12: Su delicada pasión al besar.
Lo tiene justo delante suyo luciendo tan impecable como siempre. Los tonos oscuros, dorados y rojos que caracterizan su reino Sureño lo lleva en sus prendas, lo que combina con sus rojizos ojos.
Mientras él viste tonalidades ligeras como el celeste y el blanco, resaltando sus respectivos luceros.
Sus miradas no chocan. Jungkook busca contacto visual con JiMin pero este lo evita.
Sus padres hablan y hablan.
"Bienvenidos" dice la madre de JiMin, porque están ahí dándoles una grata e íntima bienvenida a los Jeon al territorio del Sur.
Pronto están haciéndolos pasar a la gran casa cuestiodiada por soldados, y en momentos están en la sala de reuniones real. Toman asiento al rededor de una mesa circular y se sientan sobre sus pies, con toda la elegancia que la realeza posee.
La diferencia de colores en sus prendas te recuerda que los del Sur y los del Norte son muy distintos. Uno es conservador mientras el otro es más liberal, respectivamente al orden.
―El acuerdo del matrimonio, ¿No deberíamos poner fechas ya? JiMin está de vuelta hace un mes, y Jungkook cumplio la edad adulta hace poco.―Habla la madre de JiMin.
―No es una mala idea. Ambos parecen estar listos, pero debemos tomar en cuenta que...
Mientras sus padres discutían los detalles de su próxima unión, de su casamiento, de su sentencia de amor; ellos están en sus mundos.
JiMin mirando hacia el suelo con la esperanza de que todo terminara pronto.
Jungkook lo miraba a él con la esperanza de que sus ojos rojos se posen en él, al menos un momento.
No saben cómo pero pasan horas y finalmente son sacados de la habitación pues sus padres hablarían de temas relacionados con la guerra; sencillamente no los querían más ahí.
―Hijo, lleva a Jungkook al jardín, estaremos aquí unos momentos más.
JiMin asiente bajo la mirada de su madre. Ella vuelve a entrar a la sala de reuniones satisfecha y él sale de ahí, encontrándose con Jungkook en la entrada de su gigantesco hogar.
Se acerca a él, te parece esperarlo mientras observa las afueras. Jungkook lo siente y voltea a verlo; cerca, muy cerca.
―¿Que ocurre?―Pregunta, dejando nervioso a Jungkook pues luego de tantas horas al fin conectan miradas.
El menor niega suavemente.―Quisiera hablar contigo, a solas.
―Bien... podemos ir al jardín. De todas formas, mi madre dijo que te lleve ahí hasta que terminen la reunión.―Se encoge de hombros y avanza sin esperarlo.
Jungkook lo sigue detrás. Rodean la gran estructura hogar del chico frente suyo, hasta llegar a su destino.
El jardín trasero, aquel jardín donde tantas conversaciones tuvieron.
―Toma asiento.―Pide JiMin con la intención de sentarse sobre el suelo y Jungkook lo para tomando su muñeca.
―Espera, ¿Podemos sentarnos ahí?―Apunta hacia una banca de piedra a tan solo unos metros.
JiMin hace una mueca disconforme pero al final asiente. Jungkook se adelante tomando asiento en el lugar indicado.
Antes no le importaba sentarse conmigo en el pasto... Piensa amargamente.
―Entonces, quieres hablar.
JiMin deduce que sería sobre la discusión del día anterior, por lo que se prepara para soportar cualquier tipo de insensible comentario. Pues este nuevo Jungkook no es el chico tímido, juguetón e inocente que conoció. Es uno más insensible.
―Es sobre la discusión de aquel día.―Afirma las sospechas del mayor.
JiMin se cruza de piernas y solo asiente con la cabeza, mas su mirada está en el jardín.
Su jardín.
Hay hermosas flores blancas, bien cuidadas y elegantes sobre el verde del pasto.
Antes podría verlas con adoración pensando en Jungkook, pero ahora las mira y piensa en un rostro que se hace borroso con el tiempo.
Sus palabras insensibles aquel día y las lágrimas de derramó por él lo hacen dudar de su futuro.
Por ello es que ha tratado de ignorar a Jungkook, porque verlo lo incomoda sabiendo ahora que ese chico se hace borroso en sus memorias; no es el mismo chico de hace tres años.
―Lo siento...
Sale de sus pensamientos. Parpadea procesando las palabras dichas y gira su cuello para verlo a los ojos.
―Siento si te lastimé. No quise hacerlo. ¿Mis palabras fueron hirientes? No fue mi intención, sabes que yo no soy así, JiMin.―Sus ojos oceánicos que tanta paz trasmiten ahora están tristes. Están más azules de lo normal.
JiMin no sabe que decir, como si su cuerpo no respondiese a las palabras de Jungkook.
Pero finalmente algo sale de sus labios en un susurro.
―¿Lo... sientes?
―Lo siento, lo lamento.―Pide tomando su mano.
Su tacto quema, para Jungkook tomar la mano de JiMin quema. Cuando lo mira a los ojos siente las llamas rojizas del infierno que lo arrastran a pecar por desear tocar más y más.
No es correcto... Dice una voz en su cabeza.
Pero esta vez, esta maldita vez, la ignora y toma con firmeza ambas manos del mayor.
―¿Qué puedo hacer para que me perdones? Mis disculpas son sinceras, eres alguien importante en mi presente; dime, ¿Que puedo hacer para compensar mi error?
JiMin baja la mirada y niega con la cabeza, tratando de apartar sus manos pero Jungkook no le deja.
―Por favor...―Acerca su rostro y torso hacia él. JiMin no tiene salida, lo mira a los ojos.
El príncipe del Norte observa sus ojos rojos, baja la mirada hacia sus labios apretados, luego su expresión en todo el rostro. Una expresión vulnerable sin duda aguna.
Se ve indefenso y confundido.
Frunce el ceño porque no le gusta ver aquella expresión en su rostro.
Sus ojos se clavan en los contrarios con determinación.
―Bésame.
Jungkook no dice nada, sigue mirándolo en silencio con el ceño fruncido.
JiMin pasa saliva. Tampoco quiere romper el intenso contacto.―Si quieres que te disculpe debes besarme.―Pide con firmeza.
Siente que las nubes se detienen, el cielo lo llama y la tierra sacudirse cuando Jungkook se inclina con determinación hacia él y sus labios se tocan luego de años.
Luego de tres malditos años.
Al fin sus labios se unen con deseo.
Al principio no se mueven, solo se mantienen en contacto candente, como si fuera la primera vez que se tocaran de aquella íntima forma.
Con el paso de los minutos sus cuerpos se relajaron. Las manos de Jungkook pasaron a tomar con firmeza la cintura del mayor, y él pasaría sus brazos por el pecho contrario para acercarse.
El aire deja de pasar por sus cuerpos.
El beso se hace profundo, lento y lleno de pasión gracias a Jungkook, quién parece querer más y más. Sediento de su tacto, pero con miedo de tocarlo de más.
Una pasión delicada.
JiMin no puede procesarlo, solo disfruta lo que por tanto tiempo deseó. Ahora al fin puede sentir su tacto y recordar todas las veces que su labios se rozaron.
No quiere que acabe...
Pero todo lo bueno debe terminar.
¿Cuánto tiempo pasa?
Sus labios se separan para tomar aire y entonces se ven a los ojos.
―Te perdono.
Sonríen hacia el otro y se funden en un abrazo. Aún no quieren separarse del otro.
No por ahora.
Y pasan horas.
JiMin, su madre y hermano menor están en la entrada despidiendo a los Jeon quienes momentos después salen del territorio Sureño.
Ahora camina por los pasillos.
Siente los pies tan ligeros. Sus labios hormiguean, es un sueño. Un sueño del que nunca piensa despertar.
Quiso probar esos labios desde hace tres años. Tantos días, tantas noches anhelando su contacto; ahora lo había obtenido.
Camina hacia su habitación pero apenas nota en suelo bajo suyo. Todo en su cabeza es un remolino y su pecho un mar de emociones.
Los labios de Jungkook eran suaves, eran acogedores y lo tomaban con tanta delicadeza como antes solos hacer.
Entonces piensa, ¿Jungkook realmente a cambiado?
Porque sus besos siguen siendo igual de apasionados pero delicados, como si temiera romperlo con el mínimo roce pero aún así tomándolo con pasión entre sus brazos.
Ya no es el niño que solía ser porque ahora es un hombre. Los hombres cambian ciertas actitudes para avanzar en la vida. Jungkook no podría ser un caso aparte, ¿Verdad?
Niega para si mismo.
Entonces, ¿Él mismo también ha cambiado?
Porque dejó de ser un joven, ahora es un adulto. Quizás en alo ha cambiado pero no se ha dado cuenta, ¿Jungkook lo habrá notado?
No sabe qué pensar, porque está aún más confundido que antes, pero extrañamente también está satisfecho.
Ese beso le ha dado esperanzas.
Abre la puerta de su habitación por instinto, pero se queda parado en la entrada de la misma.
―Madre...
―Hijo mío.―Pronuncia la mujer en medio de la habitación.
De repente empieza sentir el viento a su alrededor, el suelo bajo sus pies y la tensión en el ambiente.
Volvieron los sentidos que aquel beso le arrebató cuando se percató de la mirada penetrante en el rostro de su madre.
―Acercate, tengo algo que hablar contigo.
Cerró la puerta.
MARATÓN 2/2
Ayer estaba que moría de sueño tratando de escribir en la noche, solo lo hice la mitad y hoy la otra mitad TT
Me disculpo por no subirlo ayer.
See you lateeeer ♡
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