22: Soy un maldito niño.

―Tranquilo, tranquilo.―Hoseok se acerca y lo toma por los hombros.―Sientate. Estás pálido.

JungKook toma asiento al borde de la cama con la flor blanca en su pecho, su vista fija en ella.

―¿Qué fue todo eso?―Empieza suavemente.―Jungkook, ¿Porqué quieres romper tu compromiso?

Vio al chico levantar la mirada de la flor hacia él.―Yo... Yo no puedo casarme con él, no después de todo lo que pasó.―Susurra lo último.

Se ve derrotado, recordando lo pasado hace apenas unas horas.

―A penas lo estoy procesando...

Su corazón sigue latiendo aturdido por los acontecimientos.

―¿Pero qué es lo que pasó? ¿Que hiciste, JungKook?―Pregunta Hoseok confundido por las palabras de su amigo.

―JiMin... él me vió con Hana.

Hoseok abre los ojos y lo mira incrédulo. Ve el rostro decaído de su amigo y las lágrimas secas en sus mejillas. Aprieta los labios y mira el suelo, comprendiendo ahora el estado de su príncipe.

Él siempre le advirtió que estar con Hana le traería problemas...

Pero JungKook nunca lo escuchó.

―Lo sé, siempre tuviste razón. Esto nunca terminaría bien.―Deja la maceta al lado de sus pies en el suelo, y toma su cabeza con frustración.―Estoy tan confundido... Hana me dijo que nada malo pasaría, y le creí, pero ahora... JiMin me odia.

―Jungkook...

―No me des tu lástima, no la merezco.―Niega con la cabeza y sus ojos se llenan de lágrimas.―Nunca quería hacerle daño a él, y mira lo que terminé haciendo, Hoseok. Soy un monstruo.

El soldado frunce el ceño y solo puede pensar en una culpable.

Byun Hana.

Es como una serpiente, que se arrastra por tus pies sin que tu atiendas a su presencia. Suelta su veneno y te maneja a su antojo. Hoseok ha presenciado desde su llegada al Palacio Jeon, que Hana solo finge ser una chica dulce porque en verdad es una mala mujer.

Cuando la conoció se veía tan indefensa y dulce con su sonrisa tierna y caminar delicado. Veía como los padres de JungKook la trataban como toda una princesa y vestía los mejores vestidos.

Parecía tan linda.

Pero con el tiempo empezó a darse cuenta del trato que le daba a JungKook, y lo que su amigo le decía solo confirmaban sus sospechas.

Esa mujer solo usa a JungKook.

Dice que lo ama, le dice que todos están contra él, que JiMin lo abandonó, que está solo, que ella es la única que lo ama y protege, y lo chantajea con quitarse la vida si él se marcha de su lado.

Byun Hana es una serpiente tras esa máscara de dulzura.

Él llegó hace apenas un año y no sabe en qué circunstancias fue que Hana empezó a envenenar la cabeza de JungKook, pero lo sabrá.

No dejará a su amigo seguir en aquella telaraña de mentiras.

Porque Jung Hoseok es un soldado fiel, valiente que nunca deja a un amigo atrás.

―Jungkook, debes alejarte de Hana. Por tu bien, o esto terminará peor.

Lo tiene agarrado de los hombros con firmeza, mirándolo fijamente a sus ojos celestes. JungKook aturdido limpia sus lágrimas.

―¿Y si ella...?

―Ella no hará nada, yo te cuidaré.

Porque JungKook sigue siendo un niño por dentro.

Un niño inocente, tonto y confiado que desde muy joven le entregaron una espada y esperaron que se haga hombre por su propia cuenta. Que le dieron responsabilidades y le quitaron al hombre que amaba.

Todos confiaron en que sería un gran soldado y futuro líder.

¿Pero quién realmente se detuvo a analizar lo que pasaba con él?

Sus propios padres que tanto decían amarlo lo dejaron de lado para que se haga un hombre.

JungKook también empezó a exigirselo a sí mismo, porque no quería defraudar a nadie, y quería que JiMin le dijera que era un hombre. Su hombre.

¿Pero quién es ahora?

Una persona madura con experiencias, con conocimiento de uno mismo, queriéndose y aprendiendo de sus errores. No obligandose a serlo como si fuera una tarea a cumplir.

Así no funciona.

―¿Puedo hablar con JiMin-?

―No.―Niega.―Él debe estar muy herido ahora mismo. Dale tiempo, y luego ve a verlo...

JungKook asiente bajando la cabeza, sus cabellos largos cubriendo sus ojos, viéndose aún más lamentable.

―Si tu estás tan decaído, no me imagino como estará JiMin.

JungKook muerde su labio inferior para que este no tiemble.―No quiero imaginarlo.

―Pero sabes que tendrás que hacerte responsable del daño que le hiciste... Sé que no querías esto, pero sabes que fue por tus decisiones que esto acabó así.

―Lo sé... soy una mala persona.―Alza la mirada.―¿Verdad?

―Solo eres demasiado inocente, y tonto. JungKook, eres un niño y lo sabes.

"Eres solo un niño"

Escucha en su cabeza la voz rota de JiMin y sus ojos rojos mirándolo con odio y decepción.

―Por lo que no puedo culparte solo a ti.―Hace una pausa y lo mira como si buscara las palabras correctas para sus próximas palabras.―Hana, ella... se aprovechó de tu inocencia, te manipuló y tu nunca te diste cuenta. ¿Ahora lo puedes ver, JungKook? ¿Te das cuenta que ella siempre te mintió y controló? JungKook, ¿Eres consciente ahora?

Ahora es consciente.

Hana nunca lo amó como le dijo, porque le decía que JiMin no lo amaba, que solo fingía, que lo había abadonado porque no lo quería, si lo hubiera querido se hubiera quedado con él porque ir a la guerra fue su decisión.

―Y tú tampoco la amas. Estás con ella porque te amenazó con quitarse la vida, no puedes negarlo.

Y sabe que tiene razón.

Cubre su rostro y solloza. Se siente un estúpido, un mal hombre, su corazón no lo deja en paz y su cabeza reproduce una y otra vez la mirada llena de rencor que JiMin le dedicó.

Él pudo haberlo evitado con la seguridad que dicen caracteriza a un hombre, un adulto.

Pudo haberse alejado de ella.

Pudo haber actuado como un hombre y tomar las riendas de la situación.

Pero ese es el problema.

Él no es un hombre, es un niño.

―Soy un niño... Un maldito niño.―Admite con la voz rota.

Un niño tonto.

Un niño iluso.

Un niño tan inocente que confío en alguien que le juraba amor más nunca se lo demostró.

Todas eran palabras vacías que él siguió y terminó dañando el corazón que juró cuidar.

―T-todo es mi culpa, lo lastimé... Lastimé a JiMin hyung.―Susurra con pesar mientras su cuerpo empieza a temblar.

Siente que todo es su culpa. Se siente la peor persona. Deberían clavarle una espada en el corazón, pero ni así sería suficiente para sentirse mejor consigo mismo.

Siente lastima por su propia persona.

Débil, débil, débil...

Hoseok no dice nada más, solo acaricia su espalda con la palma de su mano. Lo deja llorar unos momentos hasta que gradualmente deja de temblar y se le ve más calmado; descubre su rostro revelando sus celestes casi grisáceos ojos, tristes y llorosos.

No dice nada y le ofrece un pañuelo para que limpie su rostro. JungKook agradece con una voz suave y rota, aún con el nudo en su garganta.

Permanecen en silencio.

Unos minutos, una hora.

―No te pregunté... ¿Como encontraste la flor?―Pregunta con la maceta nuevamente entre sus manos. Tiene la nariz roja.

Hoseok sonríe un poco cuando finalmente le dirige la palabra.―Estaba en la ventana, me dio curiosidad y la tomé... ¿Te molesté?

―No, solo... es importante para mí. Nunca nadie la había visto antes. La mantengo guardada.

Hoseok asiente. Mira de soslayo a su amigo y la flor.―¿Porqué es tan importante?

―Yo... la rescaté del jardín hace un tiempo, antes de que mi mamá cambiara todas las flores blancas por unas de colores.―Responde acariciando los pétalos de la flor.

―Tú mismo le dijiste a tu madre que las quitara, ¿Porqué salvar a esta?

JungKook suspira y se aleja de la maceta. Hoseok puede ver sus ojos celestes tener un ligero brillo apesar de la tristeza en ellos.

―Simboliza lo importante que es JiMin para mí...

Hoseok no dice nada, y deja que JungKook hable, mientras él lo escucha atentamente.

―Las otras flores tuve que quitarlas porque estaban muriendo... No las cuidé, no pude hacerlo porque me lo prohibieron mis padres. Decían que los entrenamientos con la espada y mis clases eran más importantes, que debía enfocarme en ello.―Una mano peina su cabello hacia atrás con estrés.

Sus padres le prohibieron muchas cosas, porque querían empujarlo a que se haga un hombre.

Esa es la verdad.

―Si hubiera tenido menos tareas... mi jardín estaría el doble de grande, y sería todo blanco, todo para JiMin... Porque yo le dije esa vez que no recordaba nuestra promesa, y que no tenía tiempo para cosas de niños, pero la verdad es que a mí no me dejaban cuidarlas. Me decían "no son cosas de un hombre", "un rey no hace esas cosas".―Aprieta las puños.―Y me daba tanta vergüenza aceptar frente a él que soy solo un niño que no tiene voz ni voto sobre su propia vida... Y terminé lastimandolo. No cumplí mis promesas, y ahora él me odia.

Hoseok coloca una mano en su cabeza y acaricia sus cabellos negros. JungKook voltea a verlo encontrándose con una mirada comprensiva.

―Todo se arreglará. Debes ser paciente.

Hoseok no dejará a Jungkook.













































JUNGKOOK AL FIN SE DIO CUENTA QUE HANA LO UTILIZO, ¡JIP JIP HURRA!

Hoy se celebra, familia. Yo llevo la gaseosa >:)

See you later ❤️

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