XVI: Sentimientos de decepción

Luego de observar aquella despedida, la presencia de Camus se desvanecio por completo, nisiquiera había rastro de su cosmos. Lo que solo le causó un inmenso dolor en el corazón de Aldebarán.

No imagino que en poco tiempo se enamoraria de la dulce alma de Camus, le dejo un bonito recuerdo y lo poco que convivieron fue suficiente para darse cuenta de todo el amor que sentían entre ellos. Pero era tarde, demasiado tarde para empezar una historia de amor.

Solo le quedaba esperar su regreso y se prometió asi mismo luchar con valentía en cualquier batalla que se aproximará, pues una vez que también la tierra estuviera en paz, ya que solo así podría volver a verlo.

—Mi querido Aldebarán, imagino que estás destrozado y lo entiendo... Puedes descansar el día de hoy y se postergará las disculpas de tus compañeros hasta que te sientas mejor.— Comento su diosa con dulzura, las disculpas públicas que tenía planeado para los caballeros no tendrían sentido si el que las merecía no estaría presente.

—No señorita... Creo que Mü debe partir hoy mismo, sería malo que se acostumbré a estar aquí sabiendo que no regresará en un buen tiempo.— Dijo Aldebarán limpiándose sus lágrimas, le dolía la partida de Camus, pero sabía que Mü como Aioria deberían rendir cuentas.

—Estas seguro?— Cuestionó la diosa, ella solo buscaba que Alde estuviera bien y estaría deacuerdo con cualquier decisión que tomara este.

—Si señorita...— Aún decaído Alde aún tenía cosas pendientes que cumplir, y talvez postergarlo no sería una buena opción.

—Bien, porfavor todos vayan al coliseo, estoy segura que Shaka y Mü ya estarán ahí.— La joven diosa se adelantó al coliseo para ver qué ya todos estuvieran reunidos mientras eso, Milo se acercó a Aldebarán para ayudarlo, era claro que estaba mal emocionalmente así que sería su apoyo hasta que estuviera mejor.

—Veo que hasta muerto Camus te dejo un bonito regalo... Realmente te envidio.— Dijo Milo al ver la perla brillante que Alde tenía en su mano.

—Yo te envidio a ti, aún tienes a la persona que amas vivo.— Comento Aldebarán mirando a Aioria, quien solo se quedó atrás con la cabeza agachado, pensando seriamente en su relación con Milo, talvez ahora que estaría castigado le haría bien estar lejos de el, al menos hasta que Milo le demostrará cuanto lo amaba.

Mientras eso a Milo se le oprimio su corazón, había perdido la razón por Camus, pero eso no justificaba lo mal que le había tratado su pareja y ante lo dicho por el caballero de Tauro no supo que decir, sin embargo, fue Aioria quien le respondió.

—No hay nada que envidiar Alde, después de todo Milo jamás se dará cuenta de lo que tiene cerca suyo, ya perdio a Camus y también a mi, así que de ahora en adelante el está solo... Ahora  yo también iré al coliseo a disculparme. Así que nos vemos.— Aioria se fue del lugar adolorido, pero con la cabeza en alto, ya había soportado mucho por demostrar que era bueno y considerado, pero eso no le había servido de mucho ya que Milo solo le desmostro lo poco importante que era para el.

—Aioria! Espera...— Milo trato de seguir a Aioria, pero nuevamente fue detenido por Aldebarán.

—Te dije que te arrepentirias, dale su tiempo... Y está vez haz lo que es mejor para el y no para ti.— Sugirió con amabilidad el caballero, y por primera vez Milo le hizo caso, las cosas aún estarían alteradas entre ellos por un periodo así que le daría el espacio que pedía y luego ya pensaría en como reconquistarlo.

—Tienes razón, ahora que Camus está en paz creo que es momento en que me concentre en Aioria.—

Ambos caballeros estaban dolidos y tenían sus razones, aún así fueron al coliseo para presenciar lo último que quedaba. Al llegar a dicho lugar se pudieron ver a todos los caballeros de distintos rangos, a los soldados y las amazonas, en el centro del lugar se encontraban Shaka y Mü, ambos acompañados de su diosa y algunos soldados, se notaba desde lejos lo nerviosos que estaban.

Antes de que hablarán, Aioria también de aproximo al lugar donde estaban los dos caballeros y entre susurros hablo con su diosa y finalmente se paró en medio de ambos caballeros.

—Y tu porque estás aquí Aioria?— Preguntó algo desconcertado el caballero de Virgo.

—Al igual que ustedes yo también debo una disculpa a un amigo mío...—

Ni Shaka y Mü tuvieron tiempo de seguir preguntando al respecto, ya que su diosa anunciaba a todos el motivo por el que se disculparian y les dió paso aque hablaran.

En un principio solo era silencio ya que Mü no tenía el valor de hablar ante la mirada de todos y Shaka sentía aquello, así que fue le primero en hablar.

—A todos los presentes y sobre todo a Aldebarán pido mis más sinceras disculpas por haber roto una ley moral importante en el santuario, se que lo que hice estaba mal.. y en mis decisiones que tome lastimé al caballero de Tauro, viviré con remordimiento por mucho tiempo...— A pesar de no ver a todos los caballeros que estaban ahí, Shaka sentía sus miradas de desprecio y solo rogaba que esa disculpas acabarán cuánto antes que seguir soportando tal humillación.

Mü se sintió bastante mal por su novio, deseo abrazarlo pero simplemente no pudo, menos antes la mirada de todos. Solo le quedó dar un paso adelante y comenzó con sus disculpas.

—Pido disculpas por desear a alguien más que no fuera mi pareja... Se que la lealtad está ligada a fidelidad que le debo mostrar a mi pareja, pero no pude contener mis deseos al querer a alguien más, como caballero dorado estoy arrepentido por mis acciones y asumiré las consecuencias de mis malas decisiones. Realmente lo siento... Siento mucho haberme enamorado de la persona equivocada.— Lo último lo dijo al borde de lágrimas, refiendose principalmente a Aldebarán. Lo que dejó sorprendido a más de uno, y mas que sentir por compasión por ellos, era desprecio lo que sentías los demás sal mírarlos.

Caballeros de la elite habían quebrado una ley del santuario, pero las disculpas que escucharon no se sentía el arrepentimiento. Los que solo hizo molestar a los demás.

Mientras que a lo lejos Alde y Milo observaban aquello, realmente esos dos solo se disculpaban más por obligación que por arrepentimiento y era Milo quien soportar presenciar tal descaro.

—Imagino que estarás contento con esta disculpas, pero yo no... Así que puedo está vez hacer las cosas a mi manera?—Preguntó con una sonrisa traviesa el caballero de Escorpio, está vez Alde pensó que sería lo correcto, puesto que con unas simples disculpas no despareceria el daño causado.

—Esta bien, supongo que es tu turno, haz las cosas como lo creas mejor.—

Milo sonrió ante la confirmación de Aldebarán, solo quedaba esperar el mejor momento de cumplir su cometido, pero antes de planear su venganza vio que Aioria era el siguiente en dar sus disculpas.

—Mis disculpas van más dirigidas al caballero dorado de Acuario, Camus... Aún no recuerdo mucho de lo que ocurrió entre nosotros, pero si le debo una disculpa por herirlo, la herida que le hice, fue uno de los factores que provoco su muerte, y yo estoy arrepentido.— Las disculpas de Aioria habían provocado los murmullos y susurros de todos, ¿Como era posible que algo así pasara? Todos tenían dudas acerca de lo dicho por el caballero, pero no pasó mucho para que se enteraran de toda la verdad.— Pero también quiero decir que no soy el único responsable, aquí el caballero de Aries sabe a qué me refiero.

En eso Aioria miro directamente a Mü, quien lo miro extrañado y con cierto nerviosismo, ¿Ahora también Aioria sabía lo que hizo?

—Aioria... Que pretendes? Yo ya me disculpé, no debo más disculpas a nadie!— Grito colérico el caballero de Aries, mostrando la molestia que sentia.

—Porque no le dices a todos que tú dejaste morir a Camus? Eres tan responsable como yo por su muerte.—

Un silencio infernal se hizo presente, Mü no supo que decir y más que todos los demás, era Shaka quien estaba más sorprendido por los que escuchaba, pero no por eso dejaría que difamaran a su pareja.

—Mü no sería capaz de eso, no quieras culpar a otros por tus errores Aioria!—

—Aioria no miente Shaka, así que mejor deja defender a Mü, que no lo merece... El mismo le confesó a Aldebarán lo que hizo, dejo que Camus muriera y así jamás revelará su infidelidad. Así que Mü deja de ocultar la verdad, sabes lo que hiciste.— Milo dió un salto hacia delante para llegar a donde estaban los caballeros e intervino al ver qué Shaka hablaba en defensa de Mü, lo que era de esperarse, así que era mejor decir la verdad por su propia cuánta.

Ante ello Shaka se quedó pálido, no era posible que su amado novio fuera capaz de algo así, pero el silencio del caballero de Aries decía mucho y confirmaba aquello.

—Mü, no te quedes callado, ellos solo te están difamando, verdad?— El hindú se acercó a su pareja, quien luego de escuchar a Milo se quedó en silencio y con la cabeza agachada. De sus ojos salieron unas cuantas lágrimas y nisiquiera pudo ver a su novio a la cara ahora que sabía la verdad.

—Lo siento...ellos tienen razón, yo fui el culpable de la muerte de Camus.— Murmuró entre lágrimas, espero que su pareja lo entendiera, pero no fue así, cuando levantó su mirada se cruzó con los ojos azules de Shaka, pero no reflejaban nada de amor, sino simplemente decepción y dolor.— Shaka...

—Creo que estaremos mejor ahora que te irás del santuario...— Dijo con cierta molestia, como las disculpas habían acabado a Shaka solo le quedaba regresar a su templo, estaría un buen tiempo ahí reflexionando sobre sus propias acciones.

Y por primera vez Mü se sintió destrozado, ni su ruptura con Aldebarán le había dolido tanto como el rechazo de Shaka, finalmente todos empezaron a retirarse y ante todo esos sentimientos Mü cayó de rodillas y cubrió su rostro con ambas manos.

Los únicos que quedaron ahí fue Mu y Aldebarán, este último se acercó al menor y puso su mano sobre su hombro. Quería apoyarlo por simple empatía, y ante ese gesto Mü se sintió aún bastante mal, más de lo que ya estaba, pues ahora estaba recibiendo el apoyo de la persona que menos pensó.

—Debes odiarme... ¿Por qué sigues aquí?— Pregunto en un tenue murmullo el caballero de Aries, secando las pocas lágrimas que quedaban en su rostro.

—Supongo que en el fondo aún me preocupo por ti, pero recuerda que aún eres un caballero dorado, debes mantener ese orgullo en alto. Espero que cuando regreses al santuario las cosas estén mejor.— Mencionó con una pequeña sonrisa, al menos con sus palabras esperaba animarlo.

—Encerio disculpame, me equivoqué muchas veces y aún así estás aquí conmigo.— La tristeza de Mü aún no desaparecia y era cada avez mas clara en sus palabras. Por lo que aún con los ánimos bajos se puso de pie y se dirigió hacía su templo, ahora que las disculpas estaban dadas, solo le quedaba regresar a Jamir.— Cuídate mucho Aldebarán...

—Lo mismo te digo, cuídate mucho Mü.—

Luego de esa despedida Mü desapareció de la vista de Alde, pasaría un buen tiempo para que lo volviera a ver, hasta ese punto pensó que él y Milo compartían una similitud y es que ambos acababan de perder a dos personas especiales, pero aquello no le molestaba ni le dolía, ver o no a Mü ya no le importaba, lo único que esperaba en un futuro próximo, era volver a ver a Camus.

Miro aquella perla en su mano y se iluminó con el reflejo del sol, al menos con ese pequeño recuerdo, podría sentir a Camus cerca hasta que llegara el momento de encontrarse, solo quedaba esperarlo.

Continuara....

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