❧11.
Conocí a Oliver, tengo que admitir que era lindo, pero no me agrada; era muy... relajado y rebelde. Y no es que eso esté mal, pero de la manera en que él lo aplicaba en verdad sí.... No le importaba meterse en problemas en el instituto o ser grosero con cualquiera, ni dormirse en clase, ni escaparse. ¡Ni que pudieran llagar a expulsarlo por su mala conducta!
Por esa y mil razones más, no me agradaba. Y por esa y muchas razones más... me gustaba.
Era tu mejor amigo, lo conocí a través de ti, no supe exactamente porqué ni cuando fue que comenzó a gustarme. Solo pasaba que estaba a mi alrededor, molestándome, podía sentir esas mariposas reunirse en lo más profundo de mi ser y hacer desastres, la emoción, esa emoción ya la conocía perfectamente.
Después de un tiempo él me invitó a salir en una cita, no me lo esperaba, tampoco me esperaba que en medio de nuestra velada me confesara sus sentimientos... Tampoco me esperaba, aquel beso furtivo entre ambos. Mi primer beso.
Nos volvimos novios, en el fondo me sentí mínimamente culpable, yo aún tenía sentimientos por ti, ajenos a lo que sentía por Oliver. Él era de alguna manera tan fresco y divertido, sí, era muy estresante por el hecho de que él era tan contrario a mí.
Yo no era precisamente la nerd de las notas sobresalientes, tenía un promedio aceptable, pero nunca, jamás en la vida se me había pasado por la cabeza escaparme. Fue una experiencia muy fuerte y llena de adrenalina, pero también sentí mucho miedo, estaba asustada de que en algún momento me llegaran a descubrir saltando la cerca del instituto y fueran expulsarme.
Me escapé otras tres veces más, no pretendía que se volviera costumbre, claro que no, pero me gustaba visitar esos sitios tan lindos donde Oliver solía estar para alejarse del mundo y relajarse.
En poco tiempo él se había convertido en un gran apoyo para mí. Lo quería tanto que me daba miedo, pero igual me arriesgué.
Al fin comenzaba a superarte, poco a poco.
—¡Me gustas! —pronunció elevando la voz más de lo necesario— Me gustas mucho, Caro —repitió esta vez bajando un poco la voz, mi sonrojo era genuino, y ni se diga el de Oliver, me recordó a una deliciosa fresa.
—Oliver... qué... ¿Cómo? —tenía que admitir que de veía muy tierno, así nervioso y blandengue.
—Caroline, me gustas mucho, desde que te vi. Siempre quise conocerte pero tú siempre estabas con Adam, y bueno sabes como es, todo un hermano sobreprotector —sí, solo un hermano al que yo lo veía como tal. Escucharlo de otra persona solo me hacía sentir más estúpida—. Entiendo si no sientes lo mismo por mí, sé soy un idiota cabeza hueca irresponsable la mayorí...
—También me gustas —es como si sus palabras hubieran muerto en su garganta, se había quedado tan callado y con una expresión rara de sorpresa que comenzó a inquietarme.
—Y-yo... ¿en serio te gusto? —asentí una vez más, y a continuación, sus suaves labios ya estaban rozando con delicadeza los míos, esperando algún tipo de rechazo o aprobación. Hice lo que tanto deseaba hacer; lo tomé por la nuca para profundizar más el beso, y créeme fue la mejor sensación.
Att: Un corazón roto.
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