviente que trajo a los Jeon hasta ella.
―Sí, mi reina. Acompañeme príncipe.―Pide.
Jungkook asiente hacia el hombre y hace una reverencia hacia la reina.―Gracias, reina Park.
El oji-celeste camina detrás del sirviente y se pierde de la vista de todos cuando cruza la puerta que lleva al interior del palacio.
Su corazón se acelera con cada paso.
Verá a su amado.
Quizás el capítulo quedó corto y feo, lo lamento, hoy fue un día terrible para mí, pero me hice un tiempo para poder hacer este capítulo. Espero les haya gustado.
Capitulo dedicado a jikook_1120 ❤️
¡Espero tengas un bonito día hoy que es tu cumple! Baila por nosotros.
Díganle feliz cumpleaños ❤️
Psdt: Si ustedes quieren que les dedique un capítulo por su cumple, me lo pueden pedir con confianza, ¡Y no importa el día! Si lo piden tendrán su capitulo, hasta si su cumple cae fuera del horario de actualización.
Psdt 2: Cambié el horario de actualización de esta historia, y ahora subiré capitulos los jueves.
See you later.
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