Sin final.

Esto es un texto satírico hacia las personas que nunca terminan lo que comienzan, como suelo hacerlo yo, escrito por mí misma en febrero del 2019, editado para la plataforma el 28 de agosto del mismo año.

✦ ──── El arte de comenzar y terminar. ──── ✦

Por C Viginti.

Existió alguna vez una persona que nunca terminó lo que comenzaba.

   Una persona tan pequeña que no podía alcanzar los estantes superiores, así que nunca los llenó. Alguna vez comenzó una lista de música, pero realmente nunca la terminó ni la escuchó. Se dijo que alguna vez comenzó a escribir una carta de suicidio, pero su propia mano no fue lo que le mató. Un día en el que el cielo se mostraba gris —pero sin lluvia— del dolor de su madre nació, pero —como si el cielo grisáceo fuera una señal divina— su vida fue a medias y nunca vivió. Aquella persona escribió...

Oh, parece ser que nunca terminó de escribir, así como nunca terminó de vivir o desear morir.

   Pobres, pobres de todas aquellas personas condenadas como aquella a nunca terminar lo que comienzan, aquellos que nunca pueden llegar a una meta, no los escuchan y creen que solo una fase atraviesan; porque ellos se levantan cada mañana, se visten para hacer sus quehaceres, fuerzan una sonrisa y al llegar a la puerta sienten el vacío que sienten otros cientos de seres; se dicen que ya no hay más razones para continuar, porque ya no hay ni habrá un después, sus sonrisas se borran porque ya no hay felicitaciones que esperar y están atrapados en un bucle repetitivo sin emociones ni sensaciones que pasará una y otra vez. Una voz en sus cabezas les repite: "No existe nada que puedas ganar, así que no hay nada que puedas perder", entonces la mano que tenía en la perilla de la puerta comienza a dudar cuando su corazón se comienza a detener.

   ¡No puede ser, pero qué gran sorpresa! ¡Reventemos y realicemos un gran escándalo! ¿Estamos diciendo que alguien detuvo su movimiento porque ha dudado? Es tan inaudito que- Tal vez deberíamos pensar en ello y en aquel vándalo.

   Ya deberíamos de saber que las personas se detienen, lo hacen de tantas formas y tantas veces que dejó de dar pena para parecer patético; sonriendo cuando son infelices y sin decir nada cuando lo son, buscando dejar de sentirse inmóviles de un modo tan desesperado y frenético. Acallan todos sus sentimientos en razones aunque hace tiempo no usen la razón, y algunos razonan por tanto tiempo olvidándose de que tenían un corazón.

Patético. Detenerse les vuelve patéticos.

Tan enfrascados en no moverse que parecen alérgicos.

   Se ha vuelto tan común que entre aquellos acompañantes de quien nunca termina nada están quienes lo hacen por terminar, porque aunque nunca sean capaces de disfrutar o sentir ellos están huyendo de la verdad.

   Felicidades a todos aquellos que acabaron las cosas que nunca quisieron comenzar, no han ganado ni han perdido pero ya no son parte de los parásitos insatisfechos de la sociedad.

   Tal vez incluso tú, que estás leyendo, lo haces solo porque ahora estás huyendo; sin detenerte porque serías parte de ellos aunque ya no quieras continuar y tu cerebro te esté mareando, porque tal vez realmente no quieres terminar y te estás arrastrando lentamente hasta sentirte tan vacío como si nunca  hubieras comenzado.

   Tal vez este es el punto de las personas que nunca terminan lo que empiezan, que ellos no buscan lo satírico porque son quienes lo comienzan. Ellos tiemblan y se detienen a cada paso del camino, porque cuando quieren hablar con alguien dudan y las palabras se han ido. Porque cuando rozan sus hombros, sus labios o las palabras, deciden que no pueden hacer suficiente y sus manos, sus confesiones y sus propios labios no se rozan por mas que los entreabran.

   Deberíamos de aceptar que nos hemos acostumbrado tanto a detenernos que ya olvidamos lo que es terminar, o tenemos tanto miedo de hacerlo porque ya no sabemos como continuar. Tal vez aquellos que nunca terminan lo que comienzan deberían de tomar lo que quieren y acabar con ello de una vez, disfrutar el trayecto que iniciamos porque tal vez es lo que buscamos, solo tal vez.

   Por ejemplo:

   Hay en mí una persona que nunca termina lo que debe de comenzar, se levanta todas las mañanas y usa la ropa que debe usar, se detiene como una marioneta hasta que alguien tira de sus hilos para continuar, llega a donde debe pero nunca entra porque siente un vacío al saber que ese no es su lugar. Nunca puede aceptar que al hacerlo no hay nada que perder o ganar, pero aunque se detenga el mundo nunca deja de girar.


   Hubo una persona que terminó lo que un día empezó a escribir, con la esperanza de así sentir que podría vivir, pero fue tragado lentamente por el vacío que nunca paró de sentir, porque las palabras brotaban desde su garganta sin fin y siempre tenía mucho más que decir.


Llegaste al final, pero ¿alguna vez terminaste de leer,
o serás arrastrado con nosotros hasta no poderte mover?

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