Capítulo 19
El blanco y el negro le sentaban bien...
¡Joder!
También el cabello rubio.
Emmet observaba a Ariana mientras ella terminaba de ser peinada y maquillada para su presentación de unos momentos más.
Se veía hermosísima, y más caliente que una llamarada de fuego.
Al guardaespaldas le costaba demasiado fingir indiferencia. Le costaba muchísimo mantener su mirada en otra maldita dirección.
Pero la realidad era que no podía dejar de mirarla.
Sus ojos lo traicionaban. Sus ojos revelaban todo lo que ella le hacía sentir, el ardor que lo hacía quemarse.
Había ocasiones en las que Emmet no terminaba de comprender cómo era que aquella mujer de tan diminuto tamaño consiguiera tumbarlo como si nada en cada maldita ocasión, pero después la miraba y lo comprendía.
Era preciosa, era un sueño hecho realidad.
Ariana era la criatura femenina más perfecta que hubiese visto.
Y en esos momentos se lo parecía aún más.
El suave maquillaje y su bien formada figura le conferían feminidad al entallado traje que llevaba puesto. Su piel tenía una apariencia fina y delicada... ¡Joder! Su piel era fina y delicada, se recordó. Su cuello, sus pechos, sus muslos, toda ella.
Emmet se encontraba cautivado.
No podía mirarla y no desearla, no podía observarla y no admirarla.
Era increíble.
Maravillosa. Maravillosa y hermosa mujer.
La vio levantarse de su silla y bromear con sus maquillistas.
Era tan auténtica que de inmediato todos la querían. Su sonrisa resplandecía, a Emmet le inyectaba vida.
En ese momento, Darren, uno de los asistentes de la cantante, que se encontraba junto a él, le sonrió amistosamente.
–Está divina, ¿no lo crees? Ariana es una diosa–
Oh, sí. Eso mismo creía el guardaespaldas. Tragó saliva mientras un nudo se formaba en su garganta.
¿Qué debía decirle a Darren?
La verdad no, desde luego.
Se hundió de hombros y adoptó una expresión de aburrimiento.
–La verdad es que no me gustan las mujeres que parecen niñitas de quince años, además tiene las piernas flacas–
Darren lo miró como si hubiese dicho una barbaridad, sin embargo antes de que pudiese replicar, Ariana se acercó hasta ellos.
Se paró en seco cuando escuchó lo que Emmet acababa de decir, sin embargo se abstuvo de decir algo. Sonrió, y después se dirigió a su asistente.
–Estaré en mi camerino relajándome un poco mientras comienza el concierto–
–De acuerdo, jefa– asintió el chico. –Scooter querrá verla en cualquier instante–
–Le dices dónde puede encontrarme–
Eficientemente Darren asintió.
Ariana se marchó a los pocos instantes.
Emmet la vio desaparecer adentrándose en el solitario pasillo, y después abrir la puerta de su camerino para entrar en él.
Se dijo entonces que cuando nadie lo viera, se escabulliría hasta ahí.
Para su fortuna, Darren corrió al instante a la mesa de bocadillos.
Intentó actuar natural, y dejó pasar un par de minutos. Cuando estuvo seguro de que nadie le prestaba atención, y todos se encontraban más ocupados en sus propios asuntos, comenzó a dar un par de pasos hacia atrás, alejándose de la sala desapercibidamente. Cuando estuvo fuera de ella, corrió con rapidez hacia el camerino de Ariana.
Miró a su alrededor cerciorándose de nueva cuenta que nadie estuviese por ahí, y finalmente entró.
Encontró a la pequeña castaña dándole la espalda, mientras ella misma terminaba de darse unos retoques en su maquillaje.
Emmet sonrió al verla, y luego de cerrar la puerta con seguro, avanzó hacia ella dispuesto a abrazarla.
Sin embargo antes de que pudiese hacerlo, la cantante, que ya lo había visto por el espejo, se giró colocando su mano entre ambos para evitar que la tocara.
El rubio frunció el ceño al no comprender su rechazo.
–¿Qué ocurre?– cuestionó.
Ariana lo miró furiosa por el hecho de atreverse a preguntarle.
–¿Qué ocurre?– lo fulminó.
Él asintió.
–Exacto, ¿qué ocurre?–
–¡Dijiste que tenía cuerpo de niña de quince años y que mis piernas eran flacas!– entonces lo empujó, pero su fuerza realmente no consiguió moverlo ni siquiera un centímetro.
Emmet comprendió entonces su enojo, pero no pudo encontrarle el sentido.
–¿Estás enojada por eso?– le preguntó.
–¡Pues claro!– exclamó indignada.
–¿Qué querías que dijera? ¿La verdad? ¿Que a mi parecer estás hecha una muñeca? ¿Que eres tan hermosa que me quitas el aliento? ¿Que me pones más duro que nunca con tu simple presencia? Oh, de haber dicho eso te aseguro que Darren habría descubierto nuestro secreto, nena, y quedamos en que nadie además de Kylie y James lo sabrían–
Ariana permaneció quieta esta vez por dos simples razones. La primera, se había dado cuenta de que Emmet tenía razón. La segunda... Una emoción interna acompañada de excitación la recorrió al oírlo hablar así.
Se giró de inmediato a continuar con lo que estaba haciendo, mientras contenía una sonrisa, y el rubor en su rostro aparecía.
Emmet que no fue consciente de que Ariana ahora sólo fingía molestia, se acercó entonces a ella colocando sus grandes manos en los esbeltos hombros, y bajando su cabeza para poder quedar a tu altura.
–No te enojes, preciosa. Yo sólo estaba asegurándome de que ni Darren ni nadie fuese a sospechar de lo nuestro– depositó un beso en su nuca haciéndola estremecerse involuntariamente. –Vamos perdóname– suplicó mientras depositaba más besos.
–Emmet...–
–¿De verdad crees que sería capaz de decir algo así en serio? ¿No te has dado cuenta de que me tienes loco de deseo? ¿Acaso no sientes esto?–
Las manos pasaron entonces al frente de su cuerpo, sujetándola de la cintura, y apretándola aún más a sí para que ella pudiese sentir su masculinidad rígida contra su espalda.
Ariana gimió ante el contacto.
¿Cómo podía preguntarle, si era lo único que sentía?
Gigantesco y endurecido. Prometiendo tanto placer como pudiese darle.
–Te deseo tanto, nena. A todas horas. Tu belleza me quita el aliento. Tu cuerpo es pequeño pero muy sensual– sus manos comenzaron a recorrerla, acariciándola por encima de la ropa de manera reverencial.
Los ojos de la castaña se cerraron al instante, y su respiración cambió. Se dejó caer entonces contra su pecho, y permitó que fuese él quien la sujetara.
Los brazos de Emmet la rodearon por completo, mientras su boca continuaba devorando cada centímetro de su cuello.
Con decisión, el guardaespaldas bajó una de sus manos justo a la altura donde los muslos bajo la faldita aparecían. Por momentos que la torturaron ardientemente, él acarició la piel sensible sobre la barrera que representaban sus bragas. Un par de segundos más tarde, metió la mano para poder acariciarla. La encontró caliente, húmeda y palpitando con el mismo deseo que lo recorría a él.
Emmet flexionó los dedos hacia arriba para penetrarla, acariciando el delicado botón, y notando cómo aumentaba su excitación.
Ariana reprimió un gemido, apretando los labios.
Emmet gruñó tras de ella, y entonces comenzó a follarla con los dedos, provocándole un gemido roto que esta vez no pudo contener, y que atravesó todas sus terminaciones nerviosas, estremeciéndola y haciéndola temblar perdiéndose en cada oleada de placer.
La cantante gimió una vez más, y se sintió derrumbarse. Únicamente la mano que la sujetaba del muslo la mantuvo en pie.
–Shhh, nena...– gruñó Emmet. –Recuerda a Scooter– el representante tendría que aparecerse por ahí en cualquier instante. El rubio lo recordó de golpe, pero no fue capaz de apartar sus manos de ella.
Desorientada, Ariana no fue capaz de encontrarle sentido a lo que él había dicho.
¿Scooter quién?
Oh, cielo santo, ¿qué importaba?
Nada importaba.
Nada más que Emmet y su toque.
La manera en que la tocaba, la manera en que la hacía gemir.
No existía cosa en el mundo que pudiese compararse a aquello.
Emmet la sujetó de la cintura con más precisión, aferrándola a su torso, clavando la dureza de su miembro viril en su espalda, haciéndola notar cuán monstruosa era.
Los grandes dedos la acariciaron con más vigor. Los gemidos comenzaron a hacerse más profundos, acorde con el movimiento de las caricias del guardaespaldas.
Entonces Emmet movió el brazo que rodeaba sus pechos, y con su mano cubrió la boca femenina, atrapando los deliciosos sonidos en su palma.
Ella se estremeció de placer ante aquel majestuoso contacto, laxa y rendida en su pecho, completamente moldeable a él.
Emmet sentía la lujuria correr por sus venas, mientras tocaba a su mujer, otorgándole un placer sublime, placer que nunca nadie antes había siquiera tenido la oportunidad de otorgarle.
Sólo él.
¡Mierda!
Ariana. Preciosa, preciosa Ariana.
Suya.
Suya para tocarla y para besarla. Suya para hacerla llegar al éxtasis...
Éxtasis que la hizo gritar con euforia, contra su palma.
Emmet se encargó de no soltarla, oh joder, supo que no podría soltarla.
La aferró de nuevo a su pecho, besando de nueva cuenta su cuello, sus hombros, la mandíbula. Disfrutando de la respiración agitada que ella emergía.
Ariana no había conseguido recuperarse cuando su guardaespaldas comenzó a bajarle las bragas haciéndolas desaparecer. Seguido de su propio cinturón.
La bragueta fue abierta, y lo que sacó, le dejó bien claro a Ariana lo siguiente que sucedería.
Emmet se movió con ella para hacerla apoyarse contra el tocador, pero antes de que pudiese hacerlo, antes de que pudiera siquiera ponerse el preservativo... Alguien comenzó a tocar la puerta intentando entrar.
–¿Ariana? ¡Ariana!–
Ariana y Emmet se miraron horrorizados. Él mucho más que ella.
–¡Joder! Debí haber sabido que esto no sería buena idea. Tengo que salir de aquí... Tengo... Tengo que...–
Al verlo tan nervioso, Ariana no pudo contener una carcajada.
–Bueno, pero creo que primero deberías guardar eso– señaló su entrepierna.
Emmet bajó la mirada, lanzó una maldición, apresuradamente se guardó el pene que continuaba en estado de erección, y subió la cremallera. Se dirigió de inmediato rumbo a la puerta, pero al recordar que ahí se encontraba Scooter esperando poder entrar, se detuvo y dio media vuelta.
Sonriendo, Ariana le señaló la pequeña ventana que dirigía al exterior del alto edificio, específicamente al tejado de uno de los pisos.
–Saldrás por ahí–
Emmet la miró con el ceño fruncido.
–¿Qué? ¿Estás loca?–
–¿Entonces prefieres que Scooter te encuentre aquí?–
–¡Ariana! ¡¿Qué pasa?!– la voz del manager se escuchó por fuera. –¡Aquí está la prensa local, quieren hacerte una entrevista!–
La prensa. Lo cual significaba que junto a Scooter se encontraban un montón de personas más con cámaras que seguro los captarían.
–De acuerdo, ¿pero cómo bajaré?–
–Junto a este camerino está el de mis bailarines y mis asistentes. Puedes introducirte por una de las ventanas–
–Creo que estás corriendo demasiado riesgo, Ariana. Alguien podría verme–
Pero la castaña rió.
–Eres tú quien corre el riesgo. Si alguien te ve, yo juraré que seguramente estarías pasándotela bien con Darren. Él me apoyará en todo lo que yo diga–
Emmet la miró con ojos entornados.
–No serías capaz...–
Ariana volvió a estallar en carcajadas.
–Bueno, fuiste tú quien tuvo la idea de mantener esto en secreto, así que yo debo hacer todo lo posible por complacerte–
Pequeña gatita manipuladora.
Emmet debía estar enfadado, pero la verdad era que se encontraba sonriendo de oreja a oreja mientras la miraba, divertido.
–Más tarde me recompensarás por esto– se acercó a ella para besarla de manera apasionada y voraz por breves segundos, y enseguida salió por la ventana.
Ariana se encargó prontamente de acomodar su cabello, y algunos desperfectos más.
–¡Ya voy!– respondió al fin, pero cuando caminó hacia la puerta para poder abrir, se dio cuenta de algo sumamente importante... No llevaba bragas.
Emmet se las había quitado momentos antes, y ahora no las encontraba por ninguna parte.
¡Maldito Emmet!
Ariana miró a su alrededor, rebuscando y desesperada por encontrarlas, sin embargo no las localizó.
–Mierda...– siseó.
Sabía que no podía recibir a la prensa de aquella manera. Cualquier imprevisto, cualquier movimiento, y ¡bum! La foto de la vagina de Ariana Grande estaría dando la vuelta al mundo.
–¡Ariana!–
–¡Espera! ¡Espera, Scooter! ¡En unos momentos más abriré! ¡Estoy... estoy cambiándome el atuendo!– la idea brilló en su cerebro al mismo tiempo en que la dijo, y pronto tomó la segunda opción de vestuario que le habían llevado esa mañana, y que colgaba en su gancho de una de las paredes.
Era un body en el mismo tono negro, y quedaría perfecto en sustitución de la faldita. Junto con la chaqueta larga.
Enseguida se puso ambas cosas y su problema quedó solucionado.
Con una sonrisa amable y profesional, Ariana se dirigió a la puerta y abrió para recibir a su manager y a todos los reporteros.
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Al salir por la ventana, Emmet se encontró con la gran altura que representaba el edificio.
El panorama de la ciudad desde aquella eminencia se veía alucinante.
Los autos parecían miniaturas, y las personas aún más pequeñas.
Emmet jamás le había temido a las alturas, sino que solía resistirlas, pero en ese momento no fue así.
El vértigo se apoderó de él en instantes. Cerró los ojos, y de inmediato se pegó por completo a la pared.
Casi podía imaginar las noticias si alguien se daba cuenta de que se encontraba ahí.
Hombre intentando suicidarse en West Hollywood.
Cuando eso estaba muy lejos de la realidad. Lo que él realmente buscaba desesperadamente era sobrevivir a aquello.
Comenzó a avanzar decidiendo que más valía que comenzara a moverse antes de que en serio alguien fuese a verlo, o incluso de que por alguna distracción fuese a caer.
No era que él fuese un hombre distraído. Jamás. Emmet vivía siempre alerta a cualquier riesgo. Sin embargo en esos momentos, apenas y podía pensar. Después de haber hecho que Ariana alcanzara el orgasmo con sus dedos, era imposible quitarse aquello de la mente.
Bajó su mirada, y notó que su caliente problema todavía persistía.
Jodida suerte.
De inmediato negó para sí, y al llegar a la ventana de lo que seguro era la habitación continua, consiguió entrar en ella de una sola.
Y la suerte que había maldecido momentos antes, estuvo de su parte en ese instante.
El único presente en el camerino era uno de los gemelos que se encontraba recostado, esperando a que el espectáculo comenzara mientras descansaba con los ojos cerrados sobre el sofá, y escuchaba música con sus enormes auriculares, no estaba seguro si se trataba de Brian o Scott, pero no importaba.
Caminando de puntillas, y rogando desde sus adentros para que el bailarín y coreógrafo no fuese a abrir los ojos, consiguió llegar hasta la puerta.
Sintiéndose aliviado de haberla librado, salió de ahí, y al hacerlo se recargó sobre ella, mientras exhalaba.
El alivio le duró muy poco, pues al segundo las risas de su amigo se escucharon por el pasillo.
James y Kylie se encontraban ahí porque Ariana los había invitado a asistir como invitados especiales.
Al parecer iban llegando, y los dos parecían muy divertidos.
De inmediato se giró, y discretamente se encargó de sacar los faldones de su camisa para cubrirlo.
Aun así estuvo seguro de que no habría manera de que sus amigos no fuesen a darse cuenta de su grandísimo problema.
–¡Hola, Emmet!– exclamó James al tiempo que se acercaba. –Te noto enrojecido, viejo. ¿Tienes fiebre?–
El rubio miró al pelinegro como si quisiese asesinarlo. Lo último que necesitaba en ese momento era que comenzaran a burlarse de él.
Kylie permaneció en silencio, pero arqueó las cejas, y soltó una risilla burlona.
–El... el aire acondicionado de esta habitación acaba de descomponerse, y por eso he comenzado a sudar–
Evidentemente los esposos no le creyeron ni una sola palabra.
–Ya claro– contestó James. –Y seguro Ariana está ahí mismo intentando repararlo, ¿o no?–
–Pues...–
Antes de que Emmet pudiese responder, la puerta fue abierta, y de ella salió uno de los gemelos Nicholson, justo el que había estado medio dormido. Prontamente se juntó con los demás bailarines que ya lo esperaban para colocarse en sus posiciones, pues en pocos minutos más tendrían que estar sobre el escenario.
Las risas de James y Kylie aparecieron.
–Si Ariana se entera de esto, se pondrá muy celosa de su propio bailarín– comentó Kylie todavía riéndose.
–¡No! Yo no... Saben que yo no... James, tú me conoces– Emmet lo miró en busca de apoyo moral, pero lo único que su amigo hizo fue alzar las manos en señal de rendición.
–Yo no sé nada– respondió.
Emmet exhaló irritado, y decidió que no valía la pena enfadarse por aquello o siquiera intentar defenderse.
Momentos después la puerta del camerino de Ariana fue abierta, y de ella salieron los reporteros que habían entrado a entrevistarla, mezclándose con los tantos más que se encontraban afuera esperándola.
La cantante los saludó a todos, mostrando una radiante sonrisa, agitando su mano, y agradeciéndoles por estar ahí.
A los segundos, Scooter dio la orden a los de seguridad para que se encargaran de sacarlos al anexo.
El área quedó enseguida despejada de cualquier reportero, y mientras Ariana caminaba con tanta gracia y elegancia dentro de esas botas, instrumentos de tortura de quince centímetros, rodeada de su manager, sus asistentes y todo su equipo de producción en espectáculos, Alfredo, su fotógrafo se encargó de capturar cada momento con su cámara profesional.
El pecho de Emmet se desbocó al mirarla.
Se había cambiado de vestuario, pero se miraba igual de hermosa, y aún más mientras sonreía contenta.
Aquel era su mundo. El mundo que ella había elegido para seguir.
Más allá de las cámaras y los reflectores, las ovaciones y el reconocimiento, todo se centraba en dos cosas... Un micrófono y el público.
Simplemente cantar para sus fans. Ser feliz y hacerlos felices a ellos.
Emmet la miró como lo que era... Fantástica, fuerte y hermosa mujer comiéndose el mundo.
Sabía que quizá no tenía derecho, pero estaba orgulloso de ella.
Cuando Ariana pasó a su lado, él se dispuso a seguirla para seguir fungiendo como su guardaespaldas. Ella saludo a la distancia a Kylie y a James, y después lo miró. Le sonrió con esa sonrisa secreta que sólo guardaba para él, y que lo hacía tocar las estrellas aún siquiera sin tocarla a ella.
Al rubio le dolió algo en su interior, y no pudo evitar la fea sensación en sus entrañas.
Maldición...
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Un segundo antes de salir al escenario, Ariana asomó la cabeza por una de las entradas laterales.
Los gritos del público habían aumentado significativamente cuando la gigantesca pantalla led fue encendida y en ella comenzaron a mostrarse pequeños fragmentos de los vídeos musicales de la cantante, mientras sus canciones comenzaban a sonar de fondo anunciando la inminencia que se aproximaba.
Después de escuchar la voz que la había presentado, pidiéndoles que le dieran la bienvenida, Ariana se preparó para salir.
Sus músicos comenzaron con el inicio de Bang Bang, y entonces ella apareció mientras aplaudía con sus propias palmas, sosteniendo el micrófono para enseguida comenzar a cantar.
–¡Summertime Ball, let me hear you! ¡Put your hands up! ¡Let's go!–
Maravillada de ver a tantísimas personas en el lugar, emocionadas únicamente por verla, Ariana se colocó en el centro, y alzó la mano que sostenía su micrófono para bailar al ritmo de los golpeteos de la batería.
♪ Bang Bang into the room... ♫
♪ I know you want it ♫
♪ Bang Bang all over you... ♫
♪ I'll let you have it. Wait a minute let me take you there... Wait a minute 'til youuuuuu ah!♫
Cerca de 80 mil personas se encontraban ahí presentes esa tarde gritando llenos de adrenalina y gran emoción, mientras miraban a su cantante favorita, y coreaban sus canciones junto a ella.
Sintiéndose en esos momentos, el ser humano más feliz que hubiese pisado el planeta tierra, Ariana se acercó al borde de la tarima, y alzó ambas manos para poder saludar a todos los que le fuese posible.
Después se puso en pie, y continuó bailando libremente por todo el escenario, disfrutando de aquello con lo que se ganaba la vida, y que le había costado tanto poder alcanzar.
La música cambió de primera cuenta, y los aficionados gritaron increíblemente más.
♪Hey, baby even though I hate ya, I wanna love ya, I want you uuh uhh. And even though I can't forgive ya, I really want to, I want you uuh uuh... Tell me, tell me, baby, why can't you leave me. 'Cause even though I shouldn't want it, I gotta have it, I want you uuh uuh! ♫
Ariana siguió por momentos la coreografía de la canción, pero enseguida caminó por lo largo del escenario, sonriendo a cada segundo.
Después de aquello, continuó con algunos de sus éxitos de su nuevo álbum de estudio, contenta de ver a pesar del poco tiempo, todos los presentes ya se sabían las letras, y no tenían reparos en cantarlas a todo pulmón junto a ella.
Greedy, Bad Decisions, y Sometimes.
Ariana se sintió como en las nubes. Así era siempre que se paraba a cantar.
Tal energía, fue traspasada hasta Emmet que no había dejado de observarla desde la cabina de vigilancia.
Aquella pequeña castaña de tan inmenso talento, era dueña de todo el escenario. No había duda de eso.
Su capacidad para cantar era innegable, inocultable. La chica había nacido con un don especial, que muchas otras en el medio no poseían.
Pero ella... Oh, maldita fuera, ella lo tenía.
Tenía la esencia, tenía el poder. No sólo cantaba, sino interpretaba. Interpretaba cada una de sus canciones, y al hacerlo conseguía robar un pedacito del alma de cada persona que tuviese el privilegio de escucharla.
Ariana inspiraba, y robaba corazones.
Daba motivos para que todos a su alrededor creyeran en la existencia de la magia.
Ella era magia. No cabía duda de ello. Criatura mágica que al abrir la boca y emitir tan dulces melodías, otorgaba vida incluso a lo que ya estaba muerto.
Era una luz brillante, que Emmet no podía permitir que se apagara con nada.
Ante aquel pensamiento, no pudo evitar en el propio daño que él le había ocasionado. Que todavía le ocasionaba, aún sin que ella lo supiera.
De pronto Into You comenzó a ser sonada.
Triste y sintiéndose muy miserable y como un cabrón, Emmet alzó la mirada, precisamente para encontrarse con la de ella.
Ariana lo miraba fijamente en ese instante desde donde se encontraba, prestándole toda su atención a él, a pesar de que tenía frente a ella, a cientos y cientos de personas.
Tanto él como ella, sabían que esa era su canción. La canción que habían adoptado para su historia de amor.
En una de aquellas noches, Ariana se lo había confesado, mientras los dos yacían abrazados y exhaustos después de haber hecho el amor con pasión y ardor durante horas.
–Hay una canción... Una canción en mi nuevo álbum que me recuerda mucho a ti... Es como si la hubiesen escrito para nosotros, Emmet–
♪I'm so into you, I can barely breathe...And all I wanna do is to fall in deep ♫
¡Joder! Y después de haberla escuchado, él había sentido precisamente lo mismo.
Cada estrofa de aquella composición, hablaba de lo que había surgido entre la delicada cantante y el rudo guardaespaldas. Del deseo que se había despertado en ellos, y de cada uno de los cálidos sentimientos que ahora albergaban en sus corazones...
♪Oh baby, look what you started. The temperature's rising in here, is this gonna happen?
Been waiting and waiting for you to make a move... ♫
Después de una preciosa sonrisa, ella se giró para continuar con su show, no sin antes decirle con la mirada todo lo que sentía por él, y lo agradecida que estaba por haberlo encontrado.
Emmet supo que no podía hacer nada por sentirse mejor. Supo que nada desaparecería aquella culpa, así que no se esforzó en hacerlo.
♪So baby, come light me up and baby I'll let you on it. A little bit dangerous, but baby, that's how I want it. A little less conversation, and a little more touch my body... 'cause I'm so into you, into you, into you... ♫
>Disfrútala< se dijo. >Disfrútala y no pienses en nada más. Disfrútala viéndola hacer algo que la apasiona, disfruta de su mirada< Esa mirada de pasión que conocía tan bien. Ese brillo de sus ojos. Esa pasión; ese fuego que los consumía.
♪ Got everyone watchin' us, so baby, let's keep it secret. A little bit scandalous, but baby, don't let them see it. A little less conversation and a little more touch my body... 'cause I'm so into you, into you, into you, oh yeah ♫
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Al finalizar el show, Ariana pasó prontamente al backstage, donde el primero en recibirla fue Scooter.
El representante le dio un gran abrazo, y enseguida la felicitó por su impresionante actuación de aquella tarde diciéndole lo orgulloso que estaba de ella, y lo contento que se sentía por haberlo elegido como su manager.
–Llegarás lejos, ya lo verás, Ariana. Ya lo estás logrando, pero esto no es nada comparando con todo lo que te espera, felicidades–
De igual manera la felicitó todo su equipo de trabajo, y las personas a su alrededor.
–Wow, Ariana, estuviste increíble– Kylie estaba más que emocionada. –Te había visto en la televisión, pero jamás en vivo, y fue... ¡Wow!–
–Concuerdo con mi esposa, Ariana. Estuviste fantástica– secundó James.
Ariana les agradeció a ambos por sus elogios, y también por estar ahí.
Todavía un tanto agitada por el esfuerzo físico que conllevaba dar un espectáculo de una hora sin descanso, la cantante les sonrió a todos.
–Esto no es trabajo mío solamente– exclamó de inmediato.
Scooter intervino.
–Lo sabemos, sabemos que todos somos parte de esto, pero la voz es tuya, mi querida Ari. Así que la doble felicitación es para ti–
Emmet permanecía en silencio, cumpliendo con su deber, con ambos brazos cruzados hacia atrás, y la cabeza en alto. Se sentía contento de escuchar cómo todas esas personas admiraban y reconocían lo que era aquella sensacional y preciosa mujercita. Sin embargo en el fondo moría de ganas por correr a abrazarla, y decirle lo mucho que la admiraba, la gran cantante que ella era, y lo de acuerdo que estaba con Braun en el asunto de que llegaría lejos, y se merecía todas las felicitaciones existentes en el mundo.
Sabía que no podía hacerlo, pero cuando él y Ariana cruzaron miradas, esperó que ella fuese capaz de leer lo que intentaba decirle su mirada.
Supo que había sido así cuando la vio sonrojarse.
Ariana lo supo desde luego, y ella también lamentó profundamente el hecho de no poder demostrarse afecto frente a las demás personas.
Las ganas de correr a su lado, y abrazarlo fueron terribles. Le causaron una sensación de vacío que sabía, sólo él podía llenar.
Le sonrió con discreción, y vio cómo él le regresaba la sonrisa.
Todavía pensaba en lo hermoso que se veía sonriendo, cuando su asistente se acercó a ella un tanto nerviosa.
–¿Ari, podemos hablar?– le preguntó. Parecía preocupada.
–Claro, claro. Raven, ¿qué ocurre?– de inmediato las dos chicas se alejaron del resto.
–Yo... bueno... yo... No sé cómo decirlo... No sé por dónde empezar–
–Quizá sea buena idea empezar por el comienzo, ¿no crees?– simplificó Ariana mientras le sonreía.
–¿Prometes no enfadarte?–
–¿Cuándo me he enfadado contigo, Raven?–
–Creo que nunca– se hundió de hombros la asistente. –Pero de todos modos no te agradará la noticia que voy a darte–
–¿De qué noticia hablas?– Ariana frunció el ceño. –Si no me dices, nunca lo sabremos–
Raven exhaló.
–De acuerdo. Yo... he tenido este sueño desde niña. Siempre ha sido lo que más he querido en el mundo, ¿sabes, Ariana? Y... no quise decírtelo más temprano, porque no quería darte ningún problema antes de que empezaras tu concierto, pero ahora que ya lo has terminado...–
–¿Qué cosa, Raven? Vamos, dilo–
–Hice un casting para una película–
–¿Qué?– de todas las situaciones posibles, Ariana jamás se habría imaginado que su asistente fuese a decirle aquello.
Raven asintió.
–Y quedé– continuó insegura. –Ahora tengo mi primer papel secundario en una película, y estoy emocionadísima de que mi sueño al fin vaya a hacerse realidad, pero estoy aún más asustada de que vayas a enfadarte o a decepcionarte de mí–
Con la boca abierta, Ariana la miró. Enseguida negó.
–¡¿Bromeas?! ¡Estoy muy feliz por ti, Raven! ¡Cielo santo!– prontamente la abrazó, entusiasmada.
–¿Entonces no te enojaste?– le preguntó la chica en medio del abrazo.
Ariana negó.
–¡Caramba, no! ¡Vas a ser actriz, Raven! ¡Felicidades– la tomó de las manos.
–Gracias, Ari. Me da mucha tristeza tener que dejarte, y tener que dejar este trabajo que amo. Ser la asistente de Ariana Grande es algo que todo el mundo querría. Y mientras duró, fui muy feliz, has sido la mejor jefa que he tenido, pero tengo que seguir a mi corazón. Y mi corazón me ha dicho que vaya en busca de mis sueños–
–No tienes que decírmelo, porque yo también tomé esa misma decisión hace algunos años, y ahora mírame– le sonrió conmovida. –Ve por ello, Raven. Te deseo la mejor de las suertes. Sé que lo conseguirás–
Las dos se sonrieron.
–No puedo creer lo buena que eres. De nuevo gracias, Ariana, por esto y por todo–
–Gracias a ti, Rav. Fuiste una excelente asistente. Te extrañaré pero estaré feliz cuando tenga noticias tuyas en los medios de comunicación. Tienes mi completo apoyo–
Un último abrazó fue la despedida.
Entre lágrimas, Raven se despidió de ella, y también de Darren, de Scooter, y de todos los demás.
Mientras se marchaba, Ariana exhaló.
–La extrañaré– murmuró.
–Yo también– secundó Darren, y prontamente limpió las discretas lágrimas que habían asomado sus ojos.
–Bien. Supongo que ahora estás solo en el barco, Darren– le dijo la cantante al asistente que le quedaba.
–Ah no– exclamó el chico de inmediato. –Ariana, no podré yo solo. Debes conseguir a alguien ya mismo–
–¿Y dónde quieres que consiga a alguien en este momento?– replicó.
–Mañana mismo le diré a mi secretaria que se ocupe de buscar un reemplazo– intervino Scooter. –Pero será un proceso largo. La próxima en ocupar este puesto necesitará pasar un montón de filtros tanto en eficacia como en confiablidad. Así que al menos tendrás que estar una semana solo con Darren–
Ariana asintió en acuerdo, pero Darren exhaló irritado. Sin embargo a los pocos segundos la expresión en su rostro cambió. La idea atravesó por su mente como un relámpago.
–¿Y qué tal ella?– señaló el asistente a la señora Franco.
Ariana frunció el ceño.
–¿Kylie?–
Darren asintió.
–Es tu amiga, ¿o no? Además me contaste que recién llegó a la ciudad. Seguro no tiene algún trabajo establecido–
La idea le agradó a Ariana. A decir verdad, le agradó muchísimo. Prontamente sonrió, y asintió emocionada.
–¡Sí!– exclamó, luego se dirigió a su representante. –Scooter, olvida la idea de buscar a alguien más. Ya he encontrado a mi asistente perfecta–
–Bueno, me parece bien, pero aún falta que ella acepte–
–Oh, lo hará. Estoy segura– de inmediato corrió hacia donde la pelinegra se encontraba.
Scooter y Darren vieron a su cantante compartir unas cuantas palabras que no debieron ser más de cuatro, y a los pocos segundos las vieron a ambas saltar de emoción.
Contento, Scooter miró a Darren.
–Creo que tienes nueva compañera de trabajo–
Darren asintió feliz de saber que no tendría que lidiárselas él solo.
Del otro lado, la más contenta era Ariana.
–Te encantará, ya lo verás–
–Tengo una fuerte sospecha de que así será– secundó Kylie igual de alegre.
–La pasaremos genial, Kylie–
–Oh, eso tenlo por seguro, reina. Conmigo la pasarás en grande–
–Felicidades, amor, por tu primer empleo– James abrazó y besó a su esposa.
Kylie le agradeció y respondió a su beso.
Ariana los miró contenta.
–Ahora ven conmigo, Kylie. Necesito que comiences ya mismo con tu primera tarea. Ayudarme a quitarme el vestuario–
La pelinegra asintió gustosa.
Enseguida las dos chicas se dirigieron al camerino de la cantante.
James y Emmet se miraron curiosamente.
Ahí dentro, lo primero que Ariana hizo fue quitarse la chaqueta blanca y lanzarla al sofá.
–Ayúdame con el cierre, por favor– le pidió mostrándole la espalda del body.
Kylie obedeció y se encargó de bajarlo.
–Este traje te queda sensacional. Allá afuera arrancaste más de un suspiro, empezando por los de Emmet–
Ariana sonrió mientras apretaba la prenda contra sus pechos para que esta no fuese a caer.
–¿Sabes que inicialmente iba a usar una falda? Pero Emmet vino aquí y robó mis bragas, así que tuve que usar esto. ¿Puedes pasarme la maleta café?–
Kylie rió con emoción mientras le entregaba lo que había pedido.
–¿Hablas en serio? ¿Quieres decir que debajo de eso no llevas ropa interior?–
–Así es–
–¡Joder! ¿Y no te causó algún tipo de irritación?–
–Nope– respondió Ariana y enseguida entró al pequeño cuarto contiguo.
–¿Estás depilada?– le preguntó Kylie al momento en que tomaba asiento en uno de los sofás.
–Siempre– asintió la castaña segura.
–Entonces no entiendo cómo es que no...–
Sin embargo antes de que Kylie pudiese terminar de hablar, un grito de dolor de Ariana la interrumpió.
Al parecer la cantante se había lastimado mientras intentaba quitarse el vestuario.
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Emmet entró al penthouse aquella noche, con las llaves en su boca, dos maletas colgando de su hombro izquierdo, un bolso colgando de su hombro derecho, y con Ariana en los brazos.
Cerró la puerta con uno de sus pies, y enseguida fueron recibidos por un Toulouse muy contento.
–Hazte a un lado, amigo, o podría pisarte– le dijo mientras colocaba las maletas y el bolso en el sofá de la sala.
El perrito movió la cola y prontamente obedeció como si realmente hubiese entendido la petición.
–Bájame, Emmet, qué vergüenza que hayas tenido que cargarme– replicó la cantante en tono enfadado. –Todos los reporteros tomaron fotos cuando salíamos del lugar–
El guardaespaldas soltó una carcajada.
–¿Vergüenza por qué? Que yo sepa, lo que Scooter les dijo fue que te habías lastimado un pie–
–Oh, vamos, nadie se creyó eso. Todos me vieron en perfecto estado durante el show, y ahora creerán que son ciertos esos estúpidos rumores de que siempre exijo ser cargada–
–Bueno, pero al menos no sabrán que sufriste de un pequeño incidente en tus partes íntimas. De lo cual, por cierto, me sigo sintiendo muy culpable– hablaba en serio. Después de quitarle las bragas, las había metido al bolsillo de su pantalón, y ni siquiera se había dado cuenta sino hasta que Ariana le contó todo lo ocurrido. –De verdad lo lamento–
Ariana suavizó su sonrisa.
–No fue tu culpa, Emmet–
–Sí que lo fue–
–Yo no tuve cuidado al quitarme el vestuario, y por eso me lastimé–
Emmet exhaló, y se abstuvo de decir algo más.
Sin siquiera pestañear y con toda la facilidad que representaba para él el cargarla en brazos, el guardaespaldas subió escaleras y la llevó hasta su habitación.
Ahí la colocó con todo cuidado sobre la cama, y después se alzó ante ella.
–¿Cómo tienes el clítoris?– preguntó de pronto.
Ariana que no se había esperado aquella pregunta, lo miró con gran sorpresa.
–¡Por los cielos, Emmet! Eres el hombre más directo que he conocido–
El rubio se hundió de hombros.
–Bueno, es mejor que andarse con rodeos, ya sabes, menos meneos– dijo él con una amplia sonrisa. –¿Acaso dije algo malo?–
Ella se rio ante la infantil rima sin poder contenerse.
–No, no has dicho nada malo. Es sólo que el tono de tu voz... Has preguntado ¿Cómo tienes el clítoris? de la misma forma en que dirías ¿Qué tal va tu día? ¿Cómo está la tía abuela Edna?–
Emmet rió de medio lado.
–Oh, vamos, nena. Estoy preocupado por ti. Hace un rato te dolía muchísimo. ¿Te sientes mejor?–
Ella asintió.
–Aún me duele un poco, pero estoy mejor–
Pero Emmet cerró los ojos, y de nuevo se enfadó consigo mismo.
–Déjame verlo– gruñó.
Ariana negó.
–Olvídalo–
–¿Qué?–
–No quiero que me veas, Emmet. Me da pena–
–¿Cómo que te da pena? Por favor, Ariana, eso es ridículo. Conozco cada centímetro de tu cuerpo. Ahora déjame ver–
–¡No!–
Sin embargo él la tomó de las piernas, y la hizo abrirlas bajándole enseguida los pantalones de licra que llevaba puestos en ese momento.
–Eres una mujer muy complicada, ¿sabes, Ariana? Fue lo primero que percibí de ti– la miró a la cara. –Bueno, de hecho fue la sexta o séptima cosa– dijo con gran sinceridad.
Ariana exhaló.
–De acuerdo, me has convencido– murmuró Ariana sarcásticamente, pero Emmet ni siquiera le prestó atención a lo que había dicho, sino que toda su concentración se fijó en la pequeña pero significativa herida.
–Joder...– siseó furioso. –Se supone que tenía que cuidarte. No se supone que por mi culpa terminarías herida. Soy un imbécil–
Ariana se alzó enseguida y lo tomó de las mejillas.
–Shhh– lo silenció. –Ya deja de culparte. Son cosas que suceden. Pudo haberle sucedido a cualquiera–
–¿Acaso esto ya le sucedió a Beyoncé o a Madonna?–
Ariana rió.
–Bueno, no sé qué relación tengan con sus guardaespaldas, ni tampoco qué sea lo que hagan con ellos antes de sus shows, pero en lo que a mí respecta, seguiré quitándome las bragas para ti, en cualquier momento y cualquier circunstancia–
A pesar del enojo, Emmet no pudo evitar reír. Enseguida volvió a colocar sus pantalones como estaban.
–Eres única, ¿lo sabes?–
Ariana lo tomó del cuello para hacerlo recostarse junto a ella.
–Mmmm– fingió dudar. –Sí, lo sé– contestó firmemente.
La risa de Emmet se alargó.
–Pues sí, lo eres– después la besó tiernamente.
Lo siguiente que hizo fue alzarse para poder quitarse la corbata y la camisa. El saco lo había dejado olvidado en la camioneta. Desabrochó su cinturón, y lo arrojó lejos. Luego se deshizo de sus pantalones, y cuando quedó en bóxer, regresó junto a ella, y se acostó a su lado, abriendo su brazo para que ella pudiese acomodarse a su lado, abrazada de su pecho.
–Esta noche no haremos nada. No quiero lastimarte más de lo que ya estás–
A Ariana no le agradaba mucho aquella idea, pero no tenía otra opción.
–Bien– susurró mientras colocaba su mano sobre la planicie de su estómago velludo. –Pero no tengo sueño–
A pesar del día ajetreado, Ariana no se sentía cansada, sino todo lo contrario.
Emmet exhaló.
–Tampoco yo–
–¿Qué quieres hacer? ¿Ver la tv? Puedo poner un capítulo de tu novela favorita. Por ti, puedo soportarla–
Ariana sonrió ante aquel hombre reacio a ver telenovelas, pero completamente dispuesto a hacerlo sólo por ella.
–Suena genial, pero no me apetece ver televisión. Quizá charlar sea una buena idea–
Emmet que se encontraba ahora acariciando su brazo, asintió.
–De acuerdo. ¿De qué quieres que charlemos?–
–Háblame de tus tatuajes– dijo sorprendiéndolo.
–¿Qué? ¿Mis tatuajes?– Emmet frunció el ceño.
La castaña asintió.
–Siempre me han resultado fascinantes. Puestos en ti son muy sexys, ¿lo sabes?–
El rubio sonrió.
–Pues no había pensado en eso, pero gracias por decirlo. Me gusta que te parezcan atractivos–
–Siento que son una característica única que te describe a la perfección, y... que son parte de ti. De quien eres. No creo equivocarme en eso, Emmet. Puedo verlo–
Ella podía ver. Emmet no tenía duda de eso. Odiaba sentirse vulnerable junto a ella, pero no podía hacer nada por evitarlo.
–¿Qué quieres saber sobre mis tatuajes?–
Ariana se incorporó un poco sobre sus codos, y luego clavó su mirada en el toro que aparecía feroz ahí en el centro de su hombro izquierdo. Luego tocó su contorno con uno de sus dedos, de manera suave, y casi reverencial.
–Su significado– respondió sin apartar la mirada de la figura.
Emmet miró hacia el techo.
–El toro fue mi segundo tatuaje. No sé decirte con exactitud su significado, o por qué decidí tatuármelo. Tan solo... me identifiqué con él. Me gustó mucho–
Ariana sonrió.
–A mí también me gusta– lo miró de nuevo, y lo admiró. El animal parecía salvaje y tremendamente viril, poderoso, intimidante, todo un depredador, tal y como lo era Emmet Garrett. Le fascinaba, al igual a como le fascinaba él mismo. –¿Y qué me dices de las letras japonesas que tienes en la espalda?–
–A decir verdad, son coreanas. Ese fue cuando obtuve mi cinturón negro en taekwondo–
–Supe que eres muy bueno en artes marciales–
–Así es, pero no me gusta presumir. Aunque, la verdad es que soy el mejor– sonrió, y Ariana también rió.
–Lo bueno que no eres presumido– bromeó.
–Sólo un poco– respondió él, divertido. Después continuó. –El sol en mi pelvis fue idea de James. Ya sabes, yo quería otro tatuaje, pero estaba sin ideas, además sólo traía conmigo nueve dólares y fue todo para lo que me alcanzó. Este signo trivial fue en otra ocasión, pero estaba demasiado borracho como para recordar algo–
Ariana se sorprendió.
–¿De verdad estabas ebrio cuando te lo hicieron?–
Emmet asintió. Parecía divertido mientras recordaba aquella noche loca junto a su amigo.
–Se suponía que James y yo saldríamos a celebrar el día en que obtuve mi tercer dan. Fuimos a tomar unos tragos, pero terminamos compartiendo mesa con un par de matones, y eso es todo lo que recuerdo. A la mañana siguiente, además de dolor de cabeza, tenía el escozor de mi nuevo tatuaje, por supuesto los tipos que también tenían encima una resaca espantosa, no dudaron en cobrarme sus servicios, a pesar de que tampoco recordaban haberlos brindado–
–¿Y a James no le hicieron ningún tatuaje?–
Emmet negó.
–No que yo sepa, o por lo menos no en ningún lugar visible– bromeó.
La cantante rió maravillada con la historia, y luego se acercó a su pecho.
–¿Y qué me dices de este? ¿Es una fecha importante?–
La fecha de la muerte de su padre.
Emmet se la había tatuado justo en el corazón, para no olvidarla nunca.
De pronto se puso muy tenso, pero utilizó todo su empeño en contenerse.
Le costó muchísimo, pero lo logró.
–Sí...– consiguió responder.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Ariana que había aprendido a conocerlo, lo notó.
–No tienes que hablar de ello, si no quieres–
Preciosa y comprensible.
A Emmet le dio un vuelco. Después sonrió levemente.
–Quizá después lo haga–
Quizá...
Ariana suspiró, y se recostó contra él.
–Me parece bien–
Los dos permanecieron abrazados por unos cuantos minutos más, ya casi a punto de dormir, cuando de pronto la voz de Emmet se escuchó.
–Y dime... ¿Cómo está la tía abuela, Edna?–
Ariana soltó la carcajada que retumbó por toda la habitación en medio de la noche.
¡Qué payaso era!
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Les está gustando?
Este cap ha sido sólo un relleno. Técnicamente lo acabé en tres horas porque estoy a poco de abordar un avión, así que no pude dar más. En el siguiente pasarán cosas más interesantes, lo prometo!
Creen que reaparezca Cobra? 🐍
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